Capítulo ciento veinticuatro "Orgullosa de ti"
Llegamos al departamento de policía, estaba tal cual lo había visto en mi visión.Aunque los paralizados ya comenzaban a moverse, pude ver a una policía ayudando a mi padre a ponerse en pie, iba a ir pero Scott se adelantó con rapidez.
Vi el reguero de sangre y me preocupe, estaba segura de que le pertenecía a Lydia. Mi hermano y yo fuimos a buscarla, siguiendo el rastro.
—Mel, quédate con papá —la miré de reojo mientras me alejaba.
Entramos a la oficina y vimos a Kira tratando de detener la sangre que Lydia estaba perdiendo, ella ya estaba casi inconsciente.
—torniquete —dije acercándome mientras buscaba algo que con que hacerlo. Theo se quitó el cinturón y me lo pasó, tuve que aceptarlo. Rápidamente y con algo de ayuda lo ajusté alrededor de su herida parando la hemorragia. —vas a estar bien, Lyds —murmuré —por favor, no te vayas, quédate conmigo.
Natalie apareció de repente sorprendida la ver el estado de su hija —¡ay Dios! —se acercó rápidamente.
—Stiles, Hannah —Scott nos llamó —¡chicos! —insistió.
Me puse de pie y me acerqué a mi chico, limpiándome las manos con mi blusa, tenía mucha sangre y ya estaba perturbandome un poco.
—chicos, vámonos —hizo un ademán.
—ayuden a Tracy—dijo la pelifresa como pudo.
Asentí antes de bajar al sótano, donde estaba Malia junto al cuerpo de Tracy —Malia —dije decepcionada.
—no fui yo —aseguró.
Nos acercamos al cuerpo —¿Qué diablos le pasó? —preguntó nuestro padre.
—había unas personas, tenían máscaras —me miró —como las que describiste, las de tu visión, Han los vi —dijo aterrada —eran tres, tres personas.
—tranquila —dije suavemente intentando calmarla —te creo.
—¿De qué estás hablando? —inquirió mi hermano.
—eran fuertes, Stiles. Tenían un arma —se desesperó —¡yo no hice esto!
—te creo, te creo —asintió.
—ella no cambiará de nuevo, debemos sacarla de aquí —Deaton volteó a ver a Scott.
—oye, por supuesto que no —negó el sheriff.
—¿mami? ¿Papi? —escuchamos la voz de mi hija.
—volteé hacia la entrada y estaba por contestarle cuando escuchamos un grito desgarrador. Sin dudarlo, corrí hacia arriba.
Al llegar a la oficina, vi a Melody parada en la puerta, sus ojos llenos de horror. En el suelo, Lydia yacía mal herida, esperando por la ambulancia. La escena era desgarradora, y se suponía que la pequeña no tenía que verla.
Melody comenzó a llorar al ver a su tía en ese estado. Lydia era su madrina y alguien a quien quería muchísimo, por lo que verla así era demasiado para ella.
—Cariño, ¿por qué no te quedaste en la recepción? —pregunté alejandola de la puerta.
—¡No quería estar sola! —sollozó Melody, aferrándose a mí.La abracé, tratando de calmarla.—No quería que vieras a Lydia así —le dije con suavidad, acariciándole el cabello.
—¿La tía Lyds va a estar bien? —preguntó, sus ojos llenos de lágrimas y miedo.
Me arrodillé a su lado, tomando sus pequeñas manos en las suyas.—Haremos todo lo posible para que se recupere, cariño —le dije con una voz calmada—. Pero necesitamos que seas fuerte, ¿de acuerdo?
Melody asintió lentamente, sus sollozos disminuyendo un poco. La levanté y la sostuve en mis brazos, sintiendo el peso de la preocupación y el miedo de su hija.
Sabía que debía encontrar una manera de distraer a mi pequeña para aliviar un poco su angustia. Miré a mi hija, quien aún estaba aferrada a mi con lágrimas en los ojos, y decidí que un dibujo podría ser una buena forma de canalizar sus emociones y distraerla un poco.
—Melody, cariño —dije suavemente—, ¿quieres hacer algo especial para la tía Lydia?
Melody levantó la vista, los ojos todavía llenos de lágrimas pero con una chispa de curiosidad.—¿Como qué, mamá? —preguntó con voz temblorosa.
Sonreí con ternura, buscando ser una fuente de consuelo para mi hija.—Podrías hacerle un dibujo. A tía Lyds le encantarán los dibujos que hagas. ¿Qué te parece?
Ella asintió lentamente, secándose las lágrimas con el dorso de la mano.
Le pasé un cuaderno y algunos lápices de colores que llevaba en mi bolso, y la niña se sentó en cubículo de Jordan, enfocándose en su tarea.—Voy a dibujarle un sol y una flor. A Lyds le gustan las flores —murmuró Melody mientras comenzaba a trazar con el lápiz.
Me quedé cerca, observando cómo Melody concentraba su atención en el dibujo. Mientras lo hacía, suspiré con alivio al ver que estaba un poco más calmada. A través del dibujo, Melody estaba canalizando su preocupación y ofreciendo un gesto de amor a Lydia.
El ambiente en el departamento de policía seguía siendo tenso, pero el pequeño acto de distracción estaba ayudando a aliviar el peso emocional de ella. Me incliné y le susurré al oído.—Ese dibujo es hermoso, cariño. Lydia va a sentirse muy feliz al verlo cuando despierte.
Melody sonrió débilmente, concentrándose en los detalles de su dibujo.
Durante ese tiempo llegó la ambulancia y se llevaron a Lydia, nosotros las seguimos tiempo después.
Y estábamos todos esperando por novedades fuera del consultorio, menos Scott que se había ido con Deaton y Stiles a la clínica para dejar allí a Tracy.
Melissa salió —Stiles, Hannah —volteamos hacia ella.
—¿Qué tan mal está? —preguntó mi hermano.
—podría ser peor —trató de tranquilizarnos. Miró a Theo —Theo, buen trabajo con el torniquete.
—en realidad fue idea de Hannah, ella lo hizo, yo solo ayudé —me sonrió, desvíe la mirada hacia el pasillo donde vi a Scott y Liam llegando.
—pues, bien hecho Han —dijo ella orgullosa. —puede que salvaras su vida. De acuerdo, va a entrar a cirugía, tardaremos un poco. ¿Debería saber más detalles sobrenaturales o solo soturarla y esperar lo mejor?
—era la cola —comenté.
—Tracy, la cortó con la cola si eso sirve de algo. —agregó Scott.
—bien —entró de nuevo a la habitación donde estaba Lydia.
—pero, no fue solo Tracy —dijo Malia —había otros —dirigió su mirada a Stiles y a mí —los de las máscaras.
Mientras esperaban en el hospital, el tiempo parecía pasar lentamente. Estaba sentada con Melody, tratando de distraerla y mantenerla lo más tranquila posible. La pequeña se acomodaba en una silla cerca de la sala de espera, mirandome con un aire de preocupación mezclado con un poco de inquietud.
De repente, se movió en su asiento y me miró con una expresión que parecía indicar que había recordado algo.—Mamá, tengo hambre —dijo con un tono que parecía mezclar cansancio y anhelo.
Sonreí con cariño, contenta de ver que Melody estaba empezando a distraerse de la situación tensa. Me levanté y le dije—Está bien, podemos ir a la máquina de comida a ver qué hay. ¿Qué te apetece?
La cara de Melody se iluminó de inmediato.—¡Reese's! —exclamó con entusiasmo.
Reí, dándome cuenta de que el amor de Melody por los Reese's no era una coincidencia. Era claramente un gusto heredado, probablemente de Stiles.—¿Ah, sí? —dije con una sonrisa—. Tienes un buen gusto, cariño. Parece que has sacado eso de tu tío Stiles.
Melody rió, asintiendo con la cabeza mientras la tomaba de la mano y la llevaba hacia la máquina expendedora. Aunque la situación en el hospital era preocupante, el pequeño momento de normalidad y la simple alegría de elegir un dulce ayudaron a aligerar el ambiente para ambas.
Al llegar a la máquina, seleccioné los Reese's que Melody tanto deseaba. Mientras la niña esperaba impacientemente, me tomé un momento para apreciar la sonrisa en el rostro de mi hija.—Aquí tienes, pequeña —dije, entregándole el paquete de Reese's —. Espero que esto te haga sentir un poco mejor.
Ella aceptó el dulce con una sonrisa amplia, y sentí un pequeño alivio al ver que mi pequeña estaba al menos un poco más feliz.
