9 •|Perdiste|•
—¿Cómo estas, y papá y las chicas?— Preguntó detrás de mí, donde justamente estaba haciendo el almuerzo.
—Están viendo Mi amiga es una sirena.— Ella se sienta en la barra de la cocina. —Y papá se fue a trabajar dijo que necesitaba ocupar su cabeza con algo esta mañana.—
Ese día repare al pensar en cómo se sentiría mi padre respecto a cómo sobrellevaba la muerte de mi madre, tampoco considere lo afectada que estaba Gisela respecto a todo esto. Ni siquiera en las niñas.
Creo que soy un mal hermano sin sentimiento o... un descuidado por querer solamente opacar mi dolor, sin importarme a mí alrededor de lo que sentían todos...Suspiraba frustrado por todo.
Negué con la cabeza para hacer el bendito almuerzo, cuando termine y les serví después de llamarlas, me retire para salir de la casa.
¿Pero que podíamos decir cuando el silencio hablaba más que las palabras?
¿Porque sentía que en todos esos días cada vez que venia del instituto, me asfixiaba con el pensamiento de saber que tras cruzar la puerta de mi casa, lo único que encontraba era silencio y nada más?, sin calidez, sin aquel brillo de felicidad que se podía apreciar en el aire; no se sentía a la casa como antes... Y entre todos comprendimos que ya nada sería igual, que todo lo que conocíamos, todo lo que añorábamos mucho era querer tener la presencia de una sola persona: mi madre.
—Tengo buenas y malas noticias— decía mi padre, sentado en el sillón de la sala. Nos había reunido allí para hablar sobre esta gran noticia.
—Di lo que tengas que decir, papá.— Presionó Gisela.
—Viendo la situación en la que estamos, quiero cambiar de aire. Nos iremos a América.—
Recuerdo las protestas de Gise: mi hermana que tenía la edad mía, se levantó como un resorte, como si le hubieran pateado.
—¿Por qué ahora, por qué?— discutía con mi padre mientras que las otras dos pequeñas saltaban de alegría.
—Será bueno el cambio hija, y no me preguntes por qué; cuando se den cuenta de Ethan, no querrás que nos vean con lastima, soy orgulloso de tener unos hijos como ustedes y no me avergüenza. Pero una cosa sí. No me quedare a que sus abuelos de parte de tu madre se atrevan a dañarlos con miradas lascivas con gente prejuiciosa.—
Yo sin decir nada me había ido de ahí.
No tenían por qué hablar indirectamente algo que ya sabíamos todos. Pero me sentía peor sabiéndolo y reconocer que fuera verdad; aun en aquella realidad, no quería aceptarlo. No aún.
Creo que fue cuando peor estaba y me la encontré, en el segundo lugar favorito menos pensado; aquel día en que nos habíamos reconciliado muchas veces, y en donde la marca de aquel árbol unía nuestros nombres en un corazón y el amor que le profesaba.
Jamás pensé que podría encontrármela en este lugar, supongo que me equivoqué.
—Hola Et—
—Hola Gema—
Al levantar la vista de entre mis manos, y mi pelo revuelto, me encontré a una Gema muy distinta.
Estaba más flaca de lo que hubiera recordado, tenía ojeras en aquellos ojos cafés oscuros tirando al negro. Su cabello negro teñido de color marrón chocolate. Su tez pálida, estaba más blanca que la harina.
Aquella figura que tenía en mi memoria, no se comparaba a mi Gema de hace un año.
Hubo un silencio incómodo... y ella lo rompió con una disculpa.
Como si necesitara hablar y sacárselo de encima... y la escuché. Hasta que... —...sé que lo nuestro, empezó por algo muy lindo y todo... pero...—
—No te preocupes. Lo sé.— Trate de reprimir una mueca.
—Deja que termine por favor— asiento con la cabeza, dándole a entender que prosiguiera. —¿Te acuerdas de aquel chico?...—
Asiento otra vez con la cabeza al saber de quién me hablaba.
