Capítulo XII. Robbery.
No dudé ni un segundo en seguir a Edward a través del pasillo, ¿pero éste subnormal qué se había creído?
-¡Edward!- chillé cuando me cerró la puerta en las narices.
Me cago en su raza.
Abrí la puerta con brusquedad y la cerré de un portazo. Por joder, básicamente.
-¡Me cago en la puta!- un Edward sin camiseta se giró furioso en mi dirección- ¡Que dejes de entrar en mi cuarto como una perrita faldera, acosadora de mierda!
-¡Acosadora yo! ¿¡Acosadora yo!?- me acerqué lo suficiente para proporcionarle un sopapo- ¡Esto por lo de acosadora!- otro sopapo que hizo que se girara, en la otra dirección- ¡Esto por todas las veces que me has llamado puta!- le di una patada, a la altura de las pelotas, que hizo que soltara un gruñido alto- ¡Y esto por pensar que somos unas inútiles!
-¡Me cago en tu puta vida!- farfulló llevándose las manos a la entrepierna y sentándose sobre la cama.
Crucé los brazos sobre el pecho, orgullosa de mí misma. Edward se encogió de hombros mientras siseaba, y cerró los ojos, inclinándose hacia adelante. Una retahíla de insultos salió de sus labios, susurrando. Mordí mi labio inferior, aguantando la risa. Ahora tocaba la parte en la que le sacaba la información.
-Lo siento Eddie... Ataques de ira.- me senté al lado suyo en la cama, (de agua por cierto, así que después de todo iba a saber lo que era follar sobre una cama de agua) y apoyé una mano sobre su hombro, tenso y tatuado, cómo no. Edward renegó mi toque y suspiré.- Edward anda...- utilicé mi tono de cría pequeña- Savannah y yo veníamos buscando emociones fuertes...- susurré cerca de su piel- Mmm... Vosotros nos las vais a dar, lo sé. Y como te encanta mi culo, vas a decirme cuál es el siguiente blanco y nosotras pondremos de nuestra parte, ¿entendido?
-Capulla.- susurró Edward peligrosamente cerca de mis labios. No me había dado cuenta de que se había acercado. Y tampoco me había dado cuenta de que tenía los ojos entrecerrados. La mano áspera de Edward acarició mi muslo, haciendo que yo, que estaba cruzada de piernas, me inclinara a mi izquierda para terminar sentada a horcajadas de Edward- No te voy a decir nada, porque no acato órdenes de rubias.
-Mmm cariño...- susurré despeinándome lentamente, enredando mis dedos entre su pelo- Vas a hacer lo que yo te diga, cuando yo te lo diga, y porque yo te lo digo.
-¿Y si no qué?- susurró sonriendo- No me importan las consecuencias. No pienso dejar que nos arruinéis el siguiente atraco.
-¿Y si no? Bueno... Imagínate, que llegamos de nuestro primer atraco...- acaricio sus hombros desnudos, y él suelta un suspiro roto- El cual ha sido un éxito, por cierto, y tú... Tú llegas agotado, y con ganas de relajarte, a casa... Y yo, bueno, yo seguramente llegaré como una moto, ya que después de los subidones de adrenalina me mantengo activa demasiado tiempo...- repaso líneas imaginarias sobre su torso con mi uña, mordiéndome el labio. Las manos de Edward ahora están sobre mi culo, sin apretar.- Mmm... Necesitaré a alguien que me baje el subidón...- susurré en su oído- ¿Y qué mejor actividad después de un atraco con los nervios por las nubes que un buen polvo, eh Edward? Te encantaría...
Chupé la base de su cuello con lentitud, y la sentí vibrar cuando Edward gimió, apretando mi culo esta vez.
-Joder.- susurró- Me pones muy cerdo..
Me reí suavemente, aunque algo dentro mío se retorció. La verdad es que hacía tiempo que no echaba un buen polvo, y tenía debajo mío a un tío cachondo que estaba buenísimo prácticamente suplicando por sexo. Lo único que me detenía eran mi mejor amiga y el hermano del gilipollas este en el salón, o donde estuvieran, pero daba igual, ahora mismo estaba cachonda perdida. Pero primero lo primordial.
-Edward... Vamos cariño, dímelo...- sus labios ahora estaban pegados a los míos, y lamí la punta de su lengua al separarme de nuevo- ¿Dónde está el siguiente blanco?
Edward sonrió, pero no dijo nada. En vez de eso, me atrajo más hacia él, presionando mi entrepierna contra el bulto de sus pantalones. Dios, qué burrada, ¿cómo era posible que pareciera tan grande?
Subió mi vestido hasta mis caderas, dejando el tanga al descubierto, y apretó mis nalgas, para darme una cachetada después.
-¡Auch!- me quejé. Aún así sonreí. Le empujé del hombro, echándolo hacia atrás, y moví mis caderas hacia adelante, provocando un gemido por parte de los dos.
Edward, mordiéndose el labio inferior, se echó completamente hacia atrás en la cama, sonriéndome con picardía. Su torso completamente tatuado hizo que me entraran sudores fríos. Vale, a este juego podían jugar dos.
Me di la vuelta sobre mi eje, de manera que Edward tenía una vista demasiado privilegiada de mi culo.
-Hostias... Joder... Hostia puta...- le escuché murmurar. Sonreí para mis adentros y moví mis caderas hacia adelante, provocando un gran placer cuando sentí el pene de Edward, duro, bajo la tela de la ropa.
Me dediqué a ese lento vaivén hasta que las manos de Edward estaban sobre mis caderas, ayudándome en el movimiento. Parecía que estábamos follando. Sentía el sudor de Edward mezclándose con el mío propio. Esto era vida.
Apreté mis uñas contra sus muslos cuando Edward gimió fuertemente y apretó mi culo con sus manos, y reaccioné. Ahora la información.
-Eddie... Vamos cariño, dímelo...- susurré entrecortadamente. Me costaba hasta a mí.
-A-A... ¡Joder! A las once...A... A las af-fueras de la ciudad... Hostias... Mmm sí...- suspiró, levantando las caderas con fuerza, presionando su bulto duro contra mi, prácticamente, desnuda feminidad.
Sonriendo, eché la cabeza hacia atrás, y le escuché gimotear, éste era el momento.
Con gran esfuerzo, que no sé de dónde saqué, me levanté, deshaciéndome de el agarre de Edward.
-Mañana a las once a las afueras de la ciudad, recibido.- sonreí, bajándome el vestido.
Edward, boquiabierto, me lanzó una mirada de completo desprecio.
-Eres una zorra.
-No te quejes mi amor... Mañana te lo recompensaré...
Edward me ignoró y me sacó el dedo, levantándose y poniéndose una camiseta. Me empujó sin mucha delicadeza hacia la puerta y caminé con una sonrisilla hacia el salón, donde Sav miraba a Harry con rabia.
Sin mediar palabra alguna, Harry se levantó y salió por la puerta, seguido por Edward.
Subnormales.
-Estamos con ellos en esto, le tenía cogido por las pelotas y no ha tenido más remedio que acceder. Al parecer, mañana van a hacer otro atraco en otro banco en las afueras de la ciudad.- mentí. En realidad había sido algo más movido. Y sí, lo tenía cogido por las pelotas, en sentido casi literal.
Una sonrisa se dibujó en mis labios mientras Savannah me imitaba.
Definitivamente éste era el acierto de nuestras vidas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro