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VI. Fin de la guerra


Contra cualquier pronóstico inicial, la guerra no concluyó inmediatamente. Continuando por varias estaciones.

Se había asumido que la presencia del inmortal fantasma, el patriarca Yiling, haría un movimiento clave, diezmando las fuerzas armadas como hizo alguna vez.

Sin embargo, no fue así. Desapareció en las sombras con la misma rapidez con la cual apareció.

WangJi solo había escuchado rumores al respecto a partir de ahí. Aún estaba fresco en su mente la primera aparición de dicha personalidad. En el campo de batalla en el cual Wen Chao encontró su muerte. Más tarde, en los alrededores de Yiling donde los inocentes se veían sometidos.

WangJi no se inclinaba a deidades o inmortales. Tenía ese pensamiento de que, era responsabilidad de los cultivadores hacer frente al conflicto entre grandes grupos; mantener apartados a los inocentes y abogar en su defensa cuando las injusticias les vulneraban.

Poco después de recuperar el territorio de Henan, WangJi regresó al clan Lan por orden de sus superiores. La guerra continuó su curso. Ý pequeños y grandes contingentes se distribuyeron para recuperar el territorio, a fin de debilitar los dominios de Wen RuoHan; aunque, en el Yunshen Buzhichu se dedicaron esfuerzos en la reparacion y rehabilitacion después de un gran ataque. Si bien, las tropas Wen se habían apartado desde el sur, y estaban relativamente seguros, fue un segundo y tercer intento de invasión lo que despertó las alarmas de los ancianos. Ningún clan estaba seguro. Mientras los herederos y representantes marcharan lejos de su tierra natal, los miembros más vulnerables de la secta quedarían indefensos.

WangJi entonces hizo un acuerdo justo con su hermano mayor, y regresó al Yunshen Buzhichu como líder interno y temporal mientras él, y ChiFeng-Zun se encontraban al frente de las filas.

De este modo pasó sus días y semanas ayudando en la construcción, reparación y rehabilitación de su secta. Además de dar caza a los equipos de invasión Wen, que, cada vez eran menos poderosos.

Caiyi se había convertido en la ruta directa para el paso de atacantes, por lo que muchos campesinos tuvieron que retirarse, y otros más pidieron asilo a la secta Lan en favor de mantenerse con vida.

Con más personas bajo su cuidado, mayor fueron las responsabilidades a atender. Mientras la guerra continuaba, lograron reconstruir un cuarto de las habitaciones de discípulos e invitados.

Las féminas reacondicionaron las guarderías, y los pequeños cultivadores se mantuvieron seguros en aquella sección debido a la dificultad que tuvo el fuego de llegar hasta allá.

Las noticias de la guerra llegaron a él a manera de cartas ocasionales redactadas por su tío y xiongzhang. No hubo nada claro, y los rumores estuvieron prohibidos. Lan WangJi estaba cansado y no envidió la posición de líder. Por el contrario, tuvo esperanza a que la guerra concluyera en brevedad para poder regresar al campo a fin de ayudar a aquellos azotados por los espíritus viciosos y la injusticia.

Esa tarde, los sabios se reunieron en el gran salón. Su segunda tía torció el gesto y se quejó de la falta de suministros para su sección. Su tío tercero, maestro de talismanes, exigió hombres para levantar y reparar los pilares del comedor central.

Sin embargo, fue complicado; ya que apenas tenían los insumos necesarios. El transporte de materia por vía marítima se vio limitado a lo esencial. Pero, no pudo solo ignorarlo porque las bajas temperaturas amenazaron con llegar a sus tierras de nueva cuenta.

Cao San-furen, está siendo irracional!, ¿planea tomar toda esa madera para recubrir el ala médica? ¡Necesitamos la madera para levantar los tejados! A menos que el maestro Gu Mao termine su matriz de calentamiento, tendremos problemas este año también, ya que el número de refugiados se ha triplicado".

"¡No olviden que necesitamos mano de obra!, el granero sigue sin terminarse porque nadie está dispuesto a trabajar". Añadió un anciano.

"¿Pero qué dice? ¡La amable gente de Caiyi que fue acogida tras la tercera invasión ha ofrecido su ayuda, ellos nos han ayudado a reconstruir nuestra venerada secta!". Argumentó una dama.

"¡Será en tú lado de la secta!", se quejó el quinto tío. "No he visto ningún campesino dispuesto aquí. Solo mira eso, acaparando la mano dispuesta y luego quejándose de la falta de materiales".

Los ancianos comenzaron a quejarse, lanzar recriminaciones en orden de tener la razón. Todo lo que WangJi pudo hacer fue escuchar. Escuchar y luchar por no perder la cordura. La reunión no le había permitido avanzar en ninguno de los asuntos apremiantes a tratar. Nadie parecía dispuesto a cooperar, todos deseaban tener la razón.

Se había convertido en un muñeco de madera que llenó el lugar de su hermano. Y supo que no estaba siendo suficiente debido a la falta de diplomacia o la facilidad de palabra. Aunque, pese a sus defectos, los ancianos apenas protestaban a sus sugerencias y lo respetaron en el puesto a cubrir.

Cuando se advirtió la llegada a la cena, el asistente de su hermano, un joven cultivador estudioso, se apresuró a hablar, a fin de aliviar la indisposición de WangJi y se dirigió a los ancianos. "Sin duda todas sus inquietudes son apremiantes, y deberán ser evaluadas con gran detenimiento. Si envían un informe detallado, será leído por nuestro líder en función y se dará respuesta en una próxima reunión".

Los ancianos chasquearon la lengua pero estuvieron de acuerdo.

Lan WangJi abandonó su sitio en la cabecera de la sala de reuniones y caminó de vuelta a su hogar, sintiéndose sin ánimos de formar parte en la cena presentada en el gran comedor.

Mientras abandonaba el salón de reuniones. Lan ZiMing, su cuarto primo, y asistente de su hermano mayor, le tendió una carta, de una pila de rollos, y se retiró a su hogar.

Lan WangJi atravesó el claro, caminó a través de las colinas donde el pastizal brillante había cubierto los parches de hierba seca y muerta. Y divisó el magnolio, al menos el reemplazo de aquel que había sido quemado; su magnolio favorito, el que podía ser divisado desde la biblioteca, y cuyo aroma perfumaba las tardes de verano.

Al entrar al JingShi, se sacó las túnicas formales, y las colgó en su soporte para el día siguiente. Se liberó de los adornos y decoraciones, e hizo a un lado la falsa piel de líder capaz, para ser él mismo.

Después de tomar su cena y darse un baño se dedicó a tocar el guqin por puro placer. Cerca del Hai-Shi, se dedicó a leer los informes generales, y elaborar una lista detallada de los asuntos a atender en la próxima semana.

Notó la carta en su posesión, y comenzó a leerla.

Xiongzhang había informado un hecho sin precedentes. Un acontecimiento único que podría traer consigo un giro en la posición desventajosa en la cual se encontraron durante toda la guerra.

En el mes de la luna roja, las anomalías regresaron.

Similar a lo ocurrido hace casi cuatro años años, la presencia oscura del resentimiento se arrastró por todo el territorio Wen, trayendo consigo una advertencia de muerte y perdición.

Las fuerzas de Wen RuoHan redujeron su número de tantos millares a unos pocos en cuestión de un mes. Los hombres eran encontrados sometidos a toda clase de torturas despreciables y pesadillescas. Desde el ahogamiento hasta la decapitación. Las muertes llegaron en los días sin luna llena. Se vaciaron campamentos, aldeas, y poblados donde la presencia del ejército Wen estuvo presente.

Nunca se vio a la persona, o personas responsables.

Nadie escuchó nada. Ni un grito o un lamento.

Ni siquiera las temibles bestias de ataque sobrevivieron.

Fue imposible dar crédito a que hubiese un extraño benefactor salido de la nada.

El nombre del Yiling Laozu resonó en el campo de batalla de nueva cuenta. Pero, nadie pudo ver siquiera un atisbo de su sombra.

La misiva concluyó haciendo una solicitud formal para que WangJi viajase del Yunshen Buzhichu al Buyetian Cheng, en la Capital Inmortal de la Ciudad Sin Noche, ya que, frente a la gran ventaja obtenida, se orquestó un ataque que permitiese dar fin a la tiranía Wen.

La caza por la cabeza del líder Wen ya tenía fecha y lugar. Todo lo que WangJi pudo hacer fue preparar su equipaje a fin de partir al amanecer. Sin embargo, permaneció una hora más allá del Hai-Shi para terminar el trabajo pendiente y urgente.

WangJi llegó al lugar concertado, y encontró a su hermano mayor, a quien no había visto en muchas estaciones. Apenas hubo cambios en su apariencia, como si el tiempo no hubiese pasado en él, pero parecía cansado. Agotado por el ritmo agitado de la guerra. Saciado frente a aquella nueva oportunidad.

Tras descansar una semana y ponerse al día en lo acontecido en su vida, reunieron un grupo de miles de cultivadores y marcharon a QiShanWen.

Desafortunadamente, hubo un cambio de planes, cuando el líder de la secta Nie, Nie MingJue, fue secuestrado y torturado por los soldados Wen, durante una misión de infiltración dentro de la fortaleza de Sin Noche.

Se dijo que fue Meng Yao, hijo sin reconocer de Jin GuangShan, quien lo delató.

Meng Yao había pertenecido al clan Nie, hasta que el gran maestro Nie le echó. Más tarde, lo encontró asesinando a su capitán y a todo un escuadrón en las cercanías de Shanxi. Ahora, había tomado lugar dentro del Buyetian Cheng como maestro de torturas.

El desenlace de aquel enfrentamiento trajo consigo la victoria de los rebeldes. Terminando con la muerte del líder Wen, Wen RuoHan, debido a la traición de Meng Yao; que,, todo ese tiempo había actuado como informante de Lan XiChen.

De esta manera, fueron libres.

O, eso se dijo.

Después de todo, ¿cuán frágil es la libertad?.


***


Las leyendas comenzaron a narrarse cuales epopeyas fantásticas. Se alabó el trabajo de los hermanos jurados, quienes unificaron las sectas hermanas a partir de los méritos de Lan Huan, Nie MingJue y, ahora, Jin GuangYao. Se elogió el talento del líder de YunmengJiang por revitalizar su secta, tras una masacre que dejó únicamente a tres sobrevivientes. Se reconoció el compromiso de WangJi en sus deseos de ayudar a la gente civil. Y una leyenda más resonó en el mundo mortal y los cultivadores: Yiling Laozu.

Se narró la historia de un inmortal fantasma, GuiXian, cultivado en el resentimiento, el cual bajó de su pico para dar fin a los problemas que hombres ambiciosos provocaron.

Dicha deidad tenía la habilidad de levantar a los muertos de su tumba, de diezmar con ejércitos enteros en una sola noche, provocar torturas inimaginables y doblar el mundo con el resentimiento y el poder de su flauta. Tan pronto como Wen RuoHan fue muerto, un nuevo objetivo se hizo presente.

"El Yiling Laozu es increíble. Su poder no tiene límites, me gustaría convertirme en su discípulo".

"¿Qué absurdez dices, Luo-shidi? Eso es un tabú".

Un joven cultivador río, y se mostró desenfadado. "No puede ser tan duro".

"¡Cierra la boca, mocoso insolente y estupido!", gritó un anciano de la secta He. El joven discípulo huyó de su maestro y se lamentó por la insensatez.

WangJi solo pudo ser un observador, y guardó toda opinión para sí mismo.

"Sin embargo", dijo un maestro del clan Qin. "¿No es peligroso esa clase de poder?".

"¡Si nadie regula esa cantidad desbordante de energía oscura, un nuevo maestro del mal podría alzarse! No habría manera de enfrentar a quién logra reanimar a los muertos. ¡Estaríamos en desventaja!".

Abandonando el gran salón de guerra, divisó a su hermano mayor, y se sintió aliviado por el fin de la guerra.

Lan XiChen dio una sonrisa sincera, y espero continuar el camino en compañía.


***


Hubo un banquete. Eso no fue una novedad. Más bien, una formalidad.

Ante cada acontecimiento relevante, o en un afán por demostrar la opulencia, se llevaba a cabo un banquete.

Los Jin, quienes se destacaron por su riqueza, acostumbraban celebrar toda clase de banquetes: aniversarios, celebraciones de guerra, cumpleaños, e incluso la conmemoración a la creación del clan. En secreto hubo quejas por el despilfarro, especialmente, tras varios años de guerra y pérdida. Jin fue la secta que consiguió mantenerse en pie e íntegra por completo; ya que, se destacaron por la inacción. Pero todo eso fue perdonado bajo la benevolencia del líder Jin, al asumir el compromiso de donar cuantiosa fortuna a las sectas afectadas.

De esta manera Jin GuangShan fue nombrado: Xuandu, cultivador en jefe, y las copas se llenaron con licor dulce en una doble celebración.

Era la primera vez en meses que WangJi se hizo fuera del Yunshen Buzhichu, todo lo que alguna vez supo sobre el estado actual del mundo de la cultivación vino de parte de su hermano, a manera de cartas breves, puntuales y poco detalladas. No hubo tiempo de chismes o comentarios adicionales sobre este y otro líder de secta, ya que en su clan esa clase de asuntos fue irrelevante. A excepción del anuncio por deceso de algún heredero o líder dentro de su red de alianza.