Siempre me dio mala espina y nunca me callo bien, y no era solo por los celos u otra cosa.
No.
Sentía que nada bueno salía de aquel aire de chico bueno.
—Pues me había invitado a una fiesta en la semana que te había pedido tiempo, porque me sentía confundida... Cuando estaba contigo, se me retorcía el estómago, sentía que solo éramos tú y yo, y que siempre seria así... pero...—
Sentí que después de aquello que me contaba en murmullos, como si se avergonzara de nuestra relación y sus sentimientos por otro chico y por mí... me hacían dudar: ¿alguna vez me amo cómo yo lo hacía?
En ese momento la recordé a ella con su cabello negro como la noche, unos ojos opacos, tenía el pensamiento de un viejo; aquel que decía ¡ya está, nada cambiara! Recordé lo risueña que podía ser, lo infantil, la gentileza con los más chicos, la sonrisa que pintaba en su rostro, recordé a mi Gema amar intensamente antes de todos estos problemas que ambos causamos por nuestras inseguridades, y así la quise recordar, lo bueno y lo malo de ella.
Un sollozo de su parte me hizo quedar en silencio. Quería abrazarla y consolarla. Sentir su calidez, sus sonrisas torcidas, aquellos lindos hoyuelos que aprecie cuando por primera vez la vi sonreír con toda la sinceridad que había visto en sus ojos. Y como si aquellas palabras me hubiera caigo como agua fría o como si me hubieran pateado la cara; empalidecido mire en un punto fijo, queriendo asesinar a alguien.
Cerré los ojos con mucha fuerza, respirando dificultosamente como si me sacasen el aire y estuviera aturdido.
—¿Por qué no me lo dijiste? ¡¿Por qué?!— demande enojado.
—Sentía vergüenza. Que querías que te dijera: ¡Oye Ethan, me emborraché y él se aprovechó de que estaba así, pero lo disfrute!—
Mi expresión enfurecida se tornó fría, ahora estaba más que seguro que nunca me amo, que si intento amarme, nunca lo sabré porque aquellos momentos que yo atesore, fueron destruidos por aquellas simples palabras.
Negué con la cabeza.
Que estúpido fui.
Me levanté de la banca y ella siguió mi acción, sabía que aquello que dijo fue suficiente, hubiera querido que las cosas entre nosotros fuera un mero recuerdo, pero entre esto; solo lo podía definir como traición y amor no correspondido.
—Siempre me tuviste cariño, nunca sentiste lo que yo sentía por ti— lo dije con tanta prepotencia. —pensé que en verdad eras diferente, que te le elegí a vos porque me gustabas en verdad, independientemente de lo que me dijeran sobre tu físico, yo te amé.— reí carente de humor con eso último —¿Pero sabes lo que conseguí?...— pregunte con cinismo
Calle en el momento.
Ella no tenía derecho a venir a destruir el poco amor que le tenía y yo rematarlo con algo más doliente, supongo que estar enamorado siempre te lleva a cosas menos pensadas pero...
—¿Nunca fui suficiente Gema? ¿Acaso nunca te demostré las cosas maravillosas, los momentos fantásticos y el amor que te tenía? ¿No viste nada de eso cierto?—
Me quería negar a todo. Veía en su rostro dolor, vergüenza y lastima. ¿Me lo tenía merecido?
—Siempre te quise Ethan.—
—Pero no de la manera en como yo lo hacía ¿cierto?—
—Es complicado Et.—
—No tienes derecho. No tienes derecho a llamarme así, tampoco tienes derecho de decirme que me quieres si no lo sientes, tampoco necesito tu lastima, por lo menos yo no me arrepiento, siempre te fui sincero. Nunca te mentí respecto a nuestra relación. Te defendía sin pedir nada a cambio. Te amé sin condiciones. Te quise sin miramientos y te volvería a amar, pero ¿crees que es suficiente? No tienes derecho a llorar Gema, y no, no te perdono. No esta vez. No seré yo el que te perdone. Primero perdónate a ti misma.—
¿Cómo sabes o sientes que algo más se rompió dentro de ti?¿Esto es sentirse vacío? ¿Como si fueras un vaso de agua que sació la sed de otra persona? ¿Qué estúpido ejemplo no?, ¿pero eso importa?
