El Jueves no me sorprendió nada el ver a Joana en la puerta de mi casa para ir caminando hasta el instituto, no me quedó otra que escuchar miles de insultos y obscenidades hacia la versión porno de Barbie, tenía que estar atenta porque si no después tendría que soportar otra charla increíblemente larga sobre lo mal amiga que soy bla, bla, bla.

Justo al llegar a la puerta del centro estudiantil y cuando Joana estaba en el clímax de sus insultos y de la charla que ya duraba más de media hora, ambas vimos que Lion Sanders se acercaba a nosotras, lo que ya de por si significaba problemas para mí y mi autocontrol, el cual se ponía a prueba cada vez que lo tenía delante. No dijo ni buenos días ni nada, estaba serio y demacrado, como si se hubiera debatido durante horas consigo mismo para hacer lo que estaba a punto de hacer, pero antes miró a Joana y después me miró a mí, a los ojos con esa mirada penetrante que por el momento era incapaz de descifrar.

- Tengo que hablar contigo... en privado.- dijo a la carrera como si en realidad no quisiera tener que decirlo.

Asentí ya que no sabía que otra cosa hacer, me sentía aturdida y mi cerebro no tardaría en llegar al nivel de cortocircuito total a lo grande. Miré a Joana de reojo, la cual tenía la misma cara que yo, aunque luego su semblante cambió a uno lleno de odio y una mirada asesina que me hubiera matado al instante.

Lion me cogió de la mano y me llevó hasta un pasillo con una luz bastante lúgubre además de totalmente desierto, lo que hizo que empezara a temer por mi vida, mi cerebro encendió todas las alarmas posibles y comencé a ponerme muy nerviosa aparentemente sin motivo.

- Ayer no viniste, ¿Por qué no viniste?

- ¿Ayer? ¿Fuiste tú el que me mandó el mensaje?- pregunte a lo que el respondió arqueando una ceja y asintiendo simplemente.

- ¿Por qué no fuiste?- dice algo indignado.

- No suelo acudir a los mensajes o citas por teléfono que me manda la gente a la que no tengo registrada en mis contactos. ¿Cómo conseguiste mi número?

- Se lo he pedido a un colega que por casualidad está en tu clase, eres la delegada así que te tiene agregada como contacto en su teléfono móvil. Entonces ¿Me ayudas?

- ¿Qué necesitas tú de una Yankee?- dije con ironía ya que las pocas veces que hemos hablado me ha llamado así.

- Mis padres vienen de Irlanda dentro de dos días y les he dicho que tengo una bonita novia, inteligente y educada que me está llevando por el buen camino y que es americana.- dice antes de resoplar como si se hubiera quedado sin aire en los pulmones.- y eres la única americana que conozco.

- Ahh no, eso sí que no, olvídalo, no lo digas ni en broma, tendríamos que fingir para siempre.- dije horrorizada.

- No seas tonta, solo serían cuatro semanas hasta que mis padres vuelvas a irse, aunque no te niego que tengas que ir a más de una cena familiar.

- ¿Un mes entero siendo tu novia? Antes prefiero pegarme un tiro en la sien.

- Vamos, eres mi única opción.- dice casi suplicándome.

- No, no no y no, si quieres una candidata pídeselo a tu versión porno de Barbie.

- ¿Versión porno de Barbie?- dijo arqueando una ceja de forma en la que por una vez parecía confundido.

- Sí, la loca pedante de las mechitas rosas a la que le metías mano anoche en una fiesta Dios sabe dónde.- solté sin pensarlo mucho y con un tono de desdén que habría notado hasta Sheldon Cooper.

- Oh, Candy, por Dios, ella es solo diversión.

- Si acepto quiero cenar gratis, saber detalles de tu vida que suelen saber las parejas, que seas realista y que te abstengas de salir con prototipos de bailarinas exóticas con mas implantes en las tetas que cerebro.

¿A que soy una chica lista? Sé que no será capaz de cumplir tales condiciones y por lo tanto no aceptará el trato, así me libraré de hacerme pasar por su novia durante un mes... aunque ahora que lo pienso podría pedirle dinero, diamantes o algo mejor ya que a partir del sábado será mi novio.

- ¿Solo quieres eso?- dice sonriendo de medio lado.

- No, también quiero 250.000 libras y regalos de navidad del año pasado y por mi cumpleaños que es el domingo.

- Me apuesto lo que sea a que eso te lo acabas de imaginar, pero vale, tendrás tu collar de diamantes.

- He dicho regalo, para que conste que lo de los diamantes ha sido cosa tuya, y tendrás que librarme de Joana que me va a matar a preguntas y me matará si le digo que tú y yo estamos saliendo.

- ¿Qué tiene que ver Joana en todo esto? No tengo que darle explicaciones a un ex rollo pasajero para salir con su amiga.

Su respuesta me dejó helada, la verdad es que no tenía ni idea de que Joana hubiera tenido alguna vez un rollo con Lion. No es que me sintiera mal, después de todo
Joana no me había contado nada de esto, pero choca un poco aunque sea solo fingir por el bien común.

- ¿Entonces tenemos un trato?- dijo tendiéndome su mano la cual acepté... 250.000 libras serían un buen regalo para mamá y para mi futuro hermanito.

- Tenemos un trato, pero...- no pude terminar la frase porque Lion se me abalanzó, por segunda vez en mi vida, me besaba con mucha más fuerza de lo normal, bueno... más fuerte de lo que me ha besado las dos veces anteriores... supongo.

Me agarró por la cintura para pegarme más a su cuerpo, a lo que yo respondí gimiendo entre nuestras bocas, el beso y el contacto de nuestros cuerpos terminó conmigo a punto de desmayarme por culpa de la falta de aire, y asó como si nada, Lion se largó como si nada hubiera pasado hace 15 segundos. Yo me quedé un poco más ahí, sentada en el suelo abrazando mis rodillas mientras asimilaba todo lo que acababa de ocurrir, mi cuerpo aun seguía ardiendo en deseo y mi mente embotada por la presencia de Lion, mis labios parecían adormilados. Pero una cosa si sabía, a cada segundo que pasaba más enfadada estaba con Joana por no contarme que en su día se había liado con Lion Sanders, mi actual novio.