Yació en su mesa sintiéndose aburrido. Sin energía para atender un banquete animado y ruidoso. Había respondido con solemnidad y honestidad a las preguntas que se le hicieron, a raíz del puesto de líder provisional. Se elogió su diligencia y lo llamaron Hanguang-Jun frente a los méritos en la guerra.

Por supuesto, cedió al estoicismo y no dijo que no deseaba tomar el puesto de líder del clan Lan, de nuevo. Sus intereses radicaron en otros asuntos. Supo que era egoísta, pero él no había sido entrenado para ser un líder, o el gran maestro de su secta natal. Esa fue la posición de su hermano mayor, y no la envidió.

Dio un trago a su té floral, y se enfocó en disfrutar las notas dulces y el tono aromático de las flores. Las charlas y risas desagradables se convirtieron en ruido blanco, y estuvo en relativa paz e inacción sobre su almohadilla, dando un vistazo a los aperitivos y tomando uno o dos por mera curiosidad.

Cuando el contingente de YunmengJiang fue anunciado, contuvo el instinto de ponerse en pie de un salto, y en su lugar, se levantó con dignidad y caminó hasta quedar a un lado de su hermano para hacer los saludos formales propios de la etiqueta.

Tuvo deseos de ver a Wei WuXian. La última vez que sus miradas se encontraron fue en QingHe, sin embargo, él parecía animado y divertido en cercanía de hermosas jóvenes damas del mercado de paso. Les había comprado una canasta de caqui y algunos bocadillos de carretas locales. Hubo gran distancia entre formaciones, y encontró poco oportuno acercarse en caballo. Así que se limitó a verle.

Parecía recuperado de sus heridas, y todo en lo que pudo pensar fue en las palabras que compartieron antes de separarse en LianHua Wu.

En cosas importantes que deseó compartir. Sobre sentimientos y realizaciones a las que llegó tras su desaparición. Incluso en su caída al Luanzang, y la preocupación que experimentó frente al envenenamiento por resentimiento.

Wei Ying dijo que hablarían después de la guerra, incluso cuando las cosas se tranquilizaran.

Pero entonces, ambos separaron sus caminos de nueva cuenta. Él siguió junto al contingente Jiang, y WangJi enviado de regreso a Gusu.

No habían intercambiado palabras en mucho tiempo, todo lo que deseó fue asegurarse que estaba bien y que la guerra no había dejado secuelas en su persona.

Lan XiChen pareció leer sus emociones, su sonrisa fue tensa y complicada, pero no dijo nada. Su tio, por otro lado, mantuvo el ojo vigilante sobre su espalda. No fue secreto cuanto le desagradó al anciano que WangJi estableciera amistad con Wei WuXian. Ni siquiera, cuando ambos se habían salvado en la cueva del XuanWu, y demostraron su valía dando caza a una bestia divina corrupta.

XiChen fue elogiado por su participación en el campo de batalla y la alianza realizada con Jin GuangYao a fin de obtener la ventaja mediante el intercambio de información. LianFang-Zun se acercó a XiChen para extender sus felicitaciones, WangJi se apartó. Su tío no fue sutil, y lanzó críticas junto al consejo de sabios ancianos eruditos, tachando de despropósito el despilfarro de recursos para un banquete.

Un anciano del clan dijo: "¡¿Licor costoso?! ¿Láminas de oro? ¡Esto bien pudo ir para los pobres!".

WangJi tuvo que estar parcialmente de acuerdo.

El comité Jiang se hizo presencia, atravesaron los grandes portones con chapado de oro. Fue un mar de sedas púrpuras y malvas. Los presentes se colocaron un cinturón blanco delatando su luto y WangJi advirtió caras nuevas, ningún rostro le resultó familiar, del grupo de jóvenes que alguna vez estudió en Gusu.

WangJi contuvo su expresión. El deseo de resplandecer, de divisar un cabello de Wei WuXian o los bordes de su cinta. Tenía tanto por decir, el tiempo libre que tuvo para pensar cada noche, temeroso a que la guerra hubiese separado sus caminos permanentemente por la pérdida del núcleo dorado, lo determinó.

Para su desgracia, Wei WuXian no se encontró a la vista.

El comité de Jiang fue liderado por Jiang WanYin, y por Jiang guniang, Jiang YanLi.

El resto de discípulos mantuvo su posición, y pese a la entrada formal, Wei WuXian no se notó por ningún sitio. Supuso en que estaría lejos de su contingente bebiendo, quizá charlando o siendo descarado y coqueto. Mantuvo su atención fija a la entrada principal. Trató de ser discreto, por supuesto, pero Wei Ying no hizo presencia.

Buscó una explicación en el semblante de ambos hermanos. Pero ninguno dijo nada. Distinguió irritabilidad en Jiang WanYin, y melancolía en Jiang YanLi.

WangJi temió una fatalidad.

La máscara de imperturbabilidad fue rota. Lan Huan fue consciente de su expresión, ya que su atención dirigió un pestañeo en su dirección, y forzó una sonrisa civilizada y diplomática a Jiang WanYin.

Elaboró una reverencia acorde a las normas de etiqueta, y su hermano habló. "Es todo un placer encontrar al líder de la secta Jiang. Este servidor agradece su participación en la guerra. El clan Lan hace honra y le felicita por la revitalización del LianHua Wu".

Jiang WanYin dio una reverencia. Los presentes imitaron,

El heredero de Jiang, dijo: "El clan Jiang agradece su apoyo durante la Campaña para derribar el sol".

Con una sonrisa inocente, y una gentil máscara de indulgencia, colocó sus manos frente al pecho y se mostró erudito, con ese gesto que shufu hacía ocasionalmente. "Veo que falta un miembro importante dentro de su comité. ¿Acaso el joven maestro Wei se encuentra atendiendo asuntos más relevantes?".

Jiang WanYin perdió la simpatía en su rostro, y se oscureció. Aunque luchó por mantener la cordialidad, su boca se aplastó en una línea recta. Hizo esfuerzo por mantener la dignidad pero su mal temperamento ganó.

"Hmp, no vale la pena hablar de él". Advirtió. "Se ha ido".

Las palabras fueron frías y contundentes. La joven dama Jiang contuvo el deseo de llorar, y bajó la mirada con desánimo. Por un momento, WangJi temió lo peor. Su aliento se atascó en su garganta ante la revelación, sus puños se apretaron hasta que los nudillos se pusieron blancos.

Lan XiChen: "¿Se ha ido? ¿Qué quiere decir con eso?".

WangJi supo lo que estaba haciendo, agradeció que fuese la voz lógica, ya que él era incapaz de vocalizar sus inquietudes.

"¿Qué más podría significar? Wei WuXian, Wei WuXian, ¡Es un dolor de cabeza! Un hombre sin valor ni sentido del compromiso. Su insubordinación y desobediencia le han llevado a ser expulsado, y exiliado de la secta Jiang".

