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Capítulo noventa y cinco "Melody"

Una semana pasó de todo aquel embrollo con Kate y el cambio de edad de Derek y aquí estábamos dos adolescentes observando a su pequeña bebé que ahora parecía tener un año.

—¿Cómo es esto posible? —inquirí sorprendida.

—bueno, el gen lobo yo creo pero, no soy nacido —hizo una mueca —así que no estoy muy seguro.

—¿crecerá así de rápido? Porque si es así, no podremos disfrutarla —me apené.

—lo haremos pero a un ritmo acelerado —me trató de tranquilizar.

—¿Qué haremos ahora? —me apoyé en el hombro de Scott, quién me abrazó como respuesta.

—consultar con Deaton, yo creo.

Stiles entró en la habitación con paso ligero y una sonrisa en el rostro, pero al ver a Melody en la cuna, su expresión cambió a una mezcla de sorpresa y desconcierto.

—¿Qué demonios...? —murmuró, llevándose una mano a la barbilla mientras observaba a su sobrina.

Yo, que estaba junto a la cuna, me giré hacia él con una sonrisa forzada. —Hola, Stiles. Parece que Melody ha tenido un pequeño crecimiento acelerado.

Stiles arqueó una ceja, mirandonos alternativamente a Melody y a mí. —Sí, claro. ¿Y ahora se supone que es la versión bebé de Renesmee Cullen?

Solté una risita nerviosa ante el comentario sarcástico de mi hermano. —Algo así. Parece que tenemos nuestra propia historia de Crepúsculo aquí.

Mi mellizo se acercó a la cuna, examinando a Melody con atención. —Bueno, al menos no tiene los ojos rojos todavía.

La bebé, ajena a la conversación de los adultos, jugueteaba con un peluche con entusiasmo, su risita llenando la habitación.

Tomé a la bebé y la llevé con mi padre antes de irnos a la escuela, luego me encargaría de ella.

...

Entré a matemáticas y me senté detrás de Lydia —hola Lyds —saludé mientras sacaba mis libros.

—¿Cómo estás, Annah?

—pues bien —suspiré.

—mm...ese suspiro me dice lo contrario —me volteó a ver. —dime.

—Melody está creciendo muy rápido, tiene un año ahora.

—eso debe ser abrumador —opinó.

—lo es —asentí.

Stiles entra a la clase arrastrando a Malia —la escuela es importante, las matemáticas esenciales —dijo mientras ambos tomaban asiento junto a nosotras.

—¿para qué?

—para saber cuanto dar de propina —miré a mi hermano ofendida por lo que le dijo a mi amiga.

—¡Stiles! —miré a la rubia —es importante para más cosas como...no sé, la carrera que elijas estudiar.

—claro, como la medicina, economía e ingeniería —me ayudó Lydia.

—propinas —afirmó el castaño.

—¿voluntarios al pizarrón? —preguntó la profesora —Lydia, Diego, Malia —eligió.

—amm...yo no soy voluntaria —respondió la coyote.

—ahora lo eres. Al pizarrón.

—vamos, sé que puedes —la apoyé.

De repente nuestro celular vibró, ambos nos miramos luego de chequearlo, no podía ser, quería un descanso.

Al terminar la clase, nos encontramos con Scott en el pasillo y le comentamos lo que nos había llegado al celular.

—¿un asesino con hacha? —preguntó Scott.

—un asesino con hacha que mata familias —acoté.

—yo...ah...había oído eso —admitió mi chico.

—espera ¿Qué? ¿En serio? —inquirió Stiles.

—mi mamá me llamó, sabía que lo veríamos —explicó.

—perfecto, andando —mi hermano tuvo intención de irse.

—ah tienen economía en cinco minutos —le recordé.

—claro, ¿olvidaste la parte del asesino con hacha que mata familias?

—¿olvidaste que tu papá es policía? —habló Scott. —No nos quieren en esto.

—¿En serio? Hay un asesino con hacha qué mata familias ¿y no lo capturaremos?

—dejemos que los adultos lo resuelvan —comenté —ya estoy cansada, necesito un respiro y aun no lo tendré hasta que resuelva lo de Melody.

