6. Un juramento de honor
Mar
Me alejo de Blake. Me alejo del festival. Me alejo de los humanos. Me alejo de todo. Simplemente salgo corriendo lo más rápido que puedo. Cruzo calles, atravieso a la multitud, siento como mis pies empiezan a arder ante la extrañeza de las botas y mi piel suda ante el calor del viento.
Me quito la chaqueta, las botas y todo aquello que me haga sentir algo que no soy. Sigo caminando, recorriendo el lugar mientras ignoro las voces a mi alrededor. No sé cuánto tiempo tardo, pero al final termino llegando a la playa, en donde puedo volver a sentir la arena, la brisa del viento y las olas de mi hogar.
—¡Mar! —grita una voz detrás de mí, deteniéndome de sumergirme por completo en el agua.
—¡¿Por qué me mostraste eso?! —pregunto en cuánto Blake entra en mi campo de visión. Él está sudoroso y desaliñado, prueba de que ha estado tratando de seguir mis pasos.
—Porque es algo que necesito cambiar —dice, avanzando hacia mí, aún con el agua mojando sus ropas—. Ellos no verán ninguna otra verdad si no se las mostramos.
—¿De qué estás hablando?
—De esto —dice, tomando mis manos y entrelazando sus dedos con los míos—. Hace un tiempo, la amistad entre una criatura del océano y de un humano sería impensable. Pero míranos ahora, mira lo que tenemos. Eso es lo que hay que enseñarles.
—¿Nuestra amistad?
—Nuestro amor —corrige, reduciendo la distancia entre nosotros, y posando sus labios sobre los míos en un suave, pero a la vez hambriento beso.
No me resisto, no hago nada más que corresponder a sus caricias y ceder ante el calor que emanan sus manos, aún unidas a las mías, con las olas del océano recorriendo nuestras pieles. Es como si no hubiera barreras, como si no hubiera distancia o una gran diferencia entre lo que somos y de donde venimos.
Nos separamos, tratando de recuperar el aliento mientras el descansa su cabeza sobre mi hombro.
—Te necesito —susurra en mi oído—. Realmente tengo que hacer un cambio aquí y tú eres mi única esperanza.
—¿Y crees que mostrarnos juntos será suficiente para generar ese cambio? —pregunto, mirándolo a los ojos, dejándome embriagar por ese tenue brillo en su mirada.
A pesar de lo que espero, él simplemente niega con la cabeza, para después tomar un mechón de mi cabello y pasarlo detrás de mi oreja.
—Eres hermosa —me dice, con una expresión ilegible en su rostro—. Pero pareces demasiado humana. Necesito que ellos vean lo que quiero que vean.
—¿Y eso es...?
—Conoces el océano mejor que nadie —explica, sosteniéndome la mirada—. Conoces a las criaturas marinas que viven en las profundidades. Si convences a una sola de creer en nuestra causa, podríamos hacer que otros más lo crean.
—¿Quieres mostrarte con alguien que parezca más del océano? —pregunto, con indignación—. ¿Crees que eso funcionará? ¿Qué garantiza que no nos vayan a atacar justo como en ese festival?
—Jamás dejaría que te hagan daño —dice, afirmando más su agarre sobre mí—. Ni a ti, ni a nadie que te importe. Por favor, confía en mí. Haz un cambio conmigo. Si iniciamos con esto, puede que incluso los reyes nos escuchen. Podemos terminar con años y años de separación. Podemos estar juntos, ser libres.
Él junta su frente con la mía y cierra los ojos con fuerza.
—Por favor, solo confía en mí —susurra.
Sus palabras hacen eco en mí. Trato de recordar la razón por la que vine en primer lugar. Pienso en todo lo que estoy arriesgando y en lo que pasaría si algo acaba mal. Me planteo una infinidad de situaciones, pero aunque sé que hay muchos malos finales, decido enfocarme solo en los buenos. Un mundo nuevo en donde no hay que ocultarse de otros, en donde los festivales no muestren nada más que la verdad, en donde humanos y criaturas marinas puedan convivir como uno solo, la unificación de nuestros reinos para un futuro mejor.
Cierro mis ojos y me concentro solo en Blake y en lo que transmite, ignorando todas aquellas señales que me dicen que estoy cometiendo un error.
—Confío en ti —digo, tratando de convencerme a mi misma de que es lo correcto.
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