
III. Deidad sin nombre
"¡No les dejen escapar!", ordenó un guardia.
El crujir de la madera en llamas cubrió los oídos. El hedor a ceniza y humo encegueció la vista, y sobrecalentó los pulmones.
Llamaradas se alzaron imponentes sobre una noche sin luna llena, y la sequedad del aire, quemó la garganta.
WangJi tuvo un mal presentimiento. Había sido así desde que llegaron a Shiyan en un intento por enfrentar a un pequeño grupo de control en las cercanías de Yunmeng. Habían formado un comité a fin de liberar al poblado sometido. Desafortunadamente, habían llegado demasiado tarde. Frente a ellos se alzó una ciudad en ruinas, y una montaña de cadáveres de quienes alguna vez habitaron aquellas pacíficas tierras recubiertas en ríos y lagos.
Lan WangJi decidió apartarse del heredero del Clan Jiang, con quien había estado viajando las últimas semanas en un intento por encontrar a Wei WuXian. Jiang WanYin se dirigió al este, y WangJi al norte.
La sorpresa fue que, contrario a los datos de su informante, en Shiyan no hubo un grupo limitado de cultivadores, sino que se asentó un ejército de varios hombres. Fue casi como si hubiesen advertido su presencia. Fueron acorralados.
Jiang WanYin empuñó a Sandu en mano, y batió a Zidian con tanta ferocidad que estuvo a punto de dislocarse el hombro. Los soldados Wen salieron disparados, lanzando alaridos y jadeos de dolor frente a la quemadura del rayo púrpura.
WangJi hizo resquebrajar el suelo bajo sus pies con el sonido de las notas del guqin, con la suficiente potencia para ensordecer permanentemente a un hombre.
Sin embargo, después de angustiantes semanas de pelea sin descanso, sintió su núcleo tirar con dolor, y se vio drenado con facilidad.
Jiang WanYin fue rodeado por una docena de cultivadores Wen bien entrenados. WangJi, desde lo alto de un xie shan, rasgó las cuerdas del guqin y la vibración retumbó con energía espiritual. Los soldados fueron aplastados por el peso de las ondas de sonido, y se lamentaron por los huesos rotos. Para su desgracia, fue incapaz de lanzar ataques con la misma potencia. Sus dedos sangraron, abriendo la piel y arrancando las uñas. Un par de acordes se vieron incapaces de soportar la tensión y reventaron.
Dio un último rasgueo, lo que le permitió obtener un poco de ventaja. Saltó de tejado en tejado hasta conseguir algo de ventaja. Pero nunca la suficiente, pues el ejército Wen no reducía sus números sin importar a cuántos hombres dejase fuera de combate. Volar se había considerado una opción poco útil. A esas alturas, apenas conseguía tener la suficiente energía espiritual para mantenerse en pie. Se encontró al borde del límite. Si se forzaba a extraer más de lo que era capaz terminaría inmerso en una desviación de qi, o se rompería los huesos por el cúmulo de energía sin condensar.
Advirtió la presencia de medio centenar, y supo que estaba rodeado.
Sin embargo, su determinación fue aún mayor. Se negó a admitir su derrota con tanta facilidad.
Con un movimiento de muñeca, consiguió que el suelo se sacudiera. El enemigo detuvo sus pasos y se preguntaron a qué se debió la vibración bajo sus pies. Un sonido bestial subió desde la parte inferior, seguido del deslizamiento de placas de tierra. Provocando que los fragmentos se rompiesen hasta conseguir una superficie desigual.
La casa aledaña no soportó la agitación y se derrumbó levantando una densa nube de polvo. Los alerones del tejado y el arco de siheyuan cayeron sobre un soldado, cuyo cráneo fue exprimido como una nuez.
Solo entonces, WangJi advirtió que no le quedaban más fuerzas para seguir erguido. Los músculos dolieron. Su cuerpo tembló y se sacudió en convulsiones leves y su respiración irregular tuvo un sabor metálico en la punta de la lengua. Estaba más sucio de lo que nunca había estado, y le dolieron los ojos. Su vista se empañó en un desagradable filtro rojo, y luchó por mantenerse despierto.
Una risa estridente se alzó desde el otro lado del muro de fuego. A la distancia advirtió la presencia de un contingente armado, de al menos tres centenares.
"¡Lan WangJi, te sugiero que dejes de luchar!", forzando su vista a la persona que encabezó el grupo de soldados, divisó la figura envuelta en telas rojas y negras, una corona de oro macizo y una sonrisa siniestra en un rostro poco destacable.
Wen Chao.
Sus ojos se abrieron de sorpresa. Dando paso al miedo, y más tarde a la frustración y repugnancia.
"Wei WuXian te ha estado esperando durante mucho tiempo".
Esto hizo flaquear su determinación. Apretó los dientes hasta que sintió la sangre en sus encías. Aquellas palabras tuvieron el efecto deseado, Jiang Cheng, perdió la concentración, por lo que terminó golpeado por la espalda, y derribado. Un par de soldados Wen patearon a Sandu lejos de su agarre y posaron su rodilla sobre la nuca del hombre para obligarle a permanecer con el rostro clavado al suelo.
Aunque pateó, solo consiguió cansarse. A WangJi le recordó un corcel indispuesto y salvaje, luchando en pro de su libertad.
Cedió al estoicismo. Ninguna expresión rompió la máscara de imperturbabilidad. La sangre amenazó con escaparse de los qiqiao, pero lo soportó.
"Cuando estés muerto, podrás verlo de nuevo, no te preocupes", cantó.
Se sintió enfermo por la manera en que hizo tal mención. Que alguien tan soez como Wen Chao leyese la calidad de sus sentimientos, lo repugnó.
Jiang WanYin se sacudió, lanzando una bocanada de bilis, sudó, y dijo: "¿Qué mierda intentas decir con eso?".
Wen Chao lanzó una risa arrogante. Sus cejas se fruncieron y su expresión se iluminó por el fuego que iluminó su lado derecho. "¿El pobre bastardo del extinto clan Jiang desea saber? Parece que los azotes que se te dieron no mejoró esa repulsiva arrogancia y mal temperamento, Jiang WanYin".
El segundo joven maestro Wen se apartó del lado de Wen Zhuliu y posó su bota contra el rostro de Jiang WanYin como quien se limpia la suciedad del fango en una alfombrilla.
El heredero de Jiang se mordió la lengua, adquirió una coloración púrpura como sus túnicas de pura indignación. Wen Chao no miró al hombre al que acababa de humillar, como si no fuese nada. Esto atacó a su orgullo, y lo considero irrelevante. En su lugar, apuntó hacía WangJi, y el brillo malicioso expusó sus deseos de torturarle. "Escuche que todavia lo estan buscando".
Eso no fue ninguna sorpresa. Desde el momento en que Jiang WanYin apareció en la sala de guerra del clan Nie en QingHe, fue sabida la intención del heredero de Jiang por recuperar sus dominios, a su vez, encontrar a Wei WuXian; que yacía desaparecido.
La risa maníaca de Wen Chao le disgustó. Pero no le dio el privilegio de advertir sus verdaderas emociones.
"Lan WangJi, Lan WangJi. Debo advertir que están perdiendo el tiempo. Sin importar que hagan, incluso si ponen el mundo de cabeza, jamás encontraran a ese perro de Wei WuXian". Dijo Wen Chao complacido.
Apretó el guqin con tanta fuerza que temió romperlo. Escuchó el crujir de la madera, así que aligeró el agarre férreo.
"¿Dónde está?", inquirió con tanta frialdad, como si no fuese relevante. Aunque, por dentro estaba muriendo de mortificación. Contuvo el pesimismo, pero sus manos temblaron de puro horror.
"¿En serio deseas saberlo?".
"..."
"¡Ya habla, imbécil!", exigió Jiang Cheng; pero solo consiguió ser estrujado por los soldados Wen. Perdió el aliento y su rostro fue azul por falta de aire y no púrpura de odio.
"Lan WangJi, tú y ese perro de Wei WuXian eran muy amigos, ¿cierto?, ¿por qué otra razón se cuidarían tanto la espalda en Muxi?". Frente a la ausencia de reacción de parte de WangJi, Wen Chao hizo un gesto ácido con la boca, y sonrió. "Dejame decir que ese apreciado amigo tuyo fue lanzado a las colinas del Luanzang hace mucho mucho tiempo".
La máscara de imperturbabilidad se rompió. Y WangJi dejó ir el aliento.
'¿...Qué?', no dijo.
Jiang WanYin se quejó en voz alta, la incredulidad fue evidente. Porque no esperaba tal respuesta.
Wen Chao no desaprovechó la oportunidad, y presionó sobre la herida abierta para hacerle desangrar. "Apuesto a que a estas alturas no queda nada de él. ¡Ni siquiera los huesos!".
Tembló. La única reacción mortal fue el sonido sordo que emitió Wangji al caer sobre la tierra. Sus ojos se llenaron de humedad pero no dio la satisfacción de derramar ninguna lágrima.
"¿Qué clase de maldita reacción es esa? Esperaba más de tí, Hanguang-Jun. ¿Ni siquiera un poco conmovido por tú amigo? ¿Entonces eran ciertos todos esos rumores de que le odiabas?".
"..."
"Si no he sido lo suficientemente claro, ¿te gustaría conocer los detalles de cuanto se le torturó o como yacían los... restos de su inmundicia antes de terminar en aquel lugar?".
Incapaz de escuchar nada más, se lanzó contra Wen Chao. Contuvo un grito de dolor y agonía, sin embargo, el corte de los acordes apenas consiguió hacer nada. WangJi solo se debilitó. Cayó sobre su rodilla, y aunque su espíritu de lucha le advirtió que se pusiera en pie y se mostrase inamovible, la conmoción de la muerte de Wei WuXian lo paralizó, haciendo imposible siquiera levantar la vista.
Jiang WanYin fue puesto en pie de un tirón. Lanzó un grito de dolor y escupió una bocanada de sangre mala a los pies.
"¡Lan WangJi!, ¡¿Qué mierda haces ahí?! ¿Ponte en pie?".
Pero no tuvo fuerzas para escucharlo, porque todo lo que logró reconocer fue la sangre circular en sus oídos.
Dando una mirada a Wen Zhuliu, Wen Chao habló: "Mátalos ahora".
Jiang WanYin fue arrojado al suelo, el odio le corroyó, pero antes de hacer cualquier movimiento, se colocaron espadas a cada extremo del cuello.
WangJi, que seguía conmocionado, apenas advirtió que sus manos sangraban, tiñendo su túnica de un inquietante rojo brillante. Su guqin yació roto a un lado. Fue como si la voluntad de hacer nada hubiese desaparecido.
Aunque lo intento, no logro mover un solo músculo. Cuando las cuchillas rozaron la piel tersa, solo distinguió el frío del metal, y nada más. Sin embargo, su semblante no fue de pasmo ni abatimiento, al alzar la vista se evidenció odio y rabia. Un odio frío capaz de congelarlo todo.
Por supuesto, Wen Chao no se intimidó. Lanzó una risotada. Parecía tentado a exprimir y disfrutar su reacción. Mofarse de lo ocurrido.
Antes de que el hombre tuviese oportunidad de dictar la orden de ejecución, se escuchó el sonido estridente y espeluznante de una flauta fantasma que cubrió el campo de batalla.
"¿Qué mierda?", dijo alguien.
"¡¿Qué es eso?!".
Por encima de sus cabezas, sobre la oscuridad perpetua, cientos de cuervos negros se alzaron en una noche poco iluminada. El graznido de las aves resonó como la voz de los muertos, y cubrieron el área aledaña emitiendo desagradables sonidos. El fuego de la ciudadela en llamas, cambió de un rojo e intenso naranja a un pesadillesco verde.
No fue otra cosa que...
"¡Fuego fantasma!", exclamó un soldado Wen.
El viento emitió un lamento como el de una bestia milenaria. Fue tan gélido, que cayó en los huesos, y arrastró consigo el hedor del polvo cadavérico.
Del suelo, que WangJi había destrozado anteriormente, arañaron un puñado de cadáveres. Estos marcharon y se convirtieron en un ejército motivado por el resentimiento.
