Capítulo ciento treinta y cuatro "Selene"
Scott estaba organizando un bolso con suministros para su viaje al desierto. Metía ropa, linterna, gasas para su herida y varios equipos necesarios para la búsqueda de Kira. La habitación estaba un poco desordenada con cosas esparcidas por el suelo y las camas.Yo me senté en el borde de la cama, observándolo mientras él se movía de un lado a otro. La preocupación en su rostro era evidente, y me preocupaba tanto por él como por el viaje que estaba a punto de emprender.
Finalmente, me levanté y me acerqué a él.-Cuídate, ¿sí? -le dije con voz suave, mientras tomaba su mano.
Scott dejó de moverse y se volvió hacia mí. Me miró con ternura y asintió. Sin decir una palabra, se inclinó y me besó con delicadeza. Era un beso lleno de promesas silenciosas, de seguridad y de amor, uno que compartimos en momentos como este cuando las palabras parecían insuficientes.
Cuando nos separamos, Melody apareció en la puerta, mirándonos con curiosidad. Se acercó y tomó la mano de Scott.-Papi, ¿a dónde vas? -preguntó con voz preocupada.
El castaño se agachó para estar a su altura y le sonrió con cariño.-Voy a ayudar a la tía Kira, cariño. Pero no te preocupes, estaré bien.
Nuestra hija lo miró con una mezcla de preocupación y afecto. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, extendió su pequeña mano hacia él.-No te vayas, papi -dijo, con una pequeña tristeza en su voz.
Scott la miró, y el dolor en sus ojos fue evidente. Sabía que la decisión de dejar a Melody atrás era difícil, pero también era necesario.-Sé que no quieres que me vaya, Mel. Pero es importante que ayude a la tía Kira. Prometo que regresaré pronto y te traeré algo especial.
Melody asintió, pero su expresión seguía triste. Scott se inclinó y la abrazó con fuerza.-Te quiero mucho, ¿ok? -le dijo suavemente.
-Yo también te quiero, papi -respondió ella, abrazándolo con fuerza.
Bajamos las escaleras en silencio, el apuro de la preparación aún se sentía en el aire. Melody iba tomada de la mano de Scott, con su pequeño bolso en su otra mano, lista para hacerle compañía a su padre hasta el último momento antes de su partida. Al llegar a la sala, nos sorprendió encontrar a Liam allí.
Él nos miró, claramente desconcertado por nuestra presencia. Sus ojos se encontraron con los de Scott, y noté la tensión en el ambiente, especialmente después del enfrentamiento que tuvimos con él durante la Superluna. A pesar de que sabía que Theo había manipulado a Liam, la furia y el resentimiento que había sentido en ese momento aún estaban frescos en mi mente.
-Están vivas -admitió Liam, su voz reflejando una mezcla de preocupación y alivio. Parecía avergonzado, su mirada evitaba la nuestra. -Las quimeras, algunas no todas.
-Lo sabemos -respondió Scott con un murmullo, su tono revelando el peso de la situación.
-¿En serio? -Liam inquirió, sorprendido al ver la tranquilidad en nuestras expresiones.
-Sí -musitó el alfa. -Perdón -dijo, levantando el bolso con firmeza para mostrar que estaba listo para partir-. No puedo hablar ahora.
El rubio, lo interrumpió de inmediato. Su rostro estaba tenso y preocupado.-Ah, fue Theo -dijo rápidamente-. Él es el que las trajo de vuelta. Ahora están con él, como su manada.
Scott asintió con una expresión grave, sus ojos fijos en Liam.-Lo sé -respondió con un tono que denotaba su preocupación y agotamiento.
Él se dirigió hacia la puerta con prisa, su mirada fija en el destino. Liam, sin embargo, se adelantó y lo detuvo abruptamente, con una expresión de desesperación en su rostro.-¡Hayden es una de ellos! -exclamó Liam, su voz quebrada por la angustia.
El castaño lo volteó a ver preocupado -¿y está bien?
-Está viva, pero no estoy seguro de si está bien. -la tristeza era palpable en su voz.
-Eso es bueno -dije, tratando de ofrecer un consuelo sincero.
-¿A dónde van? -preguntó, su tono ahora cargado de urgencia.
