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Capitulo 14



—Vine por lo que cualquier novia haría.... Estar en los momentos más difíciles.—respondió acercándose más aún. Saúl la detuvo agarrándole de las muñecas mientras le dedicaba una mirada de reprobación. ¿Acaso existiría una cosa mas patética que esta escena?

—Sabes bien que no eres mi novia, nada, es más nunca lo fuiste.—le recordó con voz decidida y directa. No sabía qué hacer en ese momento, si irme o quedarme viendo como Melanie perdía la poca dignidad que le quedaba.

—Claro que si lo fuimos, no ando dando lo que por muchas veces te comiste y disfrutaste... A cualquiera.—¡Uy! Ya se le desató el cuero que lleva por dentro. Y yo que quería irme, podría hacer palomitas y quedarme viendo este espectáculo.

—Por favor, Melanie. Deja eso y vete de aquí, aquí nadie te llamo, vete antes de que pierda la paciencia.

Se ríe irónicamente.—¿En verdad me vas a cambiar por esta estropajo? Mírala, hasta se le ven los huesos y me imagino de toda la hambre que pasó, la pobre.—Mencionó entre risas. En ese momento la rabia me subió hasta la cabeza y me lancé sobre ella. Fuerte, bruscamente, decidida, le pegue fuerte en la mejilla. Cayó al suelo y posando su mano en ella, seguramente por el ardor.

Saúl se quedo boquiabierto por la situación, y me agarro ambas manos cuando supo mi segunda intención: golpearla hasta que se arrepintiera de lo dicho.

—Me la vas a pagar, ustedes dos me la pagarán.—dijo mientras se iba del lugar. Comencé forzar de mi agarre de Saúl para que tratar de alcanzarla. En verdad quería golpearla, fuerte.

—Tranquila, ya se fue. Tranquila.

—Suéltame, por qué dejaste que se fuera idiota.—le grité.

—Hey, relájate. Los problemas no se resuelven a golpes, menos de mujeres.

—¿La estás defendiendo? Vete al diablo tu y tu Melanie, váyanse al culo los dos.

—¿Al culo? ¿Y esa palabra, Karina?—dijo entre risas. Antes de que pudiera golpearlo a él también me fui de allí, comencé a caminar lejos sin saber a dónde, pues no sabía dónde me encontraba. El barrio estaba muy lejos de la zona.

—Te ves preciosa cuando estás enojada.—le hice caso omiso y continúe caminando, cada vez más rápido. El me seguía como perro faldero mientras continuaba su discurso.

—¡Oye! ¿En serio que te vas a poner así por lo que Melanie dijo?—pregunto mientras me jalaba del brazo derecho.

—¡Suéltame! ¿Por qué no te vas junto a ella?

—Porque es contigo que quiero estar y no con ella. Por favor, vayamos de regreso al auto.

—Pero por favor, no me hables, ok.—le advertí y devolví los pasos hacia dónde estábamos.


***

Nos encontrábamos uno frente del otro en un restaurante cerca del malecón. Ambos sentados en una de las mesas al aire libre mientras que la brisa jugueteaba en nuestro alrededor. El lugar era perfecto, los empleados llevaban un traje bastante llamativo y profesional, cuando uno de ellos se nos acercó vi la profesionalidad con que trata a los comensales. Luego nos tendió y menú grande con letras en cursiva, todo parecía decir solamente mariscos, pescados y sushi.

Y yo la verdad me comería cualquier cosa, con todo el disgusto que provocó Melanie no tengo apetito. Además el suspenso no se aleja de mi mente ni un solo minuto; quisiera saber lo que quiere decirme Saúl.

—¿Qué?

—¿en qué tanto piensas? ¿Eres así todo el tiempo cuando comes? Ok, ya le encuentro el motivo por lo cual estás tan flaca.—dijo. Yo lo miré aún más con furia. Tuve que soportar la burla de Melanie, y ahora... Ahora este idiota está queriendo sumar puntos para estar en su categoría. Aunque lo dudo, ya sé quién gana de todos modos, quizás todo esto no es más que un complot entre los dos.

