Parte 3 FINGIDA INDIFERENCIA
Ese hombre era veneno en estado puro y comprimido. Era como una tonelada de locura y sexo en un hermoso y tentador paquete. Quería abrir el paquete, pero que pasaría se lo abría, ¿acabaría llorando y deprimida? ¿O podría soportarlo? En el fondo de mi mente no quería saber la respuesta, quería volver a mis normales y aburridos pensamientos. Quería simplemente volver a mi vida normal, con las conversaciones sin chicha, con los libros que eran mi única fuente de amor romántico, con la poesía de Gustavo Adolfo Becker o de Antonio Machado, con las aventuras detectivescas de Sherlock Holmes o con las series de Netflix.
Me lavé la cara y volví a clase, por suerte para mí no volví a verle hasta que llegué a mi casa con mis dos hermanos menores, uno cogido de cada mano. ¿Qué hacia él aquí en mi casa? Me acerqué más a la puerta sin soltar a mi hermanos, quien sabe a lo mejor alguien le había dicho mi dirección y él esperaba el mejor momento para colarse dentro y hacer Dios sabe qué mientras yo estaba fuera... o estudiaba la casa para robar algo o para entrar por la noche mientras mi familia y yo dormíamos. Si lo sé, soy una desconfiada, no me juzguéis por ello. Al estar más cerca de él me di cuenta de que Lion se debatía por si tocar el timbre o irse sin hacer nada, así que de buenas a primeras no lo vi como una amenaza.
- Me haces replantearme si llamar o no a la poli.- le dije tomándolo por sorpresa, hasta dio un salto del susto lo cual fue mucho más que divertido, hasta me tomé la libertad de reírme de él.
- Ostias, Yankee, no sabía que vivieras aquí, emm... a mi hermano se le ha caído la pelota en tu jardín.- dijo algo avergonzado, creo.
- Está bien, pasa, te ayudaré a encontrarla.- dije mientras abría la cancela de la entrada y mis hermanos salían corriendo por la casa.
Lo deje pasar dentro del salón, y por primera vez en mi vida me sentía acorralada por mi peor enemigo. Era como si Obama estuviera en la misma habitación que Vin Laden. Este hombre es un terrorista del amor y yo su presa, me sentía como un pequeño ciervo delante de un león hambriento.
Cogí la pelota del hermano de Lion y se la di al alien del planeta feromonas, no le dije nada, intenté no tocar sus manos que tanto habían explorado las curvas de mi cuerpo, no miré sus ojos que me habían devorado por completo la noche anterior y esta mañana en el instituto, mañana en la que hasta yo me había dado cuenta de que alguien como él rompía todos mis esquemas.
- ¿Te doy miedo? - dijo Lion provocando que lo mirara a los ojos en el peor momento, justo cuando él intentaba descifrar mis emociones y pensamientos con esa mirada que tantos escalofríos provocaba en mi interior, esa mirada que hacía que me derritiera... que me volvía loca y que hacía que mi mente encendiera todas las luces rojas y alarmas se encendieran.
- N... N... no te tengo miedo, solo que si mi madre llega a casa va a empezar a hacer preguntas incómodas, y para colmo mi padre es inglés, intentará matarte si te ve solo con su hijita.
- Eh, que yo soy inglés...
- Peor me lo pones, venga largo, ya que tienes lo que...
No pude terminar con lo que estaba diciendo porque cierto engendro sexual de la naturaleza de había abalanzado sobre mí para devorar mi boca al completo. Lame mi paladar y mi campanilla, acto que me hizo gemir ahogadamente con ganas, para él era tan fácil hacer que me derritiera.
Intenté apartarlo de mí pero siguió insistiendo, besándome con demasiada intensidad, casi ahogándome. Cuando se separó de mí yo estaba respirando como si hiciera tiempo que contenía la respiración, me faltaba el aire en los pulmones y hasta mi cerebro parecía cortocircuitarse.
- Fuera, de mi casa.- le dije aun jadeando por la falta de oxigeno.
- Pensé, que dejarías que me quedara un poco más.- dijo Lion esbozando una sonrisa picara que seguro que le funcionaba con el 99,9% de las mujeres de este planeta.
- Ya, eso guárdatelo para tus mejores sueños, no soy una de las tipas con las que te acuestas y degradas dejándolas solas por la mañana mientras ellas buscan el amor en ti.
- Las "tipas" con las que me acuesto saben perfectamente para lo que las quiero y están totalmente de acuerdo, para eso son mayorcitas.
- Dios, eres peor de lo que me imaginaba desde el principio.- le dije mientras seguramente lo miraba con el mayor desdén de este mundo.
Lion parecía sorprendido por mi fingida indiferencia, por lo que cogió sus cosas y se largó antes de que pudiera hacer nada por evitarlo... ¿evitarlo? ¿Quería evitarlo? Realmente no, lo que buscaba era lo que había pasado, que se largara era lo mejor, quería que se marchara de mi vida de la misma forma en la que había entrado. Le odiaba y eso no iba a cambiar.
Me duche y di la merienda a mis hermanos, los cuide hasta que mi madre llegó de trabajar... somos una familia de 4 hermanos, el mayor esta en Seattle estudiando, solo viene en navidad, yo la segunda mayor que siempre esta de aquí para allá con los peques y el instituto... y por último los pequeños los cuales solo se preocupan del cole, de pintar y de poner la casa patas arriba.
Pude ir ala cama a una hora decente, eran las 22:30 y ya estaba mirando al techo,normalmente me tomaba solo 5 minutos dormirme, pero esta noche es diferente,algo ha cambiado en mi vida. Acabé durmiéndome a las 4:00 del martes, solo a 3horas de tener que despertarme de nuevo.
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