—¿Estás seguro de lo que estás a punto de hacer? —. La joven lo miraba inquisitivamente por milésima vez desde que el adolescente frente a ella había acudido en su ayuda. Éste tragó duro, mentiría si no diría que había dudado mucho, pero ya había tomado su decisión —Recuerda que toda acción tiene su... —.

—¡Sí, sí! Toda acción tiene su consecuencia, ya lo sé, lo he escuchado miles de veces. Ya pensé mucho tiempo, mejor empecemos con esto antes de que me arrepienta —. Interrumpió JaeBeom, acompañado de un ademán con sus manos que indicaba que dejaran la habladuría y comenzaran con lo importante.

—Ok, ok, no tienes porqué alterarte. Es que, ya sabes, habías sido tan terco con el tema de no involucrarte con la magia que realmente me lo estaba creyendo, ¡pero sabía que tarde o temprano llamaría tu atención! ¡Jaja! —. La joven soltó una risotada de lo más feliz, como si estuviera cumpliendo su mayor sueño, y el chico rodó los ojos impaciente, ¿en serio tocarían ese tema otra vez? Pero después de tantos años negando su legado, no era raro que hubiera estado tan sorprendida.

—Y preferiría no hacerlo, pero así de desesperado estoy —. Soltó un bufido, si se detenía a pensarlo demasiado, la mayor razón por la que dudaba en hacer aquel pequeño acto de magia sería que tendría que involucrarse en, justamente, la magia —Busqué tu ayuda para tener que involucrarme un poco menos, ¿por qué me haces ser quien haga el amarre? —. Aprovechó a relucir su idea menos favorita del plan.

—Primero, será mas fuerte y duradero si lo haces tú mismo, el amor sincero lo hará más efectivo ¡iiih, estoy tan emocionada, mi pequeño primo favorito está enamorado! —. No pudo evitar dar un par de saltitos y agudizar su voz con dicha emoción, pero la mirada de JaeBeom escondía su vergüenza con irritación, por lo que se detuvo, ya había molestado demasiado al muchacho. Carraspeó antes de continuar con su lista —Segundo y más importante... nomequierometerenproblemas —. Habló tan rápido y sin pausa que casi no se le lograba entender, y JaeBeom volvió a soltar un suspiro, sabiendo a lo que se refería.

Ambos sabían lo que estaban haciendo, sabían que podrían meterse en problemas por intentar jugar con fuerzas mayores que no pueden y no deberían intentar controlar, y aunque probablemente no estén conscientes de la verdadera gravedad del asunto, sabían que podrían ser retados y a pesar de todo no podía aceptar que su prima tomara un castigo por una idea que era suya.

—Olvídalo, sólo empecemos de una buena vez —. Dijo con resignación, mucho más nervioso de lo que podía aceptar. La joven asintió efusivamente antes de abrir el gran y viejo libro que se posaba en el escritorio frente a ellos.

—Espero que realmente estés listo para esto, JaeBeom —. Anunció, con un semblante más serio que antes, lo que aumentó los nervios del mencionado, pero simplemente se limitó a asentir mientras se preparaba para hacer lo que su prima le indicara.

A punto de descubrir porqué no hay que jugar con el destino de las personas, sin saberlo.