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Única Parte

<<Estar contigo no fue mi mejor decisión, pero no me arrepiento de haberte escogido desde un comienzo>>

—AfterTale!Sans, conocido como Geno.

     Desde la desaparición de mi universo pocas cosas acontecieron en mi vida. Sólo paseaba por el lugar viendo las pantallas que reflejaban las diferentes líneas temporales que tenía el universo original del que la mayoría de AUs provenían. El recuerdo de haberme inyectado determinación, que posteriormente generó que perdiera la mitad de mi visión, ardía en mi mente como las llamas que consumían la madera en una fogata. Observé desganado la oscuridad que sumergía mis alrededores y me senté en el suelo tratando de recopilar recuerdos que trajeran un poco de alegría a mi vida para deshacerme de mis sentimientos de culpa. Sin embargo, hallé la razón del terrible remordimiento que me hundía en miseria al exponerme las mil y un alternativas que pude ejecutar para que mi destino fuera diferente. Y aunque mi herida eternamente sangrante seguía doliendo, esos sentimientos que torturaban mi existencia dolían muchísimo más. El cómo podría haber salvado a mi hermano si le hubiera inyectado dicha sustancia... Pero, si lo hubiera hecho, él estaría mucho peor que yo. No quería hundirlo en el mismo tormento al que yo estaba condenado, aun si por mi soledad anhelara pasar ese tiempo con él.

     O cambiar mi búsqueda de una alternativa para detener al humano por un último momento de felicidad con mi hermano. Lo extrañaba demasiado, tanto que prefería haber muerto junto a él. Mi pereza provocó que perdiera muchas oportunidades para crear lindos recuerdos con todos a los que alguna vez amé. Ahora sólo podía llorar en silencio arrepentido de mis decisiones. 

     Anhelaba vivir en la realidad que contemplaba mediante aquellas pantallas aunque estuviera fuera de mi alcance. Conocía sobre la existencia de universos muy distintos al original o de lo que alguna vez fue el mío, pero ninguno me daba una razón válida para envidiarlos. No les veía algo en especial, ni podía recrear algunos recuerdos que tenía de mi vida pasada. Pero si tuviera que escoger entre quedarme en este vacío o irme a vivir a uno de estos, preferiría mil veces la segunda opción. Me importaba más tener la libertad que necesitaba y la oportunidad de contemplar lo que un amanecer o atardecer representaba para la superficie que resignarme en mi duelo eterno aislándome del mundo. Quería cumplir el sueño de mi hermano y el de mis amigos de conocer la superficie; quería sentir la calidez que aquel enorme astro podía proporcionarme, costara lo que costara.

     —Estoy delirando a este punto —dije queriendo romper mi silencio—. Si tan solo hubiera una forma de salir...

     Hay algo que me tiene atado a este lugar: sin importar cuánto lo intente, no puedo cruzar el portal. Sé que suena absurdo, pero en la única ocasión en que logré extender mi mano más allá del portal, mis falanges comenzaron a derretirse como un helado en verano. No quería terminar como las amalgamas que resultaron de los experimentos de Alphys. Caminé centrándome en mis propios pensamientos, a tal grado que cuando regresé a la realidad no reconocí el lugar en el que estaba. Ya no veía las pantallas que alguna vez fueron mi entretenimiento; estaba perdido y desconocía cómo regresar al punto de inicio. Retrocedí buscando la zona más clara y distinguida que fundé como mi pequeño refugio. Mas como parecía no avanzar, cambié de dirección esperando reubicarme.

     La desesperación invadió mi mente ante la idea de estarme sumergiendo en las profundidades del lugar. Me senté en el suelo, histérico por lo que fuera que estuviera sucediendo. Incomprendía si me estaba acercando o alejando de la superficie que este infinito recordatorio de la muerte podía ofrecerme. Lloré desconsolado durante lo que se sintió como horas debido a la inquietud que sentí. El tiempo era inexistente y no había forma de mantener una percepción sobre este. Estaba solo, naufragado en mis propias emociones, deseando que alguien más estuviera aquí conmigo para darme un fuerte abrazo y consuelo, independientemente si fuera un héroe, un villano o cosas por el estilo. Sólo quería una compañía que me distrajera del dolor que consumía mi alma...

<<Cuidado con lo que deseas>>

     Sentí cómo una presencia se acercó hacia mí con un aura y ambiente extraños a mi parecer. Alcé mi cabeza buscando un índice de la apariencia del individuo que solicitaba mi atención, mas sólo hallé oscuridad. Pronto observé cómo un ojo azul verdoso junto a una sonrisa macabra sobresalieron de entre la oscuridad, y pude sentir cómo se fijaron en mí al ser la única criatura "viviente" en este cementerio.

     —¿Qué tenemos por aquí? —preguntó una voz profunda e interesada—. Un alma en pena abrumada por la culpabilidad gracias a la desaparición de su universo. —Hizo una breve pausa y, meditando en sus palabras, añadió—: Qué cliché para toda la variedad que hay en el multiverso.

     ¿De qué hablaba este tipo? Estaba consciente sobre la existencia de muchos universos similares al mío o personajes con historias parecidas, pero eso no justificaba que haya aparecido en mi momento más vulnerable para llamarme un cliché. Me levanté cuestionándome quién era el individuo que me estaba hablando mientras intentaba recordar su silueta entre los universos alternos que vigilaba a diario. Pero no encontré alguna aparición suya entre los personajes de relleno de cada universo y línea temporal que he conocido hasta el momento. Así que me armé de valor porque, fuera lo que me estuviera provocando esos escalofríos, estaba demasiado nervioso. Quería saber quién era aquel desconocido, la razón por la cual estaba aquí y qué solicitaba de mí. Debía ser cuidadoso con mis palabras, ya que podría ser alguien impaciente que me atacaría por indagar demasiado en sus asuntos.

     —¿Quién eres? —pregunté manteniendo mi distancia—. ¿Qué haces aquí?

     —Oh, ¿no querías algo de compañía? —cuestionó con una sonrisa burlona—. Soy el monstruo que puede ser tanto tu libertador como tu condena. Puedo darte toda la libertad que desees a cambio de tu negatividad y tu obediencia.

     Esto debía ser una alucinación que mi mente maquinó para deshacerse de mi soledad. Su aura era tan pesada y sofocante que alteró mis sentidos y pensamientos al hundirme con sentimientos desagradables que se suponía que enterré junto a mis recuerdos. Estaba nervioso, sabía que era una amenaza, una trampa de la cual debía tener cuidado hasta en la forma en que lo observaba porque, bajo mi criterio, me asesinaría sin dudarlo. Comprendía que su tiempo era valioso y debía hacerle entender que cada segundo fue exitoso. Suspiré pesadamente, estaba desesperado por abandonar este lugar para conseguir la estabilidad emocional que necesitaba y avanzar a un mejor futuro lejos de las cenizas del pasado y del rencor. Aunque tenía mucha curiosidad por los beneficios que podría traer el trato que me propuso el individuo frente a mí, me abstuve de aceptar su oferta. Sé que yo intentaría manipularlo para suplir mis necesidades y alcanzar mis objetivos sin necesidad de esforzarse. Sin embargo, a través de su pupila pude ver toda la maldad contenida que todavía no se dignaba a mostrar. Estaba seguro de que antes que yo pudiera realizar una acción, se daría cuenta de mis intenciones y me detendría.

     Su lenguaje corporal me reveló cuán peligroso era. Estaba seguro de que él era mucho más inteligente de lo que yo era y desconocía qué cosas me haría si tratara de llevar a cabo esa estrategia. No lo decía porque me estuviera desprestigiando, pero en la forma tan persuasiva en la que hablaba me hizo entender que tenía mucha experiencia con los tratos. Apreté la bufanda roja que rodeaba mis vértebras, era el único objeto material que heredé de mi hermano. Si tan solo él estuviera aquí sabría qué hacer en esta situación. Quizás era ingenuo, pero sabía distinguir cuando alguien hablaba con malicia.

     Un carraspeo interrumpió mi ensimismamiento, causando que recuperara la compostura al percatarme de que él esperaba una respuesta. Solté la bufanda que tenía entre mis falanges y me crucé de brazos. ¿Cuándo llegué al punto de sentir que ni siquiera estaba vivo? No sé a qué tenía miedo... Porque era como un zombi... Un ser casi inmortal que terminó en este vacío por jugar con elementos casi divinos. Y sin importar qué sucediera... Regresaría, fuera para buscar venganza o porque los mismos dioses se divertían con mi sufrimiento.

     —¿Cómo sé que puedo confiar en ti? Ni siquiera sé tu nombre, ni tu procedencia —Si iba a considerar la oferta, por lo menos debía conocerlo.

     —No tienes más opciones. Dime tú, ¿alguien más ha estado en este lugar aparte de mí? —Tenía un buen punto, mas no me convencía—. Puedo darte toda la libertad que desees con la condición de que me entregarás tu negatividad. No tu vida, no tu alma, sólo tus sentimientos negativos y como máximo tu obediencia.

     En ese momento me di cuenta de lo tentadora que era su propuesta. Tenía sospechas sobre las letras pequeñas que acompañaban aquel contrato. Sabía que para crear un aura negativa debía sentir alguna emoción o sentimiento repugnantes, cosa que ya no quería. Prefería quedarme encerrado en este cementerio que revivir los traumas del pasado para complacerlo... Pero... ¿Realmente estaba dispuesto a seguir aislado de lo que el mundo podía ofrecerme?; necesitaba días para analizar mis únicas dos alternativas disponibles. Intercambiamos miradas sintiendo la tensión surgida en el ambiente mientras el silencio se apoderaba cada vez más de nuestra conversación. Estaba meditando en lo que podía decirle, pero como mencioné antes, necesitaba más tiempo para reflexionar.

     —Al menos dime tu nombre y me lo pensaré durante los siguientes tres días —dije con una mirada más convencida.

     A juzgar por la expresión sorprendida de su rostro, no creyó que solicitaría más tiempo para considerar su oferta. Probablemente no se le presentó un escenario similar hasta este momento y pude observar cómo cuestionó mi decisión durante unos segundos al estructurar qué podía responder frente a mi desconfianza. Me llamó la atención que tuviera tanta paciencia. Eso significaba que estaba interesado en lo que yo podía ofrecerle, o quizás buscaba otra cosa que quizás yo no conocería de mí mismo hasta que llegara el momento adecuado.

     —Si tanto quieres que estemos con formalidades, está bien —habló con imponencia—. Me llamo Nightmare, ¿cuál es tu nombre?

     —Sans... No —me interrumpí a mí mismo pensando en un nombre que pudiera adecuarse a mi nueva vida—. Geno... Llámame Geno.

     —Un gusto en conocerte, Geno, espero que tomes la decisión correcta. —Su sonrisa se amplió. Tal vez me mataría si rechazaba su oferta o me demoraba más del tiempo requerido.

     ¿Por qué terminaba rodeado de sociópatas la mayoría del tiempo?; contemplé cómo desapareció entre la oscuridad, dejándome solo con mis pensamientos. Él volvería y esperaría una respuesta afirmativa de mi parte; nada me confirmaba lo contrario. Incomprendía cuál era la finalidad de las cosas que él quería... Pero en un momento dado, yo podría caer en la locura debido a mi aislamiento.

...

