Capítulo cincuenta y ocho "El lobo acechante y la luna nueva"
Las lágrimas recorrieron mis mejillas al tiempo que sentía unos brazos acurrucarme contra un pecho que conocía bien —todo va a estar bien —murmuró Scott. —lo vamos a encontrar.
—así es, pero primero tenemos que ir a decirle a Derek sobre su novia la darach —dijo Stiles quién en este momento era el más fuerte de los dos, aunque por dentro estaba tan destrozado como yo.
—si, es cierto, tenemos que decirle antes de que ella se aparezca.
Así que los tres corrimos afuera, cada uno se fue en su vehículo hacia el loft.
Ni bien llegamos, Derek nos recibió algo confundido al ver nuestras caras. —¿no tienen algo mejor que hacer que venir aquí?
—Derek, tenemos que hablar de Jennifer —dije acercándome a él.
—¿Qué hay con ella? ¿Le pasó algo? —voltee hacia los chicos cuestionando mentalmente si debía decirle, ellos asintieron en respuesta.
—ella es la darach —admití. —nos secuestro a Lydia y a mi y...
—te dije que algo no estaba bien —comentó Robbie bajando por las escaleras.
—como sea, se llevó a mi papá y estoy segura se que lo que tiene Cora es culpa de ella.
—bien, será mejor que se escondan, no debe tardar en llegar.
—Derek, tienes que creernos —apoyé mi mano en su brazo —sabes que no estoy mintiendo.
—lo sé, creo en ti —sonrió muy apenas.
—vamos —Scott tomó mi mano y nos guió hacia un escondite cerca de las columnas.
Unos minutos tal y como dijo el castaño, ella llegó —¡Derek!
—aquí —dijo él llamando su atención.
—¡gracias a Dios! —de acercó a él y lo abrazó. —pasó algo durante el recital, en la escuela, necesito decírtelo antes de que digan algo, antes de que te lo digan ellos.
—¿Quiénes? —inquirió fingiendo demencia.
—Scott, Stiles, Hannah, te van a decir cosas, cosas que no puedes creer, debes confíar en mí, confía en mí.
—¿Qué sucede?
—no los escucharas prometemelo —suplicó.
—¡yo la mato! —murmure queriendo salir del escondite, pero Scott me tomó por la cintura pegándome a él.
—no puedes ir —murmuró a mi oído erizado mi piel por completo.
—no puedo ir —repetí tontamente.
—lo prometo —respondió Derek llamando mi atención, desearía que no lo hubiera hecho pues Jennifer lo besó en ese instante.
—¡agh! Creo que vomité en mi boca —hice una mueca de desagrado.
—ya están aquí ¿o no? —Esa era la señal para salir y eso hicimos. Nos miró y luego a él —¿Y? Te lo dijeron ¿verdad? Que yo me llevé a las personas.
—le dijimos que eres la que los ha matado —habló Scott.
—¡ah! Por supuesto, ¿cometo sacrificios humanos? —intentó hacerse la inocente— Les corto el cuello, sí probablemente lo hago durante mi almuerzo, así puedo volver a dar clases de inglés el resto del día, eso tiene mucho sentido.
—¿En dónde está nuestro papá, perra? —pregunté muy molesta.
—¿Cómo voy a saberlo? —volteó hacia el castaño —Derek, dime que no crees nada de esto.
Derek nos miró —¿Sabes qué le pasó al padre de Hannah y Stiles?
—no.
—pregúntale por qué casi mata a Lydia y a Hannah. —dijo Scott tomando mi mano con fuerza.
—¿Lydia Martin? No se nada sobre ella y jamás te haría daño a ti, Hannah.
—pudrete.
—¿Qué es lo que sabes? —preguntó Derek.
—estos jóvenes por alguna razón extraña, están llenando tu cabeza con historias absurdas pero no pueden comprobar nada, de hecho —nos miró.
—yo creo que sí —Scott le mostró un tarro con muérdago.
—¿Qué es eso?
El castaño dio un paso adelante —mi jefe me dijo que es veneno y cura a la vez, lo que significa que puedes usarlo y puede ser usado en tu contra —lo destapó.
—¿muérdago? —Scott le tiró encima el polvo, haciendo que se revelase su verdadero ser por unos segundos, quiso irse pero Derek la detuvo —Derek, espera, me necesitas. —la tomó del cuello.
—¿Qué eres?
—la única capaz de curar a tu hermana, llama a Peter, llámalo.
Derek tomó su celular y le marcó a su tío haciendo caso a la petición de Jennifer.
—que satisfacción me da verte así, siendo estrangulada por las garras de Derek —sonreí.
—¿Muérdago? —le preguntó Derek a su tío. En ese momento comenzó a ahorcarla más fuerte hasta se oyó como tronó por la fuerza.
—Derek ¿Qué es lo que estás haciendo? —dijo Scott.
—oye Derek, no es que me oponga a que tenga una muerte lenta y dolorosa pero la necesitamos para encontrar a nuestro padre. —me preocupé un poco.
—su...vida...está en ...mis manos —el castaño la levantó del piso.
—ya Derek ¡ya basta! —exclamó mi hermano.
—Stilinski, nunca lo encontrarán —nos miró.
—Derek —no escuchó al beta.
—¡Derek! —probé yo, eso hizo que la tirará al piso sin ningún tipo de cuidado.
—así es —me incorporó —me necesitan, todos ustedes.
—por desgracia pero luego...—brillé mis ojos —adiós perra.
—"En la noche oscura, el lobo acecha,
bajo la luna nueva, su amor despierta.
¿Quiénes son estos amantes secretos,
que en la penumbra juegan sus juegos?"
—¿Qué significa eso? —pregunté curiosa.
—pronto lo descubrirás —dijo la Darach mientras era empujada por Derek hacia la salida.
Al salir el alfa se fue en su camioneta con Jennifer y nosotros tres en el jeep justo detrás.
—no lo sé, tengo un mal presentimiento —admitió Stiles. —se lo demostramos a Derek pero ella parecía que no le importaba, como si todo fuera parte de su plan ¿lo notaron?
—si —murmuré, Scott pareció pensarlo.
—¿Y qué hay de ese acertijo raro? —mi mellizo me volteó a ver —parecía que se lo decía a ustedes.
—sé la respuesta el lobo acechante y la luna nueva pero...no entiendo a que se refiere, siento que falta algo, que eso no es todo. —comenté.
—habrá que investigar —dijo Scott a lo que asentí.
Unos minutos después llegamos al hospital, bajamos los cinco al mismo tiempo, bajo la lluvia torrencial que se había desatado hace rato.
—¿Qué es eso? —preguntó mi chico al ver a mi hermano con algo en la mano.
—¿Qué? Ustedes tienen garras y yo un bate —se defendió.
—si le pones clavos, yo creo que serías un perfecto Negan —me burlé.
Entramos y fuimos directo a donde se supone que estaba Cora.
—Scott...¡Scott! —oímos a Melissa. —¿Qué haces aquí? Están evacuando el hospital.
—vinimos por Cora.
—¿Todos ustedes? —nos miró. —¿Por qué tiene Stiles mi Bate?
—mamá, confía en mí, tienes que irte de aquí, ahora mismo.
—por favor Melissa —supliqué —no queremos que te pase nada —miré de reojo a Jennifer para que entendiera.
—se supone que el edificio estará vacío en media hora y dos ambulancias que vienen en camino está a diez minutos y la otra a veinte, Cora tiene que subir en una —informó. —la recogerán en el estacionamiento del sótano.
—entiendo —murmuró.
—bien.
—vamos cariño —tomé su mano y tiré dé él mientras seguíamos a Derek hacia el ascensor.
—no tienes que mantenerme atada Derek, vine a ayudarte. —volteó hacia Scott que la observaba muy seriamente.
Me puse de cuclillas y dejé un beso en su mejilla sin desconcentrarlo.
Sentí la mirada de dos lobos de ojos verdes en nosotros.
—oigan, dejen de ser tan obvios —rodee los ojos.
Robbie bufó y Derek sólo volteó la mirada hacia donde estaba Stiles.
—a mi no me mires —dijo este.
Jennifer miró hacia el otro lado donde estaba mi hermano detrás de Derek también observándola con el bate sobre su hombro.
—no tienes escapatoria —me crucé de brazos poniéndome enfrente, trabando la puerta.
Cuando el ascensor se abrió me hice a un lado poniéndome con Scott saliendo hacia el desolado pasillo.
En la habitación donde debería estar Cora, no había más que una mancha negra en el piso con algunas cositas blancas, pero eso formó un rastro fuera de la habitación.
—Derek —Scott llamó su atención, el rastro iba hasta unas doble puertas que se encontraban cerradas, de repente se oyó como ruido de animales peleando y de repente Peter atravesó la puerta deslizándose por el piso hasta los pies de Derek.
—tenemos un problema. —levantó la cabeza —un problema muy grande.
El lobo producto de la fusion de los gemelos estaban ahí parado soltando un fuerte rugido.
—Peter ¿Qué hiciste? —pregunté sin dejar de ver al mastodonte frente a nosotros.
—ah ya sabes, lo invite a tomar un café pero estaba amargo y se enfadó —respondió con sarcasmo.
—¿Quién eres, mi hermano? Deja el sarcasmo, no es necesario —rodee los ojos.Derek se transformó y fue tras él, recibiendo unos cuantos golpes —miércoles, eso duele —gruñí.
