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Capítulo 25


Me acomodé la almohada y clavé la mirada al techo de la habitación, justamente como la noche pasada, si la tía Charlotte me viese durmiendo a las 17:15pm me mataría, éstas no son horas de dormir, pero me siento muy, muy agotada.

Un sueño súbito, dulce y profundo amenazó con cerrar mis ojos mientras pensaba en todo lo que había pasado hasta ahora, el accidente, la llamada de Bertha, mi esguince el cual Neil debió haber cuidado durante esos ocho días pues ya estaba mejor.

Neil, justo el punto en el que quería caer, su llegada, más bien, su regreso.

¿Por qué volvió?

¿Por qué ayudarme?

¿Por qué usarme?

¿Será verdad que es narcotraficante?

¿De verdad me utilizó para saldar una deuda?

¿Por qué no consigo sacarlo de mi cabeza?

Hoy en día no sabes debajo de que piedra pueda salir un sapo. Me volveré loca mientras el sueño me golpea para que caiga directo a sus pies.

Un agradable cosquilleo recorrió la extensión de mis piernas y los brazos, que, desde hacia ya un buen tiempo estaban muy cansados, se tornaban pesados. En un suspiro, sin poder resistirme llegó el sueño profundo que rozaba la inconsciencia junto a Morfeo nuevamente.

Como aquella noche, no pasé mucho trabajo para conseguir quedarme dormida al instante, hoy también, simplemente fue pan comido.

Alguien corría a mucha velocidad por lo que parecía un desvío de carretera, guiando al bosque, quería ayudarle pero simplemente mis manos no podían moverse en dirección a su cuerpo.

¿Pero quién era esa persona?

¿Qué hacía en un lugar así?

¿Por qué corría?

¿De qué estaba huyendo?

Tenía unos papeles en sus manos, parecía aferrarse a ellos con fuerza.

Ella no podía ni siquiera con su propio cuerpo pero aún así, corría cargando aquellos papeles en un inmenso portafolio, lágrimas escapaban por sus mejillas al mirar atrás, asustada, lloraba desconsolada.

Huía de algo o de alguien. Pero ¿De quién? ¿Quién sería capaz de dañar a personas inocentes?

Ella no le ha hecho daño a nadie. Me pregunto ¿por qué de eso? ¿Cómo estoy tan segura? ¿Acaso le conozco?

Puso su cuerpo para que no sufrieran el golpe proveniente de aquellos disparos en sus piernas. ¡Dios mío! ¿Qué es esto?

Sangraba y estaba perforada por una o dos balas.

Aquellas palabras me dejaron petrificada.

¿Charlotte?

¿Mi tía Charlotte?

¿Su tía Charlotte?

¿Él es familia de la tía?

¿Por qué no le conozco?

No me hace ninguna gracia dejarte éste enorme peso a ti sobre los hombros pero necesito que cuando sea el momento adecuado, tendrás que continuar con lo que yo he empezado, ve y encuentrala, a ella.

Por ahora no se le pueden acercar, pero sé que la buscarán, no quiero que le hagan daño, te encomiendo que estés al pendiente Henry, por favor, le entregas estos papeles por .

- ¡Corre, Henry! ¡Corre!

• • •

- Alondra...

Me encontraba tratando de salir del trance en el que me hallaba. El sueño tan profundo no me permitía abrir los ojos, me pesaban mucho los párpados, como si estuviese drogada, ése sentimiento me resulto familiar ¿qué diablos está pasándome?

No tenía ni la menor idea de como despertar, pero al igual que anoche luchaba para ello. Algo no iba bien, nuevamente.

Sentía que me estaban observando otra vez. Sentía que alguien me llamaba, que me incitaban a que saliera de la cama cuanto antes. Ojalá y sólo sea un sueño.

- Alondra...

No conseguía abrir los ojos, si así lo lograba era por unos segundos, luego volvían a cerrarse, entre esos cortos flash pude vislumbrar una sombra oscura al lado de la ventana, como si alguien de verdad estuviese en la habitación.

Quería gritar pero no podía despegar mis labios, ciertamente debía de estar drogada, algo debía dejarme así.

- Alondra, despierta...

Estoy sintiendo como nuevamente una amenaza me asecha, temo incluso abrir los ojos, tengo miedo de lo que pueda haber en la habitación, de que esa silueta junto a la ventana sea real.

Una punzada en el corazón me golpea, cosquillas en la boca del estómago al igual que la noche anterior. Debía despertarme.

