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Capítulo ciento veintiocho "Hiperión"

Antes de que pudiera irme, Stiles me detuvo, llamándome con urgencia.—Espera, Hannah. Hay algo más que no te he dicho.

Me volví hacia él, con una mezcla de sorpresa y preocupación.—¿Hay más?

Él asintió, respirando hondo.—Anoche... anoche, Theo mató a Josh, la quimera que estaba en el hospital. —Explicó rápidamente—. Dijo que lo hizo por defensa propia, que si no lo hacía, él iba a matarlo.

Suspiré, intentando procesar la información.—Genial. Eso alivia las cosas, al menos una. Con Theo como asesino, Scott no lo querrá en su manada.

Mi hermano me miró fijamente, con una mezcla de inquietud y esperanza.—Y a nosotros tampoco nos querrá.

Tomé una decisión rápida, tratando de encontrar un rayo de esperanza en medio del caos.—Stiles, piénsalo. Theo nos dio la respuesta... No somos asesinos. Fue por defensa propia. Si no lo hacías, Donovan iba a matarte.

Stiles frunció el ceño, todavía dudoso.—No lo sé, Han. —Suspiró profundamente, luego recordó algo más—. Ah, y por si fuera poco, ya tenemos otra quimera.

Lo miré sorprendida.—¿Quién?

El castaño respondió sin dudar.—Hayden, la compañera de Liam. La que fue atacada por Tracy.

Rodé los ojos con resignación.—Genial. Solo quería un sábado tranquilo.

Stiles me observó detenidamente.—¿Por qué viniste? Sé que no fue solo para hablar.

Suspiré, recordando mi propósito original.—Le prometí a Melody llevarle una de mis muñecas. ¿Sabes dónde las guardó papá?

Asintió, señalando hacia el garaje.—En el garaje, con las otras cosas.

Me dirigí al garaje, y empecé a buscar la caja de las muñecas entre las cosas viejas y olvidadas. Encontré la caja que buscaba y la tomé, pero al sacarla, noté otra caja escondida en el fondo, casi oculta por la oscuridad. Un viejo papel medio roto revelaba el nombre "Selene".

Intrigada, dejé la caja de muñecas a un lado y tomé la otra caja, colocándola en el suelo. Al abrirla, un humo de polvo me envolvió, obligándome a toser un poco. Al mirar dentro, encontré varias cosas: adornos, joyas con formas de luna, y muchas fotos antiguas.Tomé una de las fotos, viéndome a mí misma de niña, vestida con lo que parecía un disfraz.

Noté algo llamativo en la foto: mi cabello negro tenía un mechón blanco. En otras fotos, mi pelo parecía volverse progresivamente más blanco hasta convertirse en un color plata. En algunas de esas fotos, un hombre aparecía en el fondo.Lo miré más de cerca, dándome cuenta de que era el mismo hombre que Melody juraba que era su abuelo Hiperión, con quien habíamos tropezado en la calle. Se veía más joven en las fotos, pero inconfundible.

Mi mente se llenó de preguntas y confusión.También encontré películas, casetes con grabaciones y cuadernos. Uno de los cuadernos pertenecía a mi madre, y el otro parecía ser un diario íntimo mío, de cuando era niña.Tomé el diario, sintiendo un nudo en el estómago. ¿Cuántos secretos más había en mi familia? ¿Cuántas cosas no sabía de mi propio pasado? Decidí llevarme la caja completa al interior de la casa para examinarla con más calma. Tenía la sensación de que las respuestas que buscaba estaban ahí, escondidas entre las páginas amarillentas y las imágenes del pasado.

Ya en la sala, abrí mi diario con intriga. Las páginas amarillentas y el olor a papel viejo me llenaban de una extraña mezcla de nostalgia y misterio. No había tenido en mis manos ese diario desde hacía años, y la curiosidad de su contenido se apoderaba de mí. En ese momento, Stiles apareció de repente, interrumpiendo mis pensamientos.

—¿Es tu viejo diario? —dijo, sorprendiéndome.

Me asusté y volteé rápidamente, golpeándole el brazo instintivamente.—¡No hagas eso! —le recriminé, aún con el corazón acelerado por el susto.Miré el diario y respondí, tratando de calmarme —Sí, es mío.

Se acercó más, inclinándose para ver el contenido del diario.—¿Qué idioma es ese? —preguntó, frunciendo el ceño.

Lo miré sin entender a qué se refería.—Español, ¿cuál más?

Stiles me miró con incredulidad, tomando el diario de mis manos.—Hannah, eso no es español. Creo que es griego.

Me quedé atónita, procesando sus palabras.—Un segundo... yo no sé griego.

Me miró fijamente.—Evidentemente sí sabes. —Luego, miró la caja que estaba sobre la mesa, llena de objetos antiguos y curiosos—. ¿Qué más hay ahí?

Tomé el cuaderno de mamá. Todas sus notas hablaban de mí y de mis comportamientos extraños cuando era niña. Decía que quería que me llamaran Selene, que hablaba en otro idioma, del hombre misterioso que a veces parecía seguirnos, y de mi obsesión con la luna. Las palabras de mamá pintaban un cuadro de mi infancia que no recordaba.

Mi hermano y yo nos miramos, confundidos y preocupados.—¿Tú recuerdas algo de esto? —le pregunté, sintiendo una mezcla de curiosidad y miedo.

Stiles negó con la cabeza.—No, nada.

Tomé las películas y los casetes que había en la caja, sintiéndome cada vez más abrumada.—Ya no sé si quiero verlos.

El castaño, con determinación, tomó una de las películas.—Yo sí.

Al ponerla en el viejo reproductor, aparecí en la pantalla. Mamá parecía ser la que me grababa. Estábamos en Disney. Mi pelo era negro, pero en la grabación me veía como si tuviera una bruma blanca alrededor. Era de noche y se veían los fuegos artificiales en el cielo. La luna brillaba justo detrás de mí y, no solo la luna, ahí estaba el hombre, Hiperión, mirándome de lejos.En el video, me volteé y, al verlo, corrí hacia él, llamándolo "papá". Hablábamos, y por primera vez noté que no estaba hablando en español.

—¿Eso es griego? —pregunté, aún más confundida.

Stiles asintió, sin apartar los ojos de la pantalla.—Parece que sí.

La siguiente película mostraba algo completamente diferente: yo en casa Eichen. Unos doctores me hacían preguntas y parecía que no tenía más de siete u ocho años.—¿Estuve en casa Eichen? —murmuré, shockeada.

Él se volvió hacia mí, con una mezcla de preocupación y curiosidad en sus ojos.—¿Te acuerdas de algo de esto?

Negué con la cabeza, sintiéndome cada vez más perdida.—No, nada de esto. —Tomé una respiración profunda, tratando de ordenar mis pensamientos—. Esto es demasiado, Stiles. ¿Por qué mamá nunca nos dijo nada de esto?

Stiles se sentó a mi lado, poniendo una mano reconfortante en mi hombro.—Quizás pensó que era lo mejor, que no necesitábamos saberlo. Pero ahora lo sabemos y tenemos que averiguar qué significa todo esto.

Asentí, sintiendo que mi mundo se tambaleaba.—Sí, tenemos que hacerlo.

Mi mellizo miró los casetes y las notas restantes en la caja.—Vamos a averiguar todo esto, Han. Juntos.

Sentí una pequeña chispa de esperanza. No estaba sola en esto. Con Stiles a mi lado, podríamos descubrir la verdad.

Antes de que pudiera responder, notó algo en mi cabello y bromeó —¿Nuevo look?

Lo miré sin entender.—¿Qué?

Stiles señaló un mechón de mi cabello.—El mechón blanco. ¿Desde cuándo lo tienes?

Me llevé una mano al cabello, sintiendo la suavidad del mechón blanco entre mis dedos.—No es un look. No sé cómo apareció.

Stiles me observó, claramente preocupado.

...

Otro día de clases, el fin de semana fue bastante fuerte para mí pero decidí que dejaría eso para después, ahora nos concentrariamos en las quimeras.

—volvimos a las corrientes teluricas —dijo Stiles desplegando un mapa sobre una de las mesas de la biblioteca.

—si los doctores del miedo no van a la clara Eichen por ellas podemos usarlas para protegerla —comentó Scott.

—¿y además de Eichen donde es la convergencia mas fuerte? —inquirí mirando el mapa.

