Capítulo 5
París, Francia 🇫🇷
Después de hablar con mi mamá y Ricardo, nos sentamos a cenar, Olivia pidió pizza.
—Me encanto el sabor de esta pizza —dijo Ricardo, mi mamá y Samanta le dieron la razón y yo la verdad no la disfrute.
—La verdad no me la comí a gusto —les dije.
—Es porque estás embarazada y eso que apenas estás comenzando, yo contigo volví a comer a gusto como en el tercer trimestre —me dijo mi madre.
—O sea ¿tendré que sentir que la comida es desagradable? —dije asombrada.
—Eso es mientras te acostumbras, pero debes de comer ya sabes que lo haces por dos personas —me dijo Samanta, yo asentí.
Luego de cenar las cuatro nos quedamos conversando, Ricardo se fue a buscar un hotel cerca, ya que a pesar de que Olivia le dijo más de mil veces que se quedarán con ellas, Ricardo dijo que no.
—Me gustaría quedarme contigo hasta que vuelvas a Wisconsin —me dijo mi mamá, yo negué.
—Es que no es necesario, yo me cuidaré además ellas me ayudarán —le dije, pero ella no quedo muy convencida.
—No niego que te vas a cuidar, pero es que Olivia no es muy responsable que digamos —ella se rio y yo la seguí.
—¡Hey!, Emma te estoy escuchando —dijo Olivia desde la cocina, estaba preparando café.
—Yo apoyo a Emma, Olivia es muy poco responsable —añadió Sammy, yo me reí.
—Vea pues, con que esas tenemos Samanta, ahora me atacas, pero no pues que me alabas porque soy tu modelo favorita y que me admiras —dijo Olivia mientras nos pasaba el café.
—Eres mi modelo favorita y te admiro eso es muy cierto, pero que eres irresponsable también es muy cierto —le dijo Samanta, ahí sí que me supe reír.
—¿Quieren galletas? —dijo Olivia, todas asentimos.
—Me encanta como cambias de tema —le dije a Olivia y ella me sonrió.
—No me voy a pelear con Olivia, además la voy a soportar toda la vida gracias a mini Amelia —dijo Sammy mientras bebía café.
—Estoy totalmente de acuerdo con Sammy —añadió Olivia.
Olivia se comió una galleta y después me ofreció una, pero se me removió el estómago.
—No quiero galletas, la verdad no me apetece —le dije.
—Claro ya mini Amelia te pone a escoger lo que puedes comer o no —añadió Sammy.
—No le digas mini Amelia —le dije.
—Listo, entonces le diré mini Edward.
—Oye, oye, ¿en qué quedamos? —añadí un poco incómoda.
—Amelia, quizás nosotras podamos entender que no quieres decirle a Edward que va ser papá por no dañarle el matrimonio con la cosa con ojos de Susan, pero eso no quita que él es el papá de mini Amelia —me dijo Sammy, Olivia y mi mamá le dieron la razón.
—Estoy totalmente de acuerdo con Samanta, además ¿qué le vas a decir cuándo te pregunté por el papá? —me preguntó Olivia.
—Sencillo le digo que es de un francés que conocí en una fiesta —les dije.
—Y como tú eres tan fiestera, él obviamente te va a creer —añadió mi madre sarcásticamente.
—Bueno sé que no soy de fiesta, pero Olivia sí, porque ella es poco responsable y vive de fiesta —añadí.
—¿Volvimos con lo mismo Amelia? —Olivia fingió molestia.
—Bueno, bueno, algo me inventaré —dije mientras me reía, Samanta quiso hablar, pero la risa no la dejaba, cuando se calmó, hablo.
—Puedes decirle que te enamoraste de un francés y que te vas a casar con él.
—Suena buena esa idea —dije.
—Negativo, porque cuando no haya matrimonio y mucho menos francés, ¿qué vas a hacer? —añadió Olivia.
Tiene razón Olivia, pero yo no puedo decirle a Edward que va a ser papá, además no lo voy a necesitar, mi bebé lo tendrá todo.
—Sin mencionar hijita que Edward puede hacer cuentas, ahora tienes más o menos unas semanas, pero vas a llegar a Wisconsin con tres meses de embarazo, se te va a notar y más con ese abdomen tan plano que sueles tener —me dijo mi mamá —aunque no siempre se nota, porque sé que no te gusta este tema, pero Susan tiene tres meses de embarazo casi cuatro y no se le nota nada —termino de hablar mi mamá.
—Por lo bruja que es no le deja crecer la barriga —dijo Sammy.
—Puede que tenga un embarazo donde el bebé no vaya a crecer mucho —dije.
—O sencillamente no tiene el tiempo de embarazo que dice tener —dijo Olivia, las tres la miramos —¿qué?, no me miren así, no me digan que ustedes no han pensado si de verdad Susan está embarazada o en el peor de los casos que si lo esté pero que no sea de Edward, no es por nada, pero de esa perra se puede esperar cualquier cosa.
Olivia hablo tan rápido que apenas le entendí.
—No, o sea sé que Susan no puede llegar a ser tan mala, no ella que la conozco de toda la vida —agregó mi madre.
—Eso es lo que tú no sabes mi querida Emma —agregó Samanta —Susan quiere a los novios de todas, sino miren que siendo novia de Edward se metió con Alan, el novio de Sofía.
—Es cierto lo que dice Sammy, además el trágico final que tuvo Sofía, es que hasta se me pone la piel de gallina de solo saber cómo murió —agregué.
—Pero es que yo creo que la culpa no es de Susan sino de su madre, ella se ve que es una mujer de moral distraída, no respeta el hombre ajeno —agregó mi mamá.
—Si Emma, esa Elena siendo una mujer casada y así se le quería meter por los ojos a mi papá, él creía que ella solo quería ser su amiga, pero era más que evidente que quería su dinero —dijo Samanta.
—Y vean que fue dizque a pedir trabajo a la empresa de Ricardo, o sea otra vez se le quería quedar con el marido de mi mamá —agregué.
—¿Qué hizo que? —pregunto alterada Olivia —obviamente ustedes se negaron a darle trabajo.
Mi madre la miro y le dijo.
—Al principio me emocione que ella estuviera ahí porque ella fue una gran amiga o bueno pensé que era una buena amiga y hasta le dije a Ricardo que le diera el puesto a ella, ya Matilde estaba haciendo el contrato, pero luego Amelia llegó y me contó semejantes historias, obviamente le dijimos a Matilde que la descartara o bueno eso lo hizo Ricardo.
—Me parece muy bien es que donde mi hermano la hubiera contratado es que le arrancó las pelotas y se las doy a mi perro Pipas de postre —dijo divertida Olivia.
—Pero si tú no tienes un perro y mucho menos con ese nombre —le dijo Samanta entre risas.
—Pues me lo consigo y lo llamo así solo para darle las pelotas de mi hermano —agregó Olivia.
—¡Ay no!, me he sabido reír con ustedes —les dije.
—Me alegra que estés feliz porque tú ahora así debes de permanecer y nada de estar triste porque eso lo presiente el bebé, además tu estado de ánimo interviene mucho en el embarazo, ya que hasta lo puedes llegar a perder si llegas a tener un estado de ánimo bajo —me dijo Olivia mientras me ponía la mano en mi vientre.
—Olivia le da consejos a Amelia como si ella ya hubiera sido mamá —dijo Samanta, está vez no reímos pues yo muy bien entendí el comentario de Olivia ya que ella me lo decía por experiencia propia, todas nos quedamos en silencio y Samanta lo noto —¿pasa algo?, ¿dije algo malo? —pregunto muy preocupada.
—Tranquila Sammy, no pasa nada —le dijo Olivia.
—Porque si dije algo malo, pido disculpas por eso —agregó Samanta, Olivia le sonrió y hablo.
—Yo le doy estos consejos a Amelia porque no quiero que le pase nada a su bebé, ya que si yo lo hubiera sabido antes no hubiera perdido al mío —dijo en un tono triste, ya Olivia me había contado esa parte de su vida, aunque ella en realidad me ha contado sus peores y mejores secretos, pero este en particular es el más triste de su vida.