-Vamos por Kira -respondió Scott-. Su papá nos dijo que su mamá la llevó a Nuevo México, a un lugar llamado Shiprock. -explicó -intentan encontrar la manera de ayudarla, pero es peligroso. Asi que, iremos a traerla de regreso.
Liam dio un paso adelante, su rostro reflejando una determinación feroz.-Iré con ustedes -dijo, su voz firme.
El alfa lo miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.-No puedes -negó, la voz dura y decidida.
Liam, sin embargo, no estaba dispuesto a aceptar la negativa.-¡Déjame ayudar! -dijo cuando vio que él siguiósu camino, su voz llena de desesperación-. Déjame hacer algo. Solo dime qué puedo hacer.
Me acerqué a Scott y coloqué una mano en su hombro, tratando de transmitirle con la mirada la necesidad de ser más comprensivo con Liam. A pesar de la tensión, intentaba hacerle ver que él estaba dispuesto a redimirse y ayudar.Scott giró su cabeza para encontrarme con la mirada, la cual reflejaba que aún había una lucha interna sobre lo que competía a su beta.
Finalmente, Scott pareció tener una respuesta.-No hagas nada -dijo, con una expresión de seriedad absoluta, casi pude ver decepción en sus ojos.
Dejé caer mi mano de su hombro y, en un gesto de cariño, Scott tomó esa misma mano apretándola suavemente y me dio un beso rápido en los labios. Luego, se dirigió hacia la puerta con determinación, su mente enfocada en la misión que tenía por delante.
-¡Papi! -dijo Melody, corriendo hacia Scott con una expresión de preocupación y afecto.
Scott se agachó para abrazarla, su rostro suavizándose al ver la preocupación en los ojos de su hija. La apretó con fuerza, susurrándole palabras tranquilizadoras.
-Todo estará bien, cariño -le dijo, su voz cargada de ternura. -volveré pronto, pórtate bien ¿Sí? -ella asintió.
Scott se puso de pie y salió por la puerta, dejándonos solos a los tres.
Cuando Scott se fue, Melody se aferró a mí, abrazándome con fuerza mientras susurraba en mi oído.-¿Está bien, mami? -preguntó con un hilo de preocupación en su voz.
-Sí, cariño, todo estará bien -le respondí suavemente, tratando de infundirle calma mientras mi mente seguía agitada por la partida de Scott.
Liam, al ver la escena, se acercó y nos miró con una expresión de sincera angustia. Su rostro reflejaba el arrepentimiento que sentía por sus acciones anteriores.
-Annah -dijo con un tono de voz grave-, en serio me arrepiento por lo que le hice a Scott.
Lo miré fijamente, tratando de procesar sus palabras mientras mantenía a Melody cerca de mí.-No voy a decir que no estoy molesta contigo por lo que le hiciste a mi novio -le respondí, manteniendo la calma a pesar de la ira que sentía-. Pero sé que Theo estuvo metido en eso, y Scott también lo sabe.
Liam bajó la mirada, sintiendo el peso de mis palabras.-Solo quiero hacer las cosas bien -dijo, su voz llena de pesar-. Quiero ayudar en lo que pueda.
-Entonces hazlo desde aquí -le dije-. Mantén la calma y asegúrate de que todo esté en orden. Scott y los demás necesitan saber que podemos contar con el apoyo de todos.
Liam asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación y la necesidad de que todos, incluso él, jugaran su parte en este complejo rompecabezas.
...
Me dirigí al hospital para ver a mi padre ya que aun estaba internado, con las cosas que había encontrado en aquella caja en el garage y mi laptop, en mi mochila.Cada paso que daba se sentía pesado, como si el aire mismo estuviera lleno de anticipación y miedo. Golpeé la puerta suavemente y entré antes de que él pudiera responder.
-Papá, necesitamos hablar -dije, tratando de mantener mi voz firme.
Él levantó la vista de sus papeles, sorprendido por mi tono.-Hannah, ¿qué pasa? -preguntó, levantándose de la camilla.
Coloqué mi mochila sobre el colchón con cuidado de la cual saqué la laptop y abrí.-Encontré estos cuadernos de mamá -dije, abriendo uno de ellos-. Hablan de mí, de cosas que no entiendo. Y este video... -Hice clic para reproducir el video.
El video comenzó con la imagen de una pequeña habitación blanca. La cámara enfocaba a una niña pequeña, de cabello oscuro, sentada en una silla de metal. Era yo, a los siete años. Parecía perdida, sus ojos grandes y asustados miraban a la cámara.
