Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo ciento diecisiete "Confesión"

El sol vespertino se filtraba por las cortinas cuando el doctor entró a la habitación. Scott estaba allí, como había prometido, su mano sosteniendo la mía.

El doctor entró con una sonrisa. —Buenos días, Hannah. ¿Lista para intentar caminar de nuevo?

Miré a Scott, quien me dio un aliento silencioso con su mirada. —Sí, estoy lista —respondí con determinación.

El castaño se acercó y me ayudó a sentarme en el borde de la cama. —Recuerda, no voy a dejar que te caigas,— me dijo suavemente.

Asentí, tomando su mano con fuerza. —Lo sé. Vamos a hacerlo.

Scott me levantó con cuidado, sosteniéndome firmemente mientras mis pies tocaban el suelo. Sentí un poco más de fuerza en mis piernas esta vez, y eso me dio ánimos. —Estoy aquí, Annieh. Vamos, un paso a la vez.

Con su apoyo, di un pequeño paso, luego otro. La sensación era extraña, pero me sentía más segura con cada movimiento.

—Lo estás haciendo genial —me animó.

Con cada paso, sentía más confianza. El dolor y el miedo empezaban a desvanecerse, reemplazados por una creciente sensación de logro. —Estoy caminando —dije, sin poder contener una sonrisa.

—Sí, lo estás haciendo —respondió Scott, su voz llena de orgullo.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, logré dar varios pasos por la habitación. Scott me abrazó con fuerza, su alegría irradiando de él. —Sabía que podías hacerlo.

—Gracias por no dejarme caer —le susurré, sintiendo una oleada de amor y gratitud.

—Siempre —respondió él, mirándome con una intensidad que me hizo sentir segura y amada.

Esa tarde, me di cuenta de que, con Scott a mi lado, no había nada que no pudiera superar. Estaba lista para enfrentar el mundo, un paso a la vez, con él a mi lado.

La espera por noticias se hizo interminable. Estaba ansiosa, casi desesperada por irme a casa. Odiaba los hospitales. Si había algo que me mantenía un poco tolerante hacia ellos, era el recuerdo de haber traído una vida a este mundo en uno de ellos.

De repente, la puerta se abrió de golpe y Stiles entró en la habitación con una enorme sonrisa en el rostro.

—¡Hannah, tienes el alta! —anunció con entusiasmo.

—¡Al fin! —exclamé, sintiendo una explosión de energía recorrer mi cuerpo. Sin pensarlo dos veces, salté de la cama.

—Hannah, espera —dijo Scott, su voz llena de preocupación mientras se apresuraba a sostenerme.

—Estoy bien, Scott, —le aseguré, aunque aprecié su apoyo. —Solo... quiero irme de aquí lo más pronto posible.

—Entiendo —respondió él, ayudándome a estabilizarme mientras me preparaba. —Pero ve con calma, ¿sí?

—No puedo esperar para salir de aquí, —le dije, con una sonrisa que reflejaba mi impaciencia. —Gracias por estar siempre a mi lado. —Sin poder resistirlo, me acerqué y lo besé en los labios. Fue un beso lleno de amor.

—¡Ewww! —exclamó Melody, tapándose los ojos con las manos.

Stiles hizo lo mismo, exagerando su disgusto. —¡Por favor, algunos de nosotros no queremos ver eso! —bromeó Stiles, fingiendo horror.

Me volteé y la saqué la lengua como si fuera una niña y él me devolvió el gesto —parecen unos niños —rió Scott.

Mientras tanto, mi papá, estaba en la recepción tramitando mi alta.

Melody, seguía mostrando su entusiasmo.—Mamá, ¿realmente iras a casa hoy? —preguntó, con sus ojos brillando de emoción.

—Sí, mi amor, —le respondí, acariciando su cabello. —Iré a casa.

—Bueno, Hannah, estás lista para conquistar el mundo nuevamente, —dijo mi hermano con una sonrisa.

—Gracias, Stiles —le dije, apreciando su apoyo. —Eres el mejor hermano que podría pedir.

—Lo sé, —respondió él, con una sonrisa juguetona. —Pero no te preocupes, te recordaré eso cada vez que tenga la oportunidad.

—Ya me lo imagino, —dije riendo. —Pero sabes que también eres el hermano más fastidioso.

—Es un talento especial, como el sarcasmo —replicó Stiles, guiñándome un ojo. —Y voy a seguir fastidiándote para asegurarme de que te recuperes bien.