Samanta se levantó y se puso en frente de Olivia.
—¡Ay Oli!, no sabía discúlpame —le dijo.
—No te preocupes Sammy —le dijo mientras le daba un abrazo.
—Verás Sammy, Amelia y Emma ya se saben esa historia en todos los idiomas, pero ahora te la contaré a ti, resulta que cuando yo tenía unos quince años, tuve un novio al que quise mucho o bueno en realidad lo ame con toda mi alma, ya que dure casi toda mi vida con él, nosotros tuvimos relaciones sexuales, no nos cuidamos, yo salí embarazada, mis papás cuando se enteraron me apoyaron, Ricardo me apoyo, Rafael me apoyo, mejor dicho tuve el apoyo de toda mi familia, pero resulta que mis papás tuvieron un accidente y murieron, Ricardo tuvo que tomar las riendas de las empresas nacionales e internacionales, entonces yo quedé sola prácticamente, entre la muerte de mis papás y el abandono de Ricardo, yo entre en una depresión muy fuerte tanto así que una mañana me levanté y tuve un dolor muy fuerte en mi vientre, en ese momento Ricardo estaba en la casa y me llevó a urgencias, me dijeron que había tenido un aborto espontáneo y que debían hacerme un legrado, yo sentí morirme en ese momento, pero gracias a Dios Ricardo se quedó conmigo un buen tiempo y además también contaba con el apoyo y el amor de Rafael, pero aún no supero la muerte de mi niño —Olivia termino la historia con lágrimas, Samanta la abrazo.
—¿Qué pasó con Rafael? —le pregunto Sammy.
—Nosotros después de eso seguimos juntos, yo sentía que él lo era todo para mí, hasta que descubrí que era gay y que me engañaba con su primo —le dijo Olivia a Sammy, ella abrió los ojos como platos.
—O sea que el Rafael salió norteño —agregó divertida Samanta, nosotras nos reímos.
—Algo así y ahora no sé nada de él, pero supongo que está bien porque si estuviera mal, ya lo sabría, porque dicen por ahí que las malas noticias son las que primero llegan.
—Muy cierto —dijimos al mismo tiempo.
—Olivia, ¿no has pensado en ser mamá de nuevo? —le pregunto Samanta.
—Pues en realidad yo no alcancé a ser mamá ya que a mi bebé lo perdí de seis meses de embarazo —dijo Olivia.
—Tonterías, Olivia uno se vuelve mamá en el primer momento que se entera que está en embarazo —agregó mi madre.
—Muy cierto, yo por ejemplo ya me siento mamá —dije, las tres mujeres soltaron un —awwwww, pero que tierna —lo sé fueron demasiado cursis con su repuesta.
—Bueno y respondiendo a tu pregunta Sammy, si me encantaría ser mamá, pero no tengo novio ni marido, mucho menos amante, entonces ser mamá me queda como difícil.
—Pero si tú debes tener miles de hombres detrás de ti —dijo Samanta.
—Si, pero no les voy a decir a ellos: Oye, ¿quieres tener un hijo conmigo?, obvio no, pero por ahora me conformo con ser tía consentidora de mini Amelia —dijo finalmente Olivia con una gran sonrisa en el rostro.
—Dejen de decirle mini Amelia —les dije.
—Okay, mini Edward —dijeron las dos al mismo tiempo, yo rodé los ojos.
—Menos —les dije, ellas me iban a responder, pero tocaron la puerta.
—Yo abro —dijo mi madre mientras se levantaba —hola mi vida, ¿cómo te fue? —se dieron un beso.
—Bien amor, ya encontré un hotel, sé que te va a gustar mucho —dijo Ricardo mientras miraba la mesa —veo que se divirtieron, ya que hay café y galletas.
—Así es, hemos hablado de lo lindo —le dijo mi madre.
—Además de rabiar, llorado y reído —agregué.
—Me imagino, aunque eso es típico en una aburrida conversación de mujeres —dijo divertido y nosotras lo fulminamos con la mirada.
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