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Capítulo ciento treinta y uno "Siempre te elegiré a ti"


Scott se metió al baño, supuse que a desinfectar la herida, me acerqué a la puerta decidida a ayudarlo con eso como él lo hizo alguna vez conmigo.
Cuando entré al baño, vi a Scott frente al lavamanos, sin remera, con la herida sangrante en el pecho. Se miraba al espejo con desesperación, su rostro reflejaba la lucha interna que estaba viviendo. Golpeó el lavamanos con fuerza, haciendo que el ruido resonara en el baño.

Luego alzó la mirada hacia el espejo y sus ojos brillaron con un destello débil, intentando transformarse. La frustración se hizo evidente cuando gritó y volvió a golpear el lavamanos.Me acerqué con pasos decididos, sintiendo el peso de la preocupación en mi pecho. Sin hacer ruido, me situé detrás de él y, con ternura, dejé un beso en su hombro. Deslizando mi mano en una caricia desde ese punto suavemente por su brazo hasta su mano, le murmuré-Déjame ayudarte.

Scott giró la cabeza hacia mí, sus ojos llenos de dolor y resignación.-Hannah, no puedo -murmuró afligido.

-¿Qué? -inquirí, confundida y alarmada.

-No puedo transformarme, ni sanar -dijo apenado.

Un nudo se formó en mi estómago al escuchar sus palabras. El alivio de verlo allí, aunque herido, se vio empañado por la angustia que sentía. Lo miré fijamente, intentando entender el alcance de su sufrimiento.-¿Qué te hizo? -pregunté, con un mal presentimiento.

-Me envenenó, me dio un inhalador con wolfsbane -explicó, con voz quebrada. -Lo usé todo el día.

Una ola de culpa y preocupación me envolvió, dándome el impulso necesario para actuar. Sabía que no debí haber dejado a Scott solo con Theo.-Vamos a curar eso -dije, tratando de mantener la calma. Tomé lo necesario del botiquín y tiré de su mano hacia la habitación. -Acuéstate.

Scott obedeció, y con cuidado, me senté sobre su pelvis para comenzar a desinfectar la herida. Me miró con una mezcla de curiosidad y diversión.-¿Es necesario? -preguntó, con un atisbo de humor en su voz.

-Cállate -respondí con una sonrisa que apenas comenzaba a formarse. -Tengo que estar cómoda para hacerlo.

-Con sentarte a mi lado basta -dijo, dándome un toque de ternura.

-Me gusta aquí -repliqué, rozando su piel con mi mano. -¿A ti te molesta?

Scott me rodeó con un brazo, acariciando suavemente mi cintura. Sus dedos recorrían mi piel con un cariño que me llenaba de calidez.-No -dijo, con un tono que demostró que lo decía en serio.

Mientras me concentraba en desinfectar la herida de Scott, la atmósfera en la habitación se tornó más intensa. La preocupación por su estado y el dolor en sus ojos hicieron que mi corazón latiera con fuerza. Cuando tomé las gasas y me preparé para aplicar el vendaje, Scott se inclinó hacia mí, sus movimientos lentos y cuidadosamente medidos.

Su rostro se acercó al mío, y en un instante, nuestros labios se encontraron en un beso que fue una mezcla de desesperación y cariño. El roce fue suave al principio, como si ambos estuviéramos temerosos de causar más dolor. Pero la necesidad de sentirnos conectados, de buscar consuelo en medio del caos, hizo que el beso se profundizara. Sentí el calor de sus labios contra los míos, y en ese breve momento, el mundo exterior desapareció.

La intensidad de la conexión entre nosotros se hizo evidente, a pesar de su dolor.Cuando se separó, un gemido de dolor escapó de sus labios, y me di cuenta de que había sido demasiado brusco al moverse. Su expresión se torció en una mezcla de angustia y afecto.

-No deberías moverte tanto -le dije, preocupada, mientras intentaba asegurarlo en la posición en la que estaba.

-Valió la pena -murmuró, acostándose de nuevo y sonriendo con tristeza.

La sonrisa en sus labios no lograba ocultar el dolor que sentía, pero su intento de mantenerse positivo me tocó profundamente.Después de aplicar el vendaje, me senté a su lado, manteniéndome cerca, intentando ofrecerle el consuelo que necesitaba.

Su mirada se perdió en algún punto del techo mientras yo revisaba el vendaje para asegurarme de que todo estuviera bien.-Listo -dije, al terminar el trabajo. Scott intentó moverse, pero lo detuve con una mano firme en su pecho.-¿Qué estás haciendo? -le pregunté, viendo la tristeza en sus ojos y sintiendo la necesidad de protegerlo.

Él suspiró y tomó mi mano con una delicadeza que contrastaba con la fortaleza de sus palabras.-Hannah... -comenzó, su voz temblando con una mezcla de tristeza y preocupación. -Tu papá fue atacado por una quimera y está en el hospital. Está... está muriendo.

Las palabras lo golpearon con la fuerza de un puñetazo en el estómago. Mis ojos se llenaron de lágrimas, y no pude contener el llanto. La sensación de desesperación me abrumó, el dolor de saber que mi padre estaba en peligro se sumó a la angustia por Scott. Las lágrimas fluyeron libremente, y sollozaba sin poder detenerme.

Scott, viendo mi dolor, se acercó y me envolvió en sus brazos. Su abrazo era firme pero reconfortante, una promesa silenciosa de que no estaba sola en este momento tan desgarrador. Sus manos se posaron en mi espalda, acariciándola con ternura mientras me sostenía contra su pecho. La calidez de su cuerpo, a pesar de la herida y el dolor que sentía, era un alivio en medio del caos emocional que me envolvía.

-Shh, está bien -susurró, intentando calmarme. -Lo siento tanto. No estás sola, estamos juntos en esto.

-Tengo que ir -dije, separándome con esfuerzo mientras tomaba mi camisa del piso y me la ponía.

Mi mente estaba centrada en Stiles y en la urgencia de no dejarlo solo.Scott intentó moverse, pero el dolor en su pecho lo hizo detenerse.

-Sí, claro -dijo, mientras tomaba una remera que reposaba a su lado. Se acercó a mí con determinación. -Te llevo.

-No, quédate, tienes que... -comencé, pero me interrumpió mientras me rodeaba nuevamente con sus brazos, su mirada llena de preocupación y afecto.

-No te dejaré sola -dijo con firmeza, su voz un susurro reconfortante. Sus manos estaban cálidas en mi espalda, y su abrazo me ofrecía una mezcla de seguridad y dolor.

A pesar de su insistencia, sabía que tenía que irme. -Iré por Mel -dije, separándome a duras penas de él. Me dirigí con rapidez hacia la habitación de nuestra hija, sintiendo el peso de la preocupación por el estado de Stiles y mi padre.

Scott me detuvo antes de que pudiera alejarme del todo. -Voy a ir contigo -dijo, con una determinación que no dejaba lugar a dudas.

Lo miré con incertidumbre. -¿Seguro? -inquirí, dubitativa. La preocupación por su herida y la necesidad de atender a Stiles y a mi padre me hacían cuestionar si era lo mejor.

Él asintió, su rostro reflejando una mezcla de dolor y resolución. -Sí, seguro. No quiero que enfrentes esto sola. Además, no puedo quedarme aquí sin hacer nada mientras tú te ocupas de todo.

Vi en sus ojos el mismo tipo de determinación que sentía dentro de mí. Sabía que no podría evitarlo; su presencia sería una fuente de apoyo crucial en medio de la tormenta emocional que estábamos atravesando.

-Está bien -cedí, sintiendo una pequeña chispa de consuelo al saber que no estaría sola en este momento tan difícil. -Vamos entonces.

Fui a la habitación de Melody para buscarla mientras Scott terminaba de arreglarse. La encontré dormida en su cama, ajena al caos que se estaba desatando. La desperté con cuidado y la abracé antes de dirigirnos hacia la salida. Al salir de la habitación con Melody en brazos, vi que Scott salía de su propia habitación, guiando el camino por el pasillo. Bajé a la pequeña con cuidado, en caso de tener que ayudar a su padre.

Sin embargo, de repente, se detuvo y el casco que llevaba en la mano cayó al suelo con un golpe sordo.-¿Cariño? -pregunté, preocupada mientras lo observaba.

Scott se inclinó hacia un lado, apoyándose contra la pared con dificultad. -¡Scott! -grité, corriendo hacia él con una mezcla de miedo y desesperación.

-Estoy bien -dijo con voz débil, tratando de enderezarse. Sin embargo, dio un paso tambaleante y se fue contra la otra pared, su respiración se aceleraba y su rostro se torcía por el dolor. Intenté acercarme a él para sostenerlo, pero antes de que pudiera llegar, Scott cayó desmayado hacia adelante.

La visión de su cuerpo desplomándose en el suelo me hizo detenerme en seco, el corazón se me hundió con la imagen.-¡Scott! -exclamé, arrodillándome a su lado.

