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Capitulo 49

Hola mis amados lectores este capítulo lo hago pronto porque probablemente no venga el jueves, es cumple de mi papi o quien sabe pero mejor apurarme.

Como siempre los invito a leer mis demás trabajos y comentar siendo respetuosos.

Disfrútenlo

YYY

Capítulo 49. Lo que dejaste atrás.

El corazón le latía a mil por hora, las piernas le temblaban, sentía que era como un venado recién nacido corriendo desesperado, lleno de lágrimas por las calles un poco desoladas de la cuidad por ser tan noche. Era consciente de que hirió a muerte a Karamatsu ese día, pero nunca se imaginó que lo heriría como una de esas personas que lo decepcionaron, como sus padres que nunca le correspondieron su amor. A veces más que irse para no incomodar a quienes amaba, parecía que el francés lo hacía para huir del rechazo. Jamás en su vida corrió tan rápido como este día, y menos le hacía falta un descanso. Su cuerpo se desbarataba entre el dolor y el agotamiento, aun así seguía corriendo. Mientras rogaba mentalmente que todo esto fuera una broma de mal gusto. Una venganza del ojiazul por todo lo que le había hecho sufrir. Había solo un lugar que le podía confirmar si aquello era una cruel realidad y por eso iba para allá. Necesitaba verlo con sus propios ojos.

/sencillamente, Kusomatsu no pudo hacerme algo así, no podría/

Finalmente logra verla: la casa del francés. Era una caminata algo larga pero la ha hecho en un tiempo record. Recordar que las últimas veces que estuvo aquí fueron tan agridulces. Recordar mejor la primera noche juntos, la primera vez que conoció ese lugar tan íntimo de su amado, donde tenía todos esos objetos que representaban momentos y personas importantes para el francés. Incluso el mismo Ichimatsu estaba en varios. No podía desaparecer sin más. Con una sensación horrorosa en la boca del estómago mientras luchaba por mantener su conciencia, toco la puerta de enfrente como loco.

─ ¿Jyushimatsu?

Pregunto una dulce voz desde el interior, una voz que no escuchaba hace tanto, y sonaba tan linda como la recordaba, no creía que ella estuviera emocionada de escucharlo del otro lado, probablemente ni le abriría la puerta. Por eso, con algo de astucia, no respondió. Escucho por fin el mágico sonido de la puerta abrirse, luego miro a su amiga de la trenza del otro lado, totalmente sorprendida y no de una grata forma por tenerlo ahí. Él la ignoro y se adentró en el lugar sin una invitación o un saludo cordial si quiera. Se puso a buscar y rebuscar por todos lados una señal, o lo que fuera, pues su vida dependía de lo que encontrara. Le rompía notar que ya no había nada de su amado por ningún lado. Ni sus tazas, si sus fotos, decoraciones, nada. La chica lo miraba con atención y lastima. Se sintió irritado, pues le recordó que se veía tan vulnerable, pero mandaría todo eso a la mierda si con eso el tonto ese reaparecía.

─¡Sal de ahí, Kusomatsu! Suficiente de la bromita.

─Ichimatsu-kun...

Cuando la escucho con ese tono lastimero, y observó que ella lloraba, solo faltó ver como ella sacaba el juego de llaves que el dueño de la casa le había entregado para dejarlo pasar a esa habitación donde él y su francés vivieron tantas cosas juntos. Fue cuando su mundo entero dio un vuelco. Le sorprendía no haberse caído aun.

/Esto no puede ser verdad.../

Ahí, delante de él estaba la última sorpresa de Karamatsu. El motivo por el que le había pedido que no fuera en un tiempo: el imbécil mando remodelar la habitación para que fuera menos de un soltero con gustos extravagantes a uno más aceptable por ambos. Era de un bonito color beige con acabados café obscuro. Tenía cuadros de pinturas en las paredes que eran de imitaciones, basadas en los de exposiciones que habían ido a ver juntos. Hizo un montonal de repisas para la pared, para poner las cosas de ambos y no estar todos apretujados. Había comprado algunas lámparas y cosas como tazones, figurillas y demás cosas para decorar. La cama ahora era más espaciosa de una preciosa madera barnizada. Todo era como un sueño. Todo era para tener un lugar más de los dos, en el cual pudieran vivir su vida juntos. Una relación larga juntos. Ichimatsu termina de aceptar la realidad al ver las cajas, esas con todas las pertenencias que se había dejado ahí, sobretodo porque su ex novio le había comprado muchas cosas en su momento. Ahora, sin en cambio ya no había ninguna del francés. Solo lo poco que dejo en la habitación, pero lo que si era muy "Karamatsu" se lo había llevado. Incluidas las fotografías.

No pudo evitarlo, y furiosas lágrimas caían de sus ojos, drenándole el alma. Cuando su cuerpo no lo resistió más, se dejó caer en el piso con fuerza, escucho como la puerta era cerrada, y se sintió libre para hacerse ovillo delante de la cama, gimiendo por que lloraba tan duro que le costaba respirar.

Luna, tú que lo ves, dile cuanto lo amo

Luna, tú que lo ves, dile cuanto lo extraño

Lloraba mientras intentaba sacar las cobijas, pues eran diferentes a las que usaban juntos usualmente pero el francés durmió sobre ellas y tenían un poco de su esencia, se envolvió en estas intentando respirar y dejarse embriagar por ese adictivo y varonil aroma que tanto había extrañado y que nunca creyó que no volvería a oler jamás.

Esta noche sé que él esta

Contemplándote igual que yo

A través de ti quiero darle un beso

Tú qué sabes de soledad

Aconséjale por favor

De que vuelva convéncelo te ruego

Revisando la caja pudo ver que tenía una última fotografía. Era de su primera cita, el extranjero tenía tres de ese día, pero esta era la única que le había gustado porque se veían lindos los dos. Karamatsu sabía que adoraba esa y por eso fue la que le regaló. En la parte trasera tenía escrito esto: "Espero este pequeño recuerdo no sea algo que te incomode, de ser así, siéntete libre de deshacerte de ella. Hasta siempre, mi amor. Siempre tuyo, Karamatsu."

Luna, tú que lo ves, dile cuanto es que sufro

Luna, y que vuelva porque ya es mucho

Estaba hipando con fuerza, besando la imagen de la fotografía una y otra vez, arrugando la imagen de ambos contra su pecho con tanta fuerza que creyó que le dejarían marcas permanentes. Sigue enredándose más y más en las cobijas, lamentando tanto no haber sido digno de alguien como ese hombre maravilloso que significo la mejor etapa de su vida.

Tú qué sabes en donde esta

Acaríciale con mi amor

Dile que él es a quien yo más, más quiero

Ichimatsu, al final, sí que tenía tantas palabras de amor que decir. Tantos sentimientos que expresar. Escucha ruido al otro lado de la habitación, pero no le podría importar menos, en estos momentos solo se concentra en no ahogarse en sus propios lamentos, y ruega porque esto sea una terrible pesadilla. Porque no tenga que asumir la dura realidad de no tener que verlo nunca más. Una cosa era no estar juntos y otra muy distinta era no tenerlo cerca ni siquiera para contemplarlo a la distancia.

Tú qué sabes por donde va

Ilumínale con tu luz

Su sendero porque quizás

No es bueno, no es bueno

Quizás no es bueno

Y dile que lo quiero

Ya no es consiente ni de cuánto tiempo ha pasado, ni de cuanto lleva llorando, se asoma a la ventana pero lo único que logra ver es a la luna, ese astro que tanto el ojiazul admiraba, siempre diciendo que era como la luz de esperanza más puro. Porque sale para iluminar en los momentos más obscuros.

El de ojos amatistas siente que se podría dejar arrastrar por sus monstros, es tanto el sufrimiento tanto físico, espiritual, como mental que vive en este preciso instante, que esta considerando acabar con todo de una vez, sin embargo, algo le dice que todas las personas que lo apoyan, incluido su amado ausente, nunca se lo perdonarían. Se enreda en las mantas, intenta aspirar ese aroma, sin ser muy consciente de ello, se queda dormido, soñando con tiempos mejores.

YYY

Una tenue luz lo despierta y puede darse cuenta de que ha amanecido. Está completamente agotado, siente que no descansó porque se siente como si hubiera recibido una paliza, más que dormir una siesta. En eso, la puerta se abre y del otro lado están Homura y Jyushimatsu. Él no se mueve ni un centímetro.

─ Ichimatsu-niisan, Homura-chan hizo el desayuno, ven a comer algo.

La voz del de amarillo le ha taladrado los oídos, se tapa con todas sus fuerzas, enredándose más en las cobijas, pues quiere permanecer entre estas mientras aun huelan a él. Si sale de aquí, tendrá que afrontar que no habrá desayuno con aroma a comida extranjera y café. No está listo, sin mencionar que la simple idea de consumir alimentos hace que se le haga un nudo en el estómago, uno tan grande que le da deseos de vomitar.

─No tengo hambre.

Afirma tajante.

─Pero, Ichimatsu-niisan...

─Vete, quiero estar solo.

Tras la tajante respuesta, sus amigos se retiran de la habitación. Homura va llorando. Egoístamente, no se midió y no es el único que está sufriendo por la ausencia del idiota ese. Aunque no está de ánimos para tener que consolarla, cuando él también está más deprimido que nunca, sin poder evitarlo deja fluir las lágrimas al darse cuenta de que el único que podría haber arreglado todo esto, hubiera sido el mismo Karamatsu. El tarado les hace tanta falta.

YYY

En el próximo capítulo regresaremos el tiempo para ver como fue el proceso desde la perspectiva de Karamatsu, Capitulo 50. La partida

La letra de la canción es la de "Luna" de Ana Gabriel.

Buu!! Ojala este capítulo les haya gustado mucho, y estén depres joder, que yo lo estoy. Bueno gracias por dedicar su tiempo a leer mis choco inventos ¡Nos estamos leyendo, shao!

"Aria'<

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