Nos reímos juntos, disfrutando de este momento de felicidad. Estábamos listos para dejar atrás el hospital y regresar a nuestra vida. Miré a Scott y Melody, sintiendo una profunda gratitud y amor por ellos.

Finalmente, mi padre llegó con los documentos en la mano. —Todo listo,—dijo, con una sonrisa satisfecha.

—Gracias, papá, —le dije, abrazándolo con fuerza. —Vamos a casa.

Una vez estuve lista dejamos la habitación y nos dirigimos al ascensor para bajar al primer piso. La emoción era palpable en el aire, pero también había un toque de nostalgia. Mientras el ascensor descendía, no pude evitar recordar una ocasión similar, meses atrás.

—Cariño —dije, mirando hacia Scott, —la última vez que bajamos por este ascensor fue con una pequeña bebé recién nacida.

Él sonrió, recordando el momento. —Sí, lo recuerdo bien.

Stiles, siempre listo con un comentario, añadió —Bueno, ahora estás con esa misma bebé —y señaló a Melody.

Miré a mi pequeña con ternura y la tomé en mis brazos. —Ven aquí, cielo —le dije.

Scott me miró con preocupación. —Hannah, deberías tener cuidado. No tienes que esforzarte tanto.

—Estoy bien, Scottie —le aseguré, apretando a Melody contra mí. —Puedo hacerlo.

Melly se acurrucó contra mí, disfrutando del momento. —Mamá, me gusta estar contigo así —dijo con una sonrisa.

Stiles no pudo resistir hacer otra broma. —¿Quién sabe? Quizás la próxima vez que bajes este ascensor sea con otro recién nacido.

Scott se rió. —Eso sería lindo.

—Sí —respondí, mirandolo y luego a Stiles, —pero en mucho tiempo.

—Definitivamente en mucho tiempo, añadió Scott, con una sonrisa. —Primero necesitamos un descanso de todo esto.

—Un largo descanso —coincidí, sintiendo una mezcla de alivio y esperanza mientras el ascensor llegaba a la planta baja.Las puertas se abrieron y salimos juntos, listos para irnos.

Mientras salíamos del hospital, me sentí más fuerte y más decidida que nunca. Sabía que, con mi familia a mi lado, podría enfrentar cualquier desafío que la vida nos presentara.

En el auto, Scott me miró y dijo —No puedo creer que al fin te llevamos a casa.

—Yo tampoco —le respondí, tomando su mano. —Gracias por ser mi roca durante todo esto.

—Siempre —me dijo, apretando mi mano suavemente. —Te amo, Annah.

—Y yo a ti, Scott, —respondí con una sonrisa, mirando a nuestra hija. —Y también te amo a ti pequeña Melody.

—¿Me amas tanto como a papá?— preguntó Melody con curiosidad.

—Te amo más de lo que puedas imaginar,—le respondí, acariciando su mejilla. —Ustedes dos son mi mundo.

Stiles, desde el asiento delantero, añadió —Vaya, eso me dió diabetes. ¿Podemos poner algo de música o qué?

Todos reímos, y el ambiente se llenó de alegría mientras nos dirigíamos a casa. Estaba lista para recuperar mi vida, rodeada de las personas que más amaba.

Me sorprendí al ver que nos dirigíamos a la casa de Scott en lugar de la mía. Me giré hacia él, con una mezcla de curiosidad y confusión en mi rostro.

—¿Por qué estamos aquí, Scott? —le pregunté mientras nos deteníamos en su entrada.

Scott me miró con una seriedad que rara vez mostraba, sus ojos reflejaban una determinación profunda. —Porque no pienso separarme de ti otra vez, Hannah —dijo con firmeza. —Por nada del mundo.

Mi corazón dio un vuelco al escuchar esas palabras. No pude evitar sonreír, sintiendo una oleada de amor y gratitud hacia él.

—Cariño, eso es... eso es maravilloso,— murmuré, tratando de contener las lágrimas.

—Quiero que estés aquí conmigo, con nosotros —continuó, señalando a Melody que todavía estaba en mis brazos, observando atentamente nuestra conversación.

—Sí, mamá —intervino, sonriendo. —Quiero que estemos todos juntos.

—Bueno, parece que no tengo otra opción —dije, tratando de bromear mientras limpiaba una lágrima que se había escapado.

Stiles, quién estaba de copiloto, no pudo evitar meter su cuchara. —Sabes que es la mejor idea. Además, podré venir a molestarlos cuando quiera.

