Capítulo 34
-Por suerte, no todas las casas sufrieron daños -mencioné mirando aquellas.
-Sí, tendrán donde descansar mientras recontruimos la manada -responde Alex.
Él y yo íbamos hacia la casa del Alpha. Notamos desde afuera que tampoco había sido dañada, ya que estaba lejos de donde hicieron los ataques. Entramos para ver como estaba por dentro, se veía exactamente igual... aunque sí habían un par de cosas tiradas, seguramente se habían caído con la prisa de todos al salir.
-Ya está atardeciendo... Es mejor descansar -menciona Alex.
-Ve tú... Yo creo que vigilaré que los Dioses no intenten nada mientras todos duermen.
Antes de que dijera algo salí volando de nuevo y fui hasta el tejado, noté que mis pinturas estaban bien... no tenían nada, solo un poco de suciedad. Me acerqué a juntarlas y colocarlas en una esquina. Solté un suspiro profundo y pesado, no podía dejar de pensar.
-Cuando dije que era mejor descansar... lo decía para ti también.
Alex sube al tejado conmigo. Se acerca y yo me senté en el borde.
-No creo poder dormir de todos modos...
-Oye... -se coloca frente a mí, sujetando mi cintura-. Vamos... haz el intento.
Me toma de las manos y me hace caminar hasta salir del techo, yo mantuve mi cabeza agachada mientras lo seguía. Me llevó hasta la habitación y yo fui directamente a la cama y me acosté.
-No puedo, volveré arriba.
Antes de que pueda levantarme, Alex me hace volver a acostarme y se coloca sobre mí impidiendome el paso.
-Ni siquiera hiciste un intento -Alex suspira-. Amaris... Sé que piensas que todo esto es tu culpa, no lo es... Son los Dioses los que quieren usarte.
-Pero...
-Nada. Deja de pensar eso -él acaricia mi rostro hasta quitar un mechón de cabello de enfrente.
Su amabilidad y cariño estaban pudiendo conmigo. Pronto mis ojos se llenaron de lágrimas y cubrí mi rostro para que no me viera así.
-No sé que hacer... Pienso que la única solución para que los dejen en paz es si acepto la unión con Lucian. Los Dioses...
Escuché su gruñido antes de sentir como se acomodaba para luego agarrar mis muñecas y colocar mis manos pegadas a ambos lados de mi cabeza.
-¿Crees que yo aceptaré eso? ¿Que te vayas con alguien más? Amaris... Pueden los Dioses estar en contra pero tú no te irás... -suelta una de mis manos y me agarra por las mejillas-. Me perteneces tanto como yo a ti, pueden cortar nuestro lazo de Mates y yo aún así pelearía por ti.
-Morirás antes de siquiera hacer algo... -comenté.
-De algo me han de servir los dones que los Dioses me dieron. No puedo morir tan fácil si sé que tú estás en peligro.
Me suelta pero yo extendí mis brazos hasta su cabeza y lo atraje a mí para besarlo con intensidad. No quería dejarlo, no quería que me unieran a alguien más... Solo quiero estar con Alex.
-No quiero a nadie más que a ti, Alex... -murmuré abrazábdolo-. Quiero quedarme contigo, quiero estar a tu lado...
-Yo también quiero eso. No permitiré que me separen de ti, iría al infierno y regresaría las veces necesarias por ti.
-Cerbero no te dejaría... -me reí con amargura.
-Él solo es un perro gigante... No me importa.
Sentí que besaba el hueco de mi cuello y mi piel se erizaba al instante. Me separé para verle al rostro y entonces solté algo que quería decir de hace mucho.
-Márcame... Alex.
Él abre los ojos de par en par y mira mi cuello como si lo estuviera considerando.
-¿Es posible?
-Seré hija de una Diosa pero la marca funcionará igual como si fuera de este mundo...
Acaricié su mejilla y besé sus labios nuevamente con un poco más de lujuria para incitarlo a hacerlo.
-¿Segura?
-Completamente segura...
Alex me mira con un brillo intenso en los ojos, baja la mirada a mi cuello pero asiente como respuesta. Besa mis labios haciendo que el ambiente cambie, era más caliente... Sus besos bajan a mi cuello, sentí el filo de sus colmillos rozando mi piel antes de perforarla.
Jadeé por el dolor mientras mis manos se aferraban a él. Cerré los ojos pero deslice una de mis manos por su pecho y la apoyé en donde estaba su corazón. Alex termina de marcarme y me mira confundido mientras apoya una mano en su pecho.
-Esto que te doy es mi don para ti... El control total de la noche. Será como esta marca que tú me has puesto a mí, porque nadie más puede darte esta bendición más que yo.
Alex estaba sorprendido pero yo volví a besarlo en los labios haciendo que volviéramos al ambiente lujurioso. Una de sus manos se posa en mi cintura, levantando mi remera y tocando mi piel. Mis manos no se quedan quietas y levanté su remera hasta quitarla y ver la marca que se había creado en su pecho.
La ropa empezaba a molestar, ser un impedimento entre nosotros. Cuando Alex me quitó la ropa no pudo esperar más para besar mis senos, atrapó uno de mis pezones con su boca y yo jadeé arqueándome.
-A..Alex...
Su otra mano se desliza por mi abdomen y llega hasta mis bragas que aún las tenía. Presiona por encima de ellas antes de deslizarse por debajo y tocarme directamente.
-¡Nhg...! Ah...
Suelta mi pezón para verme el rostro mientras él metía un dedo dentro de mí. La sensación invasora se hace presente, era extraño... Realmente nunca había hecho esto así que era nuevo para mí.
Alex se detiene pero se acomoda para quitarme las bragas y abrir mis piernas. Lo miré respirando agitada y él me sonríe de lado antes de hundir su rostro en mí. Me arqueé sobresaltada.
-¡Mhm...!
Su lengua acariciaba mi intimidad pero se metía por mis labios vaginales. Me hacía temblar del placer. Alex sabía mover su lengua y como besarme allí. Apreté las almohadas bajo mi cabeza hasta sentir un revoltijo en mi vientre bajo y entonces me sentí tan liberada, me había corrido bastante y Alex aún no se despegaba de mí.
-Mi Luna... -susurra Alex haciéndome vibrar por su tono de voz.
Lo miré cuando se enderezó y vi el gran bulto en su ropa interior. Jadeé por aquello, lo hice acostarse y me coloqué sobre él.
-Creo que debería hacerte el favor también... -comenté haciéndolo sonreír.
Agarré el borde de su ropa interior y se lo quité liberando su erección. Tragué grueso pero no sabía si era por nervios o por no poder esperar más. Decidí empezar, usando mi lengua para humedecerlo, luego lo agarré con una mano para empezar a masturbarlo mientras lamía su punta.
-Amaris... Hmg... -escucharlo gemir me hacía estremecer.
Mi mano se mueve más rápido y a la vez empezaba a meterlo en mi boca. Él inclinó su cabeza hacia atrás pero llevó una mano a mi cabello para sujetarlo. Me moví más rápido, sintiendo que hasta podía tocar mi garganta. Entonces él llena mi boca con aquel líquido espeso pero que, a diferencia de lo que creía, no sabía tan mal.
-Ah... Mi Diosa... -me mira refiriéndose a mí.
Me limpié la comisura del labio luego de haber tragado. Alex se levanta para moverme y tumbarme en la cama; se coloca entre mis piernas, abriendolas y presionando su miembro contra mi intimidad, no lo metía... sino que comenzó a frotarnos para humedecerme más. Entonces... cuando estuve preparada, presiona la punta y empieza a entrar.
-Alex... -me aferré a sus brazos que estaban a mis lados.
-¿Estás bien? -pregunta mirándome preocupado.
Asentí suspirando, en realidad no dolía... solo molestaba. No estaba acostumbrada a esto, entonces era normal que se sintiera así. Él siguió, hasta que ambos suspiramos aliviados por tenerlo completamente dentro de mí. Esperó a que me acostumbrara y cuando la molestia pasó, se lo hice saber.
-Puedes moverte...
Alex lo hace, empieza a mover sus caderas, entrando y saliendo de mí repetidas veces. Primero con movimientos controlados y lentos pero a medida que lo hacía no podía controlarse más. Terminó embistiéndome con fuerza, tocando el fondo y la parte más placentera de mi interior.
-¡A..Alex! ¡Mhmg...!
Aumentaba la velocidad y la dureza de sus embestidas, realmente me estaba gustando tanto que ni siquiera podía parar de gemir. Sus manos alcanzaron mis senos y se inclinó para besarlos mientras seguía embistiéndome. No pude soportarlo por más tiempo, y sabía que él tampoco...
-¡Ah... Nhg!
Alex y yo gemimos al momento de habernos corrido. Suspiré agitada mientras que él salía de mí y besaba mi frente. Sonreí aferrándome con mis brazos a él y dejando que se acostara a mi lado.
-Mi Luna... Te amo -lo miré sorprendida pero sintiendo que mi corazón se aceleraba.
-También te amo... Alex.
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