Al final del día, todos se marchan, yo me quedo junto a Mason, recostada entre sus piernas con mis tres pequeños hijos en el pecho, dormidos.

Parecemos una camada de perros, unos dormidos sobre otros.

—¿Que fue lo que te hizo Amelia? —murmura cerca de mi oído, acariciando mi cabello.

—Ya no importa Mason, estoy contigo. —murmure, porque era verdad.

—Claro que importa, debes lidiar con el duelo, lo sabes.

Suspiré, me incorpore con cuidado y deje a los pequeños en la cama con lentitud, buscando no despertarlos.

Me gire en dirección a Mason.

—No quiero lidiar con eso ahora —lo mire suplicante, él entendió, me tomo de la muñeca y me hizo recostarme encima suyo. Olfateo mi cuello.

—No sabía que podía estar tan desesperado hasta que desapareciste —susurro —. Creí que me volvería loco.

—¿Aún más? Vaya, así de mal —Mason ríe ante mi ironía.

Nos mantenemos en silencio, y la verdad es que lo prefiero así.

—Supongo que esto es lo más cercano que llegaré a estar de sentir amor —dice de pronto y me mira a los ojos, extrañamente, a comparación de su padre, los ojos de Mason son tan cálidos—, Amelia Stevens, eres dueña de la unica parte humana de mi corazón.

Le dió un pequeño beso en los labios.

—Tu eres dueño de cada parte de mí.

Nota:

Los BTS ya se fueron al SM, Zoe triste.