Mi chico rió y le dio un golpecito en la espalda a Stiles. —Gracias, hermano, siempre sabes cómo animar el momento.

—Es un don —respondió con una sonrisa traviesa.

Cuando entramos a la casa fuimos directamente a nuestra habitación, sorprendiéndome. —¿No planeas cenar? —le pregunté, arqueando una ceja.

Scott suspiró y se quitó la camisa, dejándola caer al suelo. —Estoy exhausto, Amor —admitió, dejando ver las tensiones acumuladas en sus hombros.

Me acerqué y lo abracé por atrás dejando un beso en su espalda, Scott me tomó por la cintura poniéndome frente a él y luego junto nuestros labios en un beso demandante, mis manos se posaron en sus hombros masajeandolos un poco y luego subieron a su rostro justo en el momento en que nos separabamos por la falta de oxígeno.

—voy a cocinar —me alejé unos pasos. —No quiero que Melly se acueste sin cenar.

Scott sonrió cansadamente. —O podemos pedir una pizza.

Negué con la cabeza, sonriendo. —Prefiero cocinar. Sé que te encanta mi comida, y además, necesitamos algo casero después de todo esto.

Scott asintió, rindiéndose ante mi lógica. —Está bien, pero te ayudo.

—No —insistí, acercándome a él y acariciando su mejilla. —Tú descansa. Puedo manejarlo.

Antes de que pudiera protestar más, lo besé suavemente en los labios y me dirigí hacia la cocina. Melody estaba en la sala, jugando con algunos de sus juguetes. —¿Qué quieres cenar, cielo?—le pregunté.

—¿Podemos hacer macarrones con queso, mamá? —respondió con entusiasmo.

—Claro que sí —respondí, sonriendo. Empecé a sacar los ingredientes mientras Scott se recostaba en el sofá, observándonos con una sonrisa tranquila.

Melody se acercó a la cocina, queriendo ayudar. Le di algunas tareas simples, como revolver la salsa, y en poco tiempo, la cena estaba lista. Serví los platos y los llevé a la mesa.

Scott se unió a nosotras, aún luciendo agotado pero más relajado. —Esto huele increíble, Hannah, —dijo, tomando asiento.

—Gracias —respondí, sentándome junto a él. —Melly ayudó mucho.

La cena transcurrió en una atmósfera cálida y familiar. Melody hablaba animadamente sobre sus dibujos y sus planes para el día siguiente, mientras Scott y yo intercambiábamos miradas y sonrisas cómplices.

Después de cenar, llevé a mi pequeña a su habitación para que se preparara para dormir. Scott se quedó en la sala, recogiendo los platos. Una vez que ella estuvo arropada y tranquila, volví a la sala y me encontré con mi chico terminando de lavar los últimos platos. —Te dije que descansarás —le reproché suavemente, acercándome.

Scott se volvió y me envolvió en un abrazo. —No puedo evitar querer ayudar —dijo con una sonrisa.

—Lo sé, —respondí, recostando mi cabeza en su pecho. —Y lo aprecio.

Nos quedamos así por un momento, disfrutando de la tranquilidad de estar juntos en casa. Finalmente, Scott me levantó en brazos y me llevó de vuelta a nuestra habitación.—Y ahora, a descansar —dijo, acostándome en la cama y cubriéndome con las mantas.

—Sí, señor —respondí con una sonrisa, sintiéndome segura y amada. Scott se tumbó a mi lado, abrazándome con ternura.

Mientras nos quedábamos dormidos,recordé todo lo pasado en New York, en especial cierto momento en específico y sentí que debía contarle a Scott lo que había sucedido.La culpa y la preocupación me carcomían por dentro. No podía mantenerlo en secreto más tiempo.

Me giré hacia él, notando su respiración lenta y rítmica. —Cariño —susurré suavemente, no queriendo sobresaltarlo. —¿Estás despierto?

Él hizo un sonido de confirmación, indicando que si lo estaba.

—Debo decirte algo —empecé, mi voz temblando un poco. —Algo que pasó en Nueva York.

Sentí cómo Scott se espabilaba a mi lado, su atención completamente enfocada en mí. —Puedes decirme lo que sea, Hannah —respondió con una seriedad tranquilizadora.

—Promete que no te vas a enojar —le pedí, mi voz apenas audible.

Él se quedó en silencio un momento antes de responder. —Haré lo mejor que pueda —dijo finalmente, aunque podía notar la duda en su voz.

