Narra Amaris

-¿De verdad? -pregunta Alex acercándose a mí.

-Sí... Tengo que saber que ocurre.

Me adelanté dejándolos a ellos a unos pasos atrás de mí, levanté una mano y creé un portal. Miré a Alex y le sonreí un poco.

-Tranquilo, ¿sí? Solo veré que está pasando.

Él me mira preocupado pero asiente. Yo me decidí y crucé el portal al instante, pero estando dentro algo me detuvo.

-¿Qué...?

Era como una barrera, intenté cruzarla pero mi madre la había puesto. Pronto me impulsó hacia atrás con fuerza y salí del portal cayendo al suelo com brusquedad.

-¡Amaris...! -Alex se acerca corriendo pero yo me apoyé en mis brazos.

-Puso una barrera... No quiere dejarme cruzar.

Me levanté y volé para tratar de cruzar la barrera a fuerzas pero ni usando mis poderes iba a conseguirlo. Mamá era poderosa, eso sin duda. Volví a ser lanzada fuera del portal pero esta vez, Alex me atrapa y antes de hacer otro intento el portal se cierra.

-¡No...! -me levanté y miré al cielo.

Alcé vuelo pero Alex sujeta mi muñeca antes de alejarme.

-¡Amaris, espera!

-¡Algo le pasa, no puedo dejarla así!

Me solté y volé tan alto y tan lejos en cuestión de segundos, pronto estuve en el espacio pero claro... yo era una futura Diosa, no me afectaría estar aquí. Estuve apunto de cruzar la barrera del reino para entrar pero esta también estaba protegida. Golpeé esta con ambos puños.

-¡Mamá!

Pude verla... del otro lado, ella me mira pero aparta la mirada apretando los dientes y cerrando los ojos. Levanta una mano y fue como si me empujara lejos de allí.

-Vete, Amaris. No regreses.

Aquellas palabras me dejaron paralizada, mis lágrimas se congelan nada más salir de mis ojos.

-¿M..Mamá...?

Entré a la atmósfera y la gravedad comenzó a estirarme hacia abajo. Mi espalda empezó a quemar por la velocidad a la que caía, pero no podía moverme... ¿Por qué mamá estaba así? ¿Por qué no quiere que vuelva? ¿Qué estaba sucediendo...?

-¡Amaris!

Miré de reojo hacia un lado pero noté que la manada estaba algo alejada de donde estaba cayendo. Seguía paralizada, golpeé el suelo creando un cráter. No me moví, mi cuerpo dolía pero más lo hacia mi garganta por el llanto que quería salir.

-Mamá...

Miré la luna hasta que se tornó borrosa por las lágrimas que empañaron mis ojos. Me senté con esfuerzo empezando a sollozar y entonces no resistí.

-¡Madre!

Grité con fuerza sabiendo que aquello fue escuchado hasta lo más lejos posible. Lloré a gritos adolorida porque mi madre no me dejara volver y saber que sucede. Incliné la cabeza hacia atrás mientras lloraba, no dejé de hacerlo ni cuando escuché pasos rápidos acercándose.

Se detienen a mis espaldas, pero él se acerca. Me rodea con ambos brazos y trata de consolarme mientras yo seguía llorando.

-Amaris... Mi Luna...

Me estrecha entre sus brazos y me deja apoyada contra su pecho. Me aferré a Alex sintiendo que gracias a él podría calmarme... No sabía que sería de mí sin él ahora mismo, me alegraba tenerlo. El llanto me agotó, la cabeza me dolía y solo quería que parara. Cuando me quedé sin lágrimas para botar fue cuando me había quedado dormida; Alex me carga en brazos y me saca del cráter.

-Vamos, pronto vendrán otros...

-Su poder es muy fuerte, mejor que use esto -escuché la voz de Jackson.

Alex me mueve un poco y sentí que colocaban algo en mi cuello, sabía que se trataba del collar de mamá... Mi poder se desvanece y Alex pudo acomodarme mucho mejor sin las alas de por medio.

-¿Qué le pasa...? -escuché la voz de la Mate de Jackson.

-Te lo diré después, no te preocupes...

Sentía que estaban caminando rápido para alejarnos del lugar. Me aferré a Alex aún soltando sollozos por la situación con mi madre. No comprendo, ¿qué sucedió? ¿Hice algo? ¿Está molesta conmigo? No sé nada... ¿Fue buena idea venir aquí? Quiero estar con mamá... quiero entender y saber qué sucede...

Mi mente comenzó a nublarse, ya no pude mantenerme consciente y me quedé realmente dormida y soñando. Pero no podía recordar, era como si el tío Morfeo tampoco estuviera... No pude soñar nada. ¿Algo pasaba con los Dioses?

Me desperté cuando el sol me alumbró al rostro. Intenté sentarme y mirar a mi alrededor suspirando cansada, no había nadie. Bajé la vista hasta el collar en mi cuello, me lo arranqué y lo lancé al otro lado antes de abrazar mis rodillas y esconder mi rostro en ellas. No tardé en escuchar pasos acercarse a la habitación y luego la puerta abierta.

-Mi Luna... -él se acerca despacio y me abraza de nuevo-. Todo estará bien, ¿okay? Resolveremos esto.

-Ni siquiera yo sé que pasa, ¿cómo esperan resolverlo ustedes? -espeté, en realidad no quería hablarle así pero no sabía cómo manejar mis emociones ahora mismo... Tenía que controlarme.

-Encontraremos la forma... No me gusta verte así, me destroza... Así que haré hasta lo imposible por ayudarte.

Lo abracé mejor, escondiendo ahora mi rostro en su cuello.

-Gracias...

-No tienes porqué...

Negué y me separé para observarlo. Apoyé mi mano en su mejilla y lo besé con intensidad.

-Desde que apareciste todo fue mejor, fuiste la mejor persona que jamás conocí. Ni siquiera los otros Dioses fueron tan amables como tú... Así que gracias...

Él acaricia mi mejilla con ternura y me mira sonriendo, pero entonces levanta su otra mano y me muestra el collar que hace un momento había tirado.

-No te enfades con tu madre aún sin saber que ocurre. Debe haber una razón para todo esto...

-Sí, lo sé...

Agarré el collar y lo observé un momento, tenía que saber que sucedía y si ella no me daba las respuestas que necesito entonces tendré que pedirselas a alguien más.

-Tengo que hablar con alguien.

Me levanté de la cama y miré el collar pero se lo dejé en las manos de Alex.

-¿Con quién? -pregunta confundido.

-Con... mi padre... -suspiré profundo-. El Dios Tiempo...

Pero no, no hablo de Cronos... Él ya está muy muerto. Sino que hablo de quien tomó su lugar después: Eón.

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Eón: Dios griego adaptado por romanos. Dios del tiempo eterno y de la prosperidad. No tiene comienzo ni final.