Los cadáveres salieron de estanques, de tumbas de baja profundidad, y de los bosques cercanos. El canto de la flauta fue hipnótico pero siniestro. Sus oídos amenazaron con sangrar debido a lo horrible de las notas. No es que fuese un mal intérprete, sino que la canción fue tan temible como aquellas redactadas en la Colección del Caos en la biblioteca secreta del clan Lan.
Hubo cuerpos de soldados caídos, fallecidos del bando de los Wen, campesinos con las extremidades rotas, arrancadas, putrefactas. Hubo mujeres con los rostros destrozados, ancianos con un agujero enorme en la cabeza, y algunas víctimas de empalamiento.
Los soldados Wen les dejaron ir, arrojándoles a los cadáveres para que fuesen devorados, pero estos pasaron de ellos y les ignoraron. WangJi cerró los ojos durante un instante a fin de evitar hacer frente a la muerte. Pero, al advertir el arrastre de pasos a su alrededor, supo que los fallecidos no apuntaron a su persona. Sino a los Wen.
Luchando por enderezarse, escuchó el primer lamento. Seguido de un alarido, otro y otro más. El gruñir de los fallecidos y el temor de los vivos, se combinó en aquel campo de batalla.
Supuso que la desventaja habría sido igualada. La razón fue desconocida.
La canción cambió por algo mucho más violento. Los cadáveres feroces cambiaron su comportamiento, se lanzaron sobre los soldados Wen. Se escucharon huesos romperse, algunos les desprendió el rostro de un zarpazo; a otros más se les arrancaron los intestinos, y muchos fueron mordisqueados hasta la muerte.
Fue una carnicería tan visceral que WangJi se congeló del horror.
Aquellos soldados Wen, que no fueron asesinados, se movieron como hipnotizados por la música del flautista misterioso. Uno caminó directamente a una toma de agua, y se obligó a permanecer ahí, pese a los pataleos del cuerpo, y se ahogó. Otro joven, tomó su espada, sosteniendo la cabeza con una mano, y con la otra su arma espiritual, negó y lloró, como si no fuese capaz de controlar sus movimientos; y como si se tratara de una sierra, rasgó la carne del cuello, desde el extremo contrario, y solo consiguió la muerte cuando la hoja cortó la vena principal, y una sección diminuta se pegó a las vértebras.
"¡¿Qué está ocurriendo?!", chilló Wen Chao cuando su amante Wang LingJiao comenzó a convulsionar y a sacudirse en el suelo debido al horror. Sin poder hacer nada, tomó la daga de protección dentro de su faja y se apuñaló el rostro hasta perder todo rastro de humanidad. Lan WangJi corrió por el campo hasta conseguir a Bichen y retomó su posición.
Pero, ningún cadáver se ensañó con él.
"¡Wen Zhuliu!, ¡Haz algo!".
El hombre parecía igual de aturdido, aunque recobró la razón y se posó protector ante su maestro.
La canción cambió su ritmo. WangJi, criado en una secta especializada en música, era consciente de los sutiles cambios, agitaciones y pausas; las bases que se asemejaron bastante a las técnicas Lan, donde, cada canción supuso una orden o ataque diferente.
El resentimiento se condensó en materia oscura, perceptible a la vista, tangible. Se enredó como una serpiente de medición alrededor del cuerpo de la Mano que derrite núcleos, y le paralizó. El resentimiento se apoderó de cada uno de sus qiqiao. Se lo devoró por dentro, al menos eso parecía. Sangró por cada uno de sus orificios y se convulsionó. Todo pudo haber quedado ahí, pero en lugar de caer al suelo como un traje de carne sin vida, frente a la presencia impotente de Wen Chao, el cuerpo del hombre se expandió y aumentó en tamaño hasta que el resentimiento le hizo estallar desde dentro. Los restos mortales de Wen Zhuliu se dispersaron alrededor del terreno. WangJi se apartó algunos cun para evitar ser salpicado. Irónicamente, el único vestigio que dio evidencia de Wen Zhuliu fue su mano derecha, que se extendió apuntando al cielo e inerte.
Wen Chao se mostró menos confiado, y más perturbado.
Solo entonces, apareció.
