Capítulo IV. Game.
Capítulo 4.
Baby now you do
Singing in the old bars
Swinging with the old stars
Living for the fame
Kissing in the blue dark
Playing pool and wild darts
Video games
He holds me in his big arms
Drunk and I am seeing stars
This is all I think of
Watching all our friends fall
In and out of Old Paul's
This is my idea of fun
Playing video games
☞ Video games- Lana del Rey.
Heather's POV
No se cómo, ni cuándo, pero reuní fuerzas para abrir los ojos. El Sol comenzaba a salir detrás de los altos edificios y delante mío Sav estaba tirada en medio de la calle con uno de los gemelos no en muy buen estado sobre su regazo. Miré a ambos lados de la calle para cerciorarme de que no pasaba ni un alma.
-Mierda.- musité sobándome la frente. La cabeza me dolía como la mismísima mierda y además no tenía ni puñetera idea de dónde cojones estaba.
Entonces sentí algo o alguien aferrarse a mi pierna y murmurar algo entre dientes. Bajé la mirada hasta mi amoratada pierna y uno de los gemelos, creo que Edward, se abrazaba a mi pierna mientras se sobaba la nariz, que estaba cubierta por una costra rojo pardusco. Costra.
Sacando fuerzas de no sé dónde, empujé a Edward y éste quedó boca arriba, murmurando algo. Me levanté y a duras penas conseguí andar hacia Savannah, con un dolor de cabeza de cuatro pares de cojones y magulladuras por todo el cuerpo.
-Eh Sav.- susurré meneándola un poco. Esta se dedicó a emitir un sordo quejido y a abrir los ojos lentamente.
-¿Qué coño pasa?
-Tenemos que irnos o algo, ¿no?
-¿Y los chicos?
-Están fuera de combate.- murmuro mientras los miro. La cabeza de Harry seguía sobre el regazo de Savannah mientras que Edward estaba tirado a medio metro a la derecha de él. Entonces se me ocurrió una idea divertida. -¿Y si los dejamos aquí?
Savannah dejó que una sonrisa maliciosa le decorara el rostro y supe que era un si rotundo, mientras la ayudaba a levantarse, se me ocurrió una idea mejor.
-¿Y si les quitamos las llaves del apartamento?
No pretendía quitarles el apartamento, porque nosotras ya nos habíamos agenciado en un motel de estos birrias que utilizaríamos para dormir de vez en cuando, pero sería divertido fingir un pequeño traslado.
Lentamente y aguantándome la risa, metí la mano en el bolsillo trasero del pantalón de Harry, donde anteriormente había visto que metía las llaves. Las hice tintinear felizmente cuando ya estuvieron en mis manos y Savannah se cruzó de brazos.
-A ver Einstein, ¿ahora cómo coño encontramos dónde viven?
Me paré a pensar durante un par de segundos y miré con odio a las llaves, entonces uno de los llaveros me llamó la atención.
-Dios Sav, este tío es tonto.- dije alzando las llaves en el aire- Tiene un llavero en el que pone su dirección de casa, ¿es por si se pierde? Menudo payaso.
Ambas nos empezamos a descojonar en silencio mientras poníamos rumbo a esa dirección.
-Te apuesto lo que quieras a que viven en un cuchitril.- canturreó Sav de camino.
Me dolían los pies una barbaridad y estaba cansada, pero pensé que una vez que estuviéramos en el apartamento de los gemelos gilipollas merecería la pena.
-Te apuesto lo que quieras a que encontramos tangas.- me mofé de vuelta.
Un par de calles más abajo, ya nos encontrábamos en un complejo de modernos edificios con terrazas incluidas.
-No me jodas que tienen pasta. Me casaré con uno de ellos.- murmuré.
Sav se dedicó a sonreír satisfecha y me tomó del brazo.
-Eh mira, ¿qué número pone en la llave?
Giro el pequeño llavero rojo para cerciorarme.
-Uh... El 54.
Andamos un par de metros más hasta que damos con un edificio simplón, una construcción de ladrillo enorme con grandes cristaleras. Pero estaba bastante apartado de los modernos edificios de antes.
-Oh oh... Me da que es un cuchitril.- murmuré con decepción.
-Mientras pasemos un buen rato me la suda.- acotó Sav.
Entramos en el vestíbulo, y la verdad es que no estaba nada mal. Mirando de nuevo el pequeño llavero, entré en el ascensor con Savannah y pulsé el botón 5. Tres tíos se metieron antes de que las puertas se cerraran.
-Hola guapas.- dijo uno de ellos, el más alto- ¿vivís por aquí?
Savannah se encogió de hombros.
-Nah, sólo vamos a embargarles la casa a unos tíos que acabamos de conocer.- me dediqué a hacer como que me limpiaba algo del hombro.
-Si, tienen suerte si no les quemamos la casa.- añadió Sav.
Es ascensor se paró en el piso 5 y Sav y yo salimos del ascensor, no sin antes dedicarles una mirada coqueta a los tíos, que nos miraban horrorizados.
-Adiós guapos.
Entonces si, nos empezamos a descojonar como un par de energúmenas y dimos con la puerta indicada, pintada de rojo, como no.
Lo que nos encontramos dentro nos dejó con la boca abierta.
-Pues va a ser que si tienen dinero.- murmuró Sav.
Dejé escapar un silbido por lo bajo mientras miraba con detenimiento la televisión de plasma en medio del inmaculado salón, separado de la cocina por una barra americana color caoba, sólo esto ya era amplio.
-Espero que sea alquilado porque no pienso pagarles nada.- murmuré.
Savannah, que Dios sabe dónde estaba, dejo escapar una risotada y chilló mi nombre. A paso ligero, correteé hacia donde escuché su voz y me la encontré saltando sobre una cama...¿de agua?
Dejando los tacones tirados por el suelo, imité su acción y me tiré sobre la cama. Tan blanda y movediza que daban ganas de quedarse dormido para siempre.
-Cuando me muera quiero que me metan en una cama de estas.- susurró Savannah.
La miré raro para después añadir:
-Nadie querría comprar una cama de agua con una vieja pasa dentro.
Nos empezamos a mofar y se me vino algo a la mente.
-¿Que mal se tiene que follar aquí no?
-Hm... Algún día lo sabremos.- susurró.
La miré con cara de qué-coño-dices-tía, y me empecé a reír.
-¿De cual de los dos gemelos será este cuarto?
La miré con una sonrisa plasmada en el rostro y me levanté de la cama, abriendo el armario. Camisas negras, bóxers, gafas de sol, camisas blancas, pantalones, pitillos, tangas, chaquetas...¡espera!¿tangas?
-Savannah...- canturreé tomando un tanga rosa entre mis manos- ¿qué te dije que encontraríamos aquí?
-Hmmm...¿tangas?
-¡Tangas!- me giré hacia ella chillando y sosteniendo el tanga rosa en el aire.
Sav se empezó a partir el culo, y yo no pude evitarlo y me uní a ella.
-¡Dios que me meo Heather!
Estuvimos alrededor de media hora sacando tangas del armario y los cajones, y cuando terminamos con una habitación, empezamos con la otra. Al finalizar nuestra pequeña fiesta del tanga, teníamos alrededor de treinta y pico bonitos tangas, de encaje, rosas, negros, blancos, deportivos...
-No dé de dónde coño han podido sacar tanto tanga.- comentó Savannah levantando uno blanco en el aire.
-Sav, piensa. Se traerán tías a casa cada día.
-Cierto.- dijo levantándose.
-¿A dónde vas?
-A explorar.- y dicho esto desapareció en otra de las habitaciones.
Me encogí de hombros y decidí, "explorar" en la cocina. La verdad es que estaba muerta de hambre y necesitaba algo de papeo, así que, me quité el vestido, quedando en ropa interior, y me encaminé hacia la cocina.
Casi me pongo a saltar de la felicidad cuando encontré medio pastel de chocolate en la nevera y magdalenas en la alacena, así que me preparé un pequeño desayuno.
-¡Sav ven!
Savannah se asomó por el pasillo, igualmente en ropa interior. Qué se le iba a hacer, nos gustaba estar cómodas.
-¡Chocolate!- chilló devorando su ración de pastel.
Cuando hubimos terminado, nos echamos sobre el sofá y nos quedamos mirando la enorme pantalla de televisión apagada, entonces algo al lado de la televisión me llamó la atención. Una PS4.
-¿Te hacen unas plays?- pregunté sonriente a Savannah.
***
-¡Jódete perra!- gritó Savannah mientras alzaba un puño en el aire.
No tengo no puta idea de a qué juego estábamos jugando, pero era divertido y llevábamos alrededor de una hora y media jugando.
Entonces, un pitido indicó que habíamos ganado una partida que nos estaba costando milenios ganar y las dos nos levantamos eufóricas del sitio.
Salté en plan koala y me colgué de Savannah mientras chillábamos incoherencias.
-¡¡¡Qué cojones!!!- escuchamos una voz a nuestras espaldas, y nos quedamos heladas.
Con cautela, ambas nos giramos encontrándonos con uno de los gemelos mirándonos incrédulo. Harry.
Otro de ellos, llegó sobándose la cabeza y dejó caer el casco de la moto en cuanto nos vió. Edward.
Me cago en la puta.
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