Melody, alarmada por la conmoción, se aferraba a mi pierna mientras yo intentaba asegurarme de que Scott estuviera bien. Sus ojos estaban cerrados, y su respiración era irregular.

Sentí la urgencia de actuar, pero también la necesidad de proteger a Melody y asegurarme de que estuviera a salvo mientras me enfrentaba a esta nueva crisis.-Scott, por favor, despierta -murmuré, acariciando su rostro con suavidad.

El pánico me envolvía, pero sabía que debía mantener la calma para poder actuar con rapidez. Miré alrededor, buscando alguna forma de obtener ayuda mientras intentaba evaluar su estado y encontrar una manera de estabilizarlo hasta que pudiera llegar al hospital o recibir asistencia médica.

Comenzaba a desesperarme, sintiendo la presión creciente de la situación cuando escuché la puerta de la casa abrirse. Mi corazón dio un vuelco al escuchar a alguien acercarse.

-¿Quién anda ahí? ¿Melissa eres tú? -inquirí, temiendo que fuera alguna otra quimera queriendo herirnos.

-Soy yo, Jordan -respondió una voz aliviadora. La familiaridad del oficial me dio un respiro momentáneo.

Jordan subió rápidamente las escaleras y se acercó, con Lydia justo detrás de él. Al verla al final del pasillo, me sorprendió su expresión. Lydia estaba de pie, con la cabeza inclinada y la mirada perdida, casi como una figura fantasmagórica en una película de terror. Su presencia aumentó la sensación de desesperación en el ambiente.

-Jordan, ¿puedes ayudar...? -empecé a decir, mi voz temblorosa y urgente.De repente, vi que Scott comenzó a moverse.

Sus ojos se abrieron lentamente, y con un esfuerzo visible, intentó incorporarse. Lo ayudé a ponerse de pie, mi corazón latiendo con fuerza mientras trataba de mantenerlo erguido.

-Scott, ¿estás bien? -pregunté, tratando de estabilizarlo mientras él se aferraba a mí.

él murmuró con voz débil, -Sí, estoy bien.

Melody, con los ojos llenos de lágrimas, se acercó y lo abrazó con fuerza. -Papá, estás sangrando -dijo preocupada, notando la sangre en su ropa.

-No es tan malo -intentó tranquilizarnos, aunque sabía que la situación era más grave de lo que dejaba ver.

Jordan, se volvió hacia mí. -¿Qué haces aquí? -pregunté en un susurro.

-Necesito su ayuda -dijo él, mirándonos con seriedad.

-¿Con qué? -pregunté, sintiendo la preocupación crecer. Me apresuré a ayudar a Scott a ponerse de pie.

-Con ella -añadió, señalando a Lydia, que aún estaba al final del pasillo-La encontré en el bosque -dijo el hellhound, su voz cargada de urgencia-. Su cuerpo estaba helado, casi sufría hipotermia. Pero eso no es lo peor -se volvió hacia mí-. Hizo un dibujo en una piedra... una placa... una placa de sheriff.

Mi mano voló a mi boca, tratando de sofocar el sollozo que amenazaba con escapar. La mención de la placa de sheriff era una clara señal de una premonición. Lydia, siendo una banshee, había intuido algo terrible. Sabía que esto podía ser una advertencia sobre la muerte de alguien cercano.

-No -dijo Scott, notando mi angustia-. Es una advertencia, no una sentencia.

Fuimos al hospital los cinco juntos, Lydia necesitaba atención inmediata y yo ver a mi padre y a mi hermano.

-¡ayuda! -gritó Scott mientras entrábamos al hospital con Lydia en brazos de Jordan -¡ayúdenme!

En cuanto los atendieron, nosotros tres corrimos al ascensor para subir a la habitación donde estaba mi padre. La atmósfera allí era densa, cargada de preocupación y la urgencia de la situación. El suave zumbido de las luces del ascensor era el único sonido que rompía el silencio tenso.

Scott tomó mi mano con ternura. -Todo va a estar bien -dijo, intentando reconfortarme con su voz suave.

Me giré hacia él, sintiendo el peso de su promesa y el consuelo en sus palabras. Con cuidado de no tocar su herida, lo abracé con fuerza, buscando en su presencia un refugio en medio del caos. Scott correspondió a mi abrazo, sus brazos rodeándome con una firmeza que me dio un poco de tranquilidad.

-Gracias -murmuré contra su pecho, sintiendo el calor y la seguridad que ofrecía a pesar de su propio dolor.

Inclinó la cabeza y dejó un beso suave en mi frente, el gesto lleno de amor y esperanza. -Estamos juntos en esto -dijo con una voz que intentaba ser firme, aunque sus ojos reflejaban la misma preocupación que sentía.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, salimos y nos acercamos a las dobles puertas de la sala de observación. Al otro lado, Stiles, Melissa y los doctores estaban conversando sobre la situación de mi padre. La tensión en el aire era palpable, y la preocupación en los rostros de todos era evidente.

Nos dirigimos hacia la ventana de la habitación donde mi padre estaba. Al verlo entubado, rodeado de máquinas que ayudaban a mantenerlo con vida, sentí como si algo se rompiera en mi interior. La imagen de él en esa cama, tan frágil y dependiente de la tecnología para respirar, fue devastadora.

-No puedo creer que esto esté pasando -murmuré, mi voz quebrándose por el dolor.

Scott me rodeó con sus brazos, dándome el apoyo que tanto necesitaba en ese momento. -Estamos aquí contigo, mi amor -dijo, su voz suave y tranquilizadora.

Stiles, al ver a Scott, salió furioso, golpeando las puertas con tanta fuerza que hicieron un estruendo. Su expresión estaba llena de ira y desesperación. Sin decir una palabra, se dirigió directamente hacia Scott.Lo agarró por el cuello de la campera y lo empujó con fuerza, arrojándolo al suelo.

-¡¿Dónde estabas?! -gritó, su furia palpable. -¡Tú confiaste en él! ¡Creíste en él! ¿¡Dónde estabas!?

Melody, aterrorizada, gritó a su tío, -¡No le hagas daño a papá! ¡Está herido!

Melissa y los doctores corrieron para separar a Stiles, mientras el caos se desataba. El papá de Liam y otro médico intervieron, tomando a Stiles y alejándolo de Scott.

-Oye, oye -dijo Melissa, acercándose junto a los doctores para intentar separar a Stiles de Scott.

-¿¡Dónde demonios estabas!? -Siguió gritando, su voz resonando por el pasillo.

-¡Basta! -traté de imponer calma, mi voz quebrada por la desesperación.

El papá de Liam y otro médico intervinieron, alejando a Stiles de Scott. -Está bien, de acuerdo -dijo mi hermano, intentando de calmarse.

-Stiles, no es su culpa -dije suavemente, mi corazón roto al ver la desesperación en los ojos de mi hermano

Mi hermano, aún agitado, miró a Scott con rabia. -¿Por qué lo defiendes? ¿No recuerdas lo que te hizo?

Miré a Scott y luego a mi mellizo -Theo se metió en su cabeza.-dije, mi voz temblorosa.

-tú papá no es el único herido aquí -admitió Scott, su voz cansada.

Stiles vio la mancha de sangre en la camiseta de Scott y reaccionó con frustración. -¡Ah! Te curarás -dijo, señalando la sangre.

El alfa notó su mirada y rápidamente se cubrió con la chaqueta. -No hablaba de mí.

Vi su mirada de desconcierto y preocupación, notando la gravedad de la situación, se dirigió a nosotros mas calmado -¿Quién está herido? -preguntó con urgencia.

-Es... Lydia -respondí, sintiendo un peso en mi pecho.

Sin perder tiempo, Stiles se dirigió rápidamente hacia Lydia. En el pasillo, solo quedamos Scott y yo. Me acerqué a él, pero él se apartó ligeramente.

-Tiene razón, no deberías estar conmigo -dijo Scott, con una voz cargada de resignación y autoculpa. Sus ojos, normalmente llenos de calidez y fortaleza, ahora reflejaban una mezcla de dolor y desánimo.

-Siempre te elegiré a ti, Scott -dije, tratando de mantener la firmeza en mi voz a pesar de la quebradura emocional que sentía-. No importa lo que pase.

-Pero -dijo Scott, su voz cargada de arrepentimiento- te obligué a dejar a Melody. Me hice pasar por una persona horrible, no confié en ti. No creí en tu palabra cuando se supone que debo hacerlo, eres mi prometida.

Lo miré, entendiendo su dolor. Recordé claramente ese momento horrible, la angustia que sentí, pero sabía que no era él quien hablaba, sino la manipulación de Theo.-No me importa, porque sé que no eras tú quien decía esas cosas -respondí, mi voz firme a pesar de la emoción que me embargaba.

-Hannah, te llamé asesina -me recordó, su voz llena de pesar.

Me enfrenté a él, mis ojos reflejando mi determinación. -Bien, ¿esto es lo que quieres? Me hice un tatuaje por ti, torpe. Y no lo pensé dos veces.

Scott miró sorprendido, sin poder evitar una mueca de dolor y confusión. -No te merezco.

-¿Qué dice mi tatuaje? -pregunté, señalando con un gesto hacia el costado de mi cuerpo, donde el grabado era visible entre la ropa.

Su vista bajó hacia el tatuaje que se veía a través de la tela, la palabra "eternidad" claramente visible. -Eternidad -dijo Scott, su voz apenas un susurro.

-¿Y qué significa? -le pregunté, queriendo asegurarme de que entendiera.

Él, al comprender el significado detrás de mis palabras, se quedó en silencio por un momento. Luego, alzó la vista y miró directamente a mis ojos. -Significa que no importa lo que pase, siempre estaré a tu lado.

Con esas palabras, el peso de la culpa y el arrepentimiento pareció aligerarse un poco.

...

Nos reunimos en una pequeña sala del hospital, el ambiente cargado de tensión mientras discutíamos la situación con Jordan, Stiles y Melissa. Lydia estaba en una de las habitaciones, aún en su estado catatónico, un triste recordatorio del caos que Theo había dejado a su paso.

-Podría ser un efecto secundario del shock -opinó Jordan con preocupación.

-Está catatónica porque Theo estuvo metido en su mente -explicó Stiles, su tono grave y cansado. Su rostro reflejaba la angustia por la situación.

-¿Por qué haría eso? ¿Qué estaba buscando? -inquirió Melissa, su expresión tensa mientras trataba de entender la motivación de Theo.

-Lo mismo que siempre, la ventaja -respondió Scott, frotándose el rostro con frustración. -Theo quería asegurarse de que nadie impidiera que Liam me matara.

-¿Qué logró al intentar matar a Stilinski? -preguntó el oficial, con un atisbo de desesperación en su voz.

-Me dejó a solas con Liam -agregó mi chico, su mirada dura mientras recordaba los eventos recientes. -Theo quería asegurarse de que nadie evitaría que Liam me matara.

-Pero no contaba con que yo iría -dije, mirando a Scott, mi voz quebrándose mientras recordaba cómo había intentado protegerlo. -Aunque... de todas formas, él...-se me cerró la garganta y me costó hablar.

-Así que destripó a nuestro papá como distracción -comentó mi hermano, su voz llena de rabia y dolor.

-Tenemos que encontrarlo -dijo Jordan con determinación, apretando los puños.

-¿Eso no es peligroso? -preguntó mi suegra, su preocupación evidente. -Sobre todo porque casi mató a mi hijo

.-Pero dijo que no quería que mi padre muriera -nos informó Stiles, con una mezcla de esperanza y duda en su voz.

-¿Y tú le crees? -inquirí, cruzando los brazos, sintiendo que todo se estaba desmoronando.

-Me dijo dónde encontrarlo, tal vez también sabe cómo salvarlo -respondió, su mirada fija en el suelo, como si intentara buscar respuestas en la oscuridad.

-¿Qué quieres hacer? -preguntó Melissa, mirando a Stiles y luego a mí. -¿Hablar con él?

-Si salva a mi padre, sí -asintió Stiles, con una resolución que no se reflejaba en su rostro cansado.

-Te acompañaré -dijo Scott, y yo asentí de inmediato, sintiendo que no podía dejarlo solo. -Él no sabe que estoy vivo, eso podría darnos ventaja.

-No, sabrá que estás ahí, solo tengo que hablar con él, no pelear -dijo mi hermano, dirigiéndose a la puerta. -¿Vienes, Hannah?

Me volteó a ver, y sin dudarlo, asentí y lo seguí. Sabía que era crucial que estuviera allí, no solo para apoyar a Stiles, sino también para ayudar a resolver la situación con Theo.

Justo cuando íbamos a salir, Melissa nos detuvo con un tono firme. -Chicos, no pueden ir solos.

-¿Alguien sabe cómo encontrarlo? -preguntó Jordan, su preocupación evidente.

-No tenemos que encontrarlo, él vendrá a nosotros -admitió Stiles, con una mezcla de resignación y determinación en sus ojos.

La certeza en la voz de Stiles no dejó lugar a dudas de que estábamos al borde de un enfrentamiento inevitable. Con el peso de la situación a nuestras espaldas, nos preparamos para lo que vendría, sabiendo que cada decisión que tomáramos podría ser crucial para la vida de mi padre y la seguridad de todos.