El alfa señaló la escuela —Estamos en ella.

—¿Quieres esconderla en la escuela? —preguntó mi hermano — ¿por cuanto tiempo?

—si es necesario, toda la noche. —admitió —Liam convenció a Hayden de no decirle nada a su hermana, tiene turno doble esta noche y cree que Hayden se quedará con una amiga. —explicó.

—pero es solo una escuela —lo miré —no es precisamente una fortaleza.

—pero Lydia tiene una idea ¿Recuerdas que Valack citó a Tesla?

—frecuencia y vibración —asentí.

—ella cree que no lo dijo para sonar listo, cree que tal vez es una pista.

—¿para qué? —inquirió Stiles.

—interrumpir la frecuencia, Parrish tomó tres bloqueadores de celular —explicó —cree que puede ampliar su frecuencia. Es difícil pero es nuestra mejor opción.

—¿Qué pasará conmigo y con Kira?

—bueno, ustedes vendrán a la escuela con nosotros. Necesitaremos la ayuda de tu ma...dagas —pude ver que no estaba muy seguro con esta parte del plan.

—no tengo que ir —dije con firmeza y bajé la mirada —y además, perdí mis dagas.

Scott frunció el ceño, preocupado.—te ayudaré a buscarlas, ¿Las dejaste en mi habitación?

Dio un paso atrás, listo para irse, pero lo detuve colocando una mano en su pecho.—Scott, está bien. La última vez que estuve sobre corrientes telúricas, las cosas salieron mal.

Él trató de tranquilizarme.—Pero es la escuela —dijo—. Vas todos los días. No es lo mismo.

Sabía que mi presencia allí podría empeorar las cosas. Recordé cómo me habían usado en Eichen, y el peligro que eso había representado.

—Lo empeoré cuando fui a Eichen. Me usaron para entrar. Creo que debería descubrir qué me pasa antes de ayudar a los demás —dije.

Scott se acercó, con una expresión de preocupación en su rostro.—Hannah...

Antes de que pudiera decir algo más, él unió nuestros labios en un beso.Fue un beso lleno de recuerdos y emociones: el primer beso que compartimos, nuestra primera vez, la realización de nuestros sentimientos mutuos, el nacimiento de Melody, nuestra primera cita. Todo esto pasó por mi mente en un torrente de nostalgia y amor. Estoy segura de que él estaba sintiendo lo mismo.

—Ten cuidado, ¿sí? —le dije al separarnos, mi voz temblando con la emoción.

Scott asintió, su mirada fija en la mía, reflejando el mismo amor y preocupación. Di un paso atrás y llamé a Melody.—¡Melody! —la llamé. —¡Vamos hija! —Mientras la esperaba, una pregunta inquietante surgió en mi mente. Me volví hacia Scott y le pregunté —Si esto funciona, ¿qué pasará mañana? ¿Seguirán buscando dónde esconderla?

—No —dijo él—. Si funciona, atraparemos a uno.

La respuesta de Scott no fue del todo tranquilizadora, pero era lo mejor que podíamos hacer en ese momento.Melody llegó corriendo y se acercó a nosotro

—Despídete de papá —dije con ternura

La pequeña abrazó a Scott con fuerza, y pude ver cómo su rostro se iluminaba con una mezcla de tristeza y amor.Estiré mi mano hacia Melody cuando se acercó a mí, y ella la tomó con la inocencia de una niña que confía plenamente en sus padres.

Miré una última vez a Scott, y un nudo en mi garganta me hizo detenerme. Regresé corriendo hacia él y lo abracé con fuerza.—Nunca olvides que te amo —murmuré, con el corazón desgarrado por la despedida.

Scott me apretó más cerca, su respiración cálida en mi cuello mientras decía:—Lo sé. También te amo.

Con lágrimas en los ojos y un sentimiento de incertidumbre en el corazón, solté a Scott y salí de su casa, tomando la mano de Melody.

La casa estaba tranquila y acogedora, iluminada solo por la luz suave de la televisión. Melody estaba acurrucada a mi lado en el sofá, mientras palomitas de maíz y refrescos estaban dispuestos sobre la mesa frente a nosotros. Decidimos hacer de esta noche una pequeña escapada del caos y sumergirnos en una película familiar para distraernos.

Mientras la película avanzaba y las risas y los diálogos llenaban el ambiente, una pregunta que había estado rondando en mi mente durante todo el día se volvió imposible de ignorar. Miré a mi pequeña, quien estaba completamente inmersa en la película.

—Melody —dije suavemente, intentando no interrumpir demasiado la atmósfera relajada—, ¿puedes decirme más sobre Hiperión?

Melody levantó la vista de la pantalla, su expresión cambiando de curiosidad a una pequeña confusión.—¿Hiperión? —preguntó—. ¿El hombre de la calle?

Asentí, buscando una forma sencilla de abordar el tema.—Sí, el hombre con el que chocaste. Tú dijiste que lo conocías como tu abuelo Hiperión.

Melody frunció el ceño, pensativa.—No sé mucho sobre él —dijo lentamente—. Solo sé que me decía cosas bonitas y que siempre me miraba con una sonrisa. A veces, me decía cosas sobre la luna y las estrellas.

Mi corazón se aceleró al escuchar sus palabras. Sentí un nudo en el estómago al pensar en el vínculo que podía existir entre Melody y ese hombre enigmático.

—¿Recuerdas alguna de las cosas que te decía? —le pregunté, tratando de obtener más detalles.

Ella se quedó en silencio un momento, como si intentara recordar con claridad. Finalmente, dijo —Me contaba historias sobre dioses y cosas mágicas. Y siempre me decía que la luna me protegía. Pero no recuerdo mucho más.

Asentí, tratando de procesar la información. La conexión con el pasado, la luna, y el hombre que había chocado con mi hija eran piezas que encajaban en un rompecabezas complicado.—Gracias, Mi amor —le dije, dándole un beso en la frente—. Eres muy valiente por contarme todo esto.

Melody sonrió y se acurrucó más cerca, el brillo de la televisión reflejándose en sus ojos.

Al notar que Melody se había quedado dormida a mitad de la película, decidí que era el momento de dar por terminada nuestra noche de cine. La levanté suavemente de la cama, cuidando de no despertarla, y la cargué hasta mi habitación.

La acomodé con delicadeza en su cama, asegurándome de que estuviera cómoda antes de unirme a ella.Me deslicé a su lado, sintiendo su calidez y el suave ritmo de su respiración. Cerré los ojos y me dejé llevar por el cansancio acumulado del día, pronto me encontré sumida en un sueño profundo.

Me encontraba en medio de un sueño tan vívido que parecía más real que cualquier otra cosa. Me hallaba en un lugar majestuoso, una mansión rodeada de montañas que se alzaban bajo un cielo estrellado y luminoso. El ambiente estaba impregnado de una sensación de grandeza y poder.De repente, una presencia a mi lado me hizo voltear.

Allí estaba él, Hiperión. Su estatura imponente y su musculatura eran evidentes incluso en la penumbra. Sus ojos, con una mezcla de galaxias en sus iris, reflejaban verdes profundos y manchas azules. Era como si la vastedad del cosmos estuviera contenida en su mirada. Su cabello rubio oscuro, perfectamente peinado hacia atrás, hacía que su figura resultara aún más impresionante.

—Hiperión —murmuré, sorprendida y sin poder creer lo que veía.

Él sonrió con una ternura paternal y dijo —Mi dulce Selene, sé que has estado indagando en tu pasado.

—¿Me espías? —pregunté, con una mezcla de confusión y desconfianza.

—No —respondió, moviendo la mano en un gesto tranquilizador—. Te cuido.

A pesar de sus palabras reconfortantes, mi mente estaba llena de preguntas. Me sentía perdida y abrumada por el torbellino de emociones y descubrimientos recientes.

—No lo entiendo —dije, tratando de ordenar mis pensamientos—. ¿Quién eres? ¿Quién soy? ¿Dónde estamos? ¿Qué me está pasando?

Hiperión se acercó un paso más, su presencia imponente era al mismo tiempo calmante. Su voz tenía un tono grave y sereno mientras respondía —Eres mi hija, Selene. Este lugar es el Olimpo, el hogar de los dioses. Estamos en un sueño que conecta con tu verdadera esencia. Las respuestas que buscas están profundamente enterradas en tu pasado y en tu ser.

—Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué estás aquí? —le pregunté, sintiendo el peso de la revelación y la ansiedad por entender mi identidad y mi historia.

—Tu viaje para descubrir la verdad ha comenzado, y es crucial que entiendas quién eres realmente —dijo el Titán —. Tu magia, tu linaje, todo está conectado con el pasado antiguo. No estás sola en esto, y debes aceptar tu herencia para encontrar el equilibrio.

Miré a Hiperión, tratando de absorber la magnitud de sus palabras. Las piezas del rompecabezas de mi vida y de mi historia empezaban a encajar, aunque aún había muchas cosas que no comprendía.—¿Qué debo hacer ahora? —le pregunté, sintiendo que necesitaba una guía clara.

—Confía en ti misma —dijo él —. La verdad se revelará en el momento adecuado. No temas enfrentarte a lo que viene. Eres más fuerte de lo que crees.

Con esas palabras, el sueño comenzó a desvanecerse, y el Olimpo se desdibujó lentamente en la negrura.

...

Al día siguiente estábamos todos reunidos en casa de Scott, esperándolo pues Kira había sido arrestada por homicidio.

—oye Kira, ¿Está bien? —preguntó mi hermano ni bien entró Scott.

Él no respondió sólo pasó de largo y subió las escaleras, —¿Scott? —lo llamé pero me ignoró.

Escuchamos a Lydia gritar, deteniéndolo, así que no lo pensé dos veces y subí con rapidez, los chicos me siguieron. Al entrar lo vi con sus garras clavadas en la nuca de Cory, la nueva quimera.

—Scott —me acerqué pero, Lydia me detuvo.

—no, puede ser peligroso.

—¿Qué está haciendo? —preguntó Theo.

—entrar a las memorias de Cory —expliqué —es algo que solo los alfas hacen.

—¿y si es tan peligroso? —miró con atención lo que hacía Scott, eso me incomodaba.

—tal vez peor —dijo Stiles.

—¿alguien sabe si funciona? —preguntó Mason.

Scott se separó de golpe con dificultad para respirar, casi se cae de no ser por los chicos que lo sostuvieron —¿Él está bien? —preguntó.

—¿Qué diablos me hiciste? —se quejó asustado.

—¿Tú estas bien? —apoyé mi mano en su mejilla, él asintió.

—estarás bien —le restó importancia.

—hay sangre.

—sanarás —se exasperó.

—Scott... —intenté tocarlo otra vez pero se alejó.

—¡estará bien! —exclamó —escuchen, creo que funciono, vi algo, había túneles y tuberías en las paredes, dos tuberías enormes azules en la entrada —explicó mientras lo dibujaba en una libreta —ambos lados.

—un momento, eso lo he visto antes —dijo Stiles mirando de cerca el dibujo —es uno de los túneles donde patinabamos ¿Recuerdas? —me miró, a lo que asentí.

—Papá nos descubrió y dijo que jamás volviéramos —Recordé.

—es la planta de tratamiento de agua —dijo Lydia.

—están ahí —afirmó mi chico —ahí encontraremos a Liam y a Hayden.

Salió de la habitación apresuradamrnte y nosotros lo seguimos —Scott —traté De detenerlo.

—Scott espera un poco, piensa—intentó Stiles —Mason no debería ir.

—Liam es mi mejor amigo, iré —dijo el susodicho pasando por nuestro lado.

—¿Ay de pronto tienes poderes de super lobo? No estaba al tanto de esa novedad —comentó con sarcasmo mi hermano.

—sino vas tú, necesito ayuda —admitió Scott.

—no, ¡si iré! Después de hablar con mi papá. Van a mover el cuerpo, quieren asegurarse de que no se lo roben está vez.

—¿Cómo harán eso? —inquirió Malia.

—no lo sé, pero quien se llevó el último tiene suficiente fuerza para volcar mi jeep —comentó.

—podemos llevar a Theo —sugirió la coyote con tono firme y seguro.

—no lo necesitamos, iré yo —Mis palabras resonaron en la sala y, de repente, sentí una energía extraña en mis ojos. Todos se quedaron mirándome, sorprendidos.—¿Qué? —pregunté, confundida por sus expresiones.

