Capítulo veintiuno: baila como una diosa
Marcos
Después de haber terminado de cenar, mi buen amigo Xander como si fuera un niño chiquito, le pidió permiso a su mujer para que lo dejara salir, me causa gracia que lo haga, para alguien que lo vea de afuera pensarian que es mandilón o faldero de su parte, pero nosotros de su círculo sabemos por qué actúan así y solo nos dedicamos a reírnos de sus juegos de roles.
Ya una vez solos también llamamos a Alexander para que se una a nosotros, un amigo que tenemos en común.
—Oye Marcos, me ofende que no nos haya dicho que ya tienes novia —me reprocha Xander y Alex le sigue el rollo.
—Es parte de mi vida privada, además es complicado.
—Ya sé por qué no nos has dicho nada, temes que se enamore de mí, ¿verdad? —alardea Alex como siempre.
—No es momento para chistes —le corto el rollo.
—Me ofende, pero bueno, cambiando de tema vamos a un Club que es popular por esta zona.
—Que no sea un pool dance, la última vez Amalia se enteró y me llevo una semana entera contentarla —se queja Xander
—Para mí debió de hacértela más difícil, después de todo quién te manda a seguirle los pasos a este loco —contrataco.
—¡Oye! No estoy loco, estoy soltero que es diferente.
—Pero estoy de acuerdo con Xander, no quiero ir a uno de esos bares, no estoy de humor.
—Qué aguafiestas que son, pero está bien. El Club del que les mencione, se trata de uno donde puedes tomarte un Trago y disfrutar de una presentación de baile, incluso hay una sección donde los bailarines invitan a bailar a los clientes, no sé ustedes, pero yo quiero bailar tango o bachata, es un baile que grita sensualidad.
—Bueno, a mí no me parece mal —acepto el plan— y tú, ¿Xander?
—Ver no está prohibido, además siempre tuve esa curiosidad por ese tipo de bailes.
Después de unos minutos llegamos, de por si se veía un lugar tranquilo, la música que se llegaba a oír desde afuera es suave y armoniosa, podíamos escuchar nuestras voces sin la necesidad de gritar.
Al entrar el lugar se puede observar que es bastante espacioso, tiene una barra, unas mesas pequeñas con espacio para cuatro y en un costado un escenario, allí se veía a unas cinco parejas bailando a lo que mi amigo define como bachata.
Encontramos libre una mesa de fondo y allí observamos como los bailarines se desenvuelven como si bailar fuera la cosa más fácil del mundo, cuando para nosotros es como crear una bomba nuclear, los tres tenemos dos pies isquierdos.
—Oye Xander, como te fue en París, lograste vender mucho.
—No me puedo quejar, las exhibiciones dieron ganancias bastante sustanciosas, puedo darme mis lujos.
—¿No se van a poner a hablar de trabajo, verdad? Estamos aquí para ver y divertirnos, miren —y hace que veamos hacia el escenario— la morocha de allá, me come con la mirada, creo que le gusto.
—Pues yo creo que más bien se encandiló con una de las luces —dice Xander rompiendo su ilusión.
Termino la música y las parejas iban despidiéndose y se bajaron del escenario.
—Qué mal, yo sí quería bailar un poco.
—Gracias a Dios y no lo hiciste, bailar con una escoba es mucho mejor comparado a bailar contigo —le dice Xander.
—Perdón, me olvidaba que tú eres una eminencia en el baile.
Siempre es lo mismo, pero bien que cuando no están juntos se extrañan, parecen dos niños pequeños.
De los tres siempre tengo que ser quién ponga orden o bueno la mayoria.
Me distraigo de su discusión cuando la música se detiene, presto atención al escenario, donde se sube una nueva pareja.
Se colocan de lado saludando al público, y es ahí donde mis sentidos se detienen, mi corazón comienza a latir de una forma desordenada, late rapido, late lento, no tiene orden.
Verla ahí causa un estrago en mi ser, poco a poco la música comienza.
Ella viste un vestido bordo tinto, pegado al cuerpo con un tajo que deja descubierto toda la pierna derecha, su pareja la pega a su cuerpo de una manera demasiado íntima para mi gusto, hace unos giros que a más de uno, hace que le escape un suspiro.
«Pero, que hace ella ahi»
—¡Pero qué mujer! Baila como toda una diosa, ella no lo sabe aún, pero será mi esposa.
«¿Que dijo? ¿Esposa?»
—Ni lo sueñes, te lo prohíbo Alex.
Cuando recobre el sentido, me di cuenta de lo que había dicho, miró a mis amigos, ellos me ven con la misma sorpresa.
Autora: Danna
Univers
Nota: ¡¡Holaa!!
Que les parece la historia
¿Les gusta?
¿Va lenta?
¿Va rápida?
Quiero saber su opinión
Me ayudarán a darle
Más vida ala historia.
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