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Capítulo 26

Ella no podían ni siquiera con su propio cuerpo pero aún así, corría cargando aquellos papeles en un inmenso portafolio.

Lágrimas escapaban por sus mejillas al mirar atrás asustada, lloraba desconsolada.

Huía de algo o de alguien. Pero ¿De quién? ¿Quién sería capaz de dañar a personas inocentes?

Ella no le ha hecho daño a nadie. Me pregunto ¿por qué sé de eso?

¿Cómo estoy tan segura?

¿Acaso le conozco?

Puso su cuerpo para que aquel portafolio negro no sufriera el golpe proveniente de esos disparos en sus piernas.

¡Dios mío!

¿Qué es esto?

Sangraba y estaba perforada por una o dos balas.

Aquellas palabras salidas de la voz del joven que apareció de la nada me dejaron petrificada.

¿Charlotte?

¿Mi tía Charlotte?

¿Su tía Charlotte?

¿Él es familia de la tía?

¿Por qué no le conozco?

No me hace ninguna gracia dejarte éste enorme peso a ti sobre los hombros pero necesito que cuando sea el momento adecuado tendrás que continuar con lo que yo he empezado, ve y encuentrala, a ella. Añadió la tía.

Alguien corría a mucha velocidad por lo que parecía un desvío de carretera, guiando al bosque, quería ayudarle pero simplemente mis manos no podían moverse en dirección a su cuerpo.

¿Pero quién era esa persona?

¿Qué hacía en un lugar así?

¿Por qué corría?

¿De qué estaba huyendo?

Tenía unos papeles en sus manos, parecía aferrarse a ellos con fuerza.

Por ahora no se le pueden acercar, pero sé que la buscarán, no quiero que le hagan daño, te encomiendo que estés al pendiente Henry, por favor, le entregas estos papeles por mi. Volvió a repetir la mujer de cabellos rubios.

¡Corre, Henry! ¡Corre!

• • •

Un gemido escalofriante me despierta nuevamente, justo como aquella vez. ¡Dios mío! Estaba empapada en sudor y mi corazón latía desaforadamente. Sentía que podría salirse en cualquier momento.

¿Qué ha sido eso?

¿Qué ha ocurrido conmigo?

¿Por qué otra vez?

¿Por qué ésta vez se me han entremezclado los pensamientos?

Me siento de un salto en la cama y me tomo la cabeza con ambas manos, va a explotar en cualquier momento. Dios santo... ¿Ha vuelto todo a la normalidad?

¿De verdad estoy de regreso en la habitación?

¿Y Neil?

¿Dónde está?

¿Will lo habrá sacado?

Por favor, que alguien me diga que lo ha sacado. ¿La tía Charlotte hablaba conmigo? No, la tía Charlotte hablaba con... Henry... los sollozos de un Henry a lo lejos oculto en los árboles aún se quedaban grabados en mi mente.

Respiro profunda y acompasadamente, para despejar la mente y las fosas nasales del olor a sangre, madera de roble, humedad del bosque, hojas secas, a pólvora, y a tierra mojada, al igual de la lluvia, el viento, todo lo relacionado a anoche.

El tiempo había pasado cruel y lentamente entre una nebulosa que nublaba mi vista debido al sueño, no tanto el sueño sino a quién estaba aquí. Todavía la cara de Neil no la conseguía sacar de mi cabeza, su mirada de psicópata.

(Te voy a foll*r bien duro como la put* que eres, una put* con cara de niña buena e indefensa)

Fueron las palabras que salieron de su boca. Que experiencia más escalofriante y aterradora.

No consigo huir de mi cruel pasado ni en sueños, más bien... ¡pesadillas! ¡Más pesadillas, las mismas pesadillas! Ni siquiera de él.

Recuerdo entonces imágenes fragmentadas de aquel sueño, de la tía Charlotte, de sus tristes y llorosos ojos verde pálido pensando que no podría continuar. Su mirada tan perdida, su cabello dorado con rizos brillantes a pesar de estar despeinado y abatido por el viento.

Todo me persigue, incluso el desgraciado maníaco de Neil. Y los golpes... tantos golpes y gritos que se vertieron dentro de esta habitación debido a sus ataques de trastorno de personalidad.

Que no me jodan, eso es de psicópatas.

Desató un millón de emociones dentro de mí y ninguna fue agradable. No soporto sentir ningún tipo de golpe, la verdad, desde lo de aquellos cerdos no soporto tipo alguno de forcejeo.

