Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19. Una vida por una vida

Mara

No encuentro a la novata por ningún lado. Trato de buscar a mi alrededor, pero la arena en el aire no solo imposibilita mi vista, sino que también entrecorta mi respiración y me hace toser cada vez que intento gritar su nombre.

No sería la primera vez que una novata muere en su primera guerra. Sin embargo, quiero que está vez sea diferente. Por eso me comprometí a protegerla, por eso le pedí que se quedara a mi lado, y ahora he fallado, al igual que he hecho otras tantas veces.

Mantengo firme mi lanza en mis manos y tan solo unos pasos delante de mí encuentro la daga de Mar. No debe estar muy lejos. Sigo avanzando, guardando la daga y agitando mis manos para tratar de dispersar las cenizas del aire, y no mucho tiempo después veo una figura parada frente a mí, con su vista fija en algo más allá de ella. Me acerco, y no tardo en notar la vestimenta pirata de Lina. Su vista está pérdida, completamente en shock, pero antes de que pueda acercarme más, esa duda que parecía apoderarse de cada parte de su cuerpo se disipa, y de inmediato corre hacia aquello a lo que miraba con tanto temor.

Su movimiento hace que el polvo se concentre más, y tengo que toser con fuerza un par de veces para lograr llevar algo de oxígeno a mis pulmones. Pero no tengo tiempo de detenerme, ya que un grito desgarrador amenaza con reventar mis tímpanos. Corro rápidamente hacia el sonido. Mis manos tiemblan cuando vuelvo a escuchar el llanto y la desesperación, que me afectan aún más al percatarme que suenan como mi propia voz. No soy yo quien sufre, pero si alguien igual que yo.

Lo primero que entra en mi campo de visión es la imagen borrosa de Mar en la arena, sosteniendo el cuerpo de Lina mientras las olas fluyen a su alrededor. Hay una flecha incrustada en el corazón de la pirata, de la que sale un líquido rojo espeso. Ella no se mueve, y Mar solo puede llorar desconsoladamente mientras le ruega que despierte. Pero no lo hará. He visto muchas heridas de guerra, y hay unas que son mortales incluso si solo se ven a simple vista.

El sonido de una ballesta cargándose al lado mío me saca de mi trance, y al ver a Blake volviendo a apuntar su arma contra las chicas, es fácil deducir lo que ha pasado. En este y en otros mundos, él ha destruido todo a su paso, e incluso su propia gente no es la excepción. Lina se sacrificó salvando a Mar, y aunque no conocí a la joven pirata de este mundo, una vida es una vida, y él tiene que pagar por ello.

Avanzo con pasos seguros y sostengo con fuerza mi lanza. Él está tan enfocado en acabar con la vida de Mar, que ni siquiera se da cuenta que la muerte le está pisando los talones. Y antes de que Blake pueda lanzar otra flecha, me adelanto y hundo mi arma en su pecho. Ambos caemos al suelo, y veo como él se queja de dolor mientras intenta sacar mi lanza de su piel. No necesita hacerlo, porque soy yo misma quien la saca para que pierda sangre a mayor velocidad, y tan solo unos segundos después, con una expresión de terror en su rostro, el príncipe de la superficie da su último aliento.

Blake está muerto. Yo lo maté, pero no me siento satisfecha. Nunca me he sentido así.

Él ha sobrevivido en muchos otros mundos, viviendo su vida como si nada de este desastre hubiera sucedido, pero no ha sido así desde que mi maldición empezó. Yo personalmente me he encargado de acabar con cada Blake con el que me he encontrado, desde los últimos cinco años. Sin pena ni remordimiento. Las demás Amaras pueden llamarlo venganza, unas más pueden considerarlo retribución, pero la verdad es que es puro resentimiento. Su muerte no cambia nada, pero aun así, me hace sentir aunque sea un poco menos miserable.

No puedo evitar soltar una risa amarga. Solo estoy tratando de engañarme a mí misma, porque no importa con cuántos Blake's de otros mundos acabe, si al final de cuentas el Blake de mi mundo sigue vivo. No pude matarlo la vez que me traicionó, y tampoco los años que siguieron a eso. Aún si tengo los medios, las armas, la fuerza, jamás me atreví a adentrarme en su castillo y acabar con él, ni siquiera cuando finalmente tomo el trono que tanto quería. Ni siquiera cuando me olvidó y obtuvo su final feliz.

Preguntarme la razón sería inútil. Simplemente no puedo hacerlo. Si he acabado con tantos otros Blake's, es porque ninguno era el de mi mundo. Porque el de mi mundo es mi Blake, y por más tóxico que suene eso, a final de cuentas nos pertenecemos el uno al otro.

Llevo mi lanza a las orillas del océano para limpiar cualquier rastro que haya quedado de él. Cuando termino me dirijo hacia Mar, que sigue tratando de hacer que Lina despierte. Su piel se ve completamente pálida y sus ojos están abiertos, perdidos en la nada. Ella tenía razones para seguir viviendo, tenía que seguir cuidando de sus hijos, viéndolos crecer y ser la familia feliz que siempre debieron ser. No sé porque decidió dar su vida por una de nosotras. Quizá pensó que ya no valía la pena seguir apoyando a un príncipe que solo pensaba en sí mismo; tal vez se dió cuenta que somos la única esperanza para detener está guerra; simplemente puede que Mar le haya agradado aunque sea un poco; o también puede ser que ni siquiera lo haya pensado, que lo hizo solo porque creyó que era lo correcto.

Me agacho a su lado y tomo con cuidado el cuerpo de Lina entre mis brazos.

—¿Qué haces? —pregunta Mar, todavía nerviosa. Parece que ni siquiera ha notado que su príncipe acaba de morir.

—Ella ya no está —digo, soltando su cuerpo en el océano, dejando que sean las olas las que la sostengan—. Hay que dejarla ir.

—Pero...

Antes de que pueda decir algo más, arranco un pedazo de tela de mi ropa y le coloco un torniquete por encima de su herida. Cuando me aseguro que está bien puesto, saco lentamente la espada de su pierna, y una vez afuera la dejo caer. Tomo otro pedazo de tela para rellenar el espacio que ha dejado la cuchilla y evitar que pierda más sangre. No es la mejor de las curaciones, pero al menos servirá por ahora.

—No tenemos tiempo —digo, extendiéndole de nuevo la daga—. Ésto aún no ha terminado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro