Capítulo 24: La suegra
Alexa
«Que se supone que deba hacer ahora, se sabrá enterado de los rumores y por eso vino a buscarme»
Quería que la tierra me tragara en este momento y me escupiera en el fin del mundo, si es posible.
—Señora, ¿qué la trae por aquí?
—Como que señora, Alexa habíamos quedado en que me tutearías.
—Lo siento señ... digo Analise.
—Mucho mejor y ¿mi hijo donde está? quiero saludarlo
—Se encuentra en una reunión afuera de la empresa, pero si quiere lo puede esperar en la sala común, la acompaño si lo desea.
—Si no te interrumpo en tu trabajo, por cierto tengo algo importante que hablar contigo.
«Importante, dios acaso me pedirá que renuncie»
—Claro, déjeme hacer una llamada rápida y en un segundo estoy con usted.
—Alexa —dice en tono de reproche.
—Contigo.
Juro que cuando lo tenga frente mio, lo mato.
Llamando...
—Hola, ¿Marcos? Mueve tu trasero y vuela a la oficina ahora mismo, Tu madre se encuentra aquí en la sala, y por cómo actúa y me trata puedo deducir que no le has dicho nada.
—No he podido y por favor háblame con respeto, entretenla un rato, no digas nada.
—Y como se supone que la entretenga, si no quieres que diga nada, sé coherente quieres.
—Ya me entendiste, no me hagas que lo repita.
Juro que fue inconsciente, pero le saque la lengua al teléfono, me sentí tan bien que fue como hacerlo a él, después de todo no me ve.
Llegué donde dejé a Analise, y ella toda amorosa, me pasa un vasito de café de máquina, hoy se encuentra bien elegante a como la vi la última vez, lleva una camisa de seda coral y una falda tubo de color negro, el cabello recogido en una coleta y un maquillaje suave resaltando sus deslumbrante ojos verdes.
Me sonríe y le devuelvo la sonrisa mientras tanto tomo una silla para sentarme.
—¿Me quería decir algo Analise? —trato de hacer lo que me pidió Marcos.
—Sí, lo que pasa es que investigué un poco y me enteré de algo importante, que nos incumbe a ambas.
—No me asuste, ¿paso algo malo?
—No, es algo que nos unirá a ambas y a mí me hace muy feliz espero que a ti también.
¿Por qué me siento ansiosa?
—Dígame, de que se trata.
—Cuando te conocí, sentí esta extraña sensación de que ya te conocía, que ya te quería por decirle asi, tu nombre y el de tus padres, era mucha coincidencia, todo indicaba lo obvio y tarde mucho en darme cuenta.
—¿Tía? Por qué nadie me aviso que te encontrabas aquí.
¡Oh no! la muy descarada no pudo llegar en peor momento, corrió a abrazarla y le adulaba conque se veía cada vez más joven.
—¿Y tú que haces aquí? Ya vete, yo me quedo con mi tía —se atrevió a echarme, esta no se la paso, de que me desquito, me desquito.
—Paulina, porque le hablas así, es la novia de tu primo —interfiere Analise en mi favor.
—De verdad te atreves a tanto, si que eres una zorra, ahora que tramas con todo esto, embaucar a mi tía —me mira ofendida.
—El león cree que todos son de su condición, escúchame querida, no todas somos como tú, cuida de tu vida si es que tienes una y deja la mía en paz.
—te bajaré de ese pedestal, y le demostraré a todo el mundo que eres mucho más víbora que yo.
—Cuando lo hagas me avisa, así te pongo la debida atención que te mereces.
—Chicas, por favor que les pasa, por qué se tratan así.
Justo a tiempo llega Marcos, porque si no ya me veia congada de sus extensiones, la verdad que poco a poco va consumiendo mi poca paciencia.
—¿Madre? Que haces aquí, porqué no me llamaste antes de venir.
—Ahora resulta que te tengo que pedir permiso para venir a verte y a mi nuera.
Mientras se distrae hablando con la odiosa de Paulina, aparto a Marcos.
—¡Oye! ¿Qué es esto? No me habías dicho que le inventaría algo para simular una separación, ¿por qué todavía cree que somos pareja?
—¿Por qué? A caso te molesta que tu nueva conquista se decepcione de ti.
—De que hablas, deja de pensar estupideces, no ves el problema, aquí hay muchos rumores circulando entre ellos que eres un flor de cornudo, a mí no me importa lo que digan de mi persona, pero y tu madre, como se tomara todo esto.
—Ya me encargaré de ella... Mamá, ahora dime ¿por qué estás aquí?
—Vine con tu padre, ahora se encuentra con tu hermano en el hospital, ahora podemos ir a almorzar, muero de hambre.
—Lo siento señ...digo Analise tengo otros compromisos.
—Madre, podemos ir nosotros y ella nos alcanza luego.
—Hagamos esto, hoy no regresaremos así que nos vemos en la noche para cenar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro