Seguramente la idea de Mason de dejar a Amanda y Audrey en manos de Reginald no parecía le mejor idea del mundo, pero no tenía muchas opciones; no confiaba en la idea de dejar a sus dos pequeñas en manos de el trío. Nunca.

Mientras el se encargaba de buscar a Amelia, Reginald había pedido "casualmente" unas pequeñas vacaciones en su "trabajo" de hospital. Así, de este modo, podía cuidar de ambas pequeñas.

En este momento, se encontraba meciendo a Amanda en sus brazos, está se negaba completamente a ser abandonada en la mesedora como su gemela, la cual se posaba en está tranquilamente mientras babeaba sus manos como si fueran el mejor manjar del mundo.

A Reginald no parecía molestarle que la mayor de las Stevens no quisiera alejarse de él, al contrario le causaba en una sensación de tranquilidad en el pecho.

Ambas eran muy tranquilas si se les daba lo que querían, si alimentadas a Audrey justo a su hora no lloraría y si no dejabas de cargar a Amanda ella no lloraría. Era algo simple.

La alarma del teléfono de Reginald comenzó a sonar, era la hora de comer de Audrey, dió un suspiro y la apago antes de dirigirse a la cocina y preparar un biberón, coloco a Amanda en la mesedora, tenía exactamente diez minutos para darle de comer a Audrey antes de que la mayor llorara.

Acomodo a Audrey en su brazo y está recibió felizmente su alimento, al terminar Amanda comenzó a soltar los primeros chillidos, de esta forma, Reginald las intercambio de lugar, devolviendo a Audrey a sus brazos.

Justo cuando la pequeña comenzaba a quedarse dormida, su teléfono sonó nuevamente.

Atendió y se sorprendió al leer el nombre de su compañero.

—¿Bueno?

—La encontró, ese hijo de puta realmente la encontro.