Una figura fantasmal se alzó en lo alto del edificio del magisterio, a muchos mí de ahí. El palacio en ruinas ardió con el fuego fantasma. La flauta se detuvo, pero esto no tranquilizó la turbación de los ahí presentes. Pues, hizo aún más evidente la masticación, deglución y lamentos de los vivos que eran desentrañados vivos.
Trató de enfocarse en el rostro del desconocido, pero fue imposible. El fuego fantasma hizo difícil apreciar las formas, y el rostro se ocultó cual velo de muerte debido a una densa y oscura niebla. El resentimiento le ocultó del resto de personas, supo que no deseaba ser reconocido. Su larga cabellera se ondeó como un estandarte de guerra que anuncia la muerte; y las túnicas negras, tan negras como la oscuridad, hizo difícil advertir la contextura, aunque supuso que sería tan alto como él e incluso más.
Pudo describirle como inusualmente imponente, y siniestro.
Wen Chao pareció pensar lo mismo, pues exclamó: "¡Es un inmortal fantasma! ¡Una calamidad!".
A Jiang WanYin se le escuchó jadear a su lado, y no dieron crédito a lo que veían. Los inmortales eran poco frecuentes. Apenas Lan Yi, su ancestra de doce generaciones, aunque ahora fallecida, y BaoShan SanRen, eran las únicas inmortales de las que tenía conciencia. El cultivo del resentimiento era un tabú, nadie, nunca lo había cultivado. Ahora había un inmortal que lo maleó a su voluntad.
Todos los ahí presentes, incluso el reducido comité de rebeldes, se horrorizaron de lo que eso podría significar.
En cuestión de minutos, el ejército Wen fue erradicado. Tiñendo las tierras con su sangre. Los muertos marcharon para volver a la tumba, no sin antes emprender una cacería contra Wen Chao. Cuyos gritos de horror resonaron por encima del gruñido de los muertos. Arrastrado por las extremidades, hasta ser descuartizado lejos del ojo de los ahí presentes.
Wang LingJiao, ahora como un cadáver feroz, se arrastró en cuatro como una araña y se lanzó contra el cuerpo de Wen Chao lanzando zarpazos.
Cuando los gritos cesaron, se anunció el fin del segundo joven maestro Wen y su cuadrilla.
El temible inmortal ya no estaba.
WangJi estaba tan afectado por el anuncio sobre Wei WuXian, que apenas consiguió procesar nada de lo ocurrido. Yació en un estado meditambulo, donde el tiempo no corrió, y las voces del exterior no pudieron ser procesadas.
Jiang WanYin lanzó un puñado de maldiciones ante la incredulidad. Sacudió su cuerpo y sus manos temblaron. Lan WangJi alzó la vista hasta el punto donde el cultivador demoníaco se colocó, No pudo evitar pensar en que divisó una cinta roja ondear entre las llamas.
Tal vez fue la desesperación, la negativa, o asumir que Wen Chao estaba tratando de angustiarlos, lo que le hizo pensar: 'Él no está muerto, regresará, yo lo esperaré hasta entonces'.
Jiang WanYin empujó su hombro, y dijo: "¿Qué te ocurre?".
"Nada".
Tras darse la vuelta, comenzó a caminar lejos de la conmoción.
"¿Acaso crees que Wei WuXian está muerto?".
Lan WangJi: "No".
Con esto dicho, marchó hasta la entrada de la ciudadela, advirtió la cabeza desgarrada de Wen Chao, y fue Jiang WanYin quien la reclamó como premio de guerra. Caminó en un estado de agotamiento y confusión, los refuerzos llegaron en algún momento. La figura prístina de su hermano mayor se alzó por delante. Llamó su nombre con mortificación y corrió a él. WangJi apenas consiguió moverse, fueron los discípulos de Lan quienes le sostuvieron antes de perder la consciencia tras haber terminado con sus reservas de energía espiritual.
Se desmayó.
ↂ ↂ ↂ
WangJi supo que su hermano mayor lo consideró poco cuerdo a partir de la conmoción. Asumió que tenía el corazón roto; ya que fue informado de las palabras de Wen Chao.
"Deberías detenerte", pidió. "No es saludable para tí, WangJi. Aún estamos en medio de una guerra".
"Seguiré buscando", dijo.
"Wen Chao ya habló. No hubo razón por las cuales mentir. Ya se ha confirmado la presencia del ejército Wen en Yiling en aquella época, también se advirtió la presencia de Wei WuXian antes de su desaparición. Debes continuar", pidió.
Tal vez, temió que WangJi siguiese los pasos de su padre, y se desesperó.
Tras sanar sus heridas y meditar en pro de recuperar parte de su energía espiritual. Abandonó su tienda, y agradeció a los sanadores por hacerse cargo durante su tiempo de ausencia.
El tema de interés más hablado en el campamento fue la muerte de Wen Chao. Esto trajo esperanza a las personas. Wen Xu había sido asesinado y su cabeza exhibida fuera del Bujing Shi; ahora, Wen Chao fue muerto, así como la Mano que derrite núcleos. Lo que puso en gran desventaja a Wen RuoHan.
También se hizo mención al inmortal fantasma que apareció en el momento oportuno.
Siguiendo su corazonada, buscó a Jiang WanYin fuera del comedor, y le llamó. El hombre frunció el ceño al advertir su presencia, despachó un par de discípulos menores, y divisó su partida hasta que desaparecieron de su vista.
"¿Qué ocurre, Lan WangJi?", dijo sin amabilidad. Su rostro aún estaba hinchado por los golpes dados, y el corte cerca de la base del cuello se cubrió con un espeso vendaje.
"Es sobre el GuiXian". '...El inmortal fantasma', no dijo.
"¿Qué ocurre con él?".
"Esa noche en Shiyan, ¿viste alguna cinta en el cabello de nuestro benefactor?".
"¿Una cinta?".
"Mn".
Jiang WanYin: "Yo no vi nada".
Lan WangJi contuvo la decepción. Sabía que no era probable que se tratase de Wei WuXian, en especial con ese poder aterrador y descomunal. Pero había resultado extraña la aparición de un inmortal cultivado en el resentimiento.
La única otra persona a quien alguna vez escuchó del uso de energía yin, como método para canalizar el cultivo, fue Wei WuXian. Lo había mencionado con bastante interés durante el primer día de la conferencia, cuando se le preguntó sobre el método de erradicación de un verdugo cuyo espíritu ha sido agitado.
Él había dicho: "Liberación sería la primera alternativa a tomar en cuenta para amainar un alma agitada en resentimiento. Cumplir el último deseo del fallecido suena simple, y lo sería si su petición radicara en algo como una pieza de ropa nueva pero, ¿qué pasa si el deseo del verdugo es asesinar a muchas personas para cobrar venganza?".
WangJi había odiado la petulancia y falta de seriedad en la clase, en ese momento, se había mostrado arrogante, y le corrigió, "Supresión asiste a Liberación. De ser necesario, Eliminación sería el siguiente paso a tomar en cuenta. Son los pasos básicos de un exorcismo ortodoxo".
Wei WuXian le había sonreído, y lanzó un 'Que desperdicio' a manera de protesta. El discípulo de Jiang había dicho: "Debido a que el verdugo murió de manera despiadada, es natural que se haya convertido en un cadáver feroz. Fue humillado, aborrecido y su entierro indignó; al mismo tiempo cometió gran mal. Creo que, como ejecutó a más de cien personas antes de morir y se regodeo con ello, ¿Por qué no abrir las tumbas de esas personas, despertar la energía de resentimiento que tienen, recuperar sus cabezas y luego usar sus cadáveres para que peleen con el cadáver feroz...?".
En ese entonces su tío se había enfurecido, y WangJi se indignó por la falta de respeto.
Pero ahora, después del sinnúmero de acontecimientos, supuso que hubo una razón por la cual un cultivador oscuro se alzó, de manera inesperada, tras años de abuso y sometimiento por parte de Wen RuoHan. Pero, esa teoría la guardó para sí mismo.
Jiang WanYin le sacó del hilo de pensamiento. "¿Este prestigioso Hanguang-Jun supone que el inmortal fantasma era Wei WuXian?".
WangJi negó.
Asumir y suponer estaba prohibido. Sabiendo cuán delicado era el asunto dentro de la cultivación mantuvo el estoicismo a favor de la ignorancia.
"Si te preocupa ese tonto de Wei WuXian, continuaré con su busqueda en un par de días", dijo el heredero de YunmengJiang.
"¿A dónde te diriges?".
"A XiangYang".
WangJi se percató de que dicho movimiento les acercaba a Yiling, en específico al Luanzang y sus alrededores, pero también en dirección al LianHua Wu.
Se despidió con una reverencia, y ambos continuaron con sus asignaciones.
WangJi caminó hasta el campamento donde su hermano y el contingente Lan se asentó. Por la tarde tuvo la visita de su tío y hermano. Compartieron el té de la tarde, Lan QiRen exigió detalles sobre el rumoreado inmortal fantasma.
Hablaron sobre la muerte de Wen Chao, y la oportunidad que aquello brindo. También se mencionó a Wei WuXian. Ante esto, WangJi mantuvo silencio, limitándose a escuchar las palabras descuidadas de su tío, quien le describió como una paria, un estudiante desagradable, una mancha en su registro. No mostró ni un poco de pena por la situación desventajosa del adolescente desaparecido.
"Shufu, eso es insensible. Hablamos del joven maestro Wei".
"Hmp", se quejó, negándose a escuchar a XiChen.
"Era un cultivador capaz y con potencial en manos. También era amigo de WangJi, shufu no debería arremeter así contra los muertos".
"No está muerto", corrigió Lan WangJi.
Lan QiRen: "¿Qué pista tienes de ello?".
No tenía ninguna pista más que su corazonada, pero aquello no fue válido para su tío. Así que guardó silencio. Sus labios se apretaron en una línea fina.
XiChen encontró oportuno despachar a su tío en pro de la tranquilidad mental de WangJi, y este lo agradeció. Esa noche ambos hermanos hablaron en privado. WangJi hizo una reverencia profunda a su hermano y negó al plan de movilizarse junto el comité Lan rumbo a Hefei.
"Hay algo que necesito probar".
"Escuche que Jiang WanYin se dirige a Yunmeng, ¿es ahí a donde deseas ir?".
WangJi bajo la mirada, contuvo el jugueteo con las mangas de su túnica. No fueron necesarias las palabras, Lan Huan fue capaz de entender sus intenciones.
"Me encargare de shufu, didi"; no se emocionó, pero WangJi fue capaz de reconocer el calor en su pecho. "Si es lo que deseas hacer, te deseo un buen viaje".
***
}El contingente Jiang marchó en el tiempo estipulado.
Lan WangJi continuó su camino, y si bien, aún estaba asociado a Jiang WanYin para rastrear el paradero de Wei WuXian, ambos mantuvieron sus propios caminos. Lan WangJi buscaba pistas aquí y allá, viajó en solitario cuando fue debido. Se quedó atrás ayudando a civiles y gente común. En yaos que atemorizaban a aquellos ajenos a la guerra, puesto a que, las criaturas oscuras y el resentimiento en la tierra solo aumento a raíz de los muertos, y no hubo nadie para ayudar a los impotentes.
Mientras WangJi se encontraba en YingChuan ayudando a someter los espíritus viciosos del clan Wang, el cual fue erradicado por los Wen a inicio de la guerra, llegó la noticia de una masacre en Yiling.
Los rumores dijeron que los Wen en las oficinas de supervisión de los alrededores comenzaron a convertirse en polvo; como si sus cuerpos estuvieran hechos de arenilla. Similar a aquella noche en Shiyan, los muertos se alzaron de sus tumbas, y marcharon hacía los soldados Wen. Algunos fueron devorados vivos, otros más, hechos pedazos hasta hacer imposible la tarea de reconocer restos. Todos los cuerpos fueron quemados juntos en una pirra y esparcieron las cenizas para que jamás se reencarnaran por sus terribles crímenes.
Pensó en ello como inquietante y aterrador. Incapaz de dejar ir esa pista, se apresuró en los ritos de exorcismo y purificación, y montó a Bichen para volar hasta ahí.
Para entonces, el rumor de un inmortal yacido en Yiling, y que, levantaba los muertos con el sonido de su flauta, llegó a todos los rincones dentro de las cuatro grandes sectas.
La gente le llamó, el 'Yiling Laozu'.
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