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Le gustas, eso es seguro

EMMA

Todo sobre esa noche me tomo desprevenida, el beso, la actitud cambiante de Fred, descubrir que si tenía un problema conmigo, el cual no entendía, seguro lo hubiera entendido mejor si hubiera tenido más tiempo para preguntarle más cosas, pero entonces Marco llego, tal como un príncipe que rescata a una princesa de un malvado monstruo, yo no necesitaba que me salvara.

De hecho diría que arruino las cosas un poco, porque Fred se veía dispuesto a hablarme de lo que le sucedía, pero no, eso no paso, él solo se fue y me quede con muchas dudas.

No me gusta tener dudas, tampoco me gusta no poder resolverlas. Esa noche fume mucha marihuana, solo para alivianar un poco mi mente, ayudo un rato supongo, luego Marco pregunto si haríamos algo, pero le dije que no estaba de humor, que raro es decir que no estoy de humor para sexo.

Mucha gente tiene la duda de cómo funciona la relación entre Marco y yo, bueno es muy sencillo, tenemos encuentros casuales sin nada de romance de promedio, al menos no de mi parte, hace mucho Marco me confesó que sentía algo por mí, después de eso paso un tiempo en donde nos evitábamos, luego hicimos las pases y seguimos con lo nuestro.

Obvio ya no era la misma frecuencia y algunas cosas había cambiado, eso lo decidí yo más que nada para evitar que surgieran más sentimientos de los necesitados.

A eso se resumían mis relaciones desde hace años, yo no me veía teniendo algo serio con nadie, prefería disfrutar de los placeres de ser soltera. Solo que a veces eso tenía sus consecuencias con chicos que piensan que lograrían renacer la chispa de amor en mi corazón.

Me encantaría decir que llevo años sin sentir esa chispa, que ya había desarrollado alguna inmunidad, pero eso sería mentir.

Porque si volví a sentir esa chispa, cuando Fred me beso, se sintió tan bien, pero no servía de nada dejar que ese fuego se extendiera al resto de mi alma, sería inútil, hasta humillante dejar que alguien que me odia encendiera esa llama.

Entonces me obligue a extinguirla.

Después de la fiesta, fue nuestra entrega del proyecto, no nos dirigimos la palabra en ningún momento, pero si una que otra mirada que seguro podría pasar desapercibida. Sacamos nueve en el proyecto, el profesor últimamente se había puesto exigente, pero un nueve no es malo, mi madre dice que cualquier calificación es buena mientras sepas que te esforzaste por ella.

Luego de eso pasaron unas semanas para que saliéramos de vacaciones, le dije a Matt que deberíamos hacer algo juntos, pero dijo que su padre lo convenció de que fueran a un campamento aburrido en medio de la nada, pero como soy buena amiga, le di una buena cantidad de hierba, conociéndolo no podría mantenerse cuerdo sin un poco de eso.

—Mándame cartas chico scout. ―le dije en broma.

—Ja-ja que chistosa. Abúrrete mucho. ―dijo él.

—Lo haré tarado. ―respondí sonriendo.

—Yo también te quiero. ─dijo él subiéndose a su camioneta.

—Seguro que lo haces. ─afirmé rondando los ojos.

Entonces se fue, sus padres ni siquiera me saludaron, eran algo groseros, bueno yo no les agradaba mucho, pensaban que era mala influencia para su pobre angelito.

Las siguientes semanas las pasé en casa, me gustaba estar en casa con mis papas y mi hermanita, a veces era muy escandalosa pero era divertida. A mis papas no les agradaba que no saliera a disfrutar mis vacaciones, de hecho casi casi me arrastraban de mi cuarto para que saliera.

Pero en serio no tenía ganas de nada de eso. Aun así, hice caso, la vitamina D no le hace mal a nadie, aparte me gustaba hacerme la tonta por las calles, jugar con niños que iban pasando o hacerle platica a alguna viejita que este tejiendo.

Mis vacaciones estaban siendo las más aburridas de la historia, todos salieron con sus familias a algún lado, la mía decidió quedarse, porque extrañan estar en casa, mis padres son gente muy atareada, no pasan mucho tiempo en casa, así que cuando pueden lo disfrutan al máximo.

«Abúrrete mucho» Recordé las palabras de Matt. Menso, me saló las vacaciones.

O eso pensaba yo, porque un día yendo a la plaza, me topé con un tipo, del estilo que sabes que no deberías estar, pero que justo por eso llaman tu atención y decides enrollarte con él.

Seguro que él estaba pasando las peores vacaciones al igual que yo, porque hizo que la pasara asombroso las siguientes dos semanas.

Era algo mayor que yo, tal vez dos años, nada alarmante, aparte ambos éramos adultos. No había nada de malo en eso. Y me agradaba su compañía, era chistoso, un buen tipo, tenía aspecto rudo pero era todo lo contrario.

No era muy listo por lo que era difícil hablarle de cosas que para mí eran de interés, pero eso no paraba nuestras charlas, al final todo fluía bastante bien.

Teníamos más temas de conversación como la música y el arte, él estudiaba pintura, bueno más bien estudio, porque el salió de la carrera este año.

A veces solo quedábamos en su auto platicando, luego la situación escalaba a otras situaciones más relajantes, debo decir que no era lo mejor de lo mejor pero no estaba tan mal.

Ambos creamos un lazo basado en intimidad, tanto carnal como sentimental, si bien no hablábamos de cosas sabiondas, si podíamos hablar de cosas profundas, sobre la sociedad y sus problemas o hacer una introspección sobre nosotros.

Pero, no había amor, tal vez cariño, pero no amor al menos no del romántico, tal vez, cariño fraternal, como el de dos amigos que confían en el otro.

De hecho le tome muchísima confianza. Yo confiaba en Matt porque era mi mejor amigo, le contaba todo, pero habían cosas por las que él podría juzgarme.

Éste chico no lo hacía, y si lo hacía no decía nada en voz alta, me daba igual abrirme de esa forma con él porque al final nunca volveríamos a vernos el ni siquiera era de aquí, él vivía al otro lado del país, solo vino de vacaciones.

Él también se abrió conmigo, hablando de sus inseguridades, sus miedos, sus grietas, era terapéutico hablarle.

En una de nuestras charlas me hablo de la chica de la que siempre estuvo enamorado,  de cómo el tiempo y otras cuestiones los alejaron, sonaba como la trágica historia de amor que amaría leer en un libro o ver en una película.

Me dijo que ella se llama María, que era tan linda como un atardecer, yo quisiera que alguien hablara de mí de esa forma.

Yo le hable de Fred, pensé que ya no lo haría, quería darle la vuelta a esa página, dejar todo eso de a un lado, pero hablarlo con otra persona a veces ayuda.

―Le gustas, eso es seguro. —dijo él.

Solté una carcajada, visualizar mentalmente la idea de Fred enamorado de mí era casi patético. No, eso sí que no es posible.

―Si claro, como no.

—En serio Emma, los chicos somos tontos por naturaleza cuando de ligar se trata. Digo, también a como lo pintas es un reverendo tarado, pero algo siente por ti, y al contrario de lo que piensas, no es odio.

Puse los ojos en blanco, subí el volumen de la música y fingí que lo había ignorado, pero lo cierto es que pensé en lo que me dijo, lo pensé mucho.

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