Scott también se transformó seguido de Robbie y fue tras el alfa.
—ya qué —rugí transformándome para unirme al baile.
—¡Stiles! —grité señalando el cuerpo de Cora a unos centímetros de nosotros.
Sentí un golpeé y caí chocando contra otro cuerpo —¡au! —se quejó.
—¡Scott! —me traté de levantar para ir a ayudarlo pero Robbie me detuvo.
—no, está herida.
—¡no me importa! —lo alejé y me puse en pie yendo tras el mastodonte —¿Qué les he dicho? —me colgué en su espalda clavando mis garras en su hombro con fuerza —¡no molestes a mis amigos! Y mucho menos a mi chico —le inqué los dientes sin culpa.
—¡¡¡ahh!!! —me tomó como su fuera un mosquito y me tiró lejos.
—¡¡¡Hannah!!! —gritó Scott. —Ethan, Aidan, ¡basta! —el alfa lo volvió a sujetar del cuello. —no saben lo que hacen.
—solo la queremos a ella —admitió
—¡se escapa! —grité cuando pasó por mi lado, los lobos voltearon hacia mi dirección, eso hizo que el mastodonte dejará a Scott, quién corrió a socorrerme.
—¿estás bien, cariño? —me ayudó a ponerme en pie.
—sí —asentí —¿Y tú? —tomé su rostro en mis manos.
—lo estoy —aseguró.
Aprovechando que el alfa se distrajo, todos huimos de allí antes de que regresara, llegamos hasta la morgue.
—sigue, no te detengas —dijo Derek mirando a mi hermano.
—¡Stiles! —exclamé —¡mueve tu maldito trasero hasta aquí!
Vimos que miró el bate y se acercó al mastodonte —¡Stiles! —gritó el Hale.
Cuando apareció el alfa, mi hermano le proporcionó un buen golpe que destruyó el bate pero no le hizo ni cosquillas al mastodonte.
El castaño corrió hacía nosotros, Scott miró hacia arriba donde estaba el panel de luz y saltó tirandoselo encima para ganar tiempo.
Salimos de ahí hasta llegar a un lugar más seguro.
—¿Dónde está el grandullón? —preguntó Peter.
—está cerca y ¿La señorita Blake? —respondió mi hermano, Scott y yo nos miramos. —¿Eso que significa? ¿Qué se fue? chicos ¡¿Están bromando?!
—estaba herida, no pude detenerla —me defendí.
—cállate —gruñó Derek
—¿Qué me calle? —le hizo frente. —¿Ahora me dices que hacer? Cuando es tu novia la asesina ¿Qué te pasa? —estaba molesto —la segunda de ese tipo, por cierto, la que tiene a nuestro papá —me señaló —atado en algún lugar esperando a ser sacrificado.
—Stiles, siguen aquí —se metió Scott.
—y..y la quieren ¿cierto? Significa que nosotros tampoco la tenemos, así que mi papá y Cora ¡están muertos!
—Stiles, tienes que calmarte —apoyé mi mano en su brazo —vamos a salvar a papá ¿Sí?
—no —el castaño se acercó a Peter —¿Tú crees que se este muriendo?
—pues, no está mejorando.
—debe haber algo que podemos hacer para ayudarla. —Jennifer entró.
—no pueden, solo yo puedo, puedo salvarla y decirles donde está el alguacil Stilinski, pero hay una mNadade alfas en el hospital que me quieren muerte.
—querida hay dos manadas aquí que te quieren muerta —admití.
—así que les ayudare —ignoró mi comentario. —pero solo cuando haya salido sana y salva, solo así.
Derek tiró una mesita en un arrebató de furia y se fue contra ella pero Scott lo detuvo —Derek ¡espera!
—estaba intentando salir —la señaló.
—intentaba que no me mataran, no pueden culparme por eso.
—si quieres mostrar que eres de las buenas, entonces curada —dijo Stiles apuntando hacia Cora.
—no hasta que esté a salvo.
—quiero proponer un método de persuasión diferente, hay que torturarla —comentó Peter.
—estoy de acuerdo contigo —habló Robbie por primera vez desde que llegamos.
—está bien —Derek se quitó el brazo de Scott de encima.
—ah...—la voz de Melissa se oyó a través de los parlantes. —su atención por favor, el señor Deucalion...lo, lo siento, solo Deucalion, les pide que traigan a la mujer que se hace llamar Jennifer Blake a la recepción, si lo hacen los demás pueden irse, tienen diez minutos.
—no va a hacerle daño.
—¡cállate! —gruñí.
—¡no lo hará! —miró a Scott —Scott, ¿Sabes por qué? Diles qué es cierto.
—¿De qué está hablando? —preguntó Derek.
—no eres el único al que quiere en su manada—habló la darach al darse cuenta de que Scott no diría nada.
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