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Capítulo cincuenta y uno "La chica del capitán del equipo de lacrosse"

—quiero quedarme toda la mañana contigo —sonreí —pero debo ir a casa a dejarle el jeep a Stiles.

—un ratito más —se subió sobre mi y dejó pequeños besos en mi cuello haciéndome cosquillas, por lo que no podía dejar de reír.

—cariño, me haces cosquillas —lo abracé.

Alzó el rostro y besó mis labios —no puedo creer que te tenga para mí.

—suspiré —puedo decir lo mismo.

—¿Cómo crees que se lo tomé Stiles?

—oh bueno...yo haría mi testamento si fuera tú —bromeé. —pero no por Stiles.

—hizo una mueca —olvidé ese pequeño detalle.

—¿mi padre te parece un pequeño detalle?

—¿tu padre policía? Perdón, Sheriff —negó —no, para nada.

—¡voy a extrañarte! —besé sus labios —antes de hacer algunos maniobras quedando fuera de la cama.

—no voy a morir —rió, se puso serio —no voy a morir ¿o sí?

—no, no,no —le resté importancia —bueno, quizás sí.

—a Robbie nunca le hizo nada, ¿por qué tendría que tener miedo?

—si, tienes razón, estamos exagerando —me puse los zapatos.

—te amo —besó mi mejilla desde atrás, pues me había sentando en la cama.

Lo miré y mordí mi labio inferior ante un pensamiento que invadió mi cabeza —si no tuviéramos escuela, te quitaría esa remera y...bueno, ya sabes —guiñé un ojo.

—podemos faltar —se encogió de hombros.

—ya quisieras —reí. —te veo en la escuela, amor.

Salí de la casa de Scott con una sonrisa imborrable en el rostro, entré al jeep y conduje hasta mi casa.

—solo dime una cosa —dijo Stiles ni bien llegué a casa —no seré tío ¿cierto? Porque soy muy jóven aún..

—no tuvimos sexo —reí.

—pero estas de muy buen humor —notó.

—si, es porque al fin Scott y yo somos novios.

—tiene sentido —asentí.

Me bañé en tiempo récord y comí una fruta antes de salir con mi hermano hacia la escuela, pero en la calle me esperaba Scott en su moto.

—Stiles, creo que no iré contigo hoy. —me acerqué a Scott y besé sus labios como saludo —hola cariño —sonreí.

—si, lo noté...cuídala —me señaló.

—siempre, amigo —respondió mi chico.

[...]

Entramos a la escuela tomados de la mano y claro la mayoría de los chicos nos voltearon a ver, en especial él, no creí que regresaría a la escuela.

—¿tú y Scott? —Lydia llegó y se apoyó en el casillero junto a el mío —no puedo creer que ir ebria a su casa, funcionó.

—bueno...me castigo feo por eso, pero valió la pena.

—uy, hubo acción anoche —sonrió pícara.

—¿Qué? —abrí los ojos como platos —¡no! No lo hicimos.

—oh, ya me había ilusionado.

—los chicos no dejan de hablar sobre la nueva chica del capitán del equipo de lacrosse —dijo Allison llegando a mi lado —eres tú ¿cierto?

—si —sonreí —¡oh! Espero que eso no te moleste.

—para nada —negó.

El timbre sonó indicando el comienzo de las clases por lo que a cada quién fue al salón correspondiente, en este momento tocaba química.

—bueno días, como saben el señor Harris sigue desaparecido, digo...enfermo —comenzó la profesora de Historia, tal parece que ella también impartiría esta materia—como sea, sigo aquí y seguiremos esperando y rezando para que otro sustituto de esta materia, bien, comencemos, gracias.

Scott se había sentando con Stiles y yo quedé adelante. —oye Stiles ¿por qué estas sentando con mi novio?

—porque es mi amigo y a mi me quiere más —dijo divertido, observé al castaño.

—no es verdad —respondió Scott —te quiero más a ti —sonrió.

—oigan, papá dijo que el jefe de emergencias no fue estrangulado —comentó Stiles cambiando de tema. —pero si murió por afixia, sólo que no saben como.

—¿Creen que el médico de guardia siga vivo?

—no lo sé —me encogí de hombros —piénsenlo debe haber otro veinte doctores en el hospital por lo menos, cualquiera podría ser el siguiente.

El celular de Scott vibró por lo que atendió a escondidas de la maestra.

—¿Scott? ¿Todo está bien? —Lucía muy mal.

—am...no estoy seguro.

Al finalizar las clases salimos del salón con Rapidez. —¿Qué te dijo Deaton? —pregunté.

—que iba a ser secuestrado —explicó.

—Stiles ¿Quieres llamar a papá? Digo, para que vaya a verificar que todo esté en orden con el doctor.

—si, haré eso —estuvo de acuerdo sacando su celular.

—todo va a estar bien ¿Sí? —dejé un pequeño beso en sus labios.

—oye papá, ¿podrías ir a la veterinaria? Es que creemos que a Deaton le pasó algo, si está bien.

—¿Y?

