Capítulo 24
Alguien corría a mucha velocidad por lo que parecía un desvío de carretera, guiando al bosque, quería ayudarle pero simplemente mis manos no podían moverse en dirección a su cuerpo, yo no estaba allí en ese momento, como era lógico, no podría ayudar.
¿Pero quién era esa persona?
¿Qué hacía en un lugar así?
¿Por qué corría?
¿De qué estaba huyendo?
Era mujer, tenía unos papeles en sus manos, parecía aferrarse a ellos con fuerza y esquivaba árboles, piedras, ramas, a pesar de sentirse débil, y sofocada ante la plena luz del sol, un sol radiante que podría decirse fuese de verano en pleno mediodía, con todas sus fuerzas vertidas sobre la humanidad, más explícito, algo extraño, sobre la cuidad de Londres.
Ella no podían ni siquiera con su propio cuerpo pero aún así, corría cargando aquellos papeles en un inmenso portafolio, lágrimas escapaban por sus mejillas al mirar atrás, asustada, lloraba desconsolada.
Los llevaba en brazos, ya que repentinamente dió un salto para subir de nuevo a la carretera. Necesitaba pedir ayuda, poder escapar. No tengo ni idea de para que lo hizo, ya no podía caminar bien, visiblemente, estaba demasiado vulnerable.
Huía de algo o de alguien. Pero ¿De quién? ¿Quién sería capaz de dañar a personas inocentes?
Ella no le ha hecho daño a nadie. Me pregunto ¿por qué se de eso? ¿Cómo estoy tan segura? ¿Acaso le conozco?
La mujer cayó violentamente con aquellos papeles bien amarrados a su pecho. Puso su cuerpo para que no sufrieran el golpe proveniente de aquellos disparos en sus piernas.
¡Dios mío! ¿Qué es esto?
La mujer dirigió la mirada a sus piernas mal heridas, doloridas. Sangraba y estaba perforada por una o dos balas que no consiguieron atravesarla por ello le quemaban la piel, sentía como se movían dentro de sí.
Aunque le satisfacía el haber perdido un poco de vista a aquel perseguidor, o perseguidora.
— Tía Charlotte, tía, ¿qué te sucedió? — aquellas palabras me dejaron petrificada.
¿Charlotte? ¿Mi tía Charlotte? ¿Su tía Charlotte? ¿Él es familia de la tía? ¿Por qué no le conozco? ¿Por qué le hicieron eso?
Ella no le hizo daño a nadie, quería moverme pero no lo conseguía. Me siento entumecida. De algún modo he escapado de mi cuerpo y soy de pronto una observadora accidental de la tragedia que se está desencadenando enfrente de mis ojos nuevamente.
¿Por qué mi tía Charlotte?
El corazón seguía dándome vueltas, eso no era justo.
—Henry... —dijo mi tía a aquel joven vestido de gimnasia que trataba de socorrerla, agarrándolo por los hombros para que le mirase, estaba aterrado por lo que veía.
Tendría no menos de unos veintisiete años aparentemente. Pero debe de tener en realidad mi edad, o ser menor que yo.
—¿Estás muy herida tía Charlotte? —la inspeccionó angustiado mientras luchaba por no desmoronarse, era demasiado para él.
—¿No? — más eso sonó a pregunta
— Haber Henry, mírame.
Toda su atención se colocó en el rostro de mi tía. Se veía hermosa, pero su voz se quebraba de miedo.
¿Era pelo, pelo rubio, abatido y despeinado con pintas de barro, y hojas lo que veía aquel joven?
Sí, exactamente.
¿Ojos... verdes? Tan verdes como dos resaltantes esmeraldas.
— Sí Henry, estoy muy herida, tengo dos balas en cada pierna que me impiden caminar — continuaba la mujer de rizos dorados.
Volvió a desviar la mirada hacia el camino, para ver si alguien se acercaba.
Miró nuevamente concentrada al pelirrojo asustadizo que ante ella se hacía el fuerte a pesar de tener las lágrimas a punto de escapar de sus enormes ojos azules, rozando el trozo de tela negra de su propia camisa con sus temblorosas manos.
Miró el hombro de la tía Charlotte que también sangraba debido a la caída. Se sentía tan asustado, podía verlo, es como si le fuese a dar un desmayo al ver tanta sangre.
—Henry, mírame a los ojos, olvídate de que estoy sangrando.
— Es algo difícil, tía Charlotte.
—Mi príncipe, olvida eso. — el joven hizo un gesto a medias de que lo intentaría con todas sus fuerzas y se concentró en aquella cabellera rubia. — Bien cielo, así. Muy bien, eres muy valiente, lo sé. Recuerda que yo te amo mucho, no te olvides de eso, por si algo llegara a pasarme. No me hace ninguna gracia dejarte éste enorme peso a ti sobre los hombros pero necesito que cuando sea el momento adecuado, tendrás que continuar con lo que yo he empezado, ve y encuentrala, a ella. — le mostró algo al encender el móvil, y el pelirrojo asintió — Ella está en éstos momentos en un lugar a donde por ahora no se le pueden acercar, pero sé que la buscarán, no quiero que le hagan daño, te encomiendo que estés al pendiente Henry, por favor, le entregas estos papeles por mí. Trata de que nadie los vea, ni siquiera tus abuelos, en el momento justo se los debes entregar, mientras mantente alejado ¿te acordarás de todas y cada una de las cosas que te he dicho mi sobrino? ¿Sí? Qué orgullosa estoy de ti... Ahora quiero que corras lejos, muy lejos de mí, sin detenerte, al estar fuera de su vista estarás más tranquilo, hay unos objetos también dentro de ese portafolio, no los puedes perder, cuando te veas en apuros por lo que te pido, desiste, pero de lo contrario, inténtalo, ella necesita recordar muchas cosas, necesita saber de donde viene, ellos te guiarán — señaló la rizada al cielo, haciendo la cruz — Si tienes miedo de lo que pido, debes llevárselo al mayor de los Hawk, o al profesor Wells, tu maestro ¿te acuerdas de Wells? ¿Recuerdas dónde están ellos? Buscalos, sigue sus pasos, ellos no se negarán.— hace una corta pausa —Henry… — mi tía Charlotte alargaba la mano hacia él hasta que se la coge —Mi pequeño, Henry. Hace tiempo que no me ven la cara, pero debes decirles de parte de quien vas. ¿Recuerdas aquel pueblo un poco lejos de Londres? ¿Recuerdas aquel lindo jardín del que te enseñé quedaba en mi casa? No queda muy lejos de donde la encontrarás, mi vida. Tal vez sea un poquito apartado de tu zona de confort, pero estarías más protegido si para ese entonces ya te has involucrado del todo, allí podrán reunirse, Hawk sabe dónde, él te dirá todo lo que en algún momento, sé que olvidarás, de ésta forma podrás ayudarlos ¿Sí, sobrino? Por Jesús... —susurró acongojándose. —¿Por cuántas cosas no te haré pasar mi pelirrojo? — el chico miró a la mujer rubia que tenía enfrente con adoración, como si fuese una santa para él. — Mi niño, no mereces nada de lo que está sucediendo, pero, ella podrá ayudarte a que te encuentres a ti mismo, y desveles todos esos secretos que oculta nuestra familia.
La mujer se sacudía mientras lloraba. Henry parecía cada vez más confuso y asustado. Pero acepto
—Ven aquí cariño—rogó ella.
¿Quién será la madre de Henry? O su padre, deben de ser familia de la tía Charlotte, él corrió hacia la de cabellos dorados y la abrazó sollozando, quebrado por completo.
Ella sentía que estaba feliz con aquel pelirrojo, con saber que podría hacer algún bien, y que también él lloraba.
—Más de dieciséis años en busca de una verdad que siempre estuvo delante de mis narices ¿A cuánta gente ella planea hacer sufrir? Se ha convertido en una asesina, ya ni la reconozco, no es nadie para mí, alejó a una niña de su madre, privó a una mujer de su hija, a un hombre de su esposa, a un abuelo de su nieta, ella es un monstruo... —dijo ella limpiándose las lágrimas con rabia contenida.
De repente comenzó a sentir de nuevo los disparos desde la lejanía.
—¡Corre, Henry! ¡Corre! — éste se levantó pero planeaba quedarse a ayudarle, otra bala más perforó su pierna izquierda, la tía Charlotte le lanzó el portafolio, Harry frenó en seco, horrorizado, pero no le fallaría a su promesa y hecho a correr, sin mirar atrás —¡Corre!
• • •
—¡Tía Charlotte! — grité desesperada, otra vez ese maldito sueño, ¿por qué me atormenta?
¿Quién es ese chico?
¿Será eso real?
No podía contener las repentinas ganas que me entraron de llorar. Pero la puerta comenzó a abrirse.
—¿Londra? ¿Paso algo? — sus hermosos ojos azules me observan con atención y preocupación.
—Sí, sólo ha sido una pesadilla. — musito por lo bajo.
—Me alegra que estés bien, ¿cómo dormiste?
—Bien, obviando esto, todo bien — mentí, quise pensar que aquello fue tan sólo una invención de mi cerebro producto de ese sueño tan pegadizo. —¿Qué horas son?
—Bueno, no quise despertarte, parecías muy agotada...
—William ¿qué hora es? — él me observa impasible sin contestar, y consultó su reloj.
—Las 13:50pm, lamento no haberte despertado antes, no te enojes conmigo. — mascullaba por lo bajo.
—Will, he pasado por mucho, mi cuerpo aún no se ha recuperado del todo, creeme, no tengo porque enojarme contigo, más bien me enojo conmigo misma.
—¿Quieres tomar algo?
—No gracias... Mi apetito está por el piso.
—¿Qué tal si hacemos algo? En lo que necesitabas ayuda mi lady, puedes decirme, nos movilizamos desde ahora.
—¿En serio me ayudarás?— él asiente, bajamos las inmensas y extensas escaleras para sentarnos en las sillas de la barra en la cocina.
—¿Segura que deseas contarme lo ocurrido? No quisiera hacerte sentir incómoda.
Asiento. A pesar de haber repetido toda aquella situación duele tanto como cuando me encontraba en ella. Es incluso peor, ya que no consigo sacar de mi cabeza lo que me dijo William y tal vez, pasé por todo ello por culpas de Neil.
El hecho de contárselo a William es casi una liberación, y me consuela saber que al menos había una persona que no me mintió en lo absoluto, además desea ayudarme.
Él me escuchaba inerte como una piedra, hasta tal punto que no sé ¿en qué estará pensando? Quiero saber qué opina de lo ocurrido, de que su primo posiblemente esté involucrado. De mí, ¿qué pensaría de mí luego de decirle lo que me hacían esos cerdos?
Aunque cuando terminé, saltó, cargado de energía furiosa. Nunca antes lo vi así, perdió la serenidad de su rostro en fracciones de segundos.
—¡Pero ¿qué demonios le pasa al hijo de... de Neil?! Es que no me lo puedo creer. Yo que pensaba que casi se estaba convirtiendo... en una mierda de persona con todo lo que hasta ahora ha hecho... y va y hace... ¡esto! ¡Qué ya le he dicho a la tía que él más gilipollas no puede ser! No me puedo creer que te haya involucrado a ti, precisamente a ti, en algo como eso, definitivamente no sirve. ¿Por qué iba a perder a la única persona que confiaba en él? Sólo para saldar deudas, es increíble las cosas que se hacen por dinero, Neil no podría ser más rastrero — me comienzo a secar las lágrimas que brotaban sin permiso alguno por mis mejillas. — Oh, Londra, ven aquí... —me da un abrazo y yo me seco los ojos otra vez, algo rabiosa por estar llorando.
Aunque ya no tengo fuerzas, ni físicas ni mentales, para sollozar, a cada minuto que pasa siento que me alejo más y más del ser humana, me vuelvo, una muñeca.
—No quiero llorar más.— afirmo decidida.
—Eso es lo correcto, Neil no merece ninguna de tus lágrimas, nunca las ha merecido. — William acariciaba mi cabello mientras sacaba la portátil de su mochila. —Dime exactamente, ¿qué buscamos? — me revolví en su regazo para mirarle.
Esa proximidad con sus labios, ese bronceado tan divino, sus mechas doradas, quería besarle, pero entonces vienen a mi mente aquellos labios color frambuesa que me dejaron sin aliento.
No conseguía olvidarlos, lo peor, es que mi cuerpo respondía a ellos, anhelaba tenerlos nuevamente.
¿Por qué?
¿Por qué es tan difícil sacármelo de la cabeza?
—¿Londra? ¿Sigues ahí?
—Sí, mmm... Buscamos unos documentos de nacimiento.
—¿De quién?
—Míos... — noto como éste me evalúa atónito.
—¿Tuyos? ¿Puedes explicarme con más detalle?
— Claro, mi tía Charlotte trató de averiguar ¿de dónde provengo? ¿Quiénes eran mis padres? ¿Qué les sucedió? ¿Por qué no estoy con ellos? ¿Por qué me dejaron atrás? Como eso, muchas incógnitas más en mi vida, pero terminó con dos balas en cada pierna, un coma prolongado, y una salud quebradiza.
—Ok, veré entre las cosas de mi padre, él debe de tener acceso a todo eso, esperame un poco... — de repente observando la pantalla su cara empalideció del tiro.
Mensaje:
Jinny escapó, joven W.E la hemos perdido.
Instituto de Psiquiatría
Me incline levemente para poder observar que le había puesto tan nervioso de un momento a otro, conseguí apenas leer el primer mensaje antes de que William cerrase con las manos temblorosas el correo.
—¿Quién es Jinny? — pregunté confusa por aquel mensaje.
—Nadie, ha de ser... una de las tantas tareas que tiene mi padre, ya sabes... — su voz mostraba un nervio que él quería ocultar, pero no lo conseguía tan fácilmente.
[Algo aquí no está bien, debes avisarle al chico peligroso] me restriega mi subconsciente asomando su fea cara.
No le doy importancia, continúo en el regazo de William, más mis pensamientos se alejan considerablemente pensando en Neil. En sus labios color frambuesa, ésos ojos esmeralda que me enloquecen, sus tatuajes.
En cuestión de nada ya tengo el corazón disparado, ¿qué me sucede? Neil es un delincuente, mete eso en tu cabeza despistada Alondra Wood, te ofreció a esos cerdos para saldar sus deudas.
[Si hubiese sido así no habría ido a salvarte, estúpida, ¿para qué querría ensuciar su reputación? ¿Haber? Deja de hacerle tanto caso al chico perfecto, recuerda que las apariencias engañan. El niño bonito no siempre brilla como el oro. A veces está podrido por dentro, el hecho de que el motociclista halla cambiado no significa que sea un narcotraficante de drogas, armas y mujeres para esclavas sexuales]
De pronto siento que el corazón se me parte en dos.
¿Y si fuera verdad?
¿Y si Neil no tiene nada que ver en esto y sólo quiere ayudar?
Si es así no me lo va a perdonar nunca. Sacudo la cabeza en forma de negación, necesito irme a la cama, últimamente no me separo de ella, quiero pensar, colocar las ideas en su lugar, estoy hecha todo un lío.
—Will, subiré a recostarme nuevamente, y gracias por el zumo.
—¿Pasa algo? — se levanta rápidamente tomándome de la mano, me está apretando considerablemente la muñeca.
—Sólo necesito descansar, me siento, no sé, más agotada de lo normal, si encuentras algo ¿me avisas? — volvió a soltarme y se incorporó a la barra más calmado.
—Claro, no te preocupes — coloqué el vaso al lado del suyo y subí las escaleras.
Examiné el cuarto, la luz del baño la habían cambiado. Me acerqué a la ventana y la cerré poniéndole seguro. Realmente me pesa mucho el cuerpo.
[Y es aquí donde se aplica el dicho: Confianza mató a peligro]
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