𝑃𝑎𝑟𝑡𝑒 𝒖́𝒏𝒊𝒄𝒂
En una parte de Seúl se encontraba un joven de piel pálida, estatura promedio y cabellos negros.
Él era un joven trabajador, pero su vida social era casi nula. Nunca había tenido problema alguno en su forma de ser y pensar, ni en círculos sociales porque no le interesaba hablar con extraños o siquiera tener alguna conversación con personas ajenas a su vida.
De vez en cuando algún cliente le decía que era muy amable y lindo, pero él solo atinaba a sonrojarse y hacer una leve reverencia. Trataba de mantener la compostura lo más que podía.
Taehyun tenía un pequeño local de café, una cafetería frente a las cajas de una tienda grande, con un pequeño comedor enfrente. Él solía vender varios tipos de café, frappés, helado, postres, y desayunos simples. Era un éxito que pronto se comenzó a llenar cada vez más de gente, llegando al punto de tener que conseguir personal nuevo que le ayudase en su negocio.
Aunque eso fuese un problema para Taehyun al inicio.
Pero después logró acostumbrarse a la alocada personalidad de su compañero.
—¡HueningKai, va a ser un par de Americanos helados y un frappé de cappuccino!
—¡Está bien, Hyung!
El joven de piel acanelada se había vuelto un buen amigo para el blanquecino chico y también un joven bastante trabajador, por lo que se acoplaron rápidamente.
Terminando de despachar a la gran fila que tenían, aprovecharon la hora tranquila que se presentó para poder pasar a la pequeña cocina que tenían en la parte trasera del lugar y se sentaron a comer un par de waffles junto a dos americanos helados -el café y postre favoritos de Kang Taehyun-.
El momento era tranquilo y ameno, pero fue interrumpido por el sonar de una campanilla que tenían en la recepción.
Huening se iba a levantar para atender pero Taehyun le dijo que no se preocupara y que siguiera almorzando, que él se encargaba.
Al otro lado de la barra se encontraba un joven de cabellos castaños rojizos, y unos labios rojos, sonriente con dos pequeños hoyuelos en sus mejillas. El joven veía el menú hasta que le llamó la atención un muchacho bajito de piel blanca.
—Buenas tardes. ¿Le puedo pedir un caramel macchiato por favor?
Kamal reconoció la voz de su amigo así que se levantó y se asomó por el ventanal.
Apunto de gritarle para saludarlo vio la reacción de su mayor pelinegro, así que se arrepintió y decidió quedarse callado. Fue llamativo para él, el como su Hyung se había puesto rojo, contrastando de una forma adorable con su pálida piel. Sus ojos grises miraban el suelo y sus movimientos se habían vuelto más estáticos y robóticos, no estaba la fluidez con la que solía preparar todos los productos.
Tyun le dio la espalda al muchacho del macchiato, y Kai se quitó del ventanal para que no se diera cuenta de su presencia.
Taehyun preparó el pedido, sus movimientos eran torpes. Cuando le entregó el café al joven cliente éste le dio una sonrisa.
—Muchas gracias, bonito.
Pero Kang se coloró mucho más, agachó la mirada y asintió un poco. Las palabras no podían salir de su garganta, y regresó la manía que tenía, al jugar con sus dedos.
En cambio, el muchacho nuevo se retiró feliz con su bebida a la línea de cajas de la tienda bajo la mirada atenta de un chico azabache.
—Así que es cajero...
Murmuró.
Pasaron los días y en cada uno de ellos llegaba el cajero a pedir un caramelo macchiato, siempre con la misma sonrisa de corazón, y siempre con un bonito halago para Taehyun.
Kang siempre lo miraba con ensoñación, sus ojos brillaban al verlo, desde el café hasta la línea de cajas se quedaba viéndolo embobado, sus mejillas se ponían rojas y de vez en cuando una sonrisa tonta se asomaba en su rostro.
Para Huening era algo curioso, en lo que conocía a Tae nunca lo había visto así.
Un día llegó el muchacho nuevamente a pedir un café, y Tyun estaba dispuesto. Le preguntaría su nombre.
Cuando estuvo a punto de darle el café, Taehyun trató de formular alguna palabra, pero solo salieron pequeños monosílabos de sus labios, su voz ronca y su rostro bañado en rojo.
Se había congelado en su lugar, no sabía cómo actuar, incluso sus movimientos se habían pausado.
Por suerte, Kamal lo alcanzó a ver. Pasó de la parte trasera del local hasta la recepción colocándose a un lado de Kang. Abrazó por el hombro a su mayor, provocando que cerrará su boca de forma instintiva. Taehyun lo miró confundido.
—¡Buenas tardes! —dijo tendiéndole el café que se encontraba entre las manos de su mayor —mi nombre es Kai Kamal Huening, y éste joven es mi mayor Kang Taehyun. Mi compañero quiere saber su nombre y si gusta platicar con él en sus momentos libres.
Tae al escuchar eso estuvo a punto de golpearlo, se había sonrojado hasta las orejas, su ceño se frunció, y sus labios fueron apretados en señal de nerviosismo y molestia. De un momento a otro había comenzado a sentir demasiada comezón en su piel. No esperaba que su amigo hiciera una locura como esa.
Estaba casi seguro de que el muchacho de piel bronceada y labios rojos ahora pensara que era un perdedor de primera, y que no sabía hablar por si mismo. Pero a pesar de ello, su enojo pasó de largo para ser reemplazado por una mueca de confusión al escuchar al joven de cabellos castaños rojizos.
—Un gusto en conocerle Taehyun, mi nombre es Choi Soobin, espero agradarle. Y claro que podemos hablar juntos, de hecho dentro de un par de horas... ¿Le parece si nos juntamos aquí en el comedor?
Taehyun solo atinó a sonreír mostrando sus dientes -pareciendo más una mueca qué una sonrisa- y asintió en silenció.
—Está bien, ¡nos vemos luego chico bonito! ¡Adiós NingNing!
Kang se quedó en la luna que no puso atención alguna en el apodo cariñoso que le puso el muchacho de sonrisa de corazón a su compañero de trabajo.
Pasó un mes, en el cual todos los día que coincidían se sentaban a "platicar" juntos bajo la mirada atenta de HueningKai, quien disfrutaba verlos juntos mientras comía una bolsa de palomitas con queso.
Digo "platicar" entre comillas, porque Taehyun no solía hablar, solo escuchar atentamente al contrario, debido a los nervios que él tenía.
La primera vez que Soobin rozó sus manos Taehyun tiró por accidente su café americano helado en el uniforme de Choi. A pesar de las disculpas de un muy avergonzado Tae -quien se sentía a morir, casi saliéndose sus lágrimas por el temor de que Soobin lo llegase a odiar o a pensar que era estúpido- y sus intentos para lavar su uniforme, Bin solo le dio un pequeño beso en la mejilla, coloreando se en un tono carmesí casi instantáneamente, dejando atónito a una cerecita humana.
La segunda vez Taehyun quiso sorprenderlo con un desayuno que él mismo preparó, pero al escuchar a Soobin gritarle desde lo lejos, mientras se le acercaba a prisa, Tyun perdió concentración y se tropezó con las patas de una de las ollas que se encontraban cerca, cayendo encima de la comida y manchando su rostro. Choi lo ayudó a levantarse y tomó unas servilletas que le dio Kai para limpiar a su menor.
Y la tercera vez era la vencida, o eso le solían decir.
—Soo-Soobinie...
Le habló nervioso, casi en un murmuro. Soobin lo miró mientras probaba el Caramel Macchiato que su menor le preparó.
—¿Qué pasa Tae Tae?
—M-me preguntaba...
Primero jugaba con sus dedos, pero conforme avanzaba la pregunta, la comezón por los nervios crecía innumerablemente haciendo que no soportara y se comenzará a rascar el dorso de su mano.
—¿Ajá?
Soobin hizo un ademán para que prosiguiera la pregunta.
—¿Quisieras ir... Conmigo... A...?
Choi estaba perdiendo el hilo de la pregunta entre tantos balbuceos.
—Tyun, si quiere puede decirme por mensaje, no quiero que se sienta nervioso conmigo.
Le dijo preocupado por la reacción.
Taehyun en cambio tomó aquello como que estaba echando a perder el momento. Tenía que ser valiente, ya HueningKai le había ayudado una vez, no podía quedarse con los brazos cruzados una vez más y perder una oportunidad tan maravillosa nuevamente.
—¡¿Quieres ir conmigo a un restaurante de comida italiana conmigo?!
Taehyun gritó desesperado cerrando los ojos con fuerza.
Quería invitarlo a cenar al restaurante de su familia, ya que era descendiente de un hombre coreano y una mujer italiana, quienes eran muy buenos en la cocina. Una pareja amable que solía mantener en pie aquél lugar. Demasiados extrovertidos, a diferencia de su hijo, quien era tímido e introvertido.
Sus padres siempre se preocupaban por su hijo, ya que éste nunca salía con amigos, no hablaba con gente y siempre de encontraba serio.
A lo mucho, los únicos muchachos que conocían por parte de él eran a su compañero, Kai Kamal Huening; y a su mejor amigo, Choi Beomgyu. De ahí en más, no había otra persona que se comunicase con el descendiente del señor Kang.
Al percatarse que la invitación de lo dijo gritando y que había llamado la atención de los presentes se comenzó a cohibir, quería desaparecer desde sus adentros.
Mientras tanto, Soobin que se quedó atónito ante la propuesta de Taehyun, sacudió su cabeza y tomando ambas mejillas del contrario, depositó un casto beso en la frente del menor.
—Claro que me gustaría ir, Tyun. Usted solo dígame la hora y en dónde nos vemos.
Se terminaron de poner de acuerdo por vía internet.
El resto de los días pasaron normal, con una pequeña conversación de ambos y uno que otro incidente por la torpeza y timidez de Taehyun.
Kang ya se encontraba fuera del restaurante, desde cinco minutos antes de la hora acordada, no quería ser puntual, pero recibió una llamada del chico que le gusta.
—Buenos días, Tyun-Ah.
—Buenos días Soobin-hyung. ¿Ya estás llegando?
Taehyun sonrió por la seguridad con la que habló, quería sorprender a Soobin con el hecho de que trataba ser más abierto para él, que no quería que se aburriera de él. Pero su sonrisa desapareció al escuchar lo siguiente.
—Lo siento, Tae. Verá que mi hermano menor, Jungwon, se accidentó y estoy llevándolo al hospital en este mismo instante.
El brillo que había en sus ojos desapareció, y la sonrisa se volvió triste. Sin embargo, Tyun respiró hondo y le contestó.
—No te preocupes, está bien... Igual aún no llegaba.
Dijo con una sonrisa rota.
—Que alivio...—escuchó de fondo— ¡Gracias por entender, Tae Tae! ¡Nos vemos luego!
Una vez colgó, Taehyun entró al restaurante, que en algún futuro sería suyo, y se sentó en una de las mesas más retiradas, cerca de la orilla. No estaba de humor para aguantar a la gente.
Su padre, confundido, alcanzó a verlo, y se acercó a su mesa.
—Amor, discúlpame, iré a ver qué tiene nuestro hijo.
—Está bien, Yeon, yo me encargo del banquete.
Kang Yeonjun sirvió un plato con la comida favorita de su hijo y se lo llevó hasta su mesa.
—¿Qué sucede hijo? ¿Y el muchacho que iba a venir?
Preguntó tendiéndole un plato con risotto, ensalada capresse, ossobuco y de postre un tiramisú.
Taehyun tuvo que erguirse, ya que su cuerpo semi acostado sobre la mesa y el plato no cabían en la misma mesa.
Decaído acercó el platillo y comenzó a comer.
—No vendrá.
Dijo tomando el tenedor, apoyando su rostro en la palma de la mano contraria. Dando un pequeño bocado al risotto.
Yeonjun, hizo una mueca preocupado por su hijo, acariciando la espalda en círculos de su descendiente.
—Tranquilo, seguro se darán otras oportunidades, hijo...
Al día siguiente Taehyun fue a trabajar nuevamente, como su rutina diaria, pero exceptuando ahora que no saludó al pelirrojo chico, solo lo vio ocupado en la lejanía hablando con sus compañeros. Entró a la cafetería, y comenzó a ponerse su uniforme.
Huening lo vio, le iba a preguntar cómo le fue, pero al ver la mirada decaída de su mayor se abstuvo de pregunta y solo se quedó callado atendiendo a los clientes, sabía en el fondo que su Hyung no se sentía bien como para atender a las personas.
Los siguientes días fueron iguales, exceptuando dos ocasiones en las que Soo le saludó de lejos, y Taehyun solo murmuraban cabizbajo, su mirada no tenía el brillo que se le veía las semanas anteriores.
No había sonrojos, ni sonrisas, ni tampoco se le acercaba. Taehyun no estaba en la recepción, se escondía en la pequeña cocina del local preparando las bebidas y los alimentos.
Hasta que llegó el día de su descanso, ese día Kai iba a quedarse solo en el café. Tyun no se sentía tan decaído debido a que su mejor amigo lo llevó a almorzar a su restaurante favorito.
Era una cobacha simple de mármol, con azulejos por dentro, algunos troncos con lazos, dando un aspecto hogareño. Debido a la estación otoñal el fresco del clima ya era notorio, por lo que la chimenea pequeña se encontraba encendida templando el lugar.
—He sabido que tu local va en aumento. ¿Quién diría que un chico introvertido sea el creador de ese lugar?
—No sé si sea mucho mi reconocimiento... También está HueningKai, me ha ayudado bastante, como no tienes idea.
Dijo probando de su americano helado.
—Es sorprendente que para ser hijo de una extranjera no haya ningún racista.
—Eso es porque tengo más rasgos asiáticos, casi nadie sabe que soy hijo de una hermosa mujer italiana.
—A ver cuándo me llevas a comer al restaurante de tus padres —rio sonando estrepitosamente contagiando con su característica risa al más serio de ambos.