     Durante los siguientes días fui atormentado con terribles pesadillas sobre las batallas que tuve contra aquel humano antes de la destrucción de mi universo. Como quise impedir que esas sensaciones se repitieran me abstuve de dormir, y ante el poco descanso que recibí mi mente comenzó a divagar. Sospechaba que todos estos males eran provocados por el individuo que se presentó hace unos días para obligarme a aceptar su trato. Y tristemente estaba funcionando, porque ya no soportaría un día más con el ferviente dolor generado por mi impotencia. Pronto me percaté de la misma aura luctuosa que emanaba aquella masa de negatividad cerca de mí, provocando que me alarmara a la vez que me levantaba del suelo para que él no me encontrara desprevenido. Entre la poca iluminación que las pantallas a otros universos podían ofrecerme, lo pude divisar... Ahí caí en cuenta que él estaba buscando algo que yo desconocía sobre mí mismo. Escuché el suave tictac de las manecillas de un reloj que visualicé tan pronto aquella criatura la sacó de detrás de su espalda. 

     Esa sonrisa... Esa maldita sonrisa se quedó grabada en mi mente porque me condujo a la perdición.

     —Sólo te queda un minuto para tomar tu decisión. Espero que lo hayas meditado bien... —Su tono de voz tan imponente me produjo escalofríos.

     No supe qué responder, me quedé paralizado mientras esperaba lo que fuera a ocurrir. Cerré mis puños en un intento de mantener la calma porque la desesperación estaba nublando mi sano juicio. Me limité a escuchar las manecillas del reloj hasta llegar al minuto exacto en que debía expresar mi posición. ¿Cuál era su fijación en mí? No era tan especial como los demás y hasta él mismo lo recalcó. Tenía miedo, miedo por lo que pudiera hacerme si le juraba obediencia absoluta, ya que nada me protegería de sus pecados... Y dudo de que piense en el daño que me podría llegar a causar por las consecuencias de sus malas acciones. Solté un largo suspiro desviando mi mirada hacia la oscuridad que me rodeaba... ¿Realmente estaba dispuesto a seguir soportando mi aislamiento mientras era torturado por el recuerdo de las cosas que no realicé? Estaba convencido de que habría otra opción, pero sin importar cuál fuera esa alternativa, él me forzaría a escoger la opción que más le resultara conveniente.

     —¿Y bien? —preguntó impaciente sin borrar su sonrisa. Quería destrozarle el rostro ahí mismo...

     —Acepto el trato. Ahora sácame de este maldito infierno —demandé mirándolo con seriedad. No buscaba intimidarlo, pero quería dejarle en claro que no debía sobrepasar mis límites.

     Olvidé lo que aconteció después: cómo salimos de aquel encierro, qué cosas me dijo... Lo único que recuerdo fue la cálida sensación del sol sobre mis huesos mientras observaba cómo el cielo era pintado de colores que nunca antes contemplé. Era lo más hermoso que había visto en toda mi vida, más que lo que pudo llegar a ofrecerme la magnífica vista de Waterfall. Ahora que era, hasta cierto punto, libre, seguiría adelante con mi vida impidiendo que los errores del pasado afectaran mi futuro. Cuando el cielo se oscureció y las estrellas junto a la luna hicieron su aparición para llenar el manto plateado con su brillante esencia, escuché la voz de mi compañero llamarme por mi nuevo nombre estando recargado en un árbol cercano a mi posición.

     —¿Terminaste de fantasear con tu mundo ideal? —No sé porqué me irritó ese comentario, pero si hubiera tenido la valentía para confrontarlo en ese instante, le hubiera dicho miles de cosas a la cara.

     —Sí... Vámonos.

     Cabizbajo me ubiqué a su lado y nos teletransportamos a un universo que... Sinceramente, era la descripción gráfica de la palabra "nefasto". Había charcos de oscuridad por doquier, la tierra era árida, el cielo estaba nublado y, en las pocas zonas en las que se pudo apreciar su color, tenía una tonalidad opaca entre los colores rojizo y anaranjado. También estaban unos monstruos de oscuridad que devoraban cualquier ser vivo que se cruzara por su camino, y lo pude comprobar cuando observé cómo destrozaron un pájaro frente a mí y mancharon la parte inferior de mi chaqueta con su sangre. Estaba horrorizado mientras que el individuo que tenía a mi lado sonreía con satisfacción. No sabía si le hizo gracia mi reacción, tampoco quería saberlo porque ya suficiente tenía con las cosas que soñé. Seguimos caminando ahora en un sendero más seguro, donde lo único que interrumpió nuestro silencio fueron nuestros pasos. Me perturbaba su extraña tranquilidad con todo lo que sucedía a su alrededor.

     —Espero que mi equipo no haga lo que esos monstruos todavía no te han hecho —habló Nightmare de repente, provocándome un escalofrío.

     No respondí, no quería hacerme una imagen mental de lo que podría sucederme. Me asustaba el saber qué me haría él cuando tuviera la oportunidad de utilizarme. Esto fue una mala idea... Pero tampoco tenía más opciones. Observé un enorme castillo deteriorado por el tiempo ubicado entre las sombras de las montañas y que sobresalía bastante a pesar de sus tonalidades oscuras. Nos dirigimos a la entrada y cuando abrió las puertas la terrible oscuridad que poseía sus adentros abrumó mis pupilas.

<<Me pregunto... ¿Qué cosas tuvieron que suceder para que todo se marchite junto a él?>>

     Todos posaron sus miradas sobre mí tan pronto abordamos la sala y preguntas como "¿Quién es el nuevo?" y "¿Qué hace aquí?" me incomodaron por la cara de asesinos que tenían. Bueno, no había duda de ello, quizás habían cobrado muchas vidas antes de mi llegada, pero me ponía nervioso tener que convivir con tanta gente. Creí que serían menos... O incluso que sólo estaríamos los dos. Al final me asignaron una habitación y me dijeron que luego verían qué lugar me darían en el equipo. Esperé a que no tuviera que volverme un asesino como ellos; no quería volverme en el individuo que más odiaba en todo el multiverso.

...

     Me adapté rápido a mis nuevos compañeros. Admitía que el único que me seguía dando miedo era Dust porque dejaba de prestarme atención para hablarle al aire sobre temas que prefiero omitir. Creía que él tenía esquizofrenia y cada vez que conocía más sobre él mi hipótesis se acercaba más a una teoría. Me generaba nervios la idea de que en alguna de nuestras charlas me llegara a ver como un enemigo y me atacara sin piedad. Sabía que no podía ni debía cifrar mi confianza en mis compañeros... Pero a este punto estaba convencido de que ellos me sacarían de apuros si teníamos un mismo objetivo. Me asignaron como estratega porque mi inteligencia me permitía ver todos los puntos débiles en sus movimientos, y sin importar qué tan bueno fuera el plan siempre creaba uno de respaldo por si las cosas iban mal. Como siempre tenían éxito en las misiones, el jefe comenzó felicitarme aunque no tuviera la obligación de hacerlo.

     Había escuchado la historia de Horror y la razón por la cual se alió con el "Rey de las Pesadillas". Según entendí, su trato era que le ayudaría a crear caos en otros universos a cambio de comida para que su hermano y los pocos amigos que sobrevivieron al canibalismo de su AU pudieran alimentarse. Al igual que yo, él se veía obligado a tomar decisiones drásticas o poco éticas sólo para asegurarse de que alguien cercano a él estuviera bien, con la ligera diferencia de que yo lo hice por mi cuenta al no tener a quién cuidar. 

     Comencé a hablar con Ccino el día en que nuestros caminos se cruzaron y nos tropezamos debido a la poca iluminación del castillo. Solíamos conversar sobre temas muy variados (como lo eran los cuidados de una mascota, qué eran nuestras vidas antes de llegar aquí, nuestros pasatiempos, etc.), ya que la mayoría del tiempo estábamos solos en el castillo al ser considerados de "poca utilidad" en las misiones (según decía Dust, aunque Horror lo contradijera). Prefería eso que apoyar directamente la destrucción de universos que no merecían ser devastados porque no era capaz de hacerle a los demás lo que a mí me hicieron. Mucho menos hacerlos pasar por las mismas circunstancias que yo viví. Todavía incomprendía cómo mis compañeros sí podían lastimar a los demás habiendo experimentado esos escenarios, y muchas veces sus respuestas eran: "¿Qué más opciones tenemos?". 

     Con el tiempo descubrí que Ccino era pareja de Nightmare y que su relación estaba basada en beneficios más que en amor; era una relación tóxica que surgió para impedir que uno de ellos fuera asesinado por el otro. Sabía que Ccino estaba con él por compañía y que muchas veces la forma en que Nightmare lo despreciaba lo hacía sentir terrible, hasta el grado de querer quitarse la vida para librarse tanto de su propio sufrimiento (la desaparición de su universo) como de sus maltratos. Le sugerí terminar con él, pero sus respuestas hacían que mis dudas se volvieran realidad: si terminabas un contrato con él, te asesinaría. Sabía que Ccino tras esa fachada podía volverse alguien cínico y cometer actos atroces sin remordimientos. Sin embargo, me di cuenta que en nuestras conversaciones él revelaba una parte de su verdadera personalidad: alguien apacible que sólo buscaba consuelo. Por esa razón amaba tanto a sus gatos: eran su única compañía y sería capaz de protegerlos a toda costa, convirtiéndose así en su punto débil. Era más, en una ocasión Nightmare intentó matar a sus gatos porque estaban durmiendo en su escritorio, pero como Ccino los defendió se formó una fuerte discusión en la que Killer intervino a favor de los felinos.

     En una noche de esas, dormía plácidamente enrollado entre las cobijas cuando escuché un grito. Me desperté con el alma palpitando a millón y de un salto me levanté de la cama. Debido al susto, al principio no distinguí las voces de quienes estaban hablando, mas cuando me acerqué a la puerta con más calma, pude escuchar mejor. Reconocí de inmediato la voz quebradiza de Ccino, seguida de los gritos de Nightmare. 

     —¡¿POR QUÉ NO ME DICES LA RAZÓN POR LA CUAL ME ABANDONAS?! ¡¿NO TENÍAMOS UN TRATO?! ¡¿ES QUE ACASO YA MI NEGATIVIDAD NO ES SUFICIENTE PARA TI?! —A juzgar por la irregularidad de su voz, Ccino estaba llorando—. ¡¡SÓLO DÉJAME SABER PORQUÉ LO HACES Y CON ESO ESTARÉ EN PAZ!!

     —¡¡NO TENGO PORQUÉ DARTE EXPLICACIONES!! —La voz de Nightmare se distorsionó—. ¡¡DÉJAME EN PAZ ANTES QUE DECIDA TERMINAR LO QUE EMPECÉ HACE AÑOS!!

     Se oyó un estruendo acompañado por quejidos de dolor. Agarré mi chaqueta, me la coloqué y volví a la puerta dispuesto a intervenir para defender al único amigo que tenía. Me quedé paralizado cuando escuché a Ccino gritar en agonía las siguientes palabras que pronto tomarían sentido...

     —¡¡ES POR ÉL!! ¡¿VERDAD?! —¿A quién se refería?—. ¡¡RESPÓNDEME, MALDITA SEA!!

     —¡¡CIERRA LA BOCA AHORA MISMO!! —Escuché un golpe en seco—. ¡¡ESE NO ES TU PROBLEMA!!

     Abrí la puerta, salí corriendo hacia su dirección y me detuve cuando visualicé el escenario: Nightmare estaba utilizando uno de sus tentáculos para estrangular a Ccino en busca de romper su columna vertebral. Desvié mi mirada hacia el rastro carmesí hallado en el suelo que me condujo hacia un felino gravemente herido bañado en un charco de su propia sangre. Allí me di cuenta de que el ataque al pequeño gatito fue la gota que colmó el vaso. Estaba furioso, podía ver cómo las pupilas suplicantes por ayuda de Ccino mostraron su desesperación y tristeza. En mi arranque de ira creé un Gaster Blaster que disparé hacia mi jefe, causando que soltara a Ccino y lo dejara caer al suelo entre sollozos. Me acerqué hacia ambos a paso lento y Nightmare se giró furioso para confrontarme, mas al ver quién era su ira fue reemplazada por sorpresa, intriga y quizás felicidad, porque sonrió.

     —Oh, parece que alguien más quiere hacerse el héroe. ¿Qué harás? ¿Tratar de luchar contra mí sabiendo que te supero en estadísticas por mucho? —Sus risas burlonas me irritaban—. Geno, este no es tu asunto, apártate para que pueda acabar con esta idiotez de una vez por todas.

     —¡Yo me meto porque YO QUIERO! ¡ES MI ASUNTO AUNQUE NO TE GUSTE! —espeté furioso colocándome frente a Ccino para protegerlo—. ¡SI TENGO QUE ENFRENTARTE, LO HARÉ! ¡PERO DÉJALO EN PAZ DE UNA VEZ POR TODAS!

     Justo en ese momento apareció Killer con sus prendas rasgadas, al parecer recién regresaba de un mandado que le habían asignado para encontrarse con el horrible escenario en que éramos participantes. Esto no podía ponerse peor, sabía que él era un amante de los gatos.

     —¿Qué demonios est-...? ¡KILL! —exclamó para correr hacia el felino y cargarlo entre sus brazos—. ¡No, no, no, no! ¡Maldita sea! Resiste pequeño...

     Mi adrenalina estaba al tope, mi cuerpo temblaba listo para la batalla que estaba por desatarse, y ver a Ccino ensangrentado, con múltiples heridas me enfureció. Las risas de Nightmare finalmente cesaron para ver al nuevo invitado, quien comenzó a insultarlo desobedeciendo cualquier orden que pudiera recibir de su parte. El rostro del ser de negatividad se descompuso a una expresión de decepción y, viendo que las cosas estaban en su contra, se encerró en su habitación. Killer se retiró con el felino entre sus brazos para asegurarse de que sobreviviera, mientras que Ccino rompió en llanto creyendo que el pequeño animal había muerto por su culpa. Al parecer Ccino y Nightmare estaban hablando sobre la razón por la que el segundo mencionado lo ignoraba, pues si ya de por sí era una pareja negligente, eso demostró cuánto lo quiso abandonar. En ese instante el pequeño felino se atravesó buscando afecto y, cuando restregó su cabeza contra la pierna de Nightmare, este le atravesó uno de sus tentáculos dando inicio a la violencia. Me partía el alma ver a Ccino llorar a mares, aunque estuviera libre de su maltrato, entendía que volver a estar solo era una tortura para él.

     Mediante un abrazo se aferró a mí, diciéndome cuánto lo sentía, que debí dejarlo morir y que no se merecía una segunda oportunidad en la vida. Correspondí a su muestra de afecto con lágrimas en mi cuenca mientras contrarrestaba todos esos malos pensamientos con palabras de consuelo. Estuvimos así durante un buen rato hasta que logró calmarse. Sus heridas seguían doliendo, pero aun así nos las ingeniamos para ir a su habitación. Me recargué en el marco de la puerta observándolo, creyendo que sólo se acostaría para descansar un rato. Pero al ver que sacó sus maletas y buscó sus pertenencias me di cuenta de que esto iba en serio; ya nada lo anclaba a este infierno de oscuridad. Varios de sus gatos se me acercaron y restregaron sus cabezas contra mis piernas, en señal de un probable "adiós".

     —¿Ccino...? —se giró hacia mí entristecido—. ¿A dónde irás?

     —Geno, sabes que te aprecio mucho, pero sólo te puedo decir que regresaré a mi vida anterior... —Me dolía quedarme solo de nuevo, sin nadie en quién confiar.

     —¿Piensas visitarme? —Él negó con su cabeza.

     —Preferiría que tú me visitaras... Mis puertas siempre estarán abiertas a tu llegada. —Cuando estuve por preguntar sobre su dirección, él puso uno de sus dedos sobre la comisura de mi boca mientras siseaba—: Ten cuidado con Nightmare, te tiene la mirada puesta y no mereces pasar por lo mismo que yo viví.

     Volví a abrazarlo ahora con un semblante preocupado. Sólo esperaba que a donde fuera pudiera tener una mejor vida. Ambos nos despedimos una vez que terminó de empacar sus cosas y agarró sus maletas para irse junto a sus mascotas. Otra vez estaba solo con mis pensamientos y mi miseria, y todo por las estúpidas acciones de quien consideraba mi jefe.

...

     Seguía enfurecido con Nightmare aunque hubiera transcurrido más de un año. Lo odiaba, me había arrebatado al único monstruo que consideré mi amigo. Seguía creando estrategias para las misiones, que se volvieron menos frecuentes desde su partida, y aunque Nightmare me siguiera felicitando, sus palabras eran igual de falsas que su empatía. Esa tarde decidí caminar por los alrededores del castillo para despejar mi mente. Veía los cuadros de monstruos desconocidos (quizás reyes antiguos) colgados en las paredes con la poca iluminación que las antorchas pudieron brindarme. Observé a la lejanía la silueta de Killer sentado en el sofá mientras acariciaba al pequeño felino que salvó la noche de la discusión. Me dirigí hacia su ubicación y me detuve frente a ambos, escuchando los alegres ronroneos del felino que estaba a gusto con las caricias de su nuevo dueño.

     —Hey, Killer, ¿por qué adoptaste al gato? —Pregunté sin indagar mucho en el pasado.

     —No encontré a Ccino para devolvérselo, por lo que decidí quedármelo al ver que se encariñó conmigo —confesó—. Lo bauticé como Kills porque se parece mucho a mí.

     —Ya veo... ¿Puedo sentarme a tu lado? Me abruma quedarme solo en este lugar porque siento como si la muerte me vigilara de cerca. —Escuché una carcajada de su parte.

     —Adelante, siéntate, no eres el único que siente lo mismo. Si quieres puedes agarrar un libro de la repisa, no creo que a Nightmare le moleste —dijo con una sonrisa—. Si se enfada, échale agua y ya.

     Eso... Eso era un acto suicida. Me acerqué a la mesa, agarré un libro, me senté en el sofá y lo comencé a leer. Me perdí durante horas entre sus hojas, sintiendo una explosión de emociones positivas que había olvidado con las aventuras de los personajes en nuevos mundos que debían conquistar. Su narración junto a su buen desarrollo era adictiva y la forma en cómo expresaban las ideas de una forma tan clara que hasta un niño pequeño podría comprenderlo me gustaba. Killer ya se había ido a quién sabe dónde junto a su mascota, que parecía adorarla con toda su alma si es que de verdad tenía una. Estaba por casi llegar a la mitad cuando una mano se posó en mi libro y me lo arrebató de las manos, provocando que me enfureciera al ver que mi único momento de tranquilidad fue interrumpido por un tercero. Cuando me giré a confrontarlo, pude ver la sonrisa burlona dibujada en el rostro de Nightmare, quien revisó el título que tenía la portada del libro. ¡En serio que le encantaba joderme los únicos momentos de paz que conseguía! ¡¿Es que no tenía nada mejor que hacer?!

     —¿Qué haces con mi libro favorito? —Intentaba obtener devuelta el dichoso libro a toda costa.

     —¡Eso no es tu problema, Nightmare! ¡Déjame terminar de leer! —gruñí ahora forcejeando con mi magia, pero nada funcionaba.

     —Te lo devolveré si... Lo lees en voz alta para mí —mencionó sin borrar su amplia sonrisa—. Curiosamente quedé en la misma página que estás por leer y no he tenido tiempo para darle una ojeada. De lo contrario, no permitiré que vuelvas a leer un libro en toda tu vida.

     —... Bien, si sólo es leerlo en voz alta, con gusto lo haré. ¡Ahora devuélvemelo!

     —Temperamento fuerte, me gusta —susurró para entregarme el libro en las manos.

     En ese instante, en un escenario muy casual, las circunstancias cambiaron. Todos los días, a la misma hora, leíamos libros en voz alta, dramatizando los diálogos que aparecían entre los personajes y sus expresiones. Se suponía que lo odiaba a morir, pero cada vez que pasábamos tiempo juntos sentía que me conectaba con su verdadero ser. Al comienzo manteníamos una gran distancia física que poco a poco se volvió nula. Ambos terminamos acostados en el sofá mientras nos abrazábamos, sin necesidad de leer en voz alta al estar lo suficientemente cerca como para leer los textos sin mucha dificultad. Sentía cómo mi alma era consumida en una inexplicable calidez que me hacía sentir... Vivo. Incomprendía cuál era el interés de Nightmare de permanecer a mi lado si le desagradaba el contacto físico. Sin embargo, aunque su aura lóbrega me desorientara en ocasiones, su compañía era grata cuando era requerida.

     Esa tarde estábamos acurrucados como era de costumbre, con la diferencia de que Nightmare apoyó su cabeza contra la mía y con su brazo me apegó más a su cuerpo, provocando un fuerte sonrojo en mis pómulos debido a la vergüenza que sentía. Lentamente me gustó más ese contacto hasta llegar a aferrarme a su chaqueta de forma involuntaria. Entré en un dilema cuando caí en cuenta de lo que estaba haciendo: si tanto lo odiaba, ¿por qué me gustaba su atención?; No quería caer en el mismo círculo vicioso de Ccino, no quería estar con alguien sólo para tener la falsa sensación de que era acompañado. Odiaba a Nightmare por arrebatarme las únicas cosas buenas que pude tener en mi vida. Pero a medida que pasaba tiempo con él, ese odio se dispersaba para dar paso a una fuerte conexión entre nuestras almas; como si siempre me estuviera llamando para estar a su lado. El miedo de que pronto esos sentimientos se volvieran en mi contra y me sumergieran en un abismo de agonía despertaba mis inseguridades.

     Sentí una mano posarse sobre la mía y cuando busqué al responsable me topé con SU mano. En ese momento tuve suficiente de su "curiosidad" porque él estaba jugando con mi mente a propósito. Sabía que sólo lo hacía para ver cuál sería mi reacción. Aparté mi mano y me levanté, obteniendo una mirada confundida de su parte. Antes que él pudiera hablar, me adelanté a decir:

     —Voy... Voy a mi habitación. —Y abandoné la sala en dirección al susodicho lugar. 

     Cuando entré, cerré la puerta con llave y estampé mi rostro contra la cama buscando apagar el calor que sentía en mi alma. Estaba apenado por mis acciones. ¿Cómo pude dejar que sus encantos me atrajeran hacia él sin que me diera cuenta? ¡En serio que lo odiaba! ¡Lo odiaba a morir! ¡Esperaba que se pudriera en el infierno del que vino por todos sus pecados! ¡Lo odiaba! ¡Lo odiaba con toda mi alma por jugar con mis emociones como si fuera un simple juguete! ¡Lo odiaba...!

<<¿De verdad lo odiaba...?>>

     Me detuve unos segundos. ¿Qué me aseguraba que no estaba escondiendo mis verdaderos sentimientos con una fachada de odio y rencor inexistentes? Ni siquiera tenía en claro qué pensaba sobre él. No sabía si sentía envidia de sus habilidades o si seguía enfurecido por lo que le había hecho a mi amigo. Lo que sí tenía en claro era que todo comenzó con aquellos halagos que recibí de su parte por mis brillantes estrategias. Me llevé las manos a la cabeza mientras lloraba por el estrés generado por mi confusión. ¿Sentía admiración? ¿Estaba obsesionado? ¿O de verdad me había enamorado de quien me dio una oportunidad para escapar de mi pasado? Esto debía ser una tortura impuesta por cupido como castigo a mis pecados... Porque no quería verme forzado a estar junto a alguien que me veía como un objeto para disipar mi soledad. Estuve todo el día encerrado en mi habitación llorando con amargura mientras meditaba en las decisiones que tomé para llegar a esta situación.

     Y como si Dios hubiera escuchado mis plegarias, alguien tocó la puerta.

     Rápidamente sequé mis lágrimas con las mangas de mi chaqueta, me levanté de la cama y abrí la puerta, topándome con un sonriente Killer que sostenía a su querida mascota entre sus brazos. Antes que pudiera reaccionar, él me agarró del brazo y me arrastró por los pasillos entusiasmado, como si hubiera descifrado el secreto más importante del multiverso. Estaba seguro de que vio la escena romántica entre el jefe y yo... Y parecía querer ayudarme a apaciguar el sufrimiento en el que estaba como todo el entrometido que era. Él era un chismoso, aunque siempre lo negara.

     —Tengo información que podría interesarte.

...

     A la mañana siguiente llegamos a una cafetería situada en un barrio muy concurrido en el universo de Underswap. Estaba emocionado por ver a Ccino de nuevo, saber que estaba bien y aclarar mis inquietudes en cuanto a mis sentimientos. Entramos al establecimiento y fuimos recibidos por los afectuosos felinos que maullaron alegremente con nuestra presencia. A juzgar por la enorme sonrisa de Killer y de cómo se tiró al suelo para ser cubierto por las bolas de pelos que tenían por mascotas, él estaba en el paraíso. Alguien se acercó a nosotros tan pronto nos vio entrar mientras sostenía una toalla entre sus manos, pues recién terminaba de limpiar las mesas.

     —Bienvenidos, ¿en qué puedo servi-...? ¡GENO! —Ccino se abalanzó sobre mí y me abrazó con fuerza—. ¡Creí que te habías olvidado de mí!

     —¡Me duele que digas eso! —dije a duras penas debido al dolor en mis costillas—. ¡Yo también te extrañé! Pero, por favor, ¡suéltame que me estás estrangulando!

     —¡Ah, cierto! Discúlpame por ello, me emocioné. —Entonces vio al pequeño felino que acompañaba a Killer y se separó del abrazo para ir corriendo hacia este, cargarlo entre sus manos y abrazarlo con mucho cariño—. ¡Kill! ¡Creí que habías muerto!

     Bueno, al menos Killer no había desacertado con el nombre de su nueva mascota. Ccino y yo nos sentamos frente a una mesa, él me regaló un café y nos pusimos al día con muchos temas mientras Killer jugaba con los felinos. Según me contó, logró conseguir un puesto de trabajo en este establecimiento gracias a Swap, quien al verlo desesperado decidió brindarle ayuda y ahora ambos trabajaban en diferentes jornadas de medio tiempo. También le ayudaba con el mantenimiento de los felinos que al comienzo fueron rechazados por el jefe, pero al ver que llamaron mucho la atención de los clientes, decidió incluirlos en la cafetería. Ccino se había adaptado bastante rápido a su nuevo entorno, y me hacía feliz saber que tenía a alguien que estaría dispuesto a auxiliarlo en los peores momentos. Nuestra conversación fue muy extensa y entusiasta. Sin embargo, las risas cesaron cuando pregunté lo siguiente.

     —Ccino... ¿Me creerías si te dijera que creo que me gusta Nightmare?

     Sus pupilas desaparecieron durante unos instantes y la sonrisa que tenía fue reemplazada por una expresión incrédula y llena de dolor, como si lo hubiera traicionado con mi confesión. Estaba asustado, no quería que me odiara por lo que mi alma sentía. Sabía que él era capaz de seguirme apoyando a pesar de todo, pero me preocupaba que él pudiera estar resentido contra mí. Pronto vi cómo sus pupilas regresaron a la normalidad y su mirada pasó de ser una atónita a una más compasiva.

     —No lo entiendo... ¿Cómo te puede gustar alguien como él?

     —Quisiera yo saberlo... Sólo sé que cuando menciona mi nombre despierta muchas sensaciones en mí; que cuando me regala cumplidos me hace sentir valioso, como si fuera alguien importante para él —admití con un tenue sonrojo en mis pómulos.

     —Es comprensible, después de todo, puede llegar a ser muy encantador cuando le conviene —expresó soltando un suspiro—. Pero, en esta ocasión, él está cautivado con tu esencia porque le recuerdas a alguien del pasado.

     —Espera, ¿cómo sabes eso?

     —Porque él se te quedaba mirando cada vez que caminabas cerca y, sin importar qué hiciéramos, dejaba de prestarme atención para contemplarte —confesó desviando su mirada—. Siempre hablaba de ti y las increíbles cosas que hacías tanto por el equipo como por él. Incluso él me quería alejar para poder acercarse más a ti.

     —Estás diciendo-... —Fui interrumpido.