—¿Tienes algún problema con mis huesos? Porque déjame decirte estupido que prefiero mil veces ser flaca que aumentar libras a base de puro sexo.— le grite por lo que todos los comensales a nuestro alrededor se quedaron mirándome fijamente. Mis mejillas comenzaron a arder por la vergüenza, baje la guardia tan solo un poco.

—Siempre estás a la defensiva. ¿Por qué mejor no me dices por qué te pones tan agresiva cuando te toco ese tema? Pero sabes qué, así con todos tus huesos me gustas, quiero que sepas que vi más allá de tu cuerpo, vi tu alma, tu transparencia, contigo me arriesgaría a muchas cosas.—refutó con el semblante serio. ¡Este imbecil cree que puede pasar por alto mi enojo tan fácilmente! ¡idiota!

—Ah, sí que chiste ¿se supone que deba reír o llorar de felicidad?

—Eres un caso serio, Karina—bramó entre risas. ¿Resulta que ahora se ríe?—Mira, yo no me estoy burlando de ti cuando menciono lo delgada que estas, es más me gustaría ayudarte con tu alimentación.—¡lo que me faltaba!

—aja. ¿ y qué se supone que hará señor Saúl, darme la comida en la boca?—Se ríe cínicamente. ¿De qué clase de chico estoy enamorada? Helena y el están hechos el uno para el otro. ¡Qué asco!

—Hasta bañarte si es necesario.—susurró por lo abajo. Estupefacta y llevando mi imaginación tal ves demasiado lejos me quede sin palabras, la mente nunca ayuda, y el corazón menos.

—¿qué se te antoja comer? ¿Marisco o sushi?—pregunta obviamente desviando el tema con cierto chiste sin gracia en la cara.

—No sé a qué sabe lo que has dicho. Nunca los he aprobado.

—¿En serio? Ah, perdón, Perdón, no me mires así. Llamaré al mozo para pedir dos platillos, uno de sushi y otro de marisco. A ver que cual te gusta más ¿de acuerdo?—asentí con desgana.

Después de haber pasado diez minutos esperando, finalmente la orden llegó a nuestra mesa. Saúl se quedó mirándome fijamente sin saber el por qué, hasta que me señaló incitándome a que apruebe cada uno. Los mariscos se veía realmente deliciosos y lo que huelo precisamente ha despertado mi apetito pero realmente lo que ha llamado mi atención es el otro platillo y su rareza. Tiene la forma de un royo y contiene arroz dentro, quizás no debería comerlo. ¿Pero qué me pasa? ¡No todo el mundo tiene el privilegio de comer sushi!

Cuando termine de probar los mariscos, creo que me vi tocando el cielo con mis manos. Realmente estaba exquisito. Saúl se quedó mirando mi satisfacción y tomó un marisco entre sus dedos y se lo entró  en la boca seductora mente. Algo extraño se estremeció en mi cuerpo. ¿ qué rayos sería? Ni quisiera saberlo.

—Ahora prueba el sushi.—me ordenó.Tome uno y la verdad  no sabía por dónde empezar a disgustarlo. Y con Saúl viéndome embelesado mi vergüenza crece aún más.

—Karen asi no es, ven abre la boca. —dijo mientras me quitaba el sushi de la mano. ¡Genial, ahora era el centro de atención de todos! Todos se nos quedaban mirando sin disimulo alguno. Si no hubiese sido por la escena patética que montó Melanie juraría que está sería la más patética de todas.

—Todos nos están mirando, Saúl.

—Me vale mierda, abre la boca Karen.—me pidió furioso. Al cabo de unos segundos de decidirme si hacerlo o no, abro lentamente la boca.

—¿y qué tal?