Llegamos hasta el casillero de Scott, ya que necesitaba algunas cosas de allí.

—así que, ustedes dos quieren quedarse en la escuela e ir a clase —entendió Stiles —es lo más irresponsable que he escuchado —se fue indignado.

—¿nos vemos en las pruebas? —preguntó el castaño, el otro solo se fue.

—toma eso como un sí —aconsejé.

—oye, respecto a lo de la bebé...

—¿Sí? —lo miré ansiosa.

—¿podemos hablar después? ¿Te molestaría esperar? No tardaré mucho.

—ah...claro.

—bueno, te veré luego —me dejó un rápido beso en los labios y se fue.

Luego de la clase, salí hacia las gradas vería las pruebas del equipo de lacrosse y apoyaría a mi chico y a mi hermano.

—hola chicas —salude a Malia y Kira —¿Están listas para ver a mis chicos destrozar el...? —de reojo vi a Stiles tratando de respirar luego de dar una vuelta al campo, Scott tuvo que ayudarlo a seguir —bueno, solo a Scott.

—ah, eso creo —respondió Malia.Otra vez mi cabeza comenzó a pensar en lo que respecta a Melody, Dios, solo quería que estuviera bien. —¿Qué te pasa?

—¿a mí? —pregunté sorprendida.

—no, al coach —rodó los ojos —sí, a tí.

—nada —negué.

—apestas a ansiedad —admitió. —y me distrae ¿Qué te pasa?

—es la bebé, está creciendo aceleradamente y me preocupa.

Comenzaron las prácticas, pasó Stiles pero el arquero atajó su pelota, luego fue un chico rubio, jugaba muy bien a decir verdad y luego Scott.

—¡¡¡Vamos Scotty!!! —chillé —¡tú puedes, Cariño! —lanzó la pelota pero le dió en el caño. —ay por Dios —murmuré tomando asiento otra vez, algo avergonzada.

La cosa no mejoró y ya me estaba preocupando, Kira se inclinó hacia nosotras —¿no se supone que el capitán sea uno de los mejores del equipo? ¿O bueno?

—te juro que es bueno —hablé —pero no sé qué le está pasando ahora. —me afligí.

—el chico rubio, juega bastante bien —opinó Malia.

—tienes razón —hice una mueca.El entrenador puso a Stiles y Scott en la defensa, gracias a Dios les fue mejor —¡Sí! —exclamé feliz. —¡Eso Cariño! —grité —¡¡¡Vamos Mischief!!! —alenté a mi hermano también. De repente fue turno de ese chico rubio, él si logró meter gol. —¡ay por favor! —chillé molesta.

—¡eso fue suerte! —gritó Malia para sorpresa nuestra, el coach la volteó a ver. —¡repetición!

—cariño, no hay repeticiones —explicó Finstock —esto es una práctica.

—diez dólares a Scott y Stiles —apostó.

—veinte dólares a Scott y Stiles —apoyé a mi amiga poniéndome de pie.

—aceptó la apuesta —nos miró. —¡oye regresa ahí, Liam!

Se posicionaron otra vez y los chicos lo interceptaron, Liam cayó pero, por lo que parece dañaron su pierna.

—¡no te muevas! —El entrenador corrió desesperado hacia él. —¡No lo toquen!

Stiles y Scott lo tomaron y lo llevaron a la enfermería.

—¡oh mierda! —tomé mi mochila y corrí detrás de ellos.

Espere un rato sentada en las escaleras, hasta que lo vi salir —oye, lamento todo esto —trotó hasta mí —llevaremos a Liam al hospital, podría ser un esguince o podría estar fracturado.

—está bien, entiendo —asentí —aunque creo que te pasaste con el pobre niño—hice un mueca.

—si...no sé, creo que me sentí amenazado —admitió rascando la parte posterior de su cuello con nerviosismo.

—oye, tú eres el único y verdadero capitán del equipo de lacrosse —pasé mis brazos por su cuello —y nadie más.

—el coach abrió todos los puestos, había muchas posibilidades que el capitán fuera Liam.

—basta, no te estreses con eso —acaricié la parte posterior de su cuello tratando de relajarlo un poco.

—oye, lamento lo de antes, Melody importa mucho y yo sólo...lo ignoré.