-¿Cómo te llamas? -preguntó una voz fuera de cámara.
-Selene -respondí con firmeza, aunque mi voz temblaba ligeramente.
-Selene no es tu nombre. ¿Cuál es tu verdadero nombre?
La niña en el video negó con la cabeza.-Me llamo Selene -insistió.
El interrogador suspiró.-Selene, ¿puedes contarme sobre el hombre que dices que te sigue?
-Hiperión -dijo la niña-. Es mi padre. Me cuida desde lejos.
La cámara tembló un poco, como si quien la sostenía se hubiera movido incómodo.
-¿Por qué crees que Hiperión es tu padre?
La niña miró a la cámara con una intensidad sorprendente para alguien de su edad.-Porque él me lo dijo. Me lo dijo en un sueño.
El interrogador parecía desconcertado, pero continuó.-¿Puedes decirme por qué quieres que te llamen Selene?
La niña miró hacia la ventana de la habitación, donde la luz de la luna se filtraba débilmente.-Porque soy Selene, la Diosa Luna. Tengo que proteger la luna y todo lo que la rodea.
-Hannah, estás en la casa Eichen para que podamos ayudarte. ¿Lo entiendes?
La niña volvió su mirada a la cámara.-No soy Hannah. Soy Selene. Y no necesito ayuda.
El video hizo un corte abrupto, cambiando a una escena diferente. Ahora, la niña estaba acostada en una cama, con electrodos conectados a su cabeza. Los médicos hablaban en voz baja, apenas perceptibles. De repente, la niña comenzó a hablar, sus ojos cerrados.
-Scott, tienes que proteger a nuestra hija. Melody es especial. No dejes que le hagan daño.La imagen se sacudió mientras los médicos se movían alrededor de la niña, sorprendidos por lo que decía.-Melody -repitió la niña-. Melody McCall.
El video terminó abruptamente, dejándome con más preguntas que respuestas. Cerré la laptop y respiré hondo.
-Papá, necesito saber la verdad -insistí-. ¿Por qué me ingresaron en la casa Eichen? ¿Qué está pasando conmigo?
Él suspiró profundamente y se sentó de nuevo, pasándose una mano por el rostro.-Hannah, lo que te voy a decir es difícil de entender, pero mereces saberlo -comenzó-. Tu madre y yo notamos tus comportamientos inusuales desde que eras muy pequeña. Cuando mencionaste a Hiperión, investigamos y nos dimos cuenta de que describías cosas que no deberías saber, como si tuvieras recuerdos de otra vida.
-¿Otra vida? -repetí, incrédula.
-Sí -continuó-. Tu madre estaba convencida de que eras una reencarnación, una antigua alma que había vuelto a vivir. Tus habilidades, tus recuerdos... todo apuntaba a eso. La casa Eichen era una medida desesperada para entender y manejar lo que te estaba pasando.
Me quedé en silencio, tratando de procesar lo que me decía.-¿Y el video? -pregunté finalmente-. ¿Cómo sabía sobre Scott y Melody?
Mi padre me miró con tristeza.-Hannah, has hablado de cosas que aún no han sucedido. Sabías de Scott antes de conocerlo, mencionabas a Melody antes de que naciera. Todo esto apoya la teoría de que tus recuerdos son de una vida pasada, o incluso de un futuro alternativo.
Las lágrimas empezaron a llenar mis ojos.-Entonces, ¿qué soy, papá? ¿Qué significa todo esto?
Él se levantó y me abrazó con fuerza.-Eres mi hija, y eso es lo único que importa. Vamos a encontrar la manera de entender y manejar esto juntos.
Nos quedamos así, abrazados, mientras el peso de las revelaciones se asentaba en mi mente.
Me separé ligeramente del abrazo de mi padre y lo miré a los ojos, intentando controlar las lágrimas que amenazaban con caer.-Papá, hay algo más -dije, mi voz temblando-. Todo esto... está comenzando a pasar de nuevo.
Él frunció el ceño, su preocupación evidente.-¿A qué te refieres?
Con un suspiro, aparté un mechón de mi cabello, revelando las hebras plateadas que se mezclaban con mi color natural.-Mi cabello... está cambiando de nuevo. Está volviéndose plateado, igual que antes. Y no es solo eso, papá. Siento que algo grande está por suceder, algo que no puedo controlar.
