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Capítulo sesenta y nueve "Puerta al inconsciente"

—¿y qué harás? Porque no creo que Scott te lo ponga fácil —preguntó la cazadora.

—soy firme en mi decisión y eso no cambiará.

—Hannah ¿Estás segura de que podrás darle tu bebé a otra persona?

Miré a la pelifresa a través del espejo —no puedo quedarme Lydia, la gente no puede saber que la hija del sheriff de dieciséis años, está embarazada, no le puedo dar una mala imagen —suspiré —además no es un buen momento, el padre de Scott lo tiene entre ceja y ceja y si se entera de esto, no dudará en dejarlo de patitas en la calle.

—que difícil momento —murmuró la castaña.

—si pero, está bien, podemos con esto.

—¿no le dirás a Scott? —negué.

—no necesita otro problema.

Al estar tranquila otra vez salimos las tres del baño y nos dirigimos al patio para reunirnos con los chicos.
Las chicas se adelantaron y yo me quedé en mi casillero para guardar algunos libros, cuando terminé fui con los demás.
Rodé los ojos en cuanto vi a Kira en la mesa y me molestó aun más la forma en que Scott le prestaba atención, noté que mi puesto era ocupado por la asiática.

—vaya, no veo que no hay lugar para mi —murmuré.

—puedes sentarte en mis piernas —sugirió Isaac.

—am...no lo sé —dudé.

—no, definitivamente no —gruñó Scott.

—sonreí maliciosa —¿Sabes qué? Si a Allison no le molesta...

—nop, ¿por qué lo haría?

—ah...—intercalé mi mirada del rubio a ella en consecutivo —por nada.

Me senté en sus piernas y juro que sentí un suave gruñido salir del castaño.

—¿Deidades iracundas? —inquirió el rubio apoyando su mano en mi cintura. —¿Qué son esas?

—las que te echaré encima sino quitas tu  maldita mano de su cintura —dijo Scott entré dientes.

—oh, lo siento amigo —alejó su extremidad de mi.

—am...como demonios —respondió Kira confundida por las actitudes de ambos chicos.

—¿Demonios? ¿Por qué no?

—oh...creo que ya entiendo —hablé llamando la atención de todos —te refieres al purgatorio.

—si y no.

—espera, si hay diferentes etapas de progresión ¿Cuál es la última? —preguntó Allison.

—la muerte, te mueres —todos nos miramos atónitos, no podía estar pasandonos esto.

—tenemos que ir con Deaton —sentencié.

—si, estoy de acuerdo —Stiles guardó sus cosas.

—Scott, Annah...—miramos al rubio debajo de mi —¿Ustedes también escuchan ese tamborileo suave? —para este punto Kira ya se había ido.

—Scott y yo nos miramos —oh, bueno sucede que eso es...

—el corazón de nuestra bebé —terminó Scott.

—¿¡Qué!?

—me puse en pie —vaya sorpresa ¿eh?

—no tienes idea —suspiró —pues felicidades —sonrió apenas.

—ahorratelo, Hannah quiere darla en adopción. —comentó Scott con recelo.

—no discutiremos eso otra vez —rodé los ojos.

[...]

Una hora más tarde estábamos en la clínica veterinaria esperando que Deaton nos diera una explicación y si era posible, también la solución a nuestro problema.

—al parecer su subconsciente quiere comunicarse con ustedes —explicó tras comentarle lo que estaba sucediendo.

—¿y como le digo a mi subconsciente que use un lenguaje que conozca mi cerebro? —preguntó Stiles.

—¿Recuerdas como se veía el lenguaje de señas? ¿La ubicación y el movimiento de las manos?

—¿Sabes lenguaje de señas? —inquirió Scott sorprendido.

—si, un poco. —miró a mi hermano —muestramelo. —Rápidamente hizo los movimientos.

—¿cuando una puerta no es una puerta? —recitó Deaton.

—¿Cuando una puerta no es una puerta? —repitió Stiles confuso.

—parece acertijo...

—¿es broma? Un acertijo, ¿mi subconsciente quiere decirme acertijos?—cuestionó molesto.

—no necesariamente...cuando ustedes cuatro se sumergieron en el agua, cruzaron del inconsciente a un especie de superconsciente —explicó —básicamente abrieron una puerta en sus mentes.

—¿Eso que significa? —pregunté. —¿Qué la puerta sigue abierta?

—creo que sí.

—una puerta a nuestras mentes —afirmó mi mellizo.

—les dije que era riesgoso.

—¿Qué haremos al respecto? —ese fue Scott.

—bueno, eso es difícil de responder.

—no espera, conozco esa mirada, es la mirada de sabemos perfectamente lo que está mal y no sabemos como arreglarlo —dijo Stiles molesto.

—si sé una cosa, tener una abertura como esa en sus mentes...no es bueno. —admitió —cada uno necesita cerrar la puerta y necesitan hacerlo lo antes posible.

Salimos de allí luego de un rato, y nos encontramos con nuestro padre —papá ¿Qué haces aquí? —pregunté.

—vine porque necesito un poco de ayuda —miró a mi novio —tú ayuda.

—¿por qué yo?

—porque hace ocho años casi toda una familia murió en un accidente de auto —explicó —uno de los cuerpos, una niña llamada Malia...nunca fue hayada, hay suficiente evidencia para hacerme pensar que...un hombre lobo provocó el accidente y luego se llevó su cuerpo. —comentó —si pudieras de alguna manera  conocer su aroma, si pudieras ayudar a encontrar a su cuerpo, eso podría darme la pista que falta.

—¿y sí si fue un hombre lobo? —preguntó Stiles.

—pues si hay alguien allá afuera que asesinó a toda una familia...ese alguien debe ser atrapado.

[...]

La mañana siguiente antes de ir a la casa del señor Tate, el padre de la pequeña Malia, me dirigí al hospital pues tenía un turno para hacerme una ecografía. Por supuesto le mandé un mensaje a Scott sobre ello, no me contestó pero tenía la esperanza de que fuera.

Cuando llegué al hospital fui directamente hacia la recepción donde Melissa se encontraba trabajando.

—Hola Mel —sonreí.

—hola cariño ¿Cómo estás?

—bien, am...bueno no tanto —hice una mueca —tuve una pequeña discusión con Scott.

—con razón estaba tan raro anoche —murmuró.

—si...y es respecto al bebé, quiero darlo en adopción y él no.

—es entendible, eres pequeña y piensas que es lo mejor —me apoyó.

—entonces ¿no estoy mal? —negó —¿y por qué me siento como si estuviera por cometer delito?

—no es un proceso fácil —explicó —y además, sumale que no tienes el apoyo del padre.

—asentí entendiendo —¿tú me ayudarías a buscar una familia para el bebé?

—claro que sí.

—pero, Scott no puede enterarse —comenté.

—soy una tumba.

—gracias —sonreí.

Me dirigí al ascensor para subir a la segunda plata donde estaba el consultorio donde me tocaba atenderme.
Cuando llegué a la sala de espera vi a todas esas madres con entre cinco y ocho meses, esperando junto a sus parejas, se veían tan felices y listas para poder criar a su bebé y luego estaba yo, una adolescente sentada en una esquina sola, sin saber lo que el futuro le depara.

Sentí una mano en mi hombro que me hizo saltar en mi lugar, al voltear me encontré con Scott junto a mí —¿Creíste que te dejaría sola?

—si viniste —sonreí.

—no me perdería esto por nada del mundo —se sentó junto a mí.

—Stilinski —nos pusimos de pie y nos dirigimos hacia el consultorio donde una doctora nos esperaba —hola, es un gusto, pasen —entramos y nos sentamosnen el escritorio. —bueno, aquí dice que estás de tres meses —miró mis análisis, supongo que está es tu primer ecografía.

—si, así es.

—por favor, acuéstate en la camilla —hice lo que me indicó, alcé la blusa que tenía puesta y la doctora me puso un gel muy frío para luego pasar la máquina. Tomé la mano de Scott, quién se había acomodado junto a mí —a ver, que tenemos por aquí...—movió la máquina por mi vientre —¡oh! Aquí estás —en la pantalla se veía un bebé pequeño de perfil, claramente no estaba completamente formado aún. —¿Les gustaría saber el sexo?

—ambos nos miramos —claro —respondí, aunque ya sabíamos que era, confirmarlo no le haría mal a nadie.

—bueno, es...una niña —sonrió —y estaba muy saludable con el peso y el tamaño adecuado.

—lágrimas se acumularon en mis ojos —no puedo creer que hicimos una personita —murmuré.

—y es perfecta —dijo Scott, la bebé se movió al oír su voz.

—parece que a alguien le agrada la voz de papi —canturreo la doctora.

—si —soltamos una pequeña risa.

—¿ya han pensado nombres?

—no, si —respondimos a unísono, miré a Scott confundida —am...me gusta "Melody"

—Melody McCa...—mordí mi lengua —me gusta —sonreí fracasado terriblemente pues salió más como una mueca.

Una vez terminada la ecografía limpié mi estómago y acomodé mi blusa. —lo siento —dijo el castaño, yo aun estaba sentada en la camilla —no debí tratarte así.

—está bien, estamos pasando por algo muy fuerte y es comprensible.

—¿no hay una pequeña posibilidad de que cambies de opinión respecto a...? —inquirió.

—negué —no, lo siento.

—está bien...creo.

—oye, no será por mucho, cuando ya estemos graduados de la universidad podremos ir por ella —intenté subirle el ánimo.

—seremos extraños para nuestra bebé, no querrá pasar tiempo con nosotros.

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