El ambiente se estaba volviendo ameno por fin, pero fue interrumpido por el instrumental que comienza al inicio de "Havana" de Camila Cabello.
Beomgyu se quedó callado observando el celular del contrario sonar, indicándole con la mirada que contestara, no se preocupe por importunar, igual, solo lo invitó para no ir a comer solo, y muy en el fondo, Kang ya lo sabía.
—¿Bueno?
Contestó.
—Hyung, buenas tardes. Sé que hoy es su descanso pero...
—Suelta la sopa Kai Kamal.
Gruñó.
—Hubo un percance, y no sé cómo arreglarlo. ¿Creé que pueda ayudarme almenos un rato?
—Está bien... Voy para allá.
Dijo con obvia molestia.
Beomgyu lo miró mientras tomaba de su café.
—¿Quieres que te lleve?
—No te preocupes, tomaré un taxi.
—Tranquilo, no hay problema. Además se me antoja un buen frappé de cappuccino. Éste americano no está tan bueno como el de ustedes.
Choi dijo en voz alta levantándose de la mesa y ganándose unas cuantas miradas asesinas por parte del personal de lugar.
Taehyun sonrió sonrojado y nervioso, no quería que los vetaran por el descuido del mayor.
Salieron del local en dirección al auto del mayor. Beomgyu abrió el seguro desde un botón que tenían sus llaves, y abrió la puerta a su menor para que esté se subiera.
Una vez ambos dentro del vehículo, Gyu encendió este mientras observaba el perfil decaído que tenía su amigo.
—Oye, amigo. Sé que te he dicho varias veces que pareces un "dumpling". Pero si te soy sincero, parece que te sacaron toda la pasta de frijol, estás desinflado.
Y volvió a reír mientras ponía en marcha el auto en dirección a la tienda.
Tyun lo miró de reojo, y a pesar de que sus ánimos estaban por lo suelos aún así soltó una leve sonrisa.
Ambos centraron su vista al frente durante un rato, en silencio y escuchando las canciones de outsider mientras ambos cantaban loner.
Llegaron a la tienda y Taehyun le agradeció entrando por la puerta trasera para llegar a su área y vestirse directamente con el uniforme de su trabajo. Mientras que Beomgyu pedía un frappé de cappuccino en el área con HueningKai; al momento de recibirlo fue a disfrutar de su bebida helada en el comedor frente al local.
Taehyun se estaba terminando de poner el mandil, y al no ver a Kai decidió pasar para la parte de enfrente mientras se amarrada el mandil por la cintura en la espalda baja.
Al momento de levantar la mirada para hablar directamente a su compañero se percató de que el local estaba solo, sin ningún cliente, a excepción de un joven muchacho pelirrojo, con labios rojizos, una sonrisa de corazón y dos hoyuelos en sus mejillas; sosteniendo en sus manos un par de americanos helados. Los favoritos de Kang Taehyun.
Tyun sintió sus mejillas sonrojar.
La sonrisa de Soobin era grande pero denotaba un pequeño sonroja y algo de timidez y nerviosismo. Mientras tanto Kai los veía desde una esquinita de la recepción en silencio para no irrumpir en el ambiente etéreo que se forjaba entre ellos dos.
Beomgyu también los veía desde el comedor, pero no le interesaba tanto la escena de corazones. Al contrario, estaba más concentrado en disfrutar de su deliciosa bebida.
Choi por fin habló tendiéndole uno de los dos cafés helado que tenía en sus manos y preguntó:
—Buenas tarde, bonito. Quería disculparme por lo del otro día, así que quiero . ¿Gustas acompañar a este tonto a cenar saliendo del trabajo?
Por primera vez, Kang no se sintió apenado, sino que lo que llenaba su ser era un ambiente de comodidad, seguridad y emoción.
—Me encantaría —le respondió mostrando su sonrisa de gomita y un rostro bañado en un tono carmesí.
Mientras tanto, Ning salió del local en silencio en dirección al comedor, se sentó en la misma mesa que Beomgyu viendo a ambos tórtolos en la recepción del local.
Él estaba bebiendo un macchiato helado de igual forma que su mayor, pero ninguno de los dos decía palabra alguna. La única conexión que tenían era al joven Kang, por lo que nunca habían hablado entre sí.
El aire a su alrededor se sentía incómodo, hasta que a sus espaldas, se sentó en medio una pequeña figura con un vaso lleno de frappé de té marcha entre sus manitas.
Se escuchó un pequeño sorbido, lo que llamó la atención de ambos presentes, y el pequeño los miró para decir.
—¿Y para cuándo ustedes?
Ahí está. <3
Es el tercer libro del maratón de octubre, sjsksk.
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