Tomé una respiración profunda, tratando de armarme de valor. —Una noche, mientras veíamos una película con Andrew... él me besó sin mi consentimiento —confesé, sintiendo una oleada de alivio y terror al mismo tiempo. —Pero me separé tan pronto pude y lo abofeteé.

Scott no dijo nada al principio, pero pude sentir cómo su respiración se volvía más pesada y rápida, señal clara de que estaba molesto.—Di algo —le pedí, sintiendo el peso del silencio.

—¿Sentiste algo por él? —preguntó finalmente, su voz tensa.

—No —respondí rápidamente, con desesperación. —No sentí nada por él. Te lo juro. Lo siento mucho. —no dijo nada —Scott —susurré, buscando sus ojos en la oscuridad —él único dueño de mis labios y mi cuerpo, eres tú. Solo te amo a ti, y me siento terrible por no habértelo dicho antes.

Hubo un silencio largo antes de que Scott volviera a hablar. —¿Y Melody?   —preguntó con voz ronca.

—Se asustó mucho —respondí, sintiendo el dolor al recordar esa noche. —Después de eso, ya no quiso verlo más.

Scott no dijo nada, pero pude sentir su cuerpo tensarse.Me pregunté si había hecho lo correcto al contarle, pero sabía que la honestidad era fundamental para nosotros.

Traté de aliviar la tensión con un poco de humor, algo que solía funcionar entre nosotros.—Además —añadí, intentando una sonrisa, —creo que le tatué a Andrew mi anillo en la mejilla con ese golpe. Se lo merecía.

Scott soltó un pequeño resoplido, casi una risa. —Eso suena a ti —dijo finalmente, mirándome a los ojos. —Eres fuerte, Hannah. Y no sabes cuánto lamento no haber estado allí para protegerte.

Sentí cómo la tensión en su cuerpo comenzaba a disminuir. —Lo importante es que estás aquí ahora —le dije, tomando su mano con fuerza. —Y te prometo que siempre seré honesta contigo. No quiero que nada ni nadie se interponga entre nosotros.

—Lo siento, Annieh —dijo suavemente, acariciando mi mejilla con delicadeza —Me duele saber que pasaste por eso. Y me duele que Melody también se haya visto afectada.

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, y Scott me atrajo hacia él, envolviéndome en sus brazos. —No voy a dejar que nadie te lastime nunca más,—dijo, su voz firme pero llena de amor. —Ni a ti ni a Melody.

Nos quedamos así, abrazados en la oscuridad, sintiendo el calor y la seguridad que solo nuestra cercanía podía proporcionar.

Mientras trataba de encontrar la calma en el silencio de la noche, Scott rompió el silencio de una manera que no esperaba.

—Hannah, ¿Andrew es el hombre malo? —preguntó, su voz grave y llena de preocupación.

Sentí cómo mi corazón se aceleraba al escuchar su pregunta. —¿Cómo... cómo sabes eso? —pregunté nerviosa, intentando mantener la calma.

Scott me miró con seriedad. —Melody le dijo a Derek que no dejara que el hombre malo te hiciera daño. Y Robbie también lo mencionó.

Mi mente corría a mil por hora, temiendo lo que Scott pudiera saber. —¿Melody dijo algo más? —pregunté, tratando de mantener mi voz firme.

Scott pareció pensativo por un momento antes de responder. —No, no dijo nada más. —Pero su expresión cambió, volviéndose más sospechosa. —Annah, Andrew solo te besó, ¿verdad? —Sentí un nudo en el estómago mientras intentaba no delatarme.

—Sí —respondí, aunque sabía que no era toda la verdad. Traté de mantener la compostura, pero sabía que él podía sentir mi miedo y mi angustia.

Me miró con una mezcla de preocupación y sospecha. —¿Estás segura? Porque parece que hay algo más que no me estás diciendo.

Tragué saliva, sintiendo el peso de su mirada. —Sí, Cariño. Solo me besó.

Scott asintió lentamente, pero podía ver que no estaba del todo convencido. —Annieh, sabes que puedes decirme cualquier cosa, ¿verdad?

Asentí, aunque sentía que mi corazón podría romperse en cualquier momento. —Lo sé, Amor. Y te prometo que si hay algo más, te lo diré.

Me abrazó, pero podía sentir que todavía estaba preocupado. Me pregunté cuánto tiempo podría mantener este secreto, y si algún día podría contarle toda la verdad sin miedo a perderlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro