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Parte 3 La leyenda de las dos lunas


 En un inicio el clan de los hombres lobos solo se unían con las mujeres del pueblo lunar. Para conservar la pureza de sus razas y no mezclarla con la de los humanos. Después del nacimiento del hijo del gran alfa en la próxima luna llena con un nacimiento se decidía a la próxima luna de entre las familias más potentadas del clan lunar. Sin embargo, después de 100 años de aquella tradición, en la familia del jerarca del clan lunar vinieron al mundo dos gemelas con el dilema de ser la próxima luna. Todo iba de maravilla con la educación de las princesas lunares Ágata y Zafiro, hasta que un accidente cambió la vida de las hermanas en la familia imperecederamente.

Este relato es para explicar el porqué ambas familias se volvieron enemigas para poder sobrevivir.

Las dos princesas: Ágata, la primogénita por 10 minutos de cabello escarlata y Zafiro, la menor de cabello lechoso. Ambas princesas gozaban de buena lozanía. Hasta que un día Ágata decidió salir a aventurarse por primera vez a caballo y Zafiro la persiguió; sin embargo, en medio de la aventura, al caer un trueno, el animal, al igual que ella se turbó, perdió las riendas de su caballo y casi se ahoga al sucumbir en el río de no ser por uno de los escoltas que las rastreaban. Desdé aquel día Zafiro se volvió enfermiza y el padre de ambas, el gobernante Leo Polar, empezó a relacionarse con Ágata de forma hostil abiertamente, recriminando a su hija mayor por lo acontecido, sin importar las veces que la Reina pretendía intervenir en cada oportunidad. Cuándo llegó el día en el que ambas serían exhibidas ante el reciente alfa del clan de los lobos y él determinaría con cuál se casaría. Zafiro cayó muy enferma en su cama, por lo cual Ágata tuvo que ir en nombre de las dos y de su pueblo, a sabiendas de que si él la repudia, su hermana sería la elegida automáticamente.

KENNA

En el momento en el que se miraron en aquel gran salón el alfa Kenna y la princesa Ágata, los dos vivieron lo cual usualmente denominamos un amor a primera vista, por lo cual él contrajo nupcias ese mismo día con la princesa. Él primer mes de casados fue un paraíso entre lo sensual y la alegría que la joven Ágata quería transmitirle a todos los que le rodeaban. Pero había algo que ella no entendía por qué, a pesar de haberla desposado, él aún no había hecho la presentación formal de ella como su luna. En esos días arribó un escrito del clan lunar en el cual anunciaban la pronta visita de la familia de Ágata, lo que la llenó de una extraña angustia. El día había arribado en aquella gran sala de audiencias.

El alfa estuvo sentado en el trono con sus padres detrás y Ágata a su lado. Sin embargo, al Zafiro entrar por la gran puerta junto a sus padres. Kenna soltó la mano de Ágata bajando del trono y enfrente de todos profirió su lobo y la manifestó como suya. Tal era el poder de los alfa que nadie se atrevió a refutar su proclamación. Desde aquel día Zafiro se alojó en una lujosa habitación en el lado inferior. Mientras, Ágata continuaba en el gran aposento del alfa. Pese a que Kenna aún era su cónyuge y ella lo amaba, este nunca volvió a dormir a su lado, provocando que los sirvientes empezaran a menospreciarla y trataran a Zafiro como la venidera luna. Cuando Ágata perdió toda esperanza de restablecer su relación con su esposo, descubrió que estaba encinta, por lo que todos los sirvientes, incluyendo la madre del alfa, empezaron a atenderla mejor, a pesar de este hecho, Kenna todavía no la había proclamado luna de la manada y seguía llevando a Zafiro a todos los eventos sociales. El único cambio visible de parte del alfa fue el enviarle a Han, su caballero de confianza cuando Ágata tenía que salir. Lo que en un inicio a ella le incomodaba, pero luego empezó a deleitarse la compañía del mismo. Al Ágata cumplir 4 meses de embarazo, su alegría fue turbada al escuchar a las sirvientas cuchichear del recién embarazo de Zafiro y la celebración que Kenna y sus padres harían por el mismo.

Relatada por Zafiro.

Encontrar a tu compañero elegido por la luna era el sueño de todo habitante en el reino, pero ese maravilloso sueño de mi niñez se convirtió en mi peor pesadilla porque no era un hilo rojo del destino lo que nos unía, sino unas pesadas cadenas. Si volviera a nacer, pediría no ser tu hermana otra vez, no porque no te quiera, sino para no arrebatarte tu destino.

Siempre estuve junto a Ágata desde antes de nacer, por lo cual era normal el siempre vernos juntas, pero según fuimos creciendo pude notar la indiferencia con la cual nuestro padre y algunos sirvientes la trataban. A pesar de este hecho siempre envidié la valentía y fuerza de mi querida hermana, por eso muchas veces la seguía a escondidas, más un día al hacerlo casi me ahogo y desde ese evento que casi termina en tragedia la tensión en el palacio aumento.

Según pasó el tiempo por mucho que trate de averiguar el porqué de los malos tratos de mi padre a Ágata no pude averiguar nada. Hasta que llegó el día de conocer al alfa del territorio de los lobos, sin embargo, aquel día no pude asistir debido a mi débil salud. A las pocas semanas me llegó una carta en donde una sirvienta de confianza. Ella me relataba lo feliz que lucía Ágata luego de su matrimonio, lo cual me llenó de dicha y curiosidad, ya que desde el accidente no había visto el rostro sonriente de mi hermana. La cual, muchas veces por órdenes de nuestra madre, ocultaba su hermosa cabellera roja en frente de nuestro padre como si de algo horrible se tratase.

Para mi sorpresa ya llegado el día de ir a ver a mi hermana y conocer su pareja, mi padre me dijo antes de subirme al carruaje mirándome a los ojos que las cosas tomaron su lugar. Al llegar no pude contener mi sorpresa, ya que el sitio, a diferencia de nuestra nación, era cálido y lleno de recursos naturales. Cuándo me dispuse a bajar del carruaje casi caigo y fui salvada por lo que parecía un apuesto caballero, el cual me había robado el aliento.

Yo no era una mujer que observaba a los hombres con interés, más ese hombre tenía un nose que, que despertaba mi curiosidad de saber como se sentiría estar entre sus brazos. Interviniendo mi padre, el cual me jalo hacia su lado violentamente; sin embargo, para mi sorpresa, el caballero nos hizo reverencia disculpándose por tocar mi brazo.

Luego nos guio hasta el salón de conferencias en el cual nos esperaba mi hermana mayor junto a su nueva familia, pero al mirar el hombre al lado de Ágata sentí como me atraía su mirada como un imán. El día en el que tuve que cederle mi cuerpo al alfa no solo fue por mis instintos, sino también porque me prometió que dejaría a mi hermana como su esposa y yo sería solo una concubina. No imaginaba que él mismo la menosprecia a mis espaldas y que tramaba algo horrible para desecharla.

Al perder toda esperanza al saber de mi embarazo, no contaba con la visita de mi amado Han mientras Kenna se encontraba en una reunión con sus consejeros.

—A veces extraño mi niñez junto a mi hermana y olvido que alguna vez fui feliz, pero el ver el sol cada mañana renueva mis esperanzas.

—Huye conmigo, princesa.

—Pero tu pueblo y mi familia.

—Lo solucionaremos, sé que lo haremos, su hermana y su bebe también serán mi familia.

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