Cuando Adam vuelve a casa, por alguna razón Masón decide no mencionarle lo que acabamos de observar y yo lo obedezco en ello.

Adam y yo mantenemos una conversación banal sobre si es mejor el capuchino o el café negro mientras le hago mimos a Masón en el cabello. De pronto, antes de que pueda notarlo, ya se a quedado dormido.

—No entiendo cómo es que teniendo la oportunidad de escaparte, prefieras quedarte con él.

—Mi lugar es junto a Masón.

—Hablas como si te ubiera lavando el cerebro. 

—Y tú cómo si lo odiaras.

Adam rió un poco y se acomodo el cabello con la mano.

—Yo no... Odio a Masón —murmura —, al menos no todo el tiempo.

Me reí y le dí un empujón.

—Idiota —Adam soltó una risita —, La chica con la que estabas afuera... ¿Cuál es su nombre?

Sus ojos se iluminaron y sus mejillas adquirieron un leve tono rojizo.

—Fleur, su nombre es Fleur.

—Parece una linda chica —le dedique una sonrisa tranquila.

—Lo es, es increíble.

Lo empuje con mi mano.

—Adam tiene novia —hice una bulla.

Él tomo una almohada cercana y me golpeó con ella, me reí.

—Cállate que despertarás a Masón.

Le arrebate la almohada y lo golpeé de vuelta.

—Si sabe que el motivo es que te estoy molestando estoy segura que por él no habrá problema.

Comenzamos una mini pelea en la que yo intentaba lo más posible esquivar los ataques de Adam contra Masón. En la habitación solo se escuchaban nuestras risas y los golpes secos de la almohada.

Me gustaba pasar tiempo con Adam y aunque no lo admitiera, también disfrutaba de la compañía de Pierce, ambos se habían convertido de una manera extraña y retorcida en mis hermanos. Eran como mis cuñados malhumorados que a pesar de todo se preocupaban por mí.

Ahora ellos eran mi familia y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para que fueran felices. Incluso a hacerme amiga de esa chica.

Unos días después estoy de nuevo en la mansión Stevens, pero está vez estoy en el patio observando a a chica de cabello rubio caminar en mi dirección. Tiene una mirada azulada que me recuerda al hermoso azul del cielo. Su piel es pálida y está enrojecida por el frío, lleva una chaqueta roja y un gorro del mismo color. Cuando la tengo frente a frente ella me dedica una sonrisa calida.

—Hola, tú debes ser Amelia ¿no? Eres algo así como la hermana de Adam, mi nombre es Fleur —me ofreció su mano enguantada y la estreché.

—Si, es un placer Fleur, pero soy más como su cuñada —me reí.

Sus mejillas aumentaron el tono carmesí.

—Dios, no quería sugerir ningún tipo de incesto.

Ambas soltamos una ligera risa.

—No te preocupes —separamos nuestras manos —, la señora Stevens me comentó que vienen de Francia, ¿Cómo es todo por allá?

—Las ciudades son hermosas, pero papá consiguió un empleo aquí así que... —se encogió de hombros.

—Entiendo.

—¿Y tú? ¿Eres de aquí?

—No, yo soy... —permaneci callada.

—¿Es complicado, eh?

—Si.

Ella meneo la cabeza, comprensiva.

—¿Y dónde conociste al hermano de Adam? —estaba apunto de inventar una respuesta, pero de pronto otra pregunta le surgió — ¿Como era que se llamaba?

—¡Amelia! ¡Fleur! —ambas giramos la cabeza hacia el lugar donde provenía la voz, Adam corría hacia nosostras con bolitas de nieve en las manos.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca comenzó a lanzaras. Chille con diversion cuando una se estrelló contra mi hombro y me agache al suelo para tomar una bolita de nieve con mi mano. Fleur se hecho a correr mientras reía. Le avente la bola a Adam en la cara y nos mantuvimos en una pequeña pelea casi por una hora, hasta que los tres acabamos haciendo angeles de nieve en el suelo, respirando pesadamente y aún riendo.