Salí de su vista tan pronto como mis pies me lo permitían; mis ojos picaban, sentía ganas de llorar, pero muy bien sabía por qué, aun así me negaba a soltar una lágrima.
Estaba sentado bajo un árbol, en el parque de la ciudad, escondiendo mi cabeza entre mis piernas, rodeando mis piernas con mis brazos, como si así pudiera opacar mi dolor.
Sabes que últimamente he estado pensando en nuestra relación
Y me di cuenta de que merezco más de lo que me das
Yo sé que tú me quieres y yo también a ti te quise, pero
Yo merezco algo más estable así que creo que es mejor terminar
Es mejor dejarla acáTanto que me decían que tú no eras pa' mí
Nunca fuiste pa' mí
Creí en lo que quería, no en lo que percibí
Y ahora toca sufrirPor todas esas horas que perdí junto a ti
Todo lo que te di
Tú no me merecías, mi cora' me lo decía
Tú decías que me querías, pero nunca fue asíNo sabes lo que tienes hasta que lo pierdes
Y a la mala me tocó aprender
Yo te di tu lugar de sábado a viernes
Y al final no sabía qué hacer
Levante el rostro como si la simple canción se hubiera calado en mi interior y quisiera vomitar.
Prefiero quedarme solo que en tu realidad
Porque tus sentimientos se ahogaron en vanidad
Por más que digas que estoy roto y pienses que pienso
En nosotros no hay nosotros, yo soy uno con la soledad
Ya no me digas que me extrañas aunque sea verdad
Ya no hay recuerdo que no empañes con tu falsedad
No existe un hombre que te quiera como yo quise quererte
Mala suerte que no vieras con tal claridadNo sabes lo que tienes hasta que lo pierdes
Y a la mala me tocó aprender
Yo te di tu lugar de sábado a viernes
Y al final no sabía qué hacerNo sabes lo que tienes hasta que lo pierdes
Tú también lo vas a entender
Tú jugaste conmigo porque te divierte
Y esta vez te tocó perderMami, ¿por qué eres así?
Yo te lo di todo y me pagas así
Nena, es mejor que ni lo intentes
Tus ojos me dicen que tus labios mientenYa no me mires así
No quiero pensar en ti
Ma' no tienes que fingir
Sé que te duele aunque aparentes
Te duele aunque tu amor nunca tuvo patenteY ojalá que algún día puedas encontrar
Alguien que te de lo que yo no te pude dar
Porque para ti sólo importa lo material
Porque a mí el dinero nunca me podrá cambiar
Tal vez pienses que ya no me queda nada
Pero tengo gente que me quiere má'
Tengo a to' mis panas
Tengo a mi viejos y mi mamá
Más que a ti quiero a mi cama y no me falta na'
Susurré una maldición en voz baja y odie tanto este lugar...
Decidí que era mejor cambiar de aire; fue lo mejor que hice, después de todo no me unía nada a este sitio en donde viví mi infancia, en donde vi morir a mi madre, en dejar un corazón roto... nada, solo tenía a mi pequeña familia destrozada.
—¿En dónde rayos estabas Leo?— gritaba una muy enojada Gisela.
No contesté; recuerdo haberla abrazado, llorando en su hombro, supongo que esperar todo eso de golpe, ¿creerían que sería fuerte?
No soy valiente, eso se los dejo a los héroes.
No soy un campeón, no he ganado nada tampoco.
No soy una persona sin sentimientos , yo también siento... yo... ya no quiero sentir esto. No quiero.
Me niego a volver sentirlo.
Así que madre si estas ahí y me escuchas y me proteges; hazme el favor de no meter a mi vida gente que no valga la pena.
—Ethan ¿Por qué sonríes?—
—Porque estoy feliz de irme de aquí y rehacer mi corazón aunque otro órgano se este muriendo en el proceso—
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro