Capítulo IX. Runaway.
Capítulo 9.
And this is how it starts
Take your shoes off in the back of my van
Yeah my shirt looks so good,
When it's just hanging off your back
And she said, "Use your hands and my spare time-
We've got one thing in common, it's this tongue of mine."
She said
Now we're on the bed in my room
And I'm about to fill his shoes
But you say no
You say no
Does he take care of you
Or could I easily fill his shoes?
But you say no
You say no
And I'm not trying to stop you love
If we're gonna do anything we might as well just fuck
You've got your tongue pierced anyway
You're in your high tops any day
You're in your skinny jeans anyway
All we seem to do is talk about sex
You've all got boyfriends anyway
Sex - The 1975
Savannah's P.O.V
Después del desmadre que habíamos liado en el motel ese asqueroso con el Pou ese de mierda, y de echarnos unos porritos con nuestros amigos los niggas, decidimos acoplarnos con los idiotas más grandes que el estado de Nevada había conocido. Exacto. Harry y Edward.
Iba a ser fácil convencerlos de quedarnos en su bonito apartamento porque estaban más pendientes de nuestros culos/tetas/derivados, que de nuestras palabras, y eso, en parte era una ventaja de la que íbamos a aprovecharnos lo más que pudiésemos.
Aparentemente, no se tomaron nada bien nuestro "asalto" y teníamos que convencerlos de alguna manera. Aunque con estos dos era bastante fácil, se podía decir.
Después de acordar con Heather que teníamos que convencer a los dos idiotas estos, fui por el pasillo, justo por donde Harry se había ido momentos antes todo cabreado y dando un portazo incluso.
-Harold... -entré cerrando la puerta detrás de mí.
-Qué -dijo seco. Estaba tirado en su cama, mirando su móvil ignorándome por completo.
Por un momento me quedé sin saber qué hacer ni decir, manoseándome el dobladillo del vestido por puro miedo de cagarla y que nos echaran y no tuviéramos sitio donde quedarnos. Estaba más que claro que no nos dejarían entrar en un jodido motel de esos en lo que nos quedaba de vida. No es que nosotras quisiéramos, tampoco.
Entonces, por falta de palabras, pasé a la acción. Me tumbé cuidadosamente al lado suya para que no se me subiera ni bajara el vestido más de la cuenta, ya que podría malinterpretar mis acciones y follarme aquí sin piedad alguna. Y no.
Entonces, bajó el brazo que sostenía su móvil delante de su cara y lo dejó apoyado en su regazo, mientras la otra mano la tenía detrás de la cabeza, como almohada. Seguía sin mirarme.
Apoyé mi barbilla en mi mano derecha, mirando hacia él con las cejas alzadas, esperando algún tipo de pregunta o respuesta o algo por su parte.
El silencio seguía presente. Pero no era del todo incómodo.
Suspirando, soltó el móvil en su estómago y se frotó ambas manos en la cara.
-Os vais a quedar, ¿cierto?
Sonreí ligeramente sin apenas moverme y asentí como pude, con la barbilla aún en mi mano apoyada.
-Entonces, podremos follaros cuando queramos porque ya que vivís aquí, al menos algo nos tenéis que dar a cambio.
Sin siquiera terminar de hablar para darme tiempo a salir corriendo, se puso de lado y me agarró de la cintura llevándome hacia él, que cuanto más cerca me tenía, más sonreía y más ganas tenía de partirle la cara.
Mierda.
Cuando quise darme cuenta estaba debajo de él y no me dejaba moverme porque tenía ambas de mis muñecas agarradas con una sola mano y me miraba sonriendo como todo un engreído, el muy capullo.
-Ahora no te escapas.
Sin avisar escondió su cara en el hueco de mi cuello, dando mordiscos que me hacían daño y luego suaves lamidas que a la vez que me aliviaban del dolor, me dejaba todo el cuello mojado. Menudo asqueroso pervertido.
Gruñía mientras con la otra mano que tenía libre me intentaba subir el vestido. Tenía las manos ásperas con callos que me raspaban la piel, haciéndome sentir miles de cosas que ni podría describir.
Sin quererlo, y por la fuerza que estaba haciendo para intentar quitármelo de encima jadeaba, y se debía de dar cuenta porque presionaba su cuerpo para intentar abrir mis piernas y colocarse entre ellas, pero se lo impedía poniéndolas de lado. Al menos las piernas no me las podía agarrar.
-Joder, estate quieta. -dijo mientras hacía más presión en mis muñecas, llegando a un punto en el que incluso dolía.
No sé ni cómo me las apañé, pero conseguí levantar mis rodillas, haciéndome quedar casi sentada en la cama y finalmente, salir debajo de su agarre, aunque seguía cogiéndome de las muñecas, no queriendo dejarme ir.
Él estaba de rodillas mirando hacia mí, con una mirada arrogante y una sonrisa estupida en su rostro, dándose cuenta de que esta era la parte más difícil de librarme de él.
-Si sales ahí en busca de Heather, te puedo asegurar que estarán follando como conejos en la habitación de Edward. Yo si fuera tú, no lo haría.
Me quedé mirándolo, quieta por unos instantes, dándome cuenta de la media verdad en sus palabras. Posiblemente esté en la misma situación que yo, o incluso más adelantados, ¿quizá?
Prefería no pensar en ello, porque sabía que lo utilizaba para distraerme, y el muy hijo de perra lo había conseguido.
-Tienes razón. Si me sueltas, podemos seguir con lo nuestro y será mil veces mejor. Te lo aseguro. -le tenía que engañar. Si él quería jugar pues bien. Vamos a jugar, pero a mi manera.
Lo vi quedarse perplejo ante mis palabras. Seguro que ni se las esperaba. Pobre ingenuo.
Entonces, poco a poco me fue soltando con desconfianza, él sabía tanto como yo que más vale no confiarse mucho conmigo.
Entonces, para tenerlo comiendo de mi mano completamente, me acerqué a él, que estaba de rodillas aún en el borde de la cama; mirándome, esperando, anticipando. Sonreí ligeramente y pasé una de mis manos por sus rizos, haciéndolo suspirar y cerrar los ojos lentamente, a lo que para evitar sonreír más, me mordí el labio inferior. Esto iba a ser épico de ver. Aprovechó para pasar su brazo alrededor de mi cintura acercándome completamente a él. Y a pesar de que seguía de rodillas, seguía siendo más alto que yo por unas pulgadas. Aunque eso no era muy difícil que digamos.
La mano que había pasado por su pelo, la dejé en su nuca, y lo atraje como pude hacia mí para morder su labio inferior y soltarlo, aprovechando su estado de debilidad para soltarme de su brazo bruscamente y salir disparada hacia la puerta, con Harry aún intentando asimilar que estaba pasando, pero para cuando salió ya estaba en el pasillo yendo hacia la habitación de Edward en busca de Heather.
Me iba pisando los talones, gritando no sé qué de que estarían follando y me iban a cortar la cabeza.
Bla bla bla.
-¡Heather joder! ¡Es que Harry...! -y me quedé ahí parada en mitad de la puerta abierta de par en par, viendo como Heather se ocultaba detrás de Edward y el susodicho estaba mirándome con una cara de pocos amigos.
Heather, mientras tanto, miraba hacia otro lado, aunque sabía perfectamente que ella sabía que estaba sonriendo.
-¡Ves! ¡Te dije que estarían follando!
Harry tenía razón. ¿Le podemos dar un aplauso?
Sin pretenderlo, empecé a sonreír, aguantando la risa que realmente quería soltar.
Esto era una jodida locura.
✄ ✄ ✄ ✄ ✄ ✄ ✄
Estábamos tiradas en el sofá de los dos bastardos, echándonos unas plays mientras escuchábamos murmullos, que eran más como gritos en susurros, porque los muy idiotas se alteraban con nada y empezaban a gritar. Menudo par de imbéciles.
Entonces, mientras estábamos concentradas en la pantalla, escuchamos pasos acercándose por el pasillo.
-Nos vamos. Eh.. luego venimos. ¡Y ni se os ocurra quemar, romper o destrozar algo! -dijo Edward todo gruñón, para variar.
Entonces, sin nada más, se fueron dando un portazo.
Heather estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas al estilo indio, y yo en la misma posición, pero en el sofá. Esto sí que era pegarse la buena vida. ¿A qué chica no le gusta vivir a costa de dos tíos que están más buenos que un porro después de un polvo y jugando a la play tooooodo el santo día?
-Tengo hambre. -salté en mitad de la partida, como si tal cosa. Heather pausó el juego, ya que era ella la que tenía el mando principal y me miró, alzando una ceja.
-Ya estaba empezando a pensar que estabas mala, me resultaba raro no haberte escuchado así antes. -la escuché medio gritar mientras iba a la cocina en busca de algo comestible aquí. Al abrir el primer armario, lo que me encontré fueron vasos. El segundo mueble, platos. Y el tercero.... Oh, al fin.
Todo un mueble lleno de mierdas como nutella, pan, chocolate, galletas, bizcochos, bolsas de palomitas de maíz y más cosas que eran como estar en el cielo.
Esto era mejor de lo que me esperaba.
Salí corriendo hacia el salón de vuelta con un montón de cosas agarradas como podía. Las tenía aprisionadas con los brazos pegados a mi pecho, rebosantes de cosas. Podía asegurar que estaba sonriendo como una estúpida.
-¿Qué has encontr..-? -Heather se quedó callada cuando me vio entrar con todas las cosas y las dejé en una mesa que había allí al lado, la que habíamos movido para ponernos cómodas, básicamente.
Estábamos comiendo de todo lo que pillábamos en silencio. Estaba claro que no podíamos comer y jugar a la vez, así que, pusimos la tele y empezamos a buscar algo interesante que ver, hasta que nos dio por poner un reality show de esos donde las tías se ponen a pelearse por gilipolleces, y mientras comíamos, nos reíamos de las desgracias.
Pero algo pasó.
Cortaron la programación para dar un "especial" diciendo que había sucedido otro atraco en uno de los casinos más importantes de Las Vegas. No había heridos, aún pero sí unos cuantos rehenes esperando que los responsables encargados del casino soltaran el dinero.
Heather y yo nos miramos por unos segundos con los ojos abiertos como platos. Joder, era adrenalina en estado puro. Y eso que ni estábamos cerca.
Pusieron unas imágenes en directo de lo que estaba pasando y se me cortó el apetito. A Heather le tuvo que pasar igual, porque apartó la bolsa de patatas fritas a un lado y me miró boquiabierta.
-¡Joder qué pasada! -gritó de repente acercándose más al televisor. Esto para ella era como ponerle películas Disney a un niño pequeño. Esta tía está zumbada, pensé.
De repente, la resolución de las imágenes en la televisión que estaban retransmitiendo mejoraron de calidad y se podía ver algo más claro lo que estaba sucediendo. Dos tíos, de igual estatura más o menos, tenían pasamontañas en sus cabezas ocultándoles todo el rostro.
Me entraron escalofríos solo de imaginarme a mí en el lugar de esas pobres chicas que estaban en sus brazos con un calibre del 64 apuntando en su cabeza. Eso tenía que cagar de una manera flipante.
Entonces cuando me quise dar cuenta ya estaban huyendo esos dos en una camioneta y ni siquiera había oído lo que la tía de las noticias estaba diciendo.
Eso me pasa por ser tan distraída.
Como ahora.
Cállate.
Joder, para. Presta atención coño.
Vale ya.
-¡Tía, has visto eso! ¡Les han dado miles y miles de dólares a esos hijos de perra y los muy cabrones han tirado a las tías esas que tenían de rehenes y... joder! ¡Ha sido alucinante!
Ahora Heather estaba saltando en el sofá. Toda emocionada, como si los héroes del siglo hubieran salido en televisión. A esta los porros le afectaban más de la cuenta.
-Me dejé caer hacia atrás, descruzando mis piernas y dejándolas colgando por el sofá, apoyando los tobillos en el suelo, estirazándome.
-Oye, ¿no están tardando Edward y Harry mucho? -dije casualmente.
-Ahora que lo dices, sí, joder. Llevan más de cuatro horas fuera. ¿Qué coño estarán haciendo?
-Esperemos que no se hayan traído a otras a casa, porque ten por seguro que las echaremos como la otra vez. ¿Te acuerdas cuan..?
Fui interrumpida por una cerradura sonando. Nos quedamos en silencio total, mirándonos fijamente, sin movernos ni un pelo y casi sin respirar.
Cuando se abrió la puerta se dejaron ver un Edward y un Harry todo sudados soltando maldiciones por doquier gritando a pleno pulmón.
-¿De dónde venís así de asquerosos? Huele a humanidad.-dijo Heather moviendo la mano delante de su cara, con la nariz arrugada.
Olía a humanidad pura y dura. Ni que hubieran corrido una maratón...
-Callaros zorras. Ya vamos a ducharnos. Y como hayáis roto, destrozado, robado algo, os la cargáis. Segundo aviso.
Lo que más me dejó descolocada fue que Harry tenía en el bolsillo trasero un trozo de tela negro metido a lo bestia, arrugado, sobresaliendo; que pude ver claramente cuando se agachó, haciendo que se le subiese la camiseta.
¿Era eso lo que yo creía, o sólo estaba rayándome por nada?
Espero que sea lo segundo. Aunque... algo me decía que era lo que estaba pensando.
Sospechas, sospechas, sospechas everywhere :-)
Asks.
http://ask.fm/EdwardVegas
http://ask.fm/VegasHarry
http://ask.fm/extraordinhxrry
http://ask.fm/lostheaven_
Twitters.
http://twitter.com/sattisfucktion
http://twitter.com/alwaysbeenzayn
BESOS.
REICH&GIN.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro