La luz en ella
Aun estando envuelta por la luz solar, la joven se sentía inmersa en una profunda, fría e imponente oscuridad. Todo lo que sentía dentro de ella en ese momento era dolor y tristeza. En medio del vuelo, se detuvo en seco y se quedó flotando mientras pensaba en su pasado. Pensaba en aquellos bellos momentos que no regresarían. Pensaba en las risas que, cuando ella estaba triste, sus padres le sacaban haciéndole cosquillas. Pensaba en las historias que le contaba su padre y en las enseñanzas que su madre intentaba transmitirle. Pensaba en aquel proverbio, esa filosofía de vida, que le habían transmitido sus padres y que ella había prometido cumplir. Pero cuando pensaba en ello, no lograba sacarse todo el dolor que le habían provocado aquellos monstruos. No podía olvidar todo lo que le habían arrebatado.
De repente, sintió como un nuevo sentimiento la invadía. No era nada similar a lo que había sentido antes. Algunas lágrimas salieron de sus verdes ojos y se escurrieron por sus mejillas, pero no eran de tristeza o melancolía. Eran de furia. Estaba enojada con todos y cada uno de los oficiales y científicos con los que se había topado en su vida. Poco a poco un gran calor comenzó a recorrer cada arteria, cada vena, cada centímetro de su cuerpo. Luego ese calor llegó hasta sus bellos ojos y estos dejaron atrás su color natural para tornarse de un blanco intenso.
El destello blanquecino comenzó a intensificarse y con cada segundo el calor se convertía en un insoportable ardor. La joven cubrió ambos ojos con sus manos intentando frenar el dolor, pero de nada sirvió. La cuasi adolescente dejó que sus sentimientos la dominaran y quitando las manos de sus ojos, soltó una gran descarga de energía a través de ellos. Mientras grandes fulguraciones blancas se disparaban de sus luceros, la muchacha soltaba un gran grito, como si de una catarsis se tratara.
Después de algunos segundos el flujo de energía que emanaba de sus ojos se detuvo. Ella rápidamente volvió a llevar sus manos a su rostro preparándose para evitar una nueva descarga, pero eso no fue necesario porque no ocurrió. Bajó a la altura del agua y se quedó flotando algunos centímetros sobre ella. Vio su reflejo en las azules aguas del golfo y notó algo. Por primera vez notó luz en ella.
Cerró los ojos y soltó un suspiro. Estaba calmada pero dentro suyo aun sentía una inconmensurable ira. Apretó los puños, esbozó una sonrisa y comenzó a volar a toda velocidad sobre el agua. Su cuerpo emitió calor y las frías aguas del golfo se convirtieron en una especie de una sopa hirviente. Luego ascendió a los cielos y, estando rodeada por nubes, comenzó a disparar rayos de luz desde sus ojos y extremidades. Mientras lo hacía parecía bailar y disfrutar, había descubierto no solo una forma de sacar la ira de su interior sino de también hacer pagar a esos hombres que tanto daño le habían hecho.
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