Mientras regresabamos a la sala de espera con los Reese's en la mano, Stiles, que estaba cerca, escuchó el nombre de los dulces y se giró rápidamente hacia nosotras.
—¡Hey, no mencionen Reese's sin avisarme! —dijo con una sonrisa.
Le lancé una mirada juguetona y le extendí uno de los paquetes.—Aquí tienes, Stiles. Pero no te acostumbres a esto, no es el menú más saludable.
Stiles aceptó el dulce con una sonrisa y le dio un pequeño mordisco, disfrutando del sabor mientras observaba a Melody devorar su propio Reese's.
Mientras esperabamos en la sala de espera del hospital, exhausta y con Melody dormida en mis brazos, me quedé dormida también. El cansancio de la noche y la preocupación me habían vencido.
De repente, sentí que me movían y al abrir los ojos, me encontré en brazos de Scott.—¿Melody? —pregunté adormilada, aún con los ojos medio cerrados.
Scott, con una sonrisa suave, la miró y le respondió —Está con Stiles, le tocó llevarla.
Medio sonriendo, bromeé —Al parecer, soy muy pesada para él.
Mi chico soltó una risa ligera, mientras continuaba caminando con ella en sus brazos.—¿Te molesta estar en mis brazos? —preguntó con un tono de preocupación.
Moví la cabeza levemente y sonreí con ternura.—Para nada, amo estar entre tus brazos.
Scott me miró con un gesto de cariño mientras me daba un suave beso en la frente. Continuó caminando, y aún medio adormilada, recordé algo importante.
—¿Y Lydia? —pregunté con voz somnolienta.
Él, al notar la preocupación en mi rostro, respondió con calma —La cirugía salió bien. Está en recuperación ahora.
Asentí con alivio, sintiéndome más tranquila. Me acomodé en los brazos de Scott, sabiendo que, a pesar de la incertidumbre y el caos de la noche, estaba rodeada del amor y el apoyo que necesitaba.
Para cuando llegamos a su casa el sueño se me había ido. Entramos por la puerta trasera, Scott se adelantó llevando a Melody a su cama, en lo que yo me quedaba en la cocina. Algo distraída se me dió por morir mis manos, vi la sangre de Lydia manchando mi piel y sentí un nudo en el estómago, creí que iba a perder a mi amiga.
Las manos de Scott tomaron las mías, sin decir nada levanté apenas la mirada para verlo, apoyó una mano en mi mejilla y dejó un beso en mi frente, lentamente conectamos la mirada otra vez, antes de juntar nuestros labios en un ansiado beso.
—lamento interrumpir —nos separamos justo para ver a Deaton salir de entre las sombras con un maletín qué apoyó en una de las sillas. Sacó un frasco —un hombre lobo con garras de águila, podría ser un cambiador de formas. Conocido en la mitología oriental como karoda. —sacó otro frasco —las garras de Tracy, son las garras de un un hombre lobo pero, —sacó un último frasco —un hombre lobo con el veneno y las escamas de un kanima.
Tomé el frasco con las garras y las observé más de cerca, al oírlo lo último alcé la mirada —¿Cómo le dices a eso?
—yo le llamaría aterrador pero, por ahora me interesa saber como pudo cruzar la ceniza de serbal.
—pensé que nada sobrenatural podía hacerlo —comenté —bueno, eso creía hasta que vi a Theo hacerlo.
—creo lo mismo —asintió —sí Tracy pudo cruzar el serbal y nada sobrenatural puede hacerlo...
—Tracy no es sobrenatural —terminó Scott por él.
—exacto. Si no nació ni la mordieron, deberieron crearla.
—¿Crearla? —alcé ambas cejas sorprendida.
—alguien quiere hacer criaturas sobrenaturales con medios no sobrenaturales y quien sea, no está logrando borrar las líneas entre la ciencia y lo sobrenatural.
—hay más —admitió el castaño —Liam dijo que encontró otro agujero.
—el entierro podría ser parte del proceso, como una incubadora. —sospesó.
—¿Qué es lo que tenemos que hacer? —inquirí.
—hagan lo mismo de siempre, proteger a sus amigos —miró a Scott —a Melody y a ustedes.
—¿Qué hay de alguien como Tracy?
—quisiera saberlo —respondió tan confundido como nosotros respecto al tema. —quisiera saberlo pronto porque saldré unos días.
—¿Te irás?
—solo unos días —afirmó.
—suspiré —¿Deberíamos estar asustados?
—he vivido en el mundo sobrenatural mucho tiempo pero, aun soy doctor, aún soy científico. —dijo expresando su sabiduría —cuando pasa algo así...afecta los fundamentos de todo lo que crees, algo así, te afecta profundamente.
—¿algo como qué?
—las reglas, las reglas han cambiado —aseguró.
Cuando Deaton se fue, nos quedamos en un profundo silencio. Quería descubrir que estaba pasando, aunque tener una idea pero, mi cabeza estaba bastante agotada por ahora y ya no podía pensar con claridad.Apenas podía mantener los ojos abiertos, y la idea de subir las escaleras me parecía casi abrumadora. Cuando miré a Scott, una idea traviesa cruzó por mi mente.
Con una sonrisa pícara, estiré las manos hacia él y le dije —¿Me cargas hasta la habitación?
Él soltó una risa y, con una expresión divertida, respondió —Empiezo a creer que piensas que soy tu esclavo.
Su comentario me tomó por sorpresa y me hizo reír. No podía creer que lo había dicho en serio.—¿En serio? —pregunté, mordiendo mi labio inferior para ocultar mi sonrisa—. Pues como esclavo dejas mucho que desear.
Scott levantó una ceja, y un brillo juguetón apareció en sus ojos.—Ah, ¿sí? Si quieres que te cargue hasta la habitación, vas a tener que ganártelo.
Sabía que iba a tener que usar mi encanto para conseguir lo que quería. Me acerqué a él con una sonrisa traviesa y un brillo juguetón en los ojos.—Oh, ¿así que tengo que ganármelo, eh? —dije, moviendo mis cejas de manera coqueta mientras me inclinaba un poco hacia él, con una mirada sugerente.
Scott se cruzó de brazos, sonriendo de forma desafiante. Podía ver que estaba disfrutando del juego tanto como yo.—Sí, exactamente —respondió—. Muéstrame qué tienes para ofrecer.
Con una risa suave, me acerqué más a él, asegurándome de mantener la mirada fija en sus ojos. Sabía que para ganarme el premio, tenía que usar tanto mi ingenio como mi encanto. Moví mis manos hacia su cuello y me incliné hacia él, susurrando con una voz seductora —¿Estás seguro de que no quieres rendirte antes de que empiece?
El castaño se rió y me miró con diversión, sabiendo que estaba disfrutando de la competencia.—Oh, creo que eso no será necesario. Estoy ansioso por ver qué tienes bajo la manga.
Me acerqué aún más, presionando suavemente mi cuerpo contra el suyo. Con un movimiento ágil, me deslicé hacia él, rozando sus labios con los míos en un beso ligero pero lleno de promesas. Sentí cómo sus músculos se tensaban y su expresión se volvía más suave y complacida.
Me separé un poco, sonriendo triunfante.—¿Qué opinas de eso? —le pregunté, mirándolo de manera expectante.
Scott no pudo resistirse. Se inclinó hacia adelante, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura y levantándome con facilidad. Sus ojos brillaban con una mezcla de admiración y diversión mientras me acomodaba en su abrazo.—Está bien, está bien —dijo, cediendo con una sonrisa—. Has ganado. Te llevaré hasta la habitación.
Me reí alegremente mientras envolvía mis piernas alrededor de su cintura y rodeaba su cuello con mis brazos. Sentí el calor y la fuerza de su cuerpo bajo el mío, y supe que había ganado. Scott me sostuvo con firmeza, y la sensación de ser tan cercana a él me hizo sentirme segura y amada.
Mientras Scott subía las escaleras con cuidado, mi mente volvió a enfocarse en su éxito en la clase de biología avanzada. Aunque el cansancio me envolvía, no podía dejar de sentirme orgullosa de él. Me acomodé mejor en sus brazos y miré hacia su rostro, admirando la determinación y la calidez que siempre transmitía.
—Oye, Cariño —empecé con una sonrisa cansada pero sincera—, no quiero que olvides que estoy increíblemente orgullosa de ti por ese ochenta y seis en biología. Sabía que podías hacerlo.
Scott me miró con una mezcla de sorpresa y gratitud. Su sonrisa se ensanchó al escuchar mis palabras.—Gracias, amor. A veces es difícil creer que estoy logrando lo que me propongo —dijo con un tono genuino.