"Eso es un asunto importante. Un discípulo principal no puede ser exiliado tan fácilmente, en especial alguien con una relación tan cercana a usted, líder de secta". Sonrió,

"¿Adónde ha ido Wei Ying?", finalmente habló. Los presentes se sorprendieron del abrupto. Escuchar al segundo jade de Gusu interrumpir a alguien fue todo un fenómeno. Pero a WangJi no pudo importarle menos.

"Me es indiferente. Será mejor que esté lejos de mí o de mí secta. Si vuelvo a verlo, lo pagará caro".

"¿Cuándo se fue Wei Ying?", preguntó sin ceremonia. Su ceño se frunció y el desagrado hacía Jiang WanYin afloró de nuevo. Nunca habían sido cercanos, no le caía del todo bien y trataba a las personas con orgullo y altanería. Tan diferente de Wei WuXian que, pese a su excéntrica manera de ser, se dirigió a otros con respeto. Probablemente, se debió al constante juicio que se dio en su nombre al carecer de antecedentes de prestigio o una familia distinguida entre la realeza del cultivo.

"¿A quién le importa?, Él se marchó primero cuando la guerra se encontraba en su punto más crítico".

Con esto dicho, Jiang WanYin cambió el tema de conversación, y su hermano mayor cedió a favor de evitar malos entendidos.

WangJi regresó a su lugar junto a su tío, que parecía ligeramente satisfecho con la noticia de la partida de Wei WuXian. Lo que le hizo sentir miserable.

"Solo era cuestión de tiempo, WangJi. Alguien tan indómito como Wei WuXian jamás encajaría dentro de una prestigiosa secta. Heredó el espíritu de su madre. No puede seguir órdenes y constantemente confronta a sus superiores".

"..."

"No te sientas tan mal por una amistad sin finalidad. No entiendo porque te empeñaste en asociarte con alguien como Wei WuXian. Ahora que no está alrededor puedes dedicarte a tus prioridades sin interrupciones".

"Shufu...", intentó defender. Sin embargo, no tuvo las palabras adecuadas.

"Ni se te ocurra mencionar el nombre de ese sublevado en este lugar. No en esta conversación. Wei WuXian tal vez siguió los pasos de sus padres y se convirtió en un cultivador deshonesto".

WangJi permaneció en el banquete durante medio shichen y se excusó tras cumplir con las formalidades de tal celebración. Volvió a su habitación de invitados en el ala norte y divagó perdido en sus pensamientos.

Fue inverosímil. No hubo persona más comprometida, y con mayor espíritu por su secta que Wei WuXian. Pero, las cosas habían cambiado. Y Jiang WanYin no se destacó por ser una persona comprensiva y fácil de tratar.

Pensó en la posibilidad de haber sido prescindido de su puesto a partir de la pérdida de su núcleo dorado. Y se lamentó.

En su camino a su habitación escuchó los rumores desagradables que se propagaron como la pólvora. No había transcurrido ni un shichen desde la noticia de la deserción de Wei WuXian cuando las habladurías se hicieron presentes.

Se lo llamó alborotador, y se lo culpó por hacer enojar a su líder; por actuar arrogante frente a su superior debido a cercanía con Jian WanYin, y no tomarse las cosas en serio.

Un discípulo Jin, primo de Jin ZiXuan dijo: "¿Qué habrá sido de ese pobre diablo? Escuché que perdió su núcleo dorado. No tiene una sola moneda a su nombre, ni protección de ninguna secta. Su destino es convertirse en un mendigo".

"Hay ciertas personas cuyos destinos les guían de vuelta al basurero del cual fueron sacados".

"Ni siquiera era la gran cosa. Se lo llamó el cuarto joven maestro elegible, pero, ¿quién elegiría a un sirviente muerto de hambre?"

"Sin su diantan no es nada. ¡Nada más que un pobre tipo!". El joven de túnicas celestes y grises se encogió de hombros y emuló considerar sus palabras. "Aunque es una pena. Alguien con su potencial se convirtió en un inútil. ¡Afortunadamente, la Mano que derrite núcleos fue asesinado!".

WangJi trató de imponerse y defender, pero una mano se posó sobre su hombro, al girar, encontró a Lan XiChen, que le había seguido, preocupado por su indisposición al banquete.

"Wei Ying no era así", confesó.

Tal vez no eran demasiado cercanos, y hubo mucho que desconoció, pero le había observado, y escuchó las buenas anécdotas que se compartieron de él. Incluso en la cueva del falso XuanWu conoció una parte de él. Vulnerable, mimada y exigente debido a un severo estado afiebrado.

"Wei Ying es la clase de persona que protege a otros".

Lan XiChen soltó un suspiro largo y cansado, pero dio una sonrisa genuina. "¿Quién lo protege a él?", repitió, siendo la voz de las palabras que WangJi no era capaz de pronunciar. "¿No es así?".

"Mn".

"WangJi, el joven maestro Wei realmente llegó a tú corazón, ¿no es verdad?".

"Me, me gustaría tratar de contactar con él, si xiongzhang está de acuerdo".

"No creo que shufu o los ancianos estén a favor de esa idea". Lan WangJi contuvo el dolor en el pecho. Sus ojos bajaron hacía sus mangas. Sus dedos juguetearon nerviosos, ocultos entre la tela, y mordió el interior de su mejilla con gran ansiedad. "En lugar de invertir tiempo buscando a un hombre que ha desertado de manera voluntaria, didi podría tratar de apoyar a los civiles azotados por la guerra. Incluso a aquellas personas en los lugares más recónditos en este vasto territorio".

Lan WangJi resplandeció. Al menos así se sintió, pues su rostro no expresó nada.

Dio una reverencia profunda, como si estuviera delante de su superior; no su hermano, y agradeció en un tono formal y recatado. "Este WangJi ha escuchado las palabras de su líder de secta. Daré lo mejor de mí para honrar los preceptos de nuestra secta natal".

"Entonces ten cuidado".

La sonrisa de Lan XiChen fue cálida y afectuosa. El sonido de un suave golpe se escuchó por detrás de los enormes pilares de marfil. Como si se tratase de un ratón de campo, la figura desapareció de la vista, y se mantuvo oculta.

Su hermano mayor se despidió, señalando que se encargaría de apaciguar a su tío; así como verse informado del estado de salud de Nie MingJue tras las heridas infringidas por los Wen y que, aún estaban en proceso de sanar.

WangJi permaneció estático en el pasillo. Hasta que, al cabo de una taza de té, el silencio reinó en su totalidad.

No avanzó, no se apartó, no bajó sus defensas.

Pronto, el rostro de una mujer cubierta en sedas y transparencias lilas y malva apareció. "Lan er-gongzi", llamó Jiang YanLi.

WangJi hizo una reverencia corta, más no habló.

Su rostro se apretó con inquietud y preocupación. Sus ojos tenían líneas rojas debajo del párpado, y su nariz se coloreo de un rosado melocotón.

'Había estado llorando', no dijo.

No tuvo palabras amables para consolar, y mantuvo su distancia de varias brazadas a fin de no afectar en la reputación de ninguno de los dos. Era más que consciente de lo mal visto que era hablar con una joven dama soltera sin compañía de un tercero, en especial, en un pasillo intransitado cerca de las habitaciones privadas.

"¿En qué puedo ayudarla?", preguntó sin emoción.

"Lan er-gongzi era amigo de A-Xian, ¿no es así?, A-Xian siempre hablaba de usted", reconoció.

Algo cálido tomó lugar en su interior frente a tal declaración. Tuvo esperanza de que no fuese solo él quien mantenía al otro en sus pensamientos.

"Mn, Wei Ying dijo que éramos amigos", no mintió.

"Como un amigo de A-Xian, ¿podría ayudarme?".

"Dependerá de su solicitud. No puedo hacer promesas ni juramentos, pero puedo ayudarle en lo que necesite, siempre que esté en mis posibilidades hacerlo".

La joven se mostró nerviosa, apretó la bufanda de gasa entre sus manos. Los labios se contrajeron y se mostró inquieta.

"Es A-Xian. Estoy preocupada por él".

Lan WangJi: "¿De qué manera?".

Jiang YanLi estuvo a punto de derramar lágrimas, en su lugar, bajó la vista durante un segundo y se corrigió. Su mano protegida por su manga se posó sobre sus labios. Contuvo su falta de regulación en ausencia de un abanico de mano, y dijo: "La manera en que A-Xian se fue, no es convencional. No es como A-Xian suele ser. Pero A-Cheng se niega a aclararse".

"¿Qué es lo que la joven dama Jiang sabe?", se apresuró a preguntar. Si bien deseó acortar la distancia para que dicha información no fuese escuchada por otros, cedió a la prudencia y permaneció.

Ella negó con la cabeza, como advirtiendo que no era seguro. La gran matriarca de Jin se escuchó aparecer en el giro del pasillo y cantó el nombre de Jiang YanLi. Dio una mirada recelosa a Lan WangJi como si fuese indecoroso, y le apartó.

Escuchó a ambas mujeres apartarse. Jin Furen canturreo: "A-Li, ¿qué estabas haciendo ahí con el segundo joven maestro Lan? ¡A-Xuan podría malinterpretarlo!".

"No es nada, madre. Agradecía a Lan er-gongzi por su apoyo en la búsqueda de A-Xian".

"¡Ese es asunto viejo!".

La voz de ambas mujeres desapareció de sus oídos.

Lan WangJi regresó a su habitación.

Era pasado el Hai-Shi. Con motivo de la celebración, se le obligó a permanecer hasta tarde y formar parte de los ritos. Sacó el traje formal con grabados en hilo de plata e interiores en marfil y perla. Estaba a medio camino de liberar el guan de plata intrincada, cuando se llamó a la puerta.

WangJi se mostró cauteloso antes de abrir la puerta. Reajustó la chaqueta exterior, y dejó pasar algunos segundos. Al deslizar el panel se encontró con un hombre joven vestido en túnicas púrpuras. No era Jiang WanYi, no la joven dama Jiang.

Se trató del segundo discípulo, ahora primer discípulo, Zhang QiangYu. Tenía un rostro de líneas angulares, y tuvo una contextura delgada. Su rostro era serio y parecía aburrido; WangJi recordó su nombre porque pertenecía al clan Yu, antes de asociarse a Jiang, y era de una generación superior, quizá un poco más joven que su hermano, XiChen, por lo cual consiguió recordar su nombre.

"..."

El hombre no habló. En su lugar tendió una carta, y se despidió dando una reverencia completa.

WangJi imitó y le despidió.

Se dirigió al escritorio dispuesto en la habitación, y encendió algunas velas para obtener mejor iluminación.

La letra no le resultó del todo femenina, pese a que el mensaje tuvo mucho que ver con aquello de lo que Jiang YanLi habló más temprano. No era la letra de Jiang WanYin, ya que WangJi había viajado con él y leído algunas de sus cartas escritas a mano.

No, la carta en manos había sido escrita por otra persona, y redactó que, la noche en que Wei WuXian desapareció de las filas de los rebeldes, había ocurrido un incendio en el poblado cercano a Zhengzhou. Muchas personas fueron asediadas, y hubo bastantes altercados. Se dijo que el fuego y el abuso fue iniciado por soldados pertenecientes a su bando y trataron de culpabilizar a los Wen de lo ocurrido. Aquel acto bochornoso fue encubierto por los líderes y capitanes del campamento. Por esa razón, la noticia del incendio no trascendió. Y se dictó la deserción de Wei WuXian dos semanas más tarde, para ese entonces, el grupo armado se encontró en Shangqiu, impidiendo que ese hecho y la partida de Wei WuXian pudiese ser asociado.

Los datos describieron que Wei WuXian había sido visto en dirección a los monumentales valles y las montañas sombrías de Luliang, por el norte. En donde el frío era gélido y los dominios de ninguna de las cuatro sectas llegó a tales tierras.

La última ocasión que se tuvo presencia de Wei WuXian fue hace tres años.


***


Antes de partir de camino a su próximo destino, Lan WangJi recibió una carta escrita y firmada por la dama Jiang, enviada en secreto por una doncella de servicio. Fue breve, como si temiese en añadir algo más en su mensaje. Ella señaló que deseaba conocer qué fue de Wei WuXian. Si una fatalidad hubiera tomado lugar, le gustaría estar informada, para quemar papel moneda en su lugar; de no ser el caso, viviría una vida en tranquilidad sabiendo que Wei WuXian se encontró libre, viajando por el vasto mundo mientras ayudaba a las personas.

Cuando las festividades llegaron a su término, WangJi expusó sus intenciones de marchar. Su hermano estuvo de acuerdo, alegando que era una causa digna y honrada el ayudar a los desfavorecidos en tiempos de necesidad.

Pese a comprender sus segundas intenciones, no dijo nada.

Lan QiRen no pudo hacer queja al respecto, pues los ancianos se impresionaron de su determinación y elogiaron por alto y ancho.

Lan WangJi siguió la pista que se le dio, y viajó al noroeste, más allá de las montañas de QingHe para seguir su pista. Sin embargo, aquella fue una pista vieja, muchas cosas pudieron ocurrir en tres años.

Aún no podía creer que hubiese pasado tanto tiempo, y que nadie hubiera notado la ausencia de Wei WuXian. Pudo comprender su caso, ya que se encontró en el Yunshen Buzhichu, incapaz de abandonar sus tierras en aras de protegerlas del ataque de invasores.

Pero, cuando habló con su hermano al respecto, se justificó señalando que apenas veía a Jiang WanYin en las reuniones del consejo de guerra. XiChen se mantuvo aliado a Nie MingJue. Jiang WanYin se desplazó casi en solitario, siguiendo su corazonada, acompañado con algunos discípulos Jin, debido a la alianza entre la señora Jin y la hermandad jurada con Yu ZiYuan. Y, en igual medida, Jiang WanYin formó su propio frente para defender Yunmeng y las sectas que derivaron de la suya.

Los rumores de la inestabilidad mental de Wei WuXian, aunado a la pérdida de su núcleo le colocó en una posición desventajosa. Quizá, al igual que en su caso, asumieron que la desaparición de Wei WuXian en los grandes círculos del cultivo, se debió a que tomó lugar en la revitalización del LianHua Wu en Yunmeng.

Lan WangJi se detuvo en Tianshu, cerca del Buyetian Cheng, la Ciudad Sin Noche, y se dedicó a descansar.

Sus planes por encontrar a Wei WuXian se vieron ralentizados. En cada pequeña parada se dispuso a hacer cumplir su palabra y ayudó a la gente común en aquello que necesitaran. Alguien para reparar una puerta, para sostener un pilar. Un cultivador para dar caza a un yao de hierba o a un fantasma que amenazaba su morada.

Se adentró a una casa de té, y ordenó. Durante su descanso escuchó sobre el XuanWu de la mortandad. El cual había sido asesinado por Hanguang-Jun, durante el período de tiranía Wen. Lan WangJi aguardó por la mención de Wei WuXian. Se sintió curioso por saber cómo es que otros alababan su nombre o bajo qué cualidades se le destacó. Sin embargo, su nombre no fue mencionado una sola vez. Y le disgustó.

Wei WuXian había sido borrado de la narrativa. Perdió sus honores, siendo ignorado pese a sus logros.

Lan WangJi masticó el resto de su pastel de osmanthus, y finalmente se apartó de la multitud. Las personas le observaban anonadadas, a pesar de la cautela en sus miradas. Las túnicas blancas del clan Lan y el guan de plata eran lo suficientemente llamativos para sobresalir. Especialmente, en un lugar tan apartado de Gusu. Intercambió un par de palabras con la dueña posadera, quien asignó una habitación sencilla en la segunda planta. Agradeció las atenciones, y solicitó platillos sin carne.

La anciana le ofreció el servicio de baño. A lo que no se negó. Ya que ansió eliminar el polvo y la tierra de su viaje.

Una vez dentro del estudio, disfrutó la soledad, el silencio de la noche y el crepitar de las velas con gran deleite. Corroboró el contenido de su equipaje como un acto rutinario, y redactó los primeros párrafos de una carta dirigida a su hermano.

Para su sorpresa, Tianshu se mantuvo en un sueño profundo hasta pasado el amanecer. Cuando el sol se encontró en su punto más alto se dirigió al mercadillo en la calle principal bajo la premisa de investigar las anomalías de la energía yin, antes de seguir su camino. Lan Wangji no pasó por alto la reacción de los locatarios ante la presencia de un forastero.

Lan WangJi suavizó su expresión, pero lucía tan antinatural como un busto de marfil. No tenía intención de incomodar a los residentes, no buscaba angustiarles ni asustarlos. Los ancianos eran directos y no escondían su desagrado, los infantes estaban absortos ante su presencia, y sus ojos brillaban como estrellas en el cielo nocturno. Los niños más osados se acercaron a una distancia respetuosa, se retorcían nerviosos y preguntaban si era alguna especie de inmortal, o dios marcial que bajó de la corte inmortal para obrar milagros en tierra.

Arruinar las ilusiones ignorantes de los niños no era una labor que le resultase grata, y mentir era inaceptable para los preceptos familiares, así que se limitaba al silencio, con una despedida silenciosa.

El corazón de Lan WangJi no se mantuvo cálido por demasiado tiempo. Apenas lo suficiente antes de yacer en una habitual distancia fría y alienante en presencia de la multitud. Los adultos eran igual de desafiantes que los ancianos.

Si Lan WangJi fuese una persona diferente aquel rechazo habría calado profundamente en su pecho. Pero, en realidad solo dejaba una huella blanca alexitímica. Y no se preocupó más de lo necesario por los asuntos mundanos.

Un par de ancianas que ofrecían sus productos elogiaron la ficha de jade que colgaba de su cintura, y el exquisito bordado de sus túnicas. Parecían felices de vislumbrar a un extranjero después de tanto tiempo. Lan WangJi agradeció la cordialidad comprando longan y caqui.

Ni siquiera se interesó en escuchar las palabras de los adolescentes que gritaban desde el otro lado de la carretera.

Aquellos con agallas se acercaron deseando extender una mano ayuda, considerándole un joven maestro rico y crédulo, que se encontró perdido en los alrededores. Las invitaciones a tiendas de licor y posadas lujosas no se hicieron esperar. El más insistente de los jóvenes le invitó a hospedarse en la finca familiar como muestra de hospitalidad.

Lan WangJi desapareció en una nube de sedas blancas y continuó su recorrido desde lo alto del Xie Shan.

Vagó por los límites territoriales del poblado, en búsqueda de alguna torre de vigilancia o asentamiento de cultivo en las cercanías para obtener pistas de algún movimiento extraño en los alrededores.

Lan WangJi sospechó la ausencia de una estación de vigilia, pero, fue mucho más asombrosa la realización. Por lo visto, cuanto más se alejaba de los dominios de las grandes sectas, más escaso era el conocimiento general de las personalidades del cultivo, por lo que los locales se mostraron juiciosos y precavidos. A pesar de estar bajo la jurisdicción territorial de lo que alguna vez fue la secta Wen, las personas no se aliaron con Wen, ni con ninguna otra secta.

Desearon vivir sus vidas en libertad, libres de cualquier relación con los inmortales.

Los habitantes de TianShu no estaban en buenos términos con los líderes de secta. La gente se quejó y reclama a Lan WangJi apenas presentarse como un cultivador por parte del clan Lan atendiendo solicitudes. Los reclamos destacaron la barbarie por parte de líderes honestos, y la condena por pertenecer a territorio Wen.

La falta de interés de los cultivadores por un pequeño pueblo campestre y en las necesidades de sus habitantes, les volvió reacios a la ayuda, asumiendo que hubo malas intenciones por parte de WangJi.

"¿La secta Lan? ¿Qué ha hecho la secta Lan por mí? ¡A esos cultivadores pomposos no les interesan personas como nosotros!".

Un anciano malhumorado se acercó, y empujó a un hombre joven con una pose a la defensiva. "¿Viene de parte de Lan? Bastante conveniente que se pronuncien ahora, ¿dónde habían estado los últimos años? Cuando Wen RuoHan nos esclavizó, o cuando tus amigos comenzaron a masacrar a nuestra gente solo por vivir en estas tierras. ¡No lo necesitamos!".

"¡No queremos más cultivadores prepotentes aquí!".

Lan WangJi apretó los puños, y les ocultó debajo de sus mangas. Era consciente de las opiniones variadas en la población, y el recelo a tener en cultivadores después de una sanguinaria guerra. Aún así, no pudo evitar sentirse desanimado. Su intención jamás fue atemorizar ni imponer.

Una anciana de rostro parsimonioso, dijo: "Joven maestro, regrese a su clan e informe que la ayuda no es necesaria. por favor, déjennos tranquilos".

Asintió con entendimiento, e hizo una reverencia corta a la amable mujer.

Alguien más se pronunció. "Joven maestro cultivador, lamento si mis palabras son duras para usted pero, no parece capaz de proteger a nadie. Ser enviado aquí por parte de un clan prestigioso es solo la muestra de que el líder actual nos ve como una broma. ¿Qué puede comprender usted sobre las necesidades de las personas comunes?".

"..."

"Probablemente no ha pasado hambre ni un solo día de su vida, o trabajado bajo el sol ardiente hasta que le sangraron las manos, no ha temido ser atacado en medio de la noche por algún espíritu cruel y su familia no ha pasado grandes pesares. [...] Por el contrario, sus túnicas son blancas y prístinas, como sus intenciones. La chaqueta de encaje que viste debe ser tan exquisita que si la vendiese podría alimentar un pueblo entero por varios meses. Sus adornos de plata son tan finos como tesoros nacionales. Usted luce inmerso en lujo como una divinidad bajada a la tierra. ¿Qué puede saber usted de nuestros problemas?", señaló uno de los ancianos más longevos dentro de la ciudad, su palabra era respetada y tenía aires de erudito. Quizá desempeñó labores de ministro o regidor, ya que su lenguaje era rico y fluido a pesar de sus túnicas opacas.

Lan WangJi se sintió ofendido, pero mitigó la sensación en su pecho, al ser consciente de la ignorancia de las personas. Ellos no le conocían ni comprendieron su situación. Tal vez no había vivido una vida con carencias, y sus preocupaciones no fueron las mismas. Pero había cuidado de las personas durante la guerra y se sintió impotente al no poder ser de ayuda para los civiles cuando tuvo la oportunidad.

'La ignorancia y desconocimiento generan conclusiones incorrectas', reflexionó sin resentimiento.

Un anciano raquítico, que sostenía un bastón de madera de palisandro, le inquirió: "¿Es acaso este joven cultivador, alguna especie de inmortal?".

Lan WangJi no dio respuesta inmediata. No porqué fuese un inmortal como tal, más bien se mantuvo reflexionando sobre el cuestionamiento previo del viejo funcionario. El anciano no dejó ir el tema y le observó con grandes ojos negros, cuales cuentas de obsidiana. "Usted parece una inexperta deidad novata que desconoce del mundo. Si realmente es un inmortal, ¿donde estuvo todos estos años durante la guerra Wen? Joven maestro, no es necesario".

Lan WangJi se disculpó con los ancianos, con toda la amabilidad que tenía en su persona, retomando su camino solitario.

Le tomó un tiempo recuperarse de la experiencia, pero no lo guardó en su corazón, ni se desanimó.

Continuó viajando. Ayudando a civiles en necesidad, y arañando por pistas que pudiesen conducirlo a Wei WuXian. Al menos una pista de su presencia.

Al cabo de un mes viajando consiguió información de interés: la descripción de un joven hombre con características que recordaron a Wei WuXian.

Aunque las descripciones variaron de persona a persona, mantuvieron cierta esencia y detalles específicos que apuntaron a Wei WuXian.

De esta manera se guió hacía Xining, en la parte oriental de la provincia de Qinghai, a orillas del río Huangshui.

Se dijo que los pobladores de Xining habían sido protegidos por un agradable benefactor sin nombre, el cual bajaba de su cumbre para la compra de provisiones, pero que, por lo general pasaba desapercibido de lo ojo de los locatarios.

WangJi entró a una casa de té para escuchar música y los relatos populares del narrador de epopeyas. Preguntó por sucesos fuera de lo ordinario a fin de ofrecer ayuda con yaos y espíritus viciosos; cuestionó sobre la pista del hombre que tenía parecido con Wei WuXian, pero, se sorprendió ante la revelación.

"¿Un hombre como ese? He visto a una personas así. Sin embargo, este joven cultivador ha llegado un poco tarde".

"... ¿Tiene idea de la dirección que tomó?", dudó.

"Oh, ¡nada de eso!", dijo la anciana. "En la licorería local, a pocas calles de aquí, se encontró un hombre que coincidía en la descripción de su amigo. Falleció la semana anterior. Escuché que fue enterrado recientemente".

WangJi sintió que el aire abandonaba sus pulmones, y se negó a creerlo. Tras pagar por su té, emprendió el camino hacía la tienda de licor y el joven mesero habló.

Él dijo que un hombre había estado bebiendo sin considerar límites. Aún cuando se terminó varias jarras siguió pidiendo por más, y pagando con pequeñas piezas de cobre y plata. En algún punto, después de dos días de beber sin control, se apoyó sobre la mesa y cerró los ojos. Tardaron cerca de medio día antes de caer en cuenta de que había fallecido. Todos asumieron que estaba dormido. Al intentar revisar sus signos vitales o el latido de su corazón, no encontraron nada.

"... Esa persona, ¿dónde puedo encontrarle?".

El tendero apuntó hacía el norte, en una colina cercana. A escasos li del epitafio de la familia Zheng. Lan WangJi agradeció la información y marchó.

Apenas había avanzado algunos pasos, cuando fue frenado por un niño pequeño. Lan WangJi cálculo no más de diez años. Se detuvo girando en dirección del menor. El niño era delgado y ligeramente sucio, resultado del trabajo de campo. Lan WangJi se percató de su presencia entre la multitud, se mantuvo en silencio observando con enormes ojos esperanzadores.

El niño hurgó entre sus mangas desgastadas, y se iluminó al encontrar lo que tanto buscaba. Extendió ambas manos hacía Lan WangJi. Flexionó sus rodillas para facilitar la interacción con el niño, sintiendo el peso de algo ligero y frío en sus manos. "Una piedra de agua", explicó el niño. Seguido a eso el niño relató una breve historia sobre su hallazgo en el río aledaño.

No era ninguna especie de piedra de agua. En realidad, el niño encontró trozo de cuarzo lechoso que fue lavado y pulido por el rio hasta tener la forma de una roca. Para su sorpresa, el cuarzo apenas tenía impurezas y daba un color vibrante si se colocaba contra el sol.

El niño se aferró a sus mangas y tiró de ellas en repetidas ocasiones. Si se hubiese tratado de alguien más estaría molesto por la mancha de mugre que humilló la seda. En cambio dio una mirada atenta al menor que lucía feliz y esperanzado. "¿Es cierto lo que dijo Lao Zhen? ¿Qué usted es una deidad?".

Supo que el niño le había estado siguiendo desde la casa de té.

"..."

Lan WangJi no era un dios, o una divinidad. Claro que, pertenecía a la rama familiar donde alguna vez radico la inmortal Lan Yi. Pero el logro de su ancestro no podían ser adjudicado como propio. Estaba a punto de clarificar el malentendido cuando el niño dijo: "Mí madre está enferma, su medicamento es caro así que trabajo para cuidarla... pero, entonces Lao Zhen dijo que usted era como un dios marcial que bajó a la tierra. Mí madre dice que si pides a los dioses y haces ofrendas ellos escucharan tus oraciones y atraerá la buena fortuna". El niño se estremeció ante sus penalidades, su voz cayó y fue un hilo apenas audible. Balbuceó conteniendo las lágrimas y dijo: "¿podría curarla?".

No hubo respuesta inmediata. Lan WangJi sintió gran peso y responsabilidad sobre sus hombros. Carecía de las habilidades comunicativas adecuadas, y temió emitir algún comentario que resultara desesperanzador para un pequeño niño que amaba a su madre convaleciente.

El pensamiento y la extraña familiaridad estrujaron en lo profundo de su pecho. Aún así, se negó a mentir: "No tengo esos poderes".

Los ojos del niño se aguaron, y su tez se volvió grisácea ante la desilusión. A pesar de ello, hizo un arco dolorosamente profundo, a lo que Lan WangJi pudo entender que fue bien educado a pesar de sus harapos: "Oh, ya veo... Lo siento tanto, Yudi-gege".

El niño comenzó a alejarse, Lan WangJi se sintió joven e inexperto sobre el siguiente movimiento a efectuar. Sus labios se abrieron pronunciando las palabras con un tono plano y acético: "... Esto, la roca".

El niño pequeño detuvo su andanza, y se giró extrañado; incapaz de comprender sus palabras.

"El precio del cuarzo que me has dado, estoy dispuesto a pagar por ello".

"No, no estoy vendiendolo a su señoría. Es un regalo, una ofrenda". Explicó.

Lan WangJi ignoró las palabras del niño. Era una persona terca y obstinada; cuando se proponía realizar algo, no había manera de evitarlo.

Pero, el clan Lan evitó actos de caridad que pudiesen arruinar el espíritu de las personas. Razón por la cual la opción del pago por el tributo ofrecido.

"Esta es mí respuesta". Lan WangJi colocó una pepita de oro en la pequeña palma del niño y, pese a su aversión a tocar desconocidos cerró el puño del niño con gentileza, evitando que el oro se desperdiciara. Lan WangJi solía pagar el precio justo por los objetos, y también saldaba la amabilidad con oro o plata cuando era necesario.

El niño se paralizó ante su realización, y acuñó el oro cerca de su corazón, cual tesoro proporcionado por una divinidad. Apresurando su paso para volver a casa, la voz húmeda del niño resonó a los pasos de distancia, prometiendo narrar a su madre sobre su encuentro, y la promesa de un altar para rezar a él.

"No es necesario". Pronunció.

Después de todo él solo era una persona.

Lan WangJi se encaminó hacía las montañas. Guardó el cuarzo junto al caqui y la rama de ciruelo en su bolsa qiankun.


***


Pese a sus intentos por apresurarse al sitio, se vio retrasado por la caza de un Baigujing, un espiritu esqueletico. Habiendo concluido con los yao en los alrededores, aterrizó en el punto señalado. Utilizó el epitafio de la familia Zheng como punto de referencia y enfundó a Bichen.

Desplazarse por los alrededores fue más difícil de lo esperado. Las tierras eran desconocidas e inexploradas, no supo qué buscar con exactitud. Se hizo sobre una roca e invocó a Wangji. Dio un rasgueó los acordes, y el espíritu de los muertos flotó frente a sus ojos como volutas fantasmas de un brillante verde.

Hizo su pregunta, y el fuego fantasma fue lo suficientemente amable para iluminar su camino.

Pero, su sorpresa fue que, la aparente tumba había sido saqueada.

No saqueada, la tierra había sido removida, dejando un cráter atrás. WangJi se aproximó y advirtió el movimiento y la profanación de la tumba. Supo que no fue obra de un externo, ya que el polvo y la tierra se arañó hacía el interior, y no dio la impresión de que hubiese sido paliado.

La persona en aquella tumba se había levantado y abandonado el sepulcro.

Por las marcas de huellas, advirtió en que la persona caminó por sus propios pies, y se adentró en lo profundo de una elevada cumbre.

Siguió el sendero con gran interés. Hasta que atravesó una bifurcación donde las huellas desaparecían. Al preguntar a los espíritus, estos le alentaron a seguir por la senda del río, y WangJi así lo hizo.

Caminó durante más de medio día. Hasta que la senda del río presentó la imagen de una cabaña en función, sobre una colina alta. Se había construido una cerca, y los jardines albergaron toda clase de frutos y flores.

Los espíritus se enroscaron y desaparecieron con la brisa del viento. Aún así, WangJi agradeció la guía.

El río se conectó, atravesó la parte trasera de la casa. Hubo una especie de pozo de agua y la hierba creció verde brillante pese a las bajas temperaturas en la alta montaña. Tuvo cuidado de no invadir la línea perimetral, ni atravesar campos de siembra y cultivo.

Una corriente de aire golpeó, agitando las ramas del ginkgo cercano, y el olor de magnolio dulce flotó en el aire. El sonido del río fluir y el canto de las aves llamó su atención. Pero más aún, una figura oscura y sombría, pero familiar y anhelada.

Wei WuXian.

WangJi permaneció como una estatua de jade, y perdió el aliento.

No parecía ser consciente de su presencia, aún cuando sus túnicas blancas se destacaron entre los tonos terrosos y verdes de los alrededores. Yació sobre una enorme roca, justo debajo del magnolio. En su mano, hubo una flor joven que no terminó de abrir el capullo. A su alrededor, las flores volaron hasta caer al suelo, para acumularse sobre la hierba fresca.

Wei WuXian se notó indiferente, y su semblante ausentó cualquier emoción. Como si estuviera agotado o preocupado por algo.

No pudo evitar notar lo desgastada de su apariencia sombría. En enormes parches negros bajo sus ojos, y el cabello largo cayó sobre sus hombros, apenas sostenido por una larga cinta roja. La chaqueta exterior negra destacó sobre túnicas rojas como la sangre y de un particular gris ceniza.

Cuando sus ojos levantaron la vista del puñado de flores muertas, sus ojos brillaron al carmesí, y sonrió. 

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