Mi padre observó mi cabello con asombro y preocupación. Pasó una mano temblorosa por las hebras plateadas, como si al tocarlas pudiera comprender mejor lo que estaba sucediendo.-Esto... esto es increíble -murmuró-. Nunca pensé que volvería a pasar. Pero si todo está repitiéndose...
-y mi cabello plateado no es lo único diferente, mira -dije, mi voz temblando ligeramente. Sentía un nudo en el estómago, sabiendo que esto cambiaría todo.Él frunció el ceño, pero asintió, dándome el espacio que necesitaba.
Me giré de espaldas y, con un profundo suspiro, comencé a desabrochar la camisa que llevaba puesta. La dejé caer suavemente por mis hombros, revelando mi espalda. Cerré los ojos y me concentré, dejando que la energía fluyera a través de mí.Sentí una ligera presión en mi espalda, y luego, en un movimiento casi imperceptible, mis alas se desplegaron. Eran grandes, majestuosas, con plumas plateadas que brillaban suavemente bajo la luz tenue del despacho.
Lo escuché jadear, el sonido lleno de asombro y temor.-Dios mío, Hannah... -murmuró, sin poder apartar la mirada de mis alas.
-Estas... estas son mis alas -dije, mi voz apenas un susurro-. No sé cómo explicarlo, pero... siento que están conectadas a todo lo que está pasando. A mi pasado, a mi... identidad.
Me volví lentamente hacia él, permitiéndole ver mis alas en toda su extensión. Sus ojos estaban llenos de una mezcla de emociones: asombro, temor, y algo más que no podía identificar.-Papá, necesito que me ayudes a entender esto -dije, con lágrimas en los ojos-. No puedo hacerlo sola. Todo esto es demasiado.
Él se acercó, su mano temblorosa extendiéndose para tocar una de las plumas. La suavidad de su toque me hizo sentir una conexión profunda, como si en ese momento estuviéramos unidos por algo más grande que nosotros.
-Eres tú -murmuró asombrado-. Eres Selene.
Lo miré confundida. -¿Te estás burlando?
Él negó con la cabeza, suspirando profundamente. -No -sacó un libro desgastado y viejo de la mesita de luz -. Estuve investigando hace un tiempo y encontré entre todos los mitos griegos, uno que llamó mi atención.-Abrió el libro y me mostró una ilustración antigua de una mujer con alas plateadas y un hombre con una luz resplandeciente.-Es de Selene y... Apolo. Creo que Scott y tú son ellos o lo fueron en otra vida, pero lo estás manifestando ahora.
Miré la ilustración y luego a mi padre, tratando de procesar sus palabras. -¿Quieres decir que... que Scott y yo somos dioses reencarnados?
-No sé si exactamente dioses, pero hay algo en ustedes que es mucho más antiguo y poderoso de lo que podemos entender. Y ahora está resurgiendo.
Mi padre seguía hojeando el viejo libro, sus dedos rozando las páginas amarillentas con reverencia. Finalmente, levanté la vista de las ilustraciones y lo miré, la pregunta que había estado rondando en mi mente finalmente salió a la superficie.
-Si soy la Diosa Luna... entonces, ¿por qué me aterra la oscuridad?
Él se detuvo, levantando la mirada para encontrarse con la mía. Su expresión era seria, pero había una suavidad en sus ojos, como si comprendiera el conflicto interno que sentía.
-Hannah, la oscuridad no es solo la ausencia de luz -dijo con voz calmada-. Es un símbolo, un espacio donde nuestros miedos y sombras más profundos se manifiestan. Incluso para una diosa como Selene, la oscuridad puede ser aterradora porque revela nuestras vulnerabilidades.
Me acerqué y me senté junto a él, sintiendo el peso de sus palabras. -Entonces, ¿qué se supone que debo hacer? ¿Cómo enfrento esto?
Cerró el libro y me tomó de la mano, su calidez transmitiéndome una sensación de seguridad.-Selene era la Diosa de la Luna, y la luna brilla más intensamente en la oscuridad. Tal vez tu miedo a la oscuridad no sea una debilidad, sino una prueba. Una manera de mostrarte que, incluso en los momentos más oscuros, tienes la capacidad de brillar y encontrar tu luz interior.
-Scott es mi luz -dije con firmeza, sintiendo una oleada de emoción al pronunciar esas palabras.
Mi padre me miró con una mezcla de comprensión y tristeza.-Lo sé, Hannah. Scott siempre ha sido tu ancla, tu faro en medio de la tormenta -En ese momento, su rostro mostró una mezcla de sorpresa y descontento.-¿Qué es eso? -preguntó, su voz cargada de incredulidad mientras se acercaba. Su mirada se dirigió directamente hacia el tatuaje, claramente enfadado.
Me giré hacia él, sintiendo cómo la tensión crecía en el aire. Sabía que mi padre no estaba al tanto de mi tatuaje, y la sorpresa en su rostro no hacía más que amplificar mi nerviosismo.
-Es un tatuaje -respondí, tratando de mantener la calma mientras mi padre se acercaba aún más.
-Puedo ver que es un tatuaje -dijo él con un tono que denotaba desdén-. ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Qué es lo que representa?
-Es algo personal -dije, luchando por encontrar las palabras adecuadas-. Lo hice por Scott, por nosotros.
Mi padre frunció el ceño, cruzándose de brazos con un gesto que claramente indicaba su descontento. -No me gusta que tomes decisiones importantes sin consultarme. Esto es algo que deberías haber discutido conmigo.
-No siempre tengo que consultar todo contigo -respondí, sintiendo cómo la frustración comenzaba a mezclarse con mi angustia-. Este tatuaje es algo que significa mucho para mí. Es una forma de mostrar mi compromiso con Scott.
Mi padre suspiró, claramente molesto. -No es solo el hecho de que te hayas hecho un tatuaje. Es el hecho de que no me hayas dado ninguna explicación, de que lo hayas hecho sin pensar en las implicaciones. No estoy en contra de que te hagas un tatuaje, pero merecía una conversación.
-Lo hice porque sentía que era lo correcto para mí en ese momento -dije, tratando de explicar mis motivos-. No estaba tratando de ocultarlo. Simplemente no creí que fuera necesario hablar de ello.
Mi padre se tomó un momento para calmarse, su enojo dando paso a una expresión de cansancio. -No quiero pelear contigo. Solo... quiero que me hables de estas cosas. Quiero entender por qué haces lo que haces.
Vi el dolor en sus ojos y, aunque su enojo era evidente, también había preocupación. -Entiendo. Lo siento. No quería que esto causara un conflicto. Te prometo que la próxima vez te hablaré antes de tomar decisiones importantes.
Mi padre asintió lentamente, su expresión suavizándose. -Gracias. Solo quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, incluso cuando no estemos de acuerdo.
Nos miramos por un momento, el silencio lleno de una comprensión mutua. A pesar del enfado inicial, sabíamos que ambos valorábamos nuestra relación y queríamos lo mejor el uno para el otro.
-Vamos a resolver esto -dijo mi padre finalmente-. Hablemos más sobre esto. Quiero entender mejor lo que significa para ti.
...
Desplegué mis alas, la velocidad del vuelo me permitió llegar a Nuevo México justo al amanecer. Cuando llegué, vi a Kira y a su madre frente a las cambiantes. Scott y Stiles aún no habían llegado.
-¡Kira! -exclamé corriendo hacia ella.Me detuve en seco al ver la grieta en el suelo que se extendía alrededor de ellas.
-¿Qué haces aquí? -preguntó, sorprendida.
-Vine a ayudarte y a sacarte de aquí. Eres mi amiga -dije sonriendo-. Se supone que Stiles y Scott también vendrían -miré a mi alrededor-. Espero que estén bien -hice una mueca de preocupación.
La madre de Kira, preocupada, me miró y preguntó -¿Cómo vas a ayudar a mi hija?
-Bueno, sucede que tengo...-desplegué mis alas con un movimiento elegante- estas y, además -brillé mis ojos, demostrando mis poderes de Diosa- magia.
Una de las cambiantes, que había estado observando nuestra conversación, se acercó con una actitud desafiante.-Nadie se irá de aquí sin pelear -dijo con firmeza.
Kira y yo intercambiamos miradas decididas. Sabíamos que no había marcha atrás.-¡Hay que hacerlo! -dije con determinación.