¿Por qué no podía hacerlo?

Otra vez esa pregunta divagaba en mi cabeza. Nunca pasé tanto trabajo para ello, al contrario, desde que tengo uso de consciencia no puedo dormir bien, cuando lo conseguía era por pocas horas o me despertaba con facilidad por el movimiento de una pluma siquiera.

Saqué fuerzas de la debilidad e intenté levantar los párpados una vez más. Imágenes borrosas de la habitación a oscuras aparecían ante mi como sombras fantasmales de la misma maldita película de terror, ya era de noche.

Empecé a ser consciente del sonido de el agua, llovía ésta noche también, el viento volvía a acariciaba mi rostro.

¿El viento?

¿La ventana está abierta otra vez?

Intenté abrir más los ojos y dirigí la mirada a la ventana.

¡Estaba abierta de nuevo!

Intenté aclarar mi vista evaluando los alrededores. Todo estaba muy tranquilo, silencioso. El silencio nunca es bueno, no en situaciones así. Algo pasa, un sudor frío se concentró desde debajo de mi cabello, hasta la palma de mis manos.

¿Qué hacía la ventana abierta?

Antes de dormirme estaba cerrada, con seguro. Me sentía muy confusa.

¿Quién la abrió?

No veía a nadie dentro, esto me ponía los pelos de punta.

Me incorporé y toqué el suelo de la habitación con los pies, estaba helado, mojado incluso, el agua debió haber entrado. Lo palpé buscando mis converse negros que Neil me compró, miré el reloj y le di al botón de alumbrar para ver la hora.

No eran más de las once y veinte minutos, había caído rendida en la cama, aún así dormí tan sólo seis horas. Abrí los ojos, ya despierta del todo finalmente, contemplando la luz verde del reloj digital todavía, no me atrevía a mirar al frente. Pero debía hacerlo.

Me levanté y entonces vi algo que me dejó petrificada. Había un hombre oculto en las sombras de la habitación, podía ver su silueta entre el escaparate y la pared junto a la ventana.

Un hombre al estilo Caleb del libro de Jade, y cito las palabras exactas de Aileen -con las piernas y los brazos abiertos vigilaba como un animal que va en busca de su presa.- así me sentía yo, ¿quién es?

¿Qué hace aquí?

¿Cómo entró sin que le viesen?

¿Estaré soñando?

Asustada, alejé la mirada del reloj, y pensando en que fuese una ilusión la volví hacia aquel hombre. Ese tipo chorreaba de pies a cabeza, debido a la buena llovizna que caía fuera.

El corazón me palpitaba alocadamente en el pecho y la respiración se me descompasó. ¿Será que no podré volver a tener una vida normal?

[¿Alguna vez has tenido una?] susurro mi subconsciente escondida bajo las sábanas.

El hombre dio un paso en dirección a mí para que la luz que se colaba por la ventana lo alumbrase de pies a cabeza. Aquel hombre, vestido completamente de negro y azul, se había colado en la habitación, estaba observándome desde lo lejos.

¿Quién será?

¿Qué quiere?

Cuando al fin las luces del jardín que se filtraban por la ventana dejaron ver su rostro, todo dentro de mí pareció helarse.

¿Neil? Era Neil.

¿Qué hacía él allí, en casa de William?

Su mirada, su mirada era... oscura, sin vida, con una sonrisa plantada en el rostro, de oreja a oreja.

¿Qué está sucediendo?

¿Por qué sonríe?

¿Esa sonrisa?

¡Oh no! ¡Esa sonrisa...! ¡Es la misma que la chica psicópata!

Neil no para de observarme, me tiembla todo el cuerpo y apenas consigo mantenerme en pie.

¿Qué me sucede?

¿Por qué no puedo moverme?

¿Qué está pasándome?

¿Qué planea hacer?

¿Por qué no puedo moverme?

¿Por qué me mira así?

¿Qué le da tanta gracia?

Sacudió ligeramente la cabeza, como si de un loco de manicomio se hablase, me morí cuando le vi acercarse aplicando de nuevo el mismo gesto, ¡pestañea! Me gritaba a mí misma, ¡despierta!

Esperando a que la imagen viril del motociclista desapareciese de enfrente de mis narices, esperando en vano que fuese un sueño, una ilusión óptica, para nada, seguía tan firme y verdadera como el tenerle delante ésta mañana.

¿Qué diablos está pasando?

¿Qué estaba haciendo?