—irá y nos mantendrá al tanto —respondió.

—tengo hambre —dijo Scott tomándome de la cintura.

—y yo náuseas —mi mellizo huyó de aquí despavorido.

—yo igual —mordí mi labio inferior.

—la oficina del entrenador esta vacía —tiró de mí hacia aquel cuarto.

Al entrar comenzamos a besarnos apasionadamente, quité su camisa dejándolo en una musculosa negra que le quedaba pintada.
Quitó mi blusa y con rapidez me tomó por detrás de las rodillas sentándome sobre el escritorio del entrenador para estar las cómodos.

—no puedo creer que estemos haciendo esto —comenté sintiendo los besos de Scott en mi cuello.

—la adrenalina lo hace mejor, créeme —me besó recostandome sobre el mueble con cuidado.

—¿¡Qué demonios!? —nos separamos rápidamente encontrando al entrenador en la puerta.

—entrenador —Scott me alcanzó mi blusa con disimulo —nosotros estábamos...am...

—¿la estabas revisando McCall? No sabía que eras médico.

—yo...—titubeó.

—¡larguense!

El castaño tomó su camisa y mi mano y nos sacó de allí.

—¡que vergüenza! —lo abracé tapando mi rostro con su pecho, sentí sus brazos entorno a mi cintura.

—no creí que el entrenador aparecería —nos miramos y soltamos una risa.

—¿Qué le pasó a tu super sentido de audición?

—no lo sé, creo que lograste bajar mis defensas —besó mis labios con ternura.

—¡Scott! ¡Scott! —Stiles vino corriendo hacia nosotros. —Deaton...no está.

Scott salió corriendo de la escuela hacia yo supongo la veterinaria.

—¡vamos! No podemos dejarlo solo —empujé a Stiles con dirección hacia la puerta.

—creí que estarías de buen humor —dijo  como quién no quiere la cosa.

—el entrenador nos atrapó —gruñí por lo bajo.

—¡que bueno! No seré tío aún —rió.

Salimos al estacionamiento y alcanzamos a Scott, al cual llevamos a la clínica veterinaria.

Rápidamente bajé tras el castaño que fue el primero en saltar del auto al llegar.

—¡Scott! —exclamé al entrar —¡oh! Hola papi —puse mi mejor sonrisa de niña buena. —cariño —me senté junto a él —vamos a encontrarlo ¿Sí?

—¿cariño? ¿De qué me perdí?

—ah...bueno...este...mejor sigamos con lo de Deaton ¿no? Es más importante. —respondí nerviosa.

—si —se dirigió al beta junto a mí —Scott, cuéntamelo todo.

Scott le contó todo lo que sabía sobre lo ocurrido.

—les prometo que haremos todo lo que podamos —dijo mi padre cuando terminamos de decirle todo lo que sabíamos. —lo mejor que pueden hacer ahora, es volver a la escuela ¿Está bien? —me miró —Hannah.

—¿Sí?

—tienes el maquillaje corrido y Scott —volteó hacia el castaño señalando sus labios —ese no es tu color. —rodó los ojos —adolescentes —se alejó.

—¿por qué no me dijeron nada? —miré a ambos chicos.

—¡oops! —Stiles se encogió de hombros.

Limpié mis labios e hice lo mismo con los de Scott, cuando finalizamos nos hizo un gesto para que fuéramos hacia una habitación que había allí.

—Tenemos que decirle —murmuró Scott.

—¿Cómo? ¿Decirle, decirle? —preguntó Stiles. —¿o decirle algo más que no es decirle lo que creo que quieres decirle?

—saben a que me refiero.

—no lo sé, si le decimos existe la posibilidad de que termine en la casa Eichen —comenté.

—¿Recuerdas como reaccionó tu mamá? No te miró a los ojos en una semana.

Bajé la mirada triste ante la idea de que me podría pasar exactamente lo mismo.

—pero ya lo superó, de hecho ahora somos más cercanos —admitió.

—¿Cómo le digo a mi padre lo que soy?, no quiero que me alejé.

—no lo sé amigo, míralo, está desconcertado por todo esto —lo observamos a través de la ventana de la puerta.

—Está desconcertado porque no sabe que está pasando. —corrigió Scott —hay personas muriendo en su ciudad que el debería proteger, no es su culpa no saber que está pasando, lo va a averiguar tarde o temprano.

—bien, pero, ¿crees que sea el mejor momento? —inquirí.

—¿y si no decirle hace que muera más gente?

—¿y si decirle hace que el muera? —supuso Stiles. —¿eh? Mira, entendemos que Deaton ha sido como un padre para ti, entendemos eso, pero esto...Scott, él es nuestro padre, real, no podemos perder a nuestros dos padres —lo abracé sintiendo lo mismo que él. —no puedo con eso.

—yo tampoco —murmuré.

—tienen razón.

—suspiré, mirando a mi hermano —no, para nada, no tenemos razón, se lo diremos.

—los ayudaré —tomó mi mano acercándome a él para encerrarme en un tierno abrazo, antes de salir de la habitación.

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