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Capítulo 11

Wisconsin, Estados Unidos 🇺🇲

Ya terminamos de comer, ahora estamos contando chistes.

—Eduardo cuenta un chiste, pero que por favor nos haga reír —le dijo Samanta.

—Yo sé que este sí los hará reír —dijo mientras sonreía.

—Te escuchamos —dijimos los tres al mismo tiempo.

—Había una vez un perro, llegó otro perro y pues ya son dos perros —dijo Eduardo.

Hubo silencio en la mesa, Eduardo sonrió esperando una reacción de nosotros.

—Me dedicaré mejor a la computación, ya sé que como comediante me muero de hambre —dijo Eduardo.

—Yo sí creo porque con esos chistes de verdad que sí te mueres de hambre y si llegamos a vivir juntos como mejores amigos, ambos nos vamos a morir de hambre —le dijo Damián, Eduardo lo miro serio.

—Se supone que eres mi mejor amigo, así que dame moral —exclamó Damián.

—Pues si te doy moral, pero no en cosas imposibles —agregó Damián.

Samanta y yo nos reíamos demasiado.

—Bueno ustedes hablan muy bueno y los chistes de Eduardo son geniales, pero yo debo ir al baño —les dije, Sammy me hizo señas, yo me acerqué y ella me dijo al oído.

—¿Vas a vomitar? —yo negué y le dije.

—Voy a ir a hacer mis necesidades generales, nos vemos en la habitación —ella asintió y me levanté, salí camino al baño.

....

Caminé por los pasillos, todo en la universidad estaba tal y como estaba hace unos meses, llegué al baño y entre inmediatamente, mientras estaba en el privado escuché unas voces.

—Me alegra demasiado que te hayas arreglado con Edward —es claramente es la voz de Violeta.

—Ay sí, pero es que tú sabes que ya somos una familia —al escuchar la voz de Susan, me sentí nerviosa, al terminar vacíe el sanitario y salí, pero al abrir la puerta me encontré cara a cara con Susan, ella me sonrió y luego me dijo.

—Vaya, vaya, pero miren quién regreso —yo la mire fijamente.

—Así es, ya regresé —le dije.

—Pues me alegra mucho —agregó Susan —¿te aburriste de estar en París?

—No, solamente que debo seguir estudiando —le dije mientras me lavaba las manos.

—Eso está muy bien, y me imagino que sabes que me casé con Edward, disculpa que no te haya invitado.

—Si supe que se casaron y tranquila, no hay problema, igual yo estaba en París ni modo de venir —le dije, Susan sonrió.

—Amelia, ¿Samanta también volvió? —me pregunto Violeta.

—Claro que sí, ambas volvimos a estudiar —le dije, ella solo asintió —bueno fue un placer verlas, nos vemos luego —les dije, para luego salir casi corriendo.

Quise caminar un poco, así que me dirigí a las canchas deportivas, así también podría despejar mi mente.

....

Violeta se reía y yo la verdad no entendía su risa.

—¿Me podrías por favor explicar tu risa? —le dije, ella calmó su risa y me hablo.

—No pues quien te viera toda feliz por el regreso de Amelia, y eso que te recuerdo que ella es tu competencia.

—Obvio no estoy feliz —le dije.

—Pues eso no es lo que parecía ahorita, ya que hasta estabas sonriente —me dijo.

—Pues tu que eres mi mejor amiga me debes de conocer, obvio fue por ser hipócrita.

—Ya entiendo, Susan ¿será que el cambio tan repentino que tuvo Edward contigo sea porque Amelia volvió? —me pregunto.

—Pues yo no creo, ya que debería ser todo lo contrario, antes podría dejarme —le dije, Violeta asintió.

—Es cierto, oye Susan no es por nada, pero Amelia tiene más barriga de embarazada que tu —me dijo, yo me reí.

—Oye tienes razón, Amelia está demasiado gorda, pero me imagino que en París se dedicó solamente a comer caracoles —Violeta se rio.

—Menos mal no me gustan los caracoles —añadió Violeta, ambas nos reímos y salimos del baño, Violeta se fue a buscar a David y yo me fui a buscar a Edward.

....

Me senté en una de las gradas y me puse a contemplar el paisaje, me di cuenta que la cancha ya no era natural sino sintética.

—Amelia —levanté la vista y me encontré con...

—Edward —le dije bastante nerviosa, ya que el solo verlo me hizo latir mi corazón a mil por hora, me levanté emocionada y él me sonrió —¿qué haces aquí?

—Tengo clase de Cultura Física, y tu ¿qué haces aquí? —me hablo Edward.

—Yo solo quise despejar mi mente —le dije, él sonrió, maldita sonrisa que me encanta.

—Entiendo, ¿cómo te ha ido?, ¿cómo te fue en París? —me pregunto Edward.

—Me fue muy bien, lástima solo haber estado tres meses, por mí me quedó más tiempo —le dije —y a ti ¿cómo te ha ido?

—Muy bien —me dijo sonriendo, yo asentí, él se rascó la nuca, se nota que está nervioso, pero estoy seguro que no está más que yo —Amelia, yo recibí tu carta.

Ahora sí que estoy nerviosa.

—Si, ya me quedo muy claro que la leíste —le dije, Edward miro hacia otro lado —¿qué esperan? —le pregunté.

—Una niña —me dijo.

Así que ellos esperan una niña, bueno, ¿conmigo ¿qué esperará?

—Que bien, me alegro mucho por tu familia —le dije sonriendo, aunque más bien fue una mueca.

—Amelia, cuéntame ¿cómo te ha ido enterrando el amor qué sientes por mí?

Me quedé fría con su pregunta y la verdad en este preciso momento quiero que se abra un hueco y me tragué completa, o mejor considero tomarme una pastilla de chiquitolina para por lo menos hacerme más pequeña y poder desaparecer, mejor dicho, cualquier cosa con tal de que me saqué de este momento incómodo, pero para ya es tarde.

—Veo que no te gusto mi pregunta, pero discúlpame es que la curiosidad mató al gato —me dijo mientras se sentaba y cruzaba los brazos, le iba a responder, pero...

—Edward veo que ya viste quien volvió —ambos nos volteamos y nos encontramos con Susan, ahora sí es que me va a matar, ya me estoy viendo cogida del cabello por toda la universidad porque ahora que lo pienso no creo que el embarazo le haya quitado lo fiera.

—Si, Amelia me estaba contando de cómo fue su viaje por París —le dijo Edward.

—Además me dijo Edward que esperan una niña, felicidades Susan —le dije y ella sonrió.

—Si, esperamos una hermosa niña —dijo mientras tomaba de gancho a Edward —y estamos muy felices por eso —añadió finalmente, Edward solo sonrió

—Que bueno me alegra mucho por ustedes —les dije.

—Amelia aprovechando que estás aquí me gustaría hablar una cosita contigo —me dijo Susan y yo asentí —me gustaría recuperar nuestra amistad, ya tu sabes ahora que somos vecinas, me gustaría volver a todo como antes —añadió Susan sonriente.

Yo abrí los ojos como platos al igual que Edward.

—¡Qué! —dijimos los dos al mismo tiempo.

—Como lo escuchas Amelia, sé que para ustedes esto es una locura, pero es que ahora que voy a ser mamá y como te digo ahora que somos vecinas, cuando tú te cases y tengas tus hijos me encantaría que fueran amigos, así como nosotras que crecimos juntas —me dijo Susan y yo simplemente me quedé en silencio, aunque fue inevitable no pensar en que ya estoy embarazada y que su hija y mi bebé precisamente no serán amiguitos, sino que son hermanos.

—¿Hablas en serio? —le pregunto Edward.

—Si, y cuando Amelia se case su marido puede ser tu amigo —añadió Susan, ambos nos miramos —entonces Amelia, ¿aceptas arreglar las cosas conmigo?, o sea, ¿amigas de nuevo?

La verdad esto me suena a una locura, pero si quiero tener una vida tranquila aquí en la universidad creo que me conviene la oferta de Susan, ella me ofreció su mano y yo acepte.

—Amigas de nuevo —le dije —bueno entonces nos vemos luego, que debo ir a organizar las cosas para mañana —les dije ambos asintieron —adiós Edward, cuídate mucho Susan.

—Adiós Amelia —me dijo Edward.

—Nos vemos luego querida —Susan me dio un beso en la mejilla, yo le sonreí y salí de ahí, la verdad es que esto se cuenta y no se cree, yo creo que estoy soñando, así que me pellizque.

