
Rosas
Amelie odia las flores.
Un rosal comenzó a crecer frente a la ventana de Amelie.
Pétalos aterciopelados tan rojos como el vino.
Intentando acariciarlas, una salvaje espina hizo sangrar el pálido y delgado dedo de Amelie.
¿Te hicieron daño, mi pequeña margarita?
... el dolor es bueno, Devon.
Y colocó la flor en uno de sus cuernos.
El demonio ama las flores, pero las dejaría atrás por su querida rubia.
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