—está bien, no pasa nada, quizás solo estoy exagerando con mi preocupación —me encogí de hombros —somos nuevos en esto, creo que es normal.

—no quería complicar las cosas, debería apoyarte —tomó mis manos y las quitó suavemente de sus hombros —lo siento —regresó a la enfermería.

—ay Scott...me vuelves loca, en todos los sentidos de la palabra —murmuré comenzando a alejarme hacia la salidad, iría al departamento de policía por mi pequeña.

Escuché una puerta a mis espaldas —No puedo dejarte así —volteé justo para ser tomada por la cintura y besada en los labios por Scott, sonreí en medio del beso, nos separamos sonriendonos.

—¿Te dije que me enloquecen tus hoyuelos? —reí acariciando su mejilla.

—creo que me lo has dicho, sí —bromeó.

—Iré por Melly, ¿me escribes luego? —él asintió para luego ir de nueva cuenta a la enfermería.

Salí y comencé a caminar hacia la comisaría con una sonrisa imborrable en mis labios, bueno así era hasta que vi cierto auto estacionarse en la calle junto a mí.

—¿La chica bonita necesita un aventón? —alcé una ceja cruzando mis brazos.

—Hale, ¿Qué haces aquí?

—ah ya sabes, dando un relajante paseo por el pueblo —respondió como quién no quiere la cosa.

Rodeé los ojos y di la vuelta para subir al auto —llévame al departamento de policía, por favor.

—lo que la dama ordené —sonrió poniendo en marcha el auto. —¿y McCall?

—haciéndose cargo de una posible pierna rota —expliqué. —¿Y tú? Estuviste desaparecido.

—ah, no estaba desaparecido —se encogió de hombros —solo salí unos días del pueblo, nada importante.

—ajá, haré como que te creo —pasé una mano por mi cabello peinandolo distrídamente.

—oye que es eso —miró de reojo mi mano.

—¿Qué cosa?

—atrapó mi mano y desvió la mirada de la carretera unos segundos para observar el anillo en mi dedo, me soltó sorprendido —¿Te vas a casar? —preguntó con un deje de tristeza.

—cuando nos graduemos de la preparatoria —asentí.

—entonces McCall y tú van enserio —soltó un suspiro de frustración.

—tenemos una hija, Robbie...es claro que esto es para siempre.

—claro —suspiró abatido.

Llegamos a la comisaría —gracias por traerme —no se volteó a verme, por lo que opté por salir del auto sin más.

Entré al lugar y fui directo a la oficina de mi padre, por supuesto salude a todo el que veía.

—hola pa —sonreí al entrar —hola, mi amor —miré a la bebé que jugaba con unos juguetes en el piso, ella sonrió al verme y estiró sus manitas en mi dirección. La tomé y dejé un beso en su frente.

—hola cariño ¿Cómo has estado?

—bien, ¿y tú? ¿Cómo se portó la lobita? —inquirí.

—muy bien —sonrió —¿Qué harás ahora?

—creo que visitaré a un amigo.

—¿Derek? —asentí —¿Necesitas que te acompañe?

—nah, no es necesario, puedo con los Hale —aseguré.

—bien, cuídate —me dió un pequeño abrazo y un beso en la frente.

Salí hacia la calle creyendo que Robbie se había ido, pero ahí seguía estacionado justo donde me dejó.
Me acerqué y abrí la puerta —creí que te habías ido.

—iba a hacerlo pero...—miró a la bebé en mis brazos —pero, supuse que necesitarías que te lleve a tu casa.

—no, en realidad quiero ir a tu departamento —me subí —Necesito hablar con Derek y Peter.

—por supuesto —puso prendió el auto.

Una vez que llegamos Robbie llamó a su hermano, el cual no tardó en aparecer bajando las escaleras.

—hola Annah —sonrió acercándose para envolverme en un abrazo con cuidado.

—hola Sourwolf —reí —¿Cómo estás?

—bien...en realidad yo no importo ahora ¿Por qué estás aquí? —inquirió —no me mal intérpretes es solo que...es raro que estés aquí, la última vez...

—sí, lo recuerdo —hice una mueca —Gracias a Dios, no vengo por algo parecido. Es por Melody que estoy aquí.

Derek dirigió la mirada a la bebé en mis brazos —no se supone que nació hace una semana ¿no?

—exacto —suspiré —hoy despertamos así, de repente tiene un año y yo...no sé ¿Esto es normal en lobos nacidos?

—bueno sí pero, quizás también influye su lado Diosa —respondió el beta. —¿puedo sostenerla?

—por supuesto —se la pasó con cuidado.

La conexión entre ellos fue instantánea y poderosa. Melody dejó de moverse inquieta y miró a Derek con sus grandes ojos. El Hale la sostuvo con cuidado, sorprendido por la intensidad de la conexión.Era como si la pequeña reconociera algo en él, algo profundo y ancestral.

Sus ojos se encontraron y, por un instante, pareció que compartían un entendimiento silencioso. Melody sonrió, mostrando sus adorables hoyuelos, y una calma palpable envolvió la habitación.

Observé, maravillada y un poco desconcertada, la interacción.Derek sintió una calidez en su pecho, algo que no había experimentado en mucho tiempo. Había una energía entre ellos, una especie de reconocimiento mutuo que iba más allá de lo que él podía explicar.

Peter, que había estado observando desde el fondo, se acercó lentamente.—Vaya, Scott se tomó en serio lo de clonarse —comentó con su característico sarcasmo, pero incluso él parecía intrigado por la conexión.

Melody soltó una pequeña risa, mirando a Peter también. Peter alzó una ceja, sorprendido por la reacción de la pequeña.

—Es increíble —dije, rompiendo el silencio—. Nunca la había visto así.

Derek asintió, sin apartar la mirada de Melody. —Es especial. Hay algo en ella... una fuerza.

Asentí, sintiendo un atisbo de alivio. —¿Entonces, qué hacemos ahora?

Derek sostuvo a la bebé con firmeza. —Primero, debemos entender cuánto de su poder de Diosa está manifestándose. Luego, buscaremos una solución. Pero por ahora, está a salvo.

—claro —entendí, sintiendo que, aunque quedaban muchas preguntas por responder, al menos no estaba sola en esta nueva y extraña etapa.

Derek me devolvió a Melody, pero no sin una mirada final que dejó claro que comprendía la magnitud de la situación.—Hannah —dijo, mirándome con seriedad—, estamos aquí para ayudarte. Sea lo que sea que esté pasando, no estás sola en esto.

Sentí una oleada de gratitud. Sabía que, con el apoyo de los Hale, podría enfrentar cualquier desafío que Melody trajera consigo.

Peter sonrió con sarcasmo, dirigiéndose a mí. —Intuyo que papá lobo no sabe que están aquí, ¿verdad?

Negué con la cabeza, suspirando. —No, no lo sabe. Y prefiero que siga así hasta que entendamos qué está pasando.

Robbie, que había estado apartado en silencio, se acercó con curiosidad. Extendió una mano hacia Melody, y la pequeña tomó su dedo, soltando una risita.

Robbie sonrió, sorprendido por la conexión instantánea.—Parece que le agrado —dijo, con una sonrisa cálida.

Quedé fascinada por la facilidad con la que mi pequeña conectaba con los Hale. —Es increíble lo rápido que se siente cómoda con ustedes. —hice una mueca al reparar en algo —Scott se infartará cuando lo vea.

—pagaría por ver eso —se burló el mayor de los Hale.

—muerete y esta vez asegúrate de quedarte así —gruñí.

—también te quiero, gracias.

—¿Te llevo a tu casa? —inquirió Derek.

—claro —sonreí.

—¿y por qué tú? Yo la traje hasta aquí —se quejó Robbie.

—por eso mismo —tomó las llaves de su camaro.

Llegué a casa y al pasar por la habitación de mi hermano pegué un chillido al verlo besarse con Malia —¡Stalia es real!

—¿St...qué? —preguntó la coyote confundida.

—son nuestros nombres combinados —le explicó el castaño.

—ah —se encogió de hombros.

—¿y tú qué? Vete, ya se terminó el espectáculo.

—te odio —le saqué la lengua y me dirigí a mi habitación.

—¡me amas! —exclamó fuerte para que lo escuchara.

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