Lo miré con ternura, sabiendo que había puesto mucho esfuerzo en esa clase y que su éxito significaba mucho para él.—Lo hiciste. Lo hiciste realmente bien, y me alegra que lo hayas logrado. No solo eres un gran papá, sino también un estudiante increíble. Estoy tan orgullosa de ti —le dije, mientras le daba un beso suave en el cuello erizando su piel.
Al llegar a la puerta de nuestra habitación, me bajó suavemente para que pudiera poner mis pies en el suelo. Me separé un poco para mirarlo a los ojos, una mirada llena de amor y gratitud.—Gracias por cargarme hasta aquí, y por todo lo que haces —le dije, mi voz suave pero cargada de emoción—. Te amo mucho.
Scott sonrió ampliamente, su mirada cálida y sincera.—Te amo también, Annieh. Y siempre estaré aquí para ti, no importa lo que pase. —me puse de puntas tomando su rostro y uniendo nuestros labios en un dulce beso. —¿Qué dices sí...? —miró la cama de reojo con picardía.
—espero que esa mirada signifique que quieres dormir en cucharita porque no haremos otra cosa —dije como quién no quiere la cosa quitándome los zapatos.
—¿vas a dejarme con las ganas otra vez?
—estoy muerta, Scottie Pottie, apenas recuerdo como me llamo —lo señalé —y con esfuerzo.
—bien, vamos a dormir —aceptó.
Mientras Scott y yo nos acomodábamos para dormir, de repente caí en cuenta de un detalle crucial.
—¡Oh por Dios! —exclamé, sobresaltando a Scott.
Él se giró hacia mí, preocupado.—¿Qué ocurre? —preguntó, con los ojos llenos de inquietud.
—La mamá de Lydia estaba en el departamento de policía cuando todo pasó —dije, tratando de ordenar mis pensamientos.
—Sí, ¿y? —respondió Scott, sin comprender del todo a dónde quería llegar.
—Y... mi padre iba a tener una cita, ¿recuerdas? —le expliqué, observando cómo la confusión en su rostro persistía.
—Sí, recuerdo. —Scott asintió lentamente, aún sin entender.
—La cita de mi padre era Natalie. La mamá de Lydia era la cita de mi padre —dije, finalmente, esperando que la pieza del rompecabezas encajara para él.Scott abrió los ojos con sorpresa al comprender finalmente.
—¡Oh! Entonces... tu papá y la mamá de Lydia... ¡Wow! —dijo, procesando la información.
—Sí, por eso no nos quería decir. ¿Te imaginas que Lydia sea mi hermanastra? —continué, emocionada por la idea—. Sería genial. Siempre quise tener una hermana.
Scott sonrió y asintió, compartiendo mi entusiasmo.—Sí, sería increíble. Lydia es genial, y ustedes dos se llevan muy bien —dijo, abrazándome con ternura.
No pude evitar sonreír —de todas formas si no se da, siempre la consideraré una hermana.
Scott se rió suavemente.—Bueno, parece que las cosas están a punto de ponerse más interesantes —dijo, acariciando mi cabello con cariño.
—Sí, definitivamente —asentí, sintiendo una mezcla de emoción y anticipación por lo que el futuro podría deparar para nuestras familias.
...
Estábamos en clase de biología avanzada, parece que era lo único que estudiábamos, era de lo más agotador y la profesora era muy exigente. Realmente estaba bastante cansada aún como para prestar atención, hasta que oí algo interesante.
Alcé mi mano —¿Sí, Hannah?
—¿Puede haber más de una especie en un mismo ADN?
—no, pero puedo haber muchos juegos de ADN en un solo individuo —explicó. —lo llamamos una quimera ¿alguien sabe de donde salió ese término? —Sidney respondió pero la maestra notó que lo estaba leyendo del celular. —pero podemos hablar del siguiente tema; mutaciones. Como saben por las lecturas, el ADN es una molécula frágil ¿O no, Scott? —se paró frente a nuestra mesa llamando su atención. —¿o no pudiste hacer la lectura de anoche? —lo volteé a ver, claramente nos habíamos olvidado con todo el asunto de Tracy y Lydia.
—algo así —respondió.
—¿algo así o sí?
—en su mayor parte —asintió.
—bueno, gracias por ayudarme a cambiarme de tema —se acercó a la mesa y tomó unos papeles —formatos de baja, Quiénes estén conscientes de que no corresponden en la clase avanzada, llenenlos. —sonó el timbre —los demás estarán en mi escritorio —los puso sobre la mesa.
Tomé mis cosas y me adelanté a la salida, voltee esperando a Scott quién al pasar por el escritorio miró los papeles, luego a la mestra y tomó una forma.
Llegó a mi lado y al salir le arranqué la hoja de las manos —Hannah, ¿Qué haces? —preguntó evidentemente molesto.
—No dejaré que lo hagas —respondí, mirándolo con determinación.
—No creo ser capaz de seguir en esa clase —replicó, intentando quitarme la hoja, pero fui más rápida y la alejé de él.
—¿La quieres? ¡Atrápame! —dije, soltando una risa y comenzando a correr por el pasillo.Scott me siguió, y antes de que me diera cuenta, me tenía acorralada contra mi casillero.
—Te atrapé —dijo, con una mezcla de triunfo y diversión en su voz.
—Por favor, Scott, no lo hagas —suplicé—. Tú puedes con esta clase. No te dejes intimidar por la maestra.
—No es tu decisión, Annah—dijo él, con firmeza, mientras tomaba la hoja de mi mano.
Sentí cómo una oleada de tristeza me invadía. No me gustó nada esa actitud de él, y creo que lo notó.—Cariño... —dijo, suavizando su tono—. No es que no quiera intentarlo. Es que no estoy seguro de poder seguir el ritmo.
—Scottie, tú eres capaz de mucho más de lo que crees —le respondí, tratando de sonar lo más alentadora posible—. Solo necesito que confíes en ti mismo como yo confío en ti.
Él me miró por un momento, sopesando mis palabras. Finalmente, dejó caer la hoja al suelo y me abrazó.—Está bien, no me rendiré —dijo en voz baja.
Le devolví el abrazo con fuerza, sintiéndome aliviada. Sabía que Scott tenía todo el potencial para sobresalir, solo necesitaba un pequeño empujón y la confianza para hacerlo. Y yo estaría allí para asegurarme de que nunca se olvidara de lo increíble que realmente era.
Fuimos a la biblioteca donde nos encontramos con Kira, buscando información sobre quimeras mientras esperabamos a Stiles y Malia.
—¿pudiste ver a Lydia? —inquirió Scott al verlo llegar.
—no, intenté ir en clase libre pero sigue en cuidados intensivos y solo entran familiares —explicó.
—tenemos algo —dijo Malia con un gran libro en manos. Lo abrió deslizando frente a mí, era un bestiario.
—¿Hay algo sobre medios hombre lobos, medios kanimas? —pregunté mientras comenzaba a ojear el libro.
—quimeras —murmuró mi chico revisando el libro junto a mí.
—¿quime...qué? —Stiles lucía confundido.
—quimeras, una criatura hecha de partes incongruentes. Si Liam dijo que encontró dos agujeros en la tierra, Tracy no es la única.
—¿Quién es la segunda quimera? —cuestioné.
—¿y por qué los entierran? —agregó mi hermano.
—Deaton crees que es parte del proceso.
—los de las máscaras —afirmó Malia.
...
Nos habíamos quedado en la biblioteca investigando, Scott se fue a buscar a Melody y solo quedamos Malia, Stiles y yo. Luego Malia se fue y quedamos solo nosotros dos.
—vamos Stiles, estoy muerta —tomé mi mochila y me puse en pie, mi hermano ni se movió estaba dormido sobre los libros.
—si, lo que digas —balbuceó sin moverse un pelo.
Suspiré resignada volviendo a sentarme en mi lugar.
Cuando por fin despertó, salimos y nos dirigimos al jeep, el cual para variar tuvo problemas a medio camino y tuvimos que parar, se había sobrecalentado y salía humo del capot.
—debe ser una broma —murmuré apoyándome contra la puerta del auto —solo quería ir a casa.
—ya somos dos, Annah —dijo mi hermano tratando de arreglar el problema.
Cerré mis ojos unos segundos cuando de repente Stiles pegó un gritó desgarrador, abrí los ojos y me apresuré a llegar hasta él, Donovan lo había tomado del hombro y eso lo lastimaba, él no era parecía humano —deja a mi hermano —brillé mis ojos creando bolas de energía en mis manos.
—tú sigues —gruñó.
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