Scott dio un paso hacia mí, mirándome con preocupación y asombro.—Tus ojos, Hannah. Tus pupilas brillaron.

—¿Brillaron azul? —pregunté, intentando entender qué había sucedido.

Él negó con la cabeza, su rostro mostrando una mezcla de confusión y preocupación.—Color plata.

La habitación quedó en silencio. Sentí un escalofrío recorrerme. Las palabras de Hiperión resonaban en mi mente, y no pude evitar preguntarme qué más estaba por descubrir sobre mi linaje divino.

—¿Plata? —repetí en voz baja, tratando de procesar lo que significaba. Miré a Scott, esperando alguna respuesta que él no parecía tener.

Lydia se acercó, su expresión más analítica que sorprendida.—Hannah, ¿has notado algún otro cambio en ti? —preguntó con suavidad.

Me quedé en silencio por un momento, considerando sus palabras. Finalmente, moví mi cabeza para revelar el mechón blanco que parecía expandirse cada día un poco más.—Pues... esto —dije, señalando el mechón.

Lydia lo observó con atención, su expresión pensativa.—Eso no estaba allí antes, ¿verdad?

Negué con la cabeza, aunque en mi mente recordaba los fragmentos de recuerdos y las visiones que había tenido recientemente.—No lo sé, Lydia. Todo es tan confuso.

—¿nos podemos concentrar en Liam y Hayden? —nos interrumpió Mason.

—si, tal vez deba quedarme en caso de que los doctores decidan venir a buscar a Cory —lo miró.

—Scott, Stiles tiene razón —dije llamando su atención —tenemos que detenernos y pensar.

—estoy pensando que Liam y Hayden podrían estar muertos.

—pudiste lastimarlo, Scott —le reproché —en serio.

—tengo que encontrar a Liam.

Estábamos a punto de salir de la casa de Scott cuando él se detuvo repentinamente y me miró.

—Espera, siento que nos olvidamos de algo —dijo, frunciendo el ceño en un gesto de preocupación.

Me volví hacia la casa y, para nuestra sorpresa, nos encontramos con Melody parada en la puerta del salón, abrazando a su muñeco. Tenía los brazos cruzados, los labios fruncidos y una ceja levantada.

—Sí, ¿quién será? —dijo, su tono lleno de sarcasmo infantil.

Scott se rascó la nuca, claramente avergonzado.—Lo siento, mi Dulce Melodía. Nos distraímos —se disculpó, tratando de suavizar la situación

Stiles intervino rápidamente.—Yo la llevaré con nuestro padre —dijo, con una sonrisa tranquilizadora.

Le agradecí con una mirada mientras Melody soltaba un suspiro exagerado y caminaba hacia él.

Cuando salíamos, Malia no pudo evitar hacer un comentario.—No puedo creer que casi te olvidas de tu hija, bruto —dijo, golpeando a Scott ligeramente en el brazo.

Él la miró, claramente frustrado.—Tengo mucho en mente.

Lydia, que siempre tenía una opinión, intervino.—Tu hija debería ser lo primero que ocupe tu mente.

Scott, sintiéndose acorralado, respondió rápidamente.—¿Por qué me culpan a mí? Hannah también la olvidó.

Lo miré, sorprendida y ofendida.—¿En serio, Cariño? —dije, cruzándome de brazos—. ¿Así es como vas a salir de esta?

Levantó las manos en un gesto de rendición.—Lo siento, lo siento. No fue mi intención.

Melody, ahora de la mano de Stiles, nos miró con una sonrisa traviesa.—Deberían apuntar a no olvidarse de mí la próxima vez.

—Esperen, yo la cuido —dijo Lydia.

—gracias —sonreí.

Todos estallamos en risas. La tensión se desvaneció un poco y, con Melody a salvo con Stiles, nos dirigimos en busca de Liam y Hayden buscándolos traerlos con vida.

Llegamos al lugar y entramos con rapidez, a simple vista no parecía haber nadie. Seguimos a Scott él cual apenas nos prestamos atención, en un momento del recorrido los tres Mason, Malia y yo compartimos una mirada de confusión y frustración.

—¡Liam! —gritó Malia.

—encuentra su aroma —dijo Mason acercándose a Scott.

—hay demasiados químicos —respondió.

—quizás tardemos un poco —murmuré.

Nos dividimos para abarcar más espacio, pero no lograbamos dar con ellos.

—¡Hayden! ¡Liam! —exclamé mientras corría tratando de encontrarlos.mi voz mezclándose con el eco metálico del lugar.

—¡Hayden! ¡Liam! —escuché a Scott gritar no muy lejos.

De repente, giré una esquina y, sin previo aviso, choqué de lleno contra alguien. El impacto fue fuerte y nos tambaleamos hacia atrás.

Nos quedamos un momento mirándonos a los ojos, sus pupilas dilatadas y reflejando la luz tenue del lugar. Su preocupación y amor eran palpables.

—¿Estás bien? —preguntó tomando mi mano, su voz más suave ahora, llena de ternura.

—Sí, sólo un poco aturdida —respondí, sin soltar su mano.

Nos quedamos así, en silencio por unos segundos, el mundo exterior desvaneciéndose mientras nos perdíamos en la mirada del otro. En ese instante, todo el miedo y la incertidumbre se desvanecieron.

Era como si nada más importara, solo nosotros dos, juntos, enfrentando lo que viniera.Scott dio un paso más cerca, su otra mano levantándose para acariciar mi mejilla. Sentí su pulgar trazando círculos suaves en mi piel, un gesto tranquilizador que siempre lograba calmarme. —¿Hay algo?

—nada —negué.

—¡Hayden! —Malia y Mason aparecieron por donde estábamos nosotros.

—tenemos que asegurarnos de no estar cubriendo la misma área —opinó Scott. Noté que comenzó a faltarle el aire.

—necesitas tú inhalador ¿no?

—silencio —murmuró —creo que oigo algo.Se concentró tratando de identificar el sonido.

—son solo las luces ¿no? —inquirió la coyote.

—vengan por aquí —aun estábamos tomados de la mano, por lo que tiró de mí suavemente.

Corrimos por donde Scott nos indicaba —se los prometo —dijo Mason tratando de recuperar el aliento —ya pasamos por este.

—¿Qué estamos haciendo? —preguntó el alfa. —solo corremos por este lugar, por los mismos túneles y no podemos...no podemos encontrarlos —estaba cada vez más agitado.

—Cariño, tu inhalador —dije preocupada.

—no —negó.

Saqué el inhalador de mi bolsillo y se lo di —¡úsalo!

Cayó de rodillas al mismo tiempo que lo tomaba de mi mano y lo usaba. —esto es culpa mía, nunca los encontraremos...es mi culpa.

Me arrodillé frente a él, a su altura, y tomé su rostro entre mis manos con firmeza. Le obligué a mirarme a los ojos, tratando de transmitirle toda la confianza que sentía por él.

—No es tu culpa —le dije con firmeza—. No tienes control sobre todo lo que sucede. Estamos en esto juntos, y vamos a encontrar a Hayden y Liam. Lo haremos.

Sus ojos se encontraron con los míos, y aunque la preocupación todavía estaba presente, vi una chispa de esperanza en su mirada. A pesar del miedo y la desesperación, sabía que tenía que ser fuerte por ambos.

—Confía en mí —añadí, mi voz suave pero decidida—. No te hundas en la culpa. Estamos juntos en esto, y vamos a seguir luchando.

Juntos nos pusimos de pie —tenemos que seguir buscado —dijo Mason —seguir intentando.

Seguimos recorriendo el lugar tratando de no darnos por vencidos.
De repente paré de caminar y cerré mis ojos, tenía un vista panorámica desde lo alto del cielo y desde allí vi la camioneta de Theo con Liam y Hayden dentro.

De repente, me detuve en seco y cerré los ojos. Sentí una visión panorámica envolviéndome, como si estuviera suspendida en el aire. Desde esa perspectiva elevada, vi la camioneta de Theo, con Liam y Hayden dentro, claramente visible desde lo alto del cielo.Al abrir los ojos, me dirigí rápidamente a Scott y a los demás.

—¡los encontré! Vi la camioneta de Theo —les dije—. Está con Liam y Hayden.

Scott, Malia y Mason me miraron con incredulidad.

—¿Cómo es posible que supieras eso? —preguntó Scott, todavía asimilando la información.

—No lo sé —respondí con sinceridad—. Simplemente lo vi. Tal vez sea parte de lo que está pasando conmigo.

Sin perder tiempo, todos corrimos hacia la salida, con la urgencia de llegar a la casa de Scott y averiguar más sobre lo que sucedía.

Cuando llegamos los encontramos en la sala, Liam y Hayden dormían juntos en el sillón, aún lado Lydia y Theo los vigilaban.

Theo abrazó a Mason, Scott y Malia y cuando llegó a mí di un paso atrás —vamos Han, sólo está vez.

Suspiré aceptando casi a regañadientes y cuando me tocó, vi a un chica gritando su nombre mientras trataba de mantenerse a flote en un río, estaba herida y Theo parecía no prestarle atención.
Me separé de golpe con el corazón desbocado —ah...yo...Melody —balbucee antes de huir al piso de arriba.

...

Cuando todos se fueron Scott y yo nos acomodamos para dormir, sentí que debía contarle lo que había descubierto el fin de semana y mi sueño con Hiperión.

Nos sentamos en la cama, y Scott me miró con curiosidad. Sabía que lo que iba a decirle era importante. Tomé una respiración profunda y empecé.

—Scott, necesito contarte algo sobre lo que descubrí el fin de semana en una caja que encontré en el garaje —dije, intentando mantener la calma mientras él se acomodaba a mi lado—. Dentro había fotos, videos y diarios, tanto de mi madre como míos.

Él frunció el ceño, atento a cada palabra. Asintió y continué.—En los videos, vi una grabación de cuando era pequeña, en Disney. Mi cabello era negro en ese momento, pero lo curioso es que había una bruma blanca a mi alrededor. En el video, vi a Hiperión detrás de mí, y yo lo llamé "papá".Sus ojos se agrandaron al escuchar eso, pero me hizo una seña para que siguiera.—También encontré un video en el que estoy en Casa Eichen —dije—. Los doctores me estaban haciendo preguntas, y me di cuenta de que estuve allí. En uno de los diarios, vi que mi madre había escrito sobre mis comportamientos extraños, mi obsesión con la luna y ese hombre misterioso que parecía seguirnos. Todo estaba en otro idioma, pero Stiles y yo descubrimos que realmente es griego, no español.

Scott me miró con preocupación.—Y anoche... —continué—. Tuve un sueño en el que Hiperión me explicaba quién era y lo que estaba pasando. Me dijo que soy su hija y que mi linaje tiene una conexión profunda con la luna y la magia. Todo esto parece estar relacionado con los cambios que estoy experimentando.

Tomó mi mano, y su mirada se suavizó, aunque todavía reflejaba preocupación.—¿Qué significa todo esto para nosotros? —preguntó, su voz llena de inquietud.

—No estoy completamente segura —respondí—, pero siento que mi conexión con Hiperión y mi linaje puede tener un impacto importante en lo que está sucediendo. Necesito entender más sobre mi pasado para enfrentar lo que viene.Scott asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.

—Vamos a enfrentarlo juntos —dijo con determinación—. No importa lo que descubras, estaré contigo en cada paso del camino.Me sonrió y lo abracé, agradecida por su apoyo.

—¿Puedes hacerme un favor? —él asintió —mírame con tus otros ojos y dime lo que ves.

Scott me miró con sus ojos de lobo, sus iris resplandecían en un rojo intenso. Se quedó en silencio por un momento, observándome con una mezcla de admiración y asombro.

—Todo lo que veo es a un ángel —dijo con sinceridad, su voz suave y llena de emoción.

Sonreí, sintiendo un calor reconfortante en su elogio.—Scott... es en serio —dije, buscando confirmación.

Él frunció el ceño, tratando de descifrar lo que veía. Luego, sus ojos se iluminaron con una nueva comprensión.—Tienes una bruma blanca detrás, espera un segundo... no es una bruma, es la luna. —dijo, claramente asombrado—. Es como si tu conexión con ella te rodeara y te protegiera.

Sentí un estremecimiento al escuchar sus palabras, dándome cuenta de que mi vínculo con la luna no solo era una parte de mi historia, sino que también estaba visible para él de una manera tan tangible.

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