Fuimos a casa de Scott para preparar el encuentro con Theo. Scott estaría con nosotros, pero escondido, y llevaría su chaqueta para que la quimera no percibiera su presencia directa, sino solo la prenda.Stiles estaba sentado en las escaleras cuando Theo llegó, y yo estaba a su lado. Mi hermano había puesto serbal en la puerta para que él no pudiera pasar, pero Theo miró la barrera y entró como si nada.

-Creo que ahora diremos la verdad -dijo, su voz cargada de confianza.

Tomé la chaqueta de Scott y se la lancé, intentando que mi voz sonara estrangulada para darle más realismo. -Mataste al amor de mi vida.

-Seamos honestos, Hannah. ¿Aún era tu novio? -me miró con una sonrisa cínica.

-¿Dejarás que mi padre muera? -evadí la pregunta, intentando mantenerme enfocada en lo importante.

-Si quisiera que muriera, no le habría dicho a Stiles dónde encontrarlo -dijo, mirando a mi hermano.

-¿Y por qué dicen que su cuerpo está muriendo? -inquirió Stiles, poniéndose de pie. -Que una toxina lo está envenenando y que no saben cómo detenerla.

-No soy el malo en esta historia -dijo Theo, con una calma que me sacaba de quicio.

Solté una risa seca. -¿Ahora eres un héroe o qué? -Sentí la magia picar en mis dedos. -Eres una maldita rata -gruñí- ¡y te voy a aplastar! -Mis ojos brillaron con intensidad.

-Déjame terminar -pude ver miedo en sus ojos por un breve momento antes de que lo ocultara- Solo soy realista. -Regresó la mirada a Stiles- Soy un sobreviviente, y si supieras lo que yo sé...

-Sí, ¿qué sabes tú? -preguntó mi mellizo, con una mezcla de desdén y curiosidad.-Sé lo que vendrá, sé lo que los doctores del miedo crearon -admitió Theo- Sé lo que es Parrish.

Stiles y yo nos miramos, intentando procesar lo que Theo acababa de decir. La tensión en el aire era palpable, cada palabra y movimiento cargados de una amenaza velada.

-Lydia lo descifró -admitió con un tono desafiante, sus ojos se movieron rápidamente para analizar nuestras reacciones. -Lo vi en sus recuerdos.

-¿Justo después de que perdiera la razón? -inquirí, mi voz temblando con la mezcla de enojo y dolor. -¿A quién más dañarás?

-Daños colaterales -respondió Theo con una indiferencia calculada que solo aumentaba mi furia. Su falta de empatía era irritante.

-Hijo de... -gruñí, luchando por mantener la calma y no lanzarme hacia él, aunque las palabras escapaban de mis labios cargadas de rabia.

-Pero si tiene razón sobre Parrish -continuó, ignorando mi insulto con una sonrisa mordaz. -Las cosas aquí van a empeorar.

-No nos interesa -dijo Stiles, apretando los puños con fuerza, su voz era una mezcla de frustración y determinación.

-Debería interesarles porque si su papá sobrevive, no va a ser el sheriff de nada más aquí -Theo se burló, su tono cargado de una certeza cruel.

-¡Dinos qué le está pasando! -demandé con una mezcla de desesperación y dolor, mi mente estaba llena de imágenes de mi padre en su lecho de enfermo.

Theo se volteó para irse, su actitud parecía indiferente a nuestra angustia. -¡Oye, dinos! -gritó mi hermano, corriendo hacia él en un último intento por obtener respuestas.La quimera se volvió para enfrentar a Stiles y lo empujó contra la escalera con una brutalidad inesperada.

Mi hermano cayó hacia atrás, golpeando su cabeza en el proceso, quedando inconsciente en el suelo. La visión de Stiles tendido y herido desató una ola de furia en mí.Enfurecida, me lancé hacia Theo, agarrándolo de la remera y levantándolo por los aires. Desplegué mis alas, elevándonos a una altura considerable. Él miró hacia abajo con una expresión de miedo creciente y luego me miró a mí.

-Hannah, suéltame -dijo con una voz cargada de desesperación.

-¿Estás seguro de que quieres eso? -alcé una ceja, mirando los metros que nos separaban del suelo con una mirada fría y calculadora.

-Sabes a lo que me refiero -gruñó, su voz temblando ligeramente al ver la determinación en mis ojos

-¡Estoy harta de ti! -le grité, el dolor y la rabia en mi voz eran evidentes- Dime, ¿por qué no debería dejarte caer?

Theo tragó saliva, su rostro palideció a medida que la realidad de su situación se hacía evidente. -Porque si no lo haces -dijo, tratando de mantener la compostura-, tu linda cachorrita tendrá el mismo final que su padre.

La mención de Melody, mi hija, encendió una furia incontrolable en mí. Mis ojos brillaron con una intensidad peligrosa mientras lo miraba con un odio palpable. -¡No te atrevas a mencionar a mi hija! -le grité con toda la fuerza que pude reunir- ¡Y ni se te ocurra ponerle una garra encima!

Theo parecía sentir el peso de la amenaza en el aire. Su cara mostró un atisbo de verdadero miedo, y la arrogancia en su mirada comenzó a desvanecerse. El tiempo parecía ralentizarse mientras yo flotaba allí, sosteniéndolo a la altura, el suelo bajo nosotros parecía una distancia aterradora.

-Está bien, está bien -dijo Theo rápidamente, levantando las manos en un gesto de rendición- ¡Haré lo que quieras! Solo...no me dejes caer.

A pesar de su miedo, la idea de mantenerlo en el aire seguía siendo una opción tentadora. Sin embargo, sabíamos que necesitábamos respuestas. Lo bajé lentamente, con la intensidad de mi mirada aún fija en él.

Cuando finalmente bajé a Theo, él aprovechó el momento para escapar, corriendo hacia la salida sin siquiera mirar atrás. No pude evitar sentir una oleada de frustración al verlo huir, pero sabía que había cosas más urgentes que atender.

Regresé rápidamente a la casa, con el corazón acelerado y la mente llena de preocupación. Al entrar, encontré a Scott descendiendo las escaleras, saliendo de su escondite con un semblante serio. Su preocupación era palpable mientras examinaba a Stiles, quien yacía inconsciente en el suelo.

-¿Está bien? -pregunté, mi voz cargada de ansiedad mientras me acercaba.

La vista de Stiles tendido ahí me desgarraba el corazón.Scott me dirigió una mirada preocupada pero decidida. -Sólo fue un golpe. No es grave.

Me acerqué a mi hermano, y el castaño, al ver mi angustia, trató de ofrecerme apoyo. -Han, vamos a solucionarlo. Solo enfócate en lo que podemos controlar ahora.

Sentí una mezcla de alivio y desesperación al escuchar su voz. Scott estaba ahí, a mi lado, y eso me daba un poco de fortaleza. Tomé una respiración profunda, tratando de calmarme mientras Scott continuaba revisando a Stiles.

Me acuclillé frente a él, tomando su rostro entre mis manos, mi corazón palpitaba con ansiedad. -¡Stiles! ¡Stiles! -lo sacudí suavemente. Sus ojos se abrieron lentamente, revelando un atisbo de consciencia.

-¿Estás bien? -le pregunté, mi voz llena de preocupación mientras lo ayudaba a ponerse en pie.

-Estoy bien -dijo Stiles, aunque su rostro mostraba una mezcla de dolor y frustración. Noté que todavía estaba enojado con Scott, y su mirada evitaba la de él.

Scott, con evidente preocupación, se acercó y dijo: -Perdiste el conocimiento, Stiles.

-Estoy bien -repitió mi hermano, aunque su tono no sonaba completamente convincente-. ¿Pudiste descubrir algo? -su mirada se dirigió hacia Scott, pero evitó mirarlo directamente.

-Nada relevante, estuvo calmado la mayor parte del tiempo -respondió Scott, tratando de mantener la calma.

-¿Y su corazón? -pregunté, mi preocupación palpable mientras observaba a mi mellizo.

-Se sobresaltó solo dos veces -explicó Scott-. La primera vez fue solo un segundo, y la segunda ocurrió cuando Hannah lo levantó en el aire.

-¿Significa que estaba mintiendo? -pregunté, mi preocupación creciendo.

-No necesariamente -negó -. Después de ese momento, estuvo tranquilo.

-¿De qué estábamos hablando cuando se sobresaltó? -inquirí, tratando de encontrar alguna pista.

-Cuando mencionaste que lo envenenaron -dijo Scott, dirigiéndose a Stiles.

-Eso podría ser significativo -señaló Stiles, casi con un atisbo de esperanza-. Podría indicar sorpresa, ¿no?

-Sí, creo que podría ser -confirmó el alfa.

-¿Por qué le sorprendería que nuestro padre siga muriendo? -pregunté, intrigada por la conexión.

-Esperen un momento -dijo Scott, llamando nuestra atención-. Él no dijo que fue el que atacó a su papá, ¿o sí?

-No, no lo dijo -contestó Stiles-. Eso significa que debió ser alguien más.

-Otra quimera -afirmó mi chico, frunciendo el ceño.

-Un segundo -dijo Stiles, mirándome con una mezcla de curiosidad y preocupación-. ¿Levantaste a Theo?

-Sí -admití, mi voz temblando ligeramente-. Estaba furiosa, solo quería...-me detuve, negando con la cabeza-. Fue totalmente impulsivo lo que hice.

Scott me miró con comprensión. -Lo entiendo, Hannah. En momentos de ira, hacemos cosas que no planeamos.

Antes de que pudiéramos irnos, detuve a Scott, tomándolo de la mano y llevándolo hacia un rincón tranquilo de la casa. Me puse de puntas de pie y lo atraje hacia mí, uniendo nuestros labios en un beso profundo y urgente. Sus manos encontraron mi cintura, apretándome contra él mientras el calor de su cuerpo me envolvía.

-No sabes cuánto necesitaba esto -murmuró Scott, sus labios aún rozando los míos con ternura.

-Sí, quiero más, pero... -dije, rompiendo el beso y mirándolo a los ojos-. Tengo que salvar a mi papá.

Scott asintió, entendiendo la urgencia y la gravedad de la situación. Su expresión se tornó seria, pero sus ojos seguían reflejando un apoyo incondicional. -Vamos a resolver esto -dijo, dándome un último apretón en la mano antes de que ambos nos dirigiéramos a la puerta, listos para enfrentar lo que nos esperaba.

-¡Hannah! -Me llamó Stiles -hay que irnos! -su voz rompió el silencio de la tarde, cargada de urgencia y determinación.

Mis pensamientos se atropellaron mientras corría hacia la camioneta de mi padre, que habíamos tomado prestada para esta emergencia. Subí rápidamente al vehículo, y antes de que pudiera reaccionar, Stiles aseguró las puertas, impidiendo que Scott se uniera a nosotros.

-¿Qué estás haciendo? -inquirí, sorprendida, mientras miraba a mi hermano con un atisbo de desesperación en los ojos.

Scott llegó a nuestro lado, su expresión reflejando la misma sorpresa que sentía yo.

-Stiles -dijo Scott, su tono lleno de incredulidad.

-Nosotros podemos hacer lo demás solos -dijo sin mirarlo, su voz grave y determinada mientras mantenía la vista fija en el volante.

-¡Ni siquiera saben por dónde empezar! Solo sabemos que hay otra quimera -dijo el alfa, su voz cargada de frustración-. ¿Tienes idea de dónde ir? ¡Por favor, déjenme ayudarles! Puedo encontrar las pistas que ustedes no.

Stiles encendió el motor con un rugido bajo y comenzó a acelerar. Pero Scott, con una rapidez inesperada, se adelantó y puso su mano firme en el capó del vehículo, deteniéndolo con un gesto decidido.

-No pueden hacerlo solos, ¿sí? -dijo Scott, me miró con una intensidad que casi se podía tocar-. Hannah... me necesitan, los necesitan a todos.

Mi corazón se aceleró al escuchar la súplica en su voz. Sabía que él tenía razón, que su ayuda era crucial, pero no podía ignorar las decisiones que ya se habían tomado.

-Sí quiero que vengas -dije, mi voz mezclando angustia y firmeza-. Pero Stiles...

-Puedo pedir más ayuda. Le escribiré a Liam -trató de convencer a mi hermano, su tono lleno de urgencia y desesperación.

-Liam intentó matarte -le recordé, mi preocupación evidente mientras el conflicto interno me atormentaba.

-Deja que yo los ayude al menos -dijo Scott, sus ojos llenos de determinación.

-Le creíste -dijo Stiles, su voz cargada de remordimiento y enojo.

-Y confié en él -añadió, con un tono de arrepentimiento-. Theo nos engañó a todos.

-Ni siquiera sabes la historia real -dijo mi mellizo, su tono afligido mientras su mirada se perdía en un punto indeterminado.

-No necesito saberla -dijo Scott, con una mirada firme-. Lo que importa ahora es su padre. Por favor, Stiles, hemos sobrevivido a la manada de alfas, a un druida oscuro, a asesinos profesionales. Podemos sobrevivir a los doctores del miedo y a las quimeras.

-No estamos buscando una quimera perdida -admitió Stiles, su voz tensa mientras mantenía el vehículo en marcha-. Estamos buscando a un adolescente.

Las palabras de Stiles se asentaron en el aire, llenas de una gravedad que no podía ignorar.

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