¿Por qué no podía salir corriendo de la habitación y gritar para que me ayudaran?

¿Acaso necesitaba ayuda?

En un abrir y cerrar de ojos, Neil se abalanzó sobre mí, me agarró de los brazos fuertemente y me aprisionó contra la pared cerca de la puerta.

El golpe fue bien duro y no pude evitar ahogar un gemido de dolor. Me dolía toda la espalda, las costillas, el pecho, la cabeza, pero eso era lo de menos...

¿Iba a hacerme daño de verdad?

¿Me iba a matar?

¿Será verdad lo que dijo William?

Quizás como he descubierto todo lo que hay detrás de su fachada ahora quiere matarme, lo más conveniente para él es el no dejar cabos sueltos, yo... soy uno de ellos.

- Neil ¿qué haces? - masculle muerta en miedo.

- Cobrar algo que me debes, perdí mucho personal por tu culpa, niñita ridícula...- aquella voz que escapaba de sus labios no parecía ser la suya.

Para nada, si no fuese porque le tengo enfrente diría que no es él, o no es él.

Neil me agarró del pelo ferozmente y con un tirón violento me obligó a echar la cabeza hacia atrás, sintiendo el crujir de mi cuello.

Ahogue otro grito. Un fuerte dolor me subía por toda esa zona, nunca antes me habían hecho eso. Seguramente me había dado un tirón muscular, algo dentro crujió debido al movimiento tan brusco y falta de cuidado.

Era un salvaje y estaba a solas con él, William de seguro estaba dormido, sabía también de sobra lo peligroso que podría llegar a ser desde que le vi dar aquellos disparos sin la menor compasión.

¿Qué planeaba hacerme?

- ¿Qué harás? Neil. ¿Qué me vas ha hacer? - mi voz se quebraría de un segundo a otro.

- ¿Qué te haré? - con la mano libre me acarició la garganta, la clavícula y el canalillo de los pechos.

Apreté los labios y sentí como los ojos se me humedecían. Mi cuerpo ya no reaccionaba a sus caricias, ¿realmente era Neil?

Neil sería incapaz de ponerme un dedo encima.

¿Por qué William no escucha nada? Su habitación queda justo enfrente, ¿acaso no puede sentir los golpes pese a estar dormido? ¿Mis gritos? ¿Nada?

Tiró de la camiseta con una sonrisa cínica. Dejando ver mis senos, al descubierto por completo, la rasgadura de la fina tela llegó hasta la cadera, mientras sus manos apretaban ambas tetas.

Para nada podía ser Neil, me negaba a creer eso de él. No puedo creerlo.

- ¡Ayuda! - grité para recibir entonces una bofetada de éste, haciendo sangrar mi pómulo derecho.

- ¿Londra? ¿Qué sucede? ¿Tuviste otra pesadilla? - William se encontraba ya en la puerta, rascándose la cabeza.

Fue tan rápido que ni siquiera sentí cuando fue que la abrió.

- ¡¿Londra qué te ha sucedido?! - ante su mirada gravemente preocupada caí en cuenta de que estaba desnuda de caderas para arriba.

Alce mis brazos y cubrí mis senos, tenía frío, miedo, de todo un conjunto de emociones no aceptadas, no deseadas en éstos momentos.

Mi vista se clavó en las penumbras que habían entre el escaparate y la ventana de donde aquel maniático me miraba sonriente, podía escuchar su voz en mi cabeza.

- No te librarás de mí, he venido a hacerte pagar. - estaba aterrada, más todavía cuando en un abrir y cerrar de ojos, ya no estaba allí... Quería morir... - ¿Me buscabas?

Miré en dirección a William, que se encontraba en la puerta, para mi sorpresa, terrible sorpresa, Neil estaba en su lugar, era como si se hubiese desvanecido y aparecido ahí sin más.

No pude evitar ahogar un grito y dejarme caer al suelo, asustada arrastrándome hacia la cama, imágenes borrosas de William acercándose en su lugar cruzaban por mis pupilas.

- ¿Londra estás bien? - pero volvían a desvanecerse como si del viento se tratara. - Tranquila, sólo quiero follarte bien duro para que me pagues como se debe Wood, como la puta que eres, una puta con cara de niña buena e indefensa. A mí no me engañas. - comencé a gritar y de repente todo volvió a oscurecerse.

Sentía la voz de William en mi cabeza, pidiéndome algo, sólo que no alcanzaba a entender siquiera las primeras palabras.

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