—Auch —no estoy soñando, esto está siendo real, creo que Susan volvió a ser mi amiga, lo sé es una locura, pero es cierto.

....

La verdad estaba demasiado asombrado, no me esperaba que Susan reaccionará así, se supone que ella siempre ha sabido que quiero a Amelia, esto está demasiado raro, yo la mire asombrado.

—¿Por qué me miras así? —me pregunto Susan.

—Es que me parece increíble que tu vuelvas a ser amiga de Amelia —le dije, ella sonrió.

—Yo entiendo que te parezca increíble, pero es que es verdad al ser vecinas es bueno tener una buena relación —yo asentí —bueno y cambiando de tema hoy tengo control —me dijo.

—Susan, ¿pasa algo malo con la niña?, bueno aparte de que no tiene un crecimiento normal —le pregunté preocupada.

—¿Por qué lo dices? —me pregunto.

—Es que no me parece normal que estés en control semanal —le dije.

—Lo que pasa es que como es un médico de la familia, él quiere que mi embarazo esté muy bien.

—Oh entiendo, ¿te acompaño?, ¿necesitas dinero?

—No es necesario que me acompañes, además tu sabes que lo de los controles corren por mi cuenta, tú te vas a encargar del parto y esas cosas —me dijo y yo asentí.

—Está bien —le dije, ella me dio un beso en la mejilla.

—Te llamaré para contarte cómo me fue —me dijo finalmente y salió.

Recordé el momento que me vi con Amelia.

—Definitivamente está hermosa, el haberse ido para Francia le asentó muy bien —hable y la verdad me siento emocionado por volverla a ver así sea desde lejos.

—Ahora hablas solo —David llegó y casi me provoca un infarto.

—Imbécil casi me matas —le dije, él soltó una carcajada.

—Lo siento, pero es que te vi hablando solo y me pareció divertido —dijo mientras levantaba los hombros.

—Bueno luego hablamos de mi casi infarto, te tengo que contar un severo chisme —David se rio mucho más fuerte.

—Ahora cuentas chismes —me dijo divertido, yo asentí.

—Y no cualquier chisme, sino que es el mejor de todos.

—Bueno cuenta pues.

—Como te parece que Susan le propuso a Amelia hacer las paces y ella acepto —David me miro asombrado.

—Mira no es por nada, pero Susan es bastante hipócrita, yo la acepto y la respeto por ser tu esposa y como madre de tu hija, pero yo de ella espero cualquier cosa mala.

—Yo la verdad sentí sincera a Susan —añadí.

—Y ahora ellas van a salir como las mejores amigas a comprarle cosas a la niña, vaya, pero que vida tan cómoda la tuya.

—Ahora que mencionas a la niña, yo sé que nosotros no sabemos nada del tema, pero es que hasta donde sé un control de embarazo es mensual o hasta trimestral.

—Tienes razón y ¿por qué tocas el tema?

—Es que los controles de Susan son semanales.

—¿Cómo qué semanales?

—Así es, y eso me tiene preocupado.

—Tranquilo, quizás Susan se entiende muy bien con el doctor, hasta se pueden entender muy bien de otra manera —dijo subiendo y bajando las cejas.

—¿Estás insinuando algo?

—Pues no estoy insinuando nada, solo que puede pasar que Susan sea amante del doctor porque la tienes muy abandonada y la verdad es que ustedes van para cuatro meses de casados y no han tenido luna de miel, entonces Susan tiene sus necesidades como mujer aunque esté embarazada —me dijo.

—Pues que te digo.

—Pues Edward si ella tiene un amante pues te toca aguantarlo o hasta lo puedes mantener —yo rodeé los ojos.

—No creo que tenga un amante —le dije, él negó.

—Pues Susan es una mujer muy mal atendida por su esposo.

—Sabes que imbécil vamos a la cancha que ya tenemos clase —le dije, iba empezar a caminar, pero él me detuvo.

—Viste lo hermosas que están Amelia y Sammy —exclamó David.

—Bastante hermosas, te cuento que yo sentí morirme al ver a Amelia, de verdad no he dejado de amarla y ahora debo verla desde lejos para evitarnos problemas con «mi súper esposa».

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