Capítulo 21
Terminé de darme los toques finales en el cabello y el maquillaje justo a tiempo cuando Alex entra a la habitación, él se queda en la puerta viéndome de pies a cabeza.
-Wau... -comenta mirándome fascinado.
Esa simple expresión me hizo sonreír y sonrojar al instante. Él se me acerca y me toma por la cintura sonriendo, el traje que él llevaba también le quedaba muy bien...
-Estás más hermosa que la misma Luna...
Ese cumplido de lobos me hizo sonreír, porque como todos saben... La Luna es lo más hermoso y majestuoso para los lobos.
-Entonces ¿soy más hermosa que mi madre? -enarqué una ceja.
Él ríe entredientes antes de besa mi frente y suspirar.
-No intentes meterme en un problema, mi Luna.
-Solo bromeaba.
-Aha -se separa un poco- ¿Estás lista?
Levanté el dedo índice indicándole que espere. Agarré mi bolso lo miré esperando no olvidar nada y volví a sonreír.
-Sí, estoy lista.
-Bien, entonces podemos irnos.
Me tiende la mano y yo la tomé sonriendo. Ambos salimos del departamento y regresamos al auto. Alex vuelve a abrirme la puerta y ambos nos subimos, él se pone en marcha y conduce por las calles no tan vacías hasta llegar a aquel restaurante. Ambos nos bajamos y Alex me toma de la cintura para entrar.
-Señor Stoll, sea bienvenido -habla el recepcionista sonriendo ampliamente como si le hubiera llegado la persona más importante del país-. Su mesa ya está lista, si serían tan amables de seguirme.
-Gracias Walter.
Alex sonríe y me mira antes de indicarme que lo siga. Así lo hice, Alex no soltaba mi cintura y podía ver que la mayoría de las miradas estaban sobre nosotros. Agudicé mi audición.
-Ese es el dueño de la empresa Lexstoll, la más grande del continente...
-Solo habían muy pocas fotos de él, no puedo creer que de verdad esté aquí.
-Jamás aparece ni en su propia empresa, es hasta más apuesto de lo que imaginé.
-Y viene con una mujer... es hermosa.
Dejé de prestarles atención cuando habíamos llegado a la terraza, la cual estaba reservada por completo solo para nosotros. No había nadie más y las mesas estaban apiladas a los lados para no molestar. Alex me acomoda el asiento antes de sentarme.
-Eres hasta más caballeroso de lo que pensé -comenté sonriendo.
-Bueno, creo que no me cuesta nada y hacerte sonreír me hace querer ser más atento contigo.
Me sonrojé ante su respuesta, Alex realmente sabe como hacerme sonreír y sonrojar. Él me sonríe mientras agarraba su menú que ya estaba en la mesa, yo agarré el mío y lo hojeé un poco. Cuando estuvimos listos el mesero toma nuestra orden y se va.
-Entonces... Esta empresa es muy famosa.
-Pues sí... nunca creí que lo sería tanto, en realidad solo quería algo pequeño que nos ayude con la manada -sonríe un poco.
-Pero eso "pequeño" ahora creció.
-Mucho... las ofertas solo llegaron, no sabía que estaba tomando buenas decisiones. Después de todo solo tenía quince cuando la creé...
-¿Cómo?
Él me mira sonriendo aún así y suspira sabiendo que ya no podía ocultar la verdad, así como yo. Notaba que yo estaba tan sorprendida y con ganas de saber.
-No quiero arruinar la noche, te lo diré todo pero...
-Te aseguro que no arruinas nada. Está bien si no quieres decirlo ahora pero solo quiero que sepas que si decides contarme en este preciso instante yo estaré encantada de escucharte.
Alex se me queda mirando un momento, teniendo una batalla interna en si contarme o no. Lo que lo hace reaccionar fue el mesero trayendo el vino que habíamos pedido y sirviéndonos a ambos, luego vuelve a irse; Alex agarra su copa y mira el contenido.
-¿Recuerdas como se había puesto Jackson cuando mencionaste a nuestros padres?
-Lo recuerdo... -respondí.
Alex bebe del vino en su copa y suspira tomando fuerzas para contarme la verdad.
-Pues fue porque sucedió algo que lo dejó realmente mal... Nuestros padres murieron cuando él tenía siete años y yo trece.
Me sentí mal al escuchar eso, no pude ni disimularlo. Él deja a un lado la copa, ni siquiera podía mirarme.
-No quiero entrar en detalles de como murieron, así que solo adelantaré a decirte que... La manada llegó a ser una de las más pobres y débiles, con trece años supe que tenía que hacer algo y me puse a estudiar lo que uno normalmente da en la universidad.
¿Cómo es eso posible? El cerebro de un niño no está tan capacitado para eso.
-A la edad de quince decidí empezar esa empresa... al comienzo tomé muchas malas decisiones, era obvio que pasaría. Solo era un pre-adolescente... aún un niño. Pero en dos años todo empezó a cambiar, mis decisiones, el curso de la empresa... Y finalmente pude llegar a donde estoy.
-Es admirable -comenté. Alex finalmente me mira pero un poco de reojo-. Siendo un niño ya pensabas como un adulto. Sacrificaste tu infancia por el bien de tu familia, tu manada...
-Creo que como futuro Alpha hice lo que cualquiera haría...
Negué, me apoyé más en la mesa y alcancé su mano que estaba sobre esta.
-Te aseguro que no todos... He visto más Alphas de los que te imaginas. Puede ser que aparente una edad mucho más joven y mi actitud infantil no ayude... pero mi edad no es la que crees, he visto mucho.
Él me mira por lo que acabo de admitir, en realidad no me gustaba hablar de mi edad pero tenía que decirle.
-La mayoría de Alphas, si están con algún problema, no saben que hacer, algunos incluso deciden abandonar todo por la desesperación... siendo ya adultos. Tú no. Y eso lo admiro y lo respeto Alex.
Él mira nuestras manos y delicadamente las mueve hasta tomarnos mejor de estas. Entonces levanta mi mano y la lleva hasta sus labios.
-Ahora me hiciste tener curiosidad... -comenta mirándome- ¿Qué edad tienes?
-¿Nunca te dijeron que eso no es algo que debas preguntarle a una mujer? -él sonríe sobre la piel de mis manos-. Más que tú, eso seguro. Pero no te diré por cuánto.
-Cualquiera que nos viera pensaría lo contrario.
Ambos reímos un poco pero le daba la razón. La comida llega en ese momento y nosotros dejamos el tema a un lado para comer, todo estaba muy delicioso.
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