Nos pusimos en posición, listas para luchar, cuando el ruido acercandose del jeep nos sorprendió. Scott bajó con los ojos brillando y soltó un potente rugido.
-¡Suban! -gritó Stiles, apremiante. -¡Vamos! ¡De prisa, suban ya! -Al ver a Kira y a su madre, Stiles se dio cuenta de mi presencia.-¡¿Qué demonios haces aquí?! -preguntó con incredulidad.
La madre de Kira fue la última en subir al jeep.-¡Arranca! -grité.
El jeep aceleró y nos alejamos de la escena. Finalmente, respiramos con alivio. Me volví hacia Scott, lo tomé con fuerza y lo besé apasionadamente, sintiendo que nuestra conexión se fortalecía en ese momento de caos.
-¿Están todos bien? -preguntó Stiles mientras nos besábamos. Su tono reflejaba una mezcla de exasperación y preocupación. -¿En serio? Hannah está aquí. ¿Y solo la besas mientras debería estar con tu hija?
-Cállate -gruñí contra los labios de Scott, buscando continuar con nuestro momento.
Stiles sacudió la cabeza, pero entendió que ahora no era el momento para discutir -eres increíble -murmuró.
-Te amo, te amo de verdad -le susurré a Scott, mis palabras llenas de sinceridad antes de volver a besarlo con fervor. Sentí que nuestro amor se reforzaba en cada contacto, en cada caricia.
-¿Cómo es que estás aquí? -preguntó, su voz cargada de sorpresa y preocupación.
-Tenía que venir a ayudar -respondí, con una mezcla de urgencia y alivio. -Pensé que llegarían antes que yo.
Unos kilómetros después, mientras el jeep avanzaba por la carretera mojada, me volví hacia mi hermano.-Stiles, detén el jeep -dije, mirándolo a través del espejo retrovisor. Él asintió sin cuestionar, con una expresión de comprensión.
-¿A dónde vas? -preguntó el alfa, bajando detrás de mí.
-Iré volando a casa -dije con determinación-. Es más rápido. Stiles tiene razón, tengo que ir con Melody.
Scott me miró con preocupación. -¿Estás segura de que puedes hacerlo? Podrías estar agotada.
-Es la única manera -respondí, tratando de sonar convincente.
Caminé unos pasos hacia adelante para prepararme para elevarme. Me giré para ver a Scott una vez más. Iba a irme, pero algo me detuvo. Corrí de vuelta hacia él, envolviéndolo en un abrazo mientras nuestros labios se encontraban en un beso intenso. Sonreí mientras alzaba uno de mis pies, sintiendo por un momento que era una princesa a punto de emprender un vuelo.
-Te prometo que nos veremos pronto -dije entre besos.
Scott me sostuvo con firmeza, susurrando con una mezcla de amor y preocupación. -Cuida de ti misma, ¿de acuerdo? Y no te olvides de que te amo.
-Nunca lo haría -respondí, sonriendo antes de separarme.
Con una última mirada a Scott y al resto del grupo, finalmente me elevé en el aire, dispuesta a regresar a casa lo más rápido posible para estar con Melody.
...
Horas después de que llegara desde Nuevo México, la puerta de la casa se abrió con un chirrido familiar, y Scott entró con el cansancio marcando su rostro.
Melody, que había estado esperando ansiosamente, vio a su padre y sus ojos se iluminaron con una mezcla de alivio y felicidad.-¡Papá! -exclamó, corriendo hacia él con la energía inagotable de una niña que finalmente se reencuentra con su héroe. Sus pasos eran rápidos y decididos, un reflejo de su entusiasmo.
El castaño, con el peso del mundo en sus hombros, no pudo evitar sonreír al ver a su hija. A medida que ella se acercaba, se arrodilló para estar a su nivel. Sus brazos se extendieron para recibirla, y cuando Melody lo abrazó con fuerza, él cerró los ojos, disfrutando del calor y el consuelo que le ofrecía su pequeña. El abrazo entre ellos era apretado, casi como si Scott quisiera asegurarse de que nunca más tuviera que separarse de ella.
-Te extrañé mucho -dijo Scott, con la voz entrecortada por la emoción.
-Yo también te extrañé, papá -respondió Melody, apretando aún más su abrazo, como si intentara absorber cada segundo de su presencia. Su voz temblaba ligeramente, revelando cuánto había sentido su ausencia.
Él se apartó ligeramente para mirar a su hija a los ojos, sus manos aún sujetando sus hombros con ternura. -Todo está bien ahora, ¿sí? Estoy aquí para quedarme.
Melody asintió vigorosamente, sus rizos oscuros rebotando con el movimiento. -¿Vas a quedarte por mucho tiempo?
-No volveré a irme -le aseguró, levantándola en brazos y girando ligeramente para mostrarle su alegría.
Ambos compartieron una sonrisa llena de promesas y amor. Mientras Scott la sostenía, la casa pareció cobrar vida nuevamente, la tensión y el miedo que habían estado presentes durante tanto tiempo se desvanecieron, aunque solo fuera por un momento.
Cuando se separaron aproveché para acercarme a él abrazándolo -te dije que nos veríamos pronto -sonreí buscando sus labios y encontrandolos en un beso lleno de ternura y alivio. Cada beso parecía decirnos cuánto habíamos extrañado el uno al otro, cómo cada momento de separación había valido la pena por este reencuentro.
Scott me rodeó con sus brazos, su aliento cálido contra mi piel mientras sus labios se movían con los míos.-Nunca pensé que iba a llegar este momento -dijo, su voz apenas un susurro entre nuestros besos. -Cada segundo lejos de ti se sintió como una eternidad.
-Lo sé -respondí entre besos, sintiendo sus palabras como un bálsamo para mi alma. -Pero estamos juntos ahora.
Scott se separó ligeramente, mirándome con intensidad. -Lo que hemos pasado... No ha sido fácil, pero saber que estás aquí, que estamos aquí... Eso lo hace todo más soportable.
Sus palabras resonaron en mí, llenándome de una mezcla de alivio y esperanza. Nos mantuvimos abrazados, disfrutando del momento de calma mientras los desafíos del futuro esperaban a la vuelta de la esquina.
Finalmente, nos alejamos, sabía que el debía estar cansado por lo que le deje vía libre para recostaste.Scott se acomodó en el sillón, su cuerpo exhausto hundiéndose en los cojines. Con un suspiro de alivio, rodeó a Melody con sus brazos, y ella, cansada por la espera, se acurrucó contra él. El movimiento rítmico de su respiración y el suave ritmo del latido de su corazón crearon una melodía tranquilizadora que pronto llevó a ambos a un sueño profundo.
Me acerqué con la intención de llevar a Melody a su cuarto, pero al intentar moverla, Scott soltó un leve gruñido entre sueños. Su agarre se afianzó, y sus ojos se entreabrieron por un instante antes de volver a cerrarse con la misma tranquilidad. Era como si, en ese momento, se aferrara a Melody no solo por el deseo de protegerla, sino por la necesidad de estar cerca de ella.
Miré la escena con una mezcla de ternura y resignación. La forma en que Scott estaba dormido, completamente relajado y en paz, con Melody en sus brazos, mostraba cuánto la había extrañado y lo vital que era para él tenerla cerca. Sabía que, aunque intentara separarlos, Scott no dejaría ir a su hija tan fácilmente.
Me incliné con cuidado, tratando de no interrumpir su sueño. Primero, deposité un beso suave en los labios de Scott. Sentí la calidez de su piel bajo mis labios, un pequeño gesto lleno de amor y gratitud por su regreso y la tranquilidad que ahora compartíamos. Luego, me incliné aún más para besar la cabecita de Melody, acariciando su cabello con la yema de mis dedos. El contacto tierno con su frente y el pequeño resoplido que emitió me recordaron lo valiosa que era para nosotros.
Unos minutos después Liam y Mason llegaron a casa al parecer tenían noticias importantes. Fuimos juntos a la sala y me acerqué al sillón donde Scott descansaba.
-Scott -murmuré suavemente-, despierta.
Él se movió lentamente, abriendo los ojos con dificultad.-¿Qué sucede? -preguntó, sentándose despacio sosteniendo con cuidado a Melody la cual seguía profundamente dormida, mientras observaba a Mason y Liam, que acababan de llegar.
-Corey me dijo algo -admitió Mason-. Sabemos que está haciendo Theo.
-Está buscando un alfa -agregó Liam-. Un alfa ciego.
Scott me miró, y ambos supimos de inmediato de quién estaban hablando.-Deucalion -dijo en voz baja, su mente trabajando rápidamente.
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