Todos son repugnantes, más aún si lastiman. Podría decirse que era yo la que gritaba desconsolada. A nadie puedo culpar de mis gritos, bueno sí, a Neil. Estaba horrorizada con lo que había enfrente mío, pero eso debía ser tan sólo un mal sueño, nada más.

Pues no lo era, fue real. Mis ojos se llenaron de lágrimas, Neil me quería hacer daño. ¿Cómo pudieron terminar las cosas de ésta manera? ¿Será que ya no puedo confiar en alguien? Uno nunca termina de conocer a las personas.

Todo está en silencio, con las luces apagadas. Estoy muy cómoda y calentita en ésta cama donde a pesar de todo lo sucedido y que mi cabeza en éstos momentos sea un volcán, me aleja de mis pensamientos... me sienta bien.

Me despeja de todo aquello, de Neil, la tía Charlotte, los papeles, mi pasado y definitivamente yo necesito una vida normal.

Abro los ojos nuevamente y por un momento estoy tranquila, serena, disfrutando del entorno que no conozco. Esta no es la habitación en que me hayaba anoche. No tengo ni idea de dónde estoy.

El cabezal de la cama tiene la forma de un sol enorme. Me resulta extrañamente familiar, sé que lo vi pero ¿dónde? Últimamente reconozco casi todas las habitaciones en las que he estado.

La habitación es grande, no, eso es poco decir, parece la de Neil, pero doble y está lujosamente decorada en tonos siena desde el tostado hasta el más claro de todos con alguna que otra franja en un color beige. La he visto antes, ahora estoy segura. Pero ¿dónde?

Mi cerebro confuso busca entre sus recuerdos recientes pero no hay nada. Comienzo a mirar el lugar, esperando que al igual que en el departamento de la bestia, una revisión territorial me pueda dar un indicio de donde me encuentro. Es entonces cuando veo la portatil negra de William tirada en uno de los pequeños cojines.

¡Maldita sea! Estoy en el cuarto de él.

¿Cómo he llegado hasta aquí?

Me comienzo a dar cuenta de que se me da bien terminar en el cuarto de los chicos. Soy un reverendo desastre andante, quizás por ello me dicen ramera. Poco a poco empiezan a torturarme imágenes fragmentarias de la noche, y la madrugada, nuevamente.

Neil, su sonrisa de psicópata, maniático, enfermo mental, que se yo cuantas cosas más, ¡estaba desnuda de las caderas para arriba!

Levante los brazos doloridos y me los coloqué en los senos, estaban cubiertos. Tenía un jersey ancho y blanco, que me llegaba hasta la mitad del muslo... de marca incluso, Gucci.

William debió haberme vestido.

¡Dios! ¿¡Qué problema tienen los hombres con mi ropa!?

Me muero de vergüenza. No recuerdo cómo he llegado aquí. Llevo puesta una camiseta azul marino debajo del jersey, el sujetador ya no está y oh no ¡unas bragas nuevas! Ni calcetines ni las bragas anteriores. Maldita sea.

William me ha cambiado de ropa, no, no puede ser, a lo mejor tiene una empleada. Por favor que sea así.

¿Qué niño mimado como él, que no sabe ni siquiera abrocharse los cordones de sus zapatos, va a sobrevivir en éste palacio tan inmenso sin empleados?

Alguien debe limpiar, cocinar, lavarle la ropa, él no es Neil. De pronto vuelven a mí las imágenes otra vez lo sucedido en la madrugada, en aquel cuarto. Neil, su cara, mi extraño sueño con un pasado acerca de las verdaderas razones del accidente de la tía, lo ocurrido con la tía Charlotte, aquel joven que no conozco pero sabe de que va esto. Todo me hace sentir fatal.

Me siento estúpida, ridícula, ajena a lo que pasa a mi alrededor, más sin embargo no paran de sucederme tragedias tras tragedias.

—¿Estás bien Londra? — su tono es tan cariñoso y agradable, preocupado al mismo tiempo que casi basta con eso para provocarme otra crisis tras todo lo que he presenciado.

No puedo decirle, le diré en otro momento, algo me dice que debo callarme.

— Mi lady, te desmayaste... ¿por qué? ¿No te sientes bien? ¿Acaso alguien entró en la habitación?

— ¿Por qué preguntas eso exactamente? — lo observe fijamente algo incrédula.

— Pues...— tartamudeo muy nervioso — Vamos mi lady, tenías la ropa rasgada. Tú misma no pudiste hacerte eso. La ventana estaba abierta de par en par, el agua por toda la habitación, el horrible golpe en tu mejilla, los gritos pidiendo ayuda. Al principio pensé que era cosa de un sueño mío pero al despertar del todo pude escucharte. Los golpes en la pared, llegué a pensar que era otra pesadilla pero cuando entré y te vi en esas condiciones, me aterroricé...

Le miraba más no me creía ni una palabra de todo aquello que salía de su boca. A lo mejor él si lo escuchó pero no le importó en lo absoluto, o fue él quien le dejó la ventana de mi habitación abierta, total, son primos. Uno más mierda que el otro pero todos son iguales.

Siento que ya no confío en nadie. Parezco un erizo. Totalmente a la defensiva.

— ¿Me has cambiado de ropa? — pregunté avergonzada.

— No, ha sido la empleada.

— Ok... — respiré con un alivio notable.

— Te he traído un zumo. — lo estiró pero no quise tomarlo.

— No me apetece... ahora mismo siento como si la garganta se me hubiese bloqueado.

— Eso es normal. Te lo dejaré aquí por si después quieres. También dejé unas cápsulas para el dolor muscular, e incluso de cabeza. Te ayudarán con respecto a como puedes pasar el día. Estaré abajo, si me necesitas no dudes en llamar. Cada habitación tiene una campanilla. Debes tocarla si deseas algo, cualquier cosa. Te veo dentro de un rato.

— Está bien, gracias de nuevo por todo William.

— No hay de que mi lady. — volteándose hacia la puerta sobre sus propios talones, con paso airado salió de la habitación.

Yo... sentía que la cabeza aún me daba vueltas. Me dolía el cuerpo considerablemente, desde la cabeza hasta la punta de los pies.

Aunque seguía sin entender ¿cómo sucedieron las cosas? ¿Cómo es que Neil entró a ésta casa? ¿Por qué traía esa cara? Parecía un maníaco sexual.

(Te voy a foll*r bien duro como la put* que eres, una put* con cara de niña buena e indefensa)

Él será hijo de put*, ¿qué diablos le pasó? ¿Habrá sido porque no fui a su departamento? ¿Definitivamente debo hablar con el doctor Wells? El padre de William debe de tener su contacto, sea como sea es uno de los mejores médicos de Londres.

Dejo la cama a toda prisa, sintiendo la frialdad del suelo, evadiendo el punzante pero corto dolor repentino de mi tobillo, de las costillas, los brazos, casi todo. Parezco una rayo, corro al lavabo del inmenso baño –madre santa, parece otra habitación, o incluso la suite de un hotel cinco estrellas– me escondo en uno de los muros que da para la bañera.

Quería llorar, llorar silenciosamente como siempre hago. Sin que nadie me viese. Pero me encontraba con la portátil de William en mis manos. Debía actuar rápido, no quiero que me vea con las manos sobre lo mal hecho. Tampoco es que hiciera algo malo, sólo busco el contacto de Wells.

Comencé a teclear. Gracias a dios no tiene contraseña, lo más seguro porque es compartida. ¿Dónde estarán los contactos? Mira bien Alondra, ¡mira bien!

El corazón parecía querer salirseme por la boca, pero no pasaba por el nudo repentino en la garganta.

Neil Hawk (objetivo)

Fue entonces cuando aquella carpeta me dejó totalmente atónita, alejándome de lo que inicialmente buscaba. ¿Objetivo? ¿De qué se trata esto? Será que aquí tienen oculto todo acerca del playboy.

[¡Abrelo! ¡Invesgiga!] me gritaba mi subconsciente escondida tras una pared oscura. Obedecí y le di doble click.

Comenzaron a aparecer entonces fotografías de Neil en el colegio. Empezaron a brotar lágrimas sin cesar de mis ojos. Neil rodeado de mujeres, consumiendo drogas, con fachas deplorables, bebiendo, borracho entre las esquinas, por los callejones.

¡Dios mío!

A esto se refería él con su pasado. Por esto me quería lejos de él. Observaba su rostro en las imágenes y no podía evitar abrazar la portátil sollozando. Me lastimaba saber que pasó por todo ello y no estuve a su lado, no podía creerme lo auto destructivo que era.

Continué viendo, salen fotos entonces de cuando tenía dieciocho. Cuando debía pasar el servicio. Hay fotos de él con el uniforme, con distintas armas.

Perfecto dominio de las armas de fuego, Neil Hawk, es el estudiante número uno de los expedientes.

Fue uno de los e-mail que recibió el padre de William, no, no. No era para su padre era para él. W.E claro, William Edwards. Mandó a que espías vigilasen la vida de su primo, cada movimiento de Neil está en éstas imágenes. Inclusive un vídeo. Definitivamente no sé que pensar.

21/8/2020

Señor, tenemos al punto en la mira, dada la orden le ponemos fin al objetivo.

Podía ver como le apuntaban con una franco a Neil, este se veía calmado como si no estuviese sucediendo nada. Lo tenían todo planeado, estaban desde los edificios para poder disparar sin ser vistos. Joder, ¡William trató de matar a Neil! Esto no me lo esperaba. Estoy en las garras del lobo.

••Abran fuego.

La voz de William inundo aquel vídeo, él mandó a matar a Neil. Él nunca hizo nada malo y siempre dijo la verdad. Tenía su permiso de armas, claro, estuvo de militante. Por ello es que tiene tan perfecto dominio de cualquier arma.

Está familia es de locos, dios santo.

Aceptado señor.

Cuando este fue a disparar un balazo le atravesó la sien, cubriendo de sangre la cámara con la que grababan, la cual también recibió un disparo. Neil se percató. Por eso es que no soporta a William.

Pero ¿para qué tener ésos documentos si podrían descubrirte? Aquí hay datos de falsificación, mensajes que él le hace a un abogado y un empresario para que le resuelvan datos falsos para discriminar a alguien.

¡Quiere meter a Neil en la cárcel!

Como sucede en casi todo el mundo, el dinero hace maravillas. Te salva de ir preso, incrementa la corrupción, la falta de honestidad, la falsedad. Por ello es que el mundo está como está, lo más bonito es... ¡Que nadie hace nada al respecto! Menuda mierda.

Pues no me da la gana. Salí corriendo del baño y comencé a rebuscar mi móvil, debo de tenerlo por acá. Pero ¿dónde? Revisé en casi todos lados, pero no encontré nada. La otra habitación. Obvio. Él no quiere que vaya, ¿por qué será?

Me colé por el pasillo vigilando a ambos lados, entré en la habitación y me percaté de que todo estaba tal y como lo dejé antes de acostarme ¿qué está pasando aquí?

Me acerqué a las sábanas, donde pude contemplar unos extraños polvos blanquecino. Decidí tomar un poco de ellos en el colgante que me dio Bertha para guardar la pequeña fotografía que tengo con la tía Charlotte y con Casey cuando éramos niñas. Eso me servirá de muestra.

Vi mi móvil entonces rápidamente volví a colarme en el lavado. Busqué la portátil, nerviosa, temblorosa, preocupada. Seleccionando cada e-mail enviado y recibido, fotografiando todos. Borré los papeles originales, las copias, la carpeta de Neil. Todo de seguridad, copia y respaldo, incluso entrando en otros dispositivos como su laptop, el monitor, su móvil. Con mucho cuidado de no saltar las alarmas, seguí husmeando y encontré carpetas con distintos nombres.

Charlotte Wood Beckham (Cumplido)

John Wells
(Fracasado)

Bertha Bramson Galli
(Objetivo en espera)

Casey Brown Wood
(...)

Alan Brown Ainsworth
(...)

Jinny Hawk Mayer
(Cumplido-perdida)

Neil Hawk Mayer
(Caso fallido)

James Mayer Sellers
(Cumplido)

Alondra Brown Wood
(Proceso)

Henry Stone Wood
(En busca)

No hago más que fotografiar cada una de esas carpetas, se irán a la mierda. Esto no terminará como siempre pasa, no le harán más daño a gente inocente, conecté mi móvil para trasladarlas a mis archivos.

La copia demoraba mucho por lo que comencé a indagar en algunas, aquí hay imágenes de lo sucedido con mi tía Charlotte, imágenes de aquel pelirrojo hablando con ella, con un portafolio negro en brazos.

¡Mi sueño era real! ¡Le buscan!

Me adentré en la carpeta y comencé a ver fotografías de él. Al fin consigo ver bien su rostro.

¿Por qué William tiene todo esto?

¿Por qué hay un archivo con el nombre del abuelo de Neil?

¿Por qué en mi archivo soy Brown Wood, al igual que Casey?

¿Qué está pasando?

De repente unos pasos me dejan petrificada.




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