—muy bueno. Pero quita tus manos sobre mi cara ahora, estamos siendo el tipo de burla más tonto de la República Dominicana.








Después de todo me la pase súper bien, analizando bien las cosas, Melanie y Saúl me hizo quitar el dolor que sentía en el pecho por la ausencia de Don Rafael. Y saber que sería mi lugar de ahora en adelante. Mañana temprano tendría que buscar otro trabajo para poder seguir cumpliendo con mis gastos. La casa estaría arreglada a finales del mes, y eso se refiere que no pasaré el día de mis cumpleaños en mi hogar.

De repente como si fuera un balde de agua fría, mi semblante cambia. Saúl se detiene delante de mí mientras me mira a los ojos.

—Creo que no estoy lista para esto, Saúl.—le digo mientras bajo la mirada. Me levanta la cara con los dedos para que lo mirase.

—yo tampoco estoy preparado, no ves como todavía te trato, nada caballeroso. Pero tenlo por seguro de que si mejoraré para ti, porque quiero hacerte feliz.

—No creo en la felicidad, Saúl. No creo en nada que tenga que ver con eso, eso no está en mi bocablo, y por favor, no quiero promesas, si vas hacer las cosas, hazlas y punto.

—Esta bien ¿pero dudas que yo pueda hacerte feliz?—me pregunto con un tono de preocupación.

—Saúl, que las cosas sucedan y ya. Sin ataduras, sin promesas y sin complicaciones.—refute. Él asintió y después de unos segundos vuelve a mirarme.

—Karen, quiero que sepas...

—Shh... ¿Qué hay de Karina?—dije mientras soltaba una risita, eso fue el momento perfecto para que otra vez sus labios buscaran los míos con sutil deseo.

Después de aquello emprendimos el viaje al barrio y en cuanto llegamos pudimos ver cómo este estaba prendido en llamas. La calle estaba bloqueada y una multitud de algunas cien personas estaban merodeando.

—¿qué se supone que queman?

—Gomas, queman gomas. ¡Son unos hijo de putas, están celebrando ls muerte de mi abuelo!—exclamó golpeando el volante con suma agresividad.

No me había fijado con detenimiento pero sin dudas era cierto. Todo estaba hecho un desastre y había carteles por todos los lados donde aparecía una foto de Don Rafael marcado con una equis: un Cristo menos en la comunidad. Son todos unos indolentes, nunca creí que estas personas estuvieran tan enfermos como para celebrar la muerte de una persona.

—por favor no lo hagas, te pueden apalear si sales del auto.—le advertí cuando supe que planeaba hacer.—sé razonable, Saúl, no te comportes como ellos, por favor, quédate aquí.

—Se están burlando de mi abuelo, es mi abuelo, Karina, es mi abuelo.—dijo mientras se le aguaban los ojos y de ellos caían dolorosas lágrimas. Me abrazó fuerte mientras lloraba, mientras su mundo se caía a pedazos. Ya bastaba, su familia está pagando una parte de lo que nos ha hecho con la muerte de uno de sus seres queridos.

Saúl se había vuelto algo más que un simple Cristo, se había vuelto por alguna razón que desconozco en alguien especial. Y por primera vez en la vida sé que existe lazos más fuertes que aunque trates de apartarte, aunque trates de justificar aquello, nunca podrás engañar al corazón, el es el que te indica la verdad: El amor.

—Saldremos de aquí, ¿si? Juntos.—le dije a modo de consuelo. El asintió despacio, con el dolor reflejado en sus ojos, con la destrucción emanando cada poro, cada actitud a la vez que nos alejábamos del lugar.

Uyy, esto se está poniendo interesante. Saúl y Karen huyeron de aquella tempestad dolorosa.

Disculpen por el abandono, si no fuera porque constantemente estoy ocupada subiría capítulos más seguido porque realmente me encanta escribir.

Ojalá que le haya gustado el capítulo, los quiero y por supuesto y montón de besos para ustedes💋.

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