     —Rompimos nuestro trato porque él se había interesado en alguien más al sentirse, por así decirlo, renovado... Con emociones que nunca experimentó conmigo —dijo sin dirigirme la mirada—. Esa persona eres tú... Pero estaba asustado de que eso fuera una fachada que utilizaría para deshacerse de mí y hundirte en una completa miseria.

     Uno de los gatos salió corriendo hacia nuestra ubicación y con sus patas tumbó la mesa, provocando un estruendo que alarmó tanto al resto de los clientes como al personal. Nos quedamos en silencio durante unos segundos para luego echarnos a reír. Lo ayudé a colocar la mesa en su lugar, nos despedimos con un abrazo, y cuando Killer y yo estuvimos por retirarnos del local, Ccino me hizo la siguiente sugerencia sin negar mis sentimientos. Después de todo, ni yo mismo podía controlar las emociones que tenía por aquel ser de oscuridad.

     —Si vas a estar con él... Ten cuidado, es un lobo vestido de cordero que no sabe cómo amar. Te hará daño pensando que hace lo correcto.

     Esas palabras me dejaron pensativo el resto del día. Observé a Killer con su mascota oficial llamada "Kill", pues Ccino le permitió quedárselo al ver que estaba bien cuidado y que ambos se habían encariñado el uno con el otro. Eso me causó una pequeña sonrisa al tener una parte de mi viejo amigo cerca de mí. Necesitaba más tiempo para tener las cosas en claro y, quizás, darme la oportunidad de conocer a Nightmare mejor. Las cosas podrían ser diferentes si no me aferraba a la ilusión de que él realmente gustaba de mí.

...

     Entré a la biblioteca del castillo buscando un libro diferente a los que ya había leído. A diferencia del resto de las habitaciones, el lugar era enorme y tenía más iluminación. Me paseé por las estanterías leyendo los títulos de cada libro que encontraba. A decir verdad, por lo bien cuidados que estaban, alguien visitaba frecuentemente este lugar. Mi camino se vio obstruido con la presencia de Nightmare, quien yacía sentado en el piso sosteniendo una corona dorada entre sus manos. Dicho objeto tenía en la parte superior la forma de una media luna y, por lo que veía, tenía un significado sentimental para él. Qué raro... Creí que no experimentaba emociones distintas a la ira. Sentí cómo su mirada se posó sobre mí junto a una expresión anonadada. Carajo, llegué en mal momento. Estaba por darme la vuelta e irme hasta que escuché su voz... Que era mucho más apacible de lo normal. Podría hasta jurar que por unos segundos conocí a una criatura muy distinta a la que todos conocíamos.

     —Llegaste muy temprano... ¿Qué necesitas?

     —Me disculpo por eso, sólo quería tomar prestado un libro diferente a los que están en la sala. —Me sorprendió que todavía no me hubiera sacado a patadas como solía hacerlo con el resto de mis compañeros.

     —Ya veo... —Hizo una breve pausa y guardó la corona dentro de una caja. Me daba curiosidad, pero era insensato preguntar sobre su historia en ese momento—. Bueno, ya que estás aquí, serías de mucha utilidad si lo lees en voz alta para mí.

     Asentí para sacar uno de los libros que estaban al fondo del pasillo, regresar hacia su posición, sentarme a su lado y comenzar a leer en un tono de voz agradable. Como estábamos muy juntos, él seguía la lectura en silencio y visualizaba las ilustraciones con facilidad. Pronto sentí cómo recargó su cuerpo sobre el mío, apoyando su cabeza en mi hombro y cuello. Sentí mis pómulos calentarse y teñirse de un suave color celeste. Como ya estaba acostumbrado a tener estos acercamientos con él, no me incomodé. Pero en este marco de circunstancias, donde me di cuenta que sentía cosas por él, me avergonzaba cada vez más por mi propia mansedumbre. Con el alma palpitando a mil, una idea (que actualmente considero estúpida por haberla hecho realidad) se me cruzó por la cabeza. Dejé de leer el párrafo, giré mi cabeza hacia él y planté un tímido beso en su frente, obteniendo como reacción que se apartara de mí con una expresión sorprendida y molesta. Demonios... Jodí el momento.

     Cerré el libro y me levanté dispuesto a huir de la escena. Pero antes que pudiera moverme, Nightmare me agarró de la mano, me jaló hacia él y yo caí sobre él. Me rodeó con sus brazos, me sentó en sus piernas y con uno de sus tentáculos trajo el libro que estábamos leyendo. Mi cara ardía a más no poder, a la vez que sentía una enorme exposición de emociones y sensaciones que consumieron mi alma y mente. Acarició mis costillas lentamente por encima de mi ropa, acercó su rostro hacia el mío y con aquella voz profunda pero seductora me susurró: "No puedes escapar de las consecuencias, Geno". Sentí un escalofrío pasar por toda mi columna vertebral y en cualquier momento me desmayaría. De repente dejó de acariciarme y abrió el libro en la página donde quedamos. Apoyó su cabeza contra la mía con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro y entrelazó una de sus manos con la mía. Tal vez... Sólo tal vez... Las cosas podían ser diferentes y ambos podríamos escapar de nuestra amarga soledad.

<<No soy quién para cambiar tu forma de ser. Sin embargo, quiero ser la razón por la cual intentas aprender>>

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☆La persona que me comisionó el One-shot prefirió que mantuviera su identidad anónima, pero aún así me tomo el tiempo para agradecerle por su interés y paciencia por la tardanza de la creación de este relato. ¡En serio, muchas gracias!

☆Espero que les haya gustado la lectura, es la primera vez que escribo un one-shot tan largo en tan poco tiempo (alrededor de dos a tres meses) sobre este ship. Admito que fue interesante probar una dinámica distinta al fluff que acostumbro a escribir y experimentar con otros elementos (como podría serlo una clase de rivalidad). Sin más que decir, ¡que tengan un espléndido día, soñadores.

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