Parte 23: YA ES OFICIAL, NOS AMAMOS.
Summer nos miró adormilada, como una pequeña y pelirroja zombie.
- Buenos días, tortolitos.- dijo mientras bostezaba adorable como solo ella podría estarlo.- ¿cómo está mi destroza hogares favorito?
- Que te follen, Summer.
- Dios te oiga, Lion...
- ¿Christo te tiene a dos velas? Eso es raro en vosotros.- soltó mi novio sin pensar provocando unas de esas miradas asesinas por parte de mi mejor amiga.
Yo por mi parte solo me reí con ganas y me levanté tranquilamente, estirándome para que el dolor de espalda desapareciera.
- Bueno... con permiso de la anfitriona voy a hacer el desayuno... así Summer descansa y Lion no tiene ni que moverse.- digo yendo rumbo a la cocina con un bonito vaivén de caderas que le decía a Lion "esto te espera, cariño".
Me puse a hacer el desayuno tranquilamente, puse a calentar aceite en una sartén y fui a la nevera buscando huevos y bacon. No iba a hacer el típico desayuno inglés, no soy de ese tipo de chicas, voy a hacer unos sándwiches americanos como Dios manda. Freí los huevos y el bacon en el mismo aceite, puse tomate y mayonesa en el pan que previamente había tostado con mantequilla en otra sartén distinta. Cuando lo tuve todo preparado cogí algo de zumo de naranja natural y fresas para hacer un combinado de dos frutas, algo que tuviera muchas vitaminas para evitar la resaca de Lion.
- El desayuno está listo.- dije en voz alta desde la cocina justo antes de oír que ambos venían en estampida a la cocina y para colmo se abría la puerta de la casa.- Summer, creo que tus padres están aquí.
- ¿Alguien dijo desayuno?- dijo una voz masculina antes de entrar en la cocina.
- CHRIS.- dijo Summer corriendo a enroscarse cual serpiente de cascabel a su presa.- mmm... hay desayuno casero hecho por Gema.
- Uuuh... eso suena rico.- Dijo antes de dar el mayor y más peliculero beso que haya visto jamás a su amada y dulce novia.- ¿puedo unirme?
- Claro que sí, eso no tienes ni que preguntarlo.- dijo Summer dándole mi bocadillo a Christo.
No dije nada para no tener problemas... pero... ¿Sabéis ese dicho de no le quites a una bestia su comida? Pues eso mismo es aplicable a los americanos y el desayuno. Lion miró mal a Summer y cogió el plato de ella para dármelo a mí, por lo que ella protestó.
- Ehh, ese era mi plato.
- Y el que tú tan livianamente has cogido es el de Gema.- dijo Lion tajantemente.
- No pasa nada amor, no tengo mucha hambre.- dije sonriendo y devolviéndole el plato a Summer.- puedes comértelo.
- Tienes que comer, Gema, si pierdes más peso serás anoréxica.- dijo Lion y yo solo sonreí con malicia.
- Vale, vale.- dije resignada mientras tomaba la mitad del sándwich de Lion.- me comeré esto.
- Ehh, serás ladrona.- protestó mi rubio novio.
- Ajo y agua, mi amor.- lo besé antes de darle el primer bocado a mi mitad mientras los demás devoraban su desayuno como bestias.
Los cuatro charlamos un rato como si fuéramos amigos de toda la vida. Después llamé a mis padres para que no se pusieran en contacto con las fuerzas de autodefensa y comenzaran a buscarme por todo el universo conocido... me llamaréis exagerada... pero sé muy bien de lo que son capaces, son muy tiquismiquis con mi seguridad. Ellos se quedaron mucho más tranquilos al saber que yo estaba bien y que había faltado a clase por una razón que los convenció.
Como me di cuenta de que Summer y Christo tenían cosas de las que hablar me llevé a Lion de la casa, aunque una vez fuera me di cuenta de algo más importante...... sigo en pijama.
- ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta?- le pregunté a Lion.- aunque tendrás que esperarme por fuera de mi casa a que me cambie, no pienso ir por ahí en pijama.
- ¿Por qué no? Yo creo que estás hermosa.- respondió provocando que arqueara las cejas con sarcasmo.- vale, vale, te llevaré a casa, pero el resto del día eres mía.
- Hecho.- dije riéndome.- ahora que lo pienso, ¿cómo viniste anoche?
- En moto... creo.- dijo él dejándome horrorizada.
- Espera... ¿me estás diciendo que viniste conduciendo borracho como una cuba a Dios sabe que velocidad y Dios sabe en qué estado de locura?
- Emm... ¿sí?
- Ok, definitivamente no vuelvas a hacerlo o te castro en ese mismo instante.- le dije muy seria y cruzándome de brazos.
Él solo asintió y yo sonreí. Poco después de llegar a casa me di una corta pero efectiva ducha y me cambié a un pantalón corto, unas convers y una camisa corta blanca y sencilla, no era como para ir a una cita romántica pero serviría como atuendo para una tarde tranquila y relajada. Salí de inmediato en cuanto cogí mis llaves y todo lo que necesitaba.
- Ahora estás aún más guapa que con el pijama... y yo pensando que eso no era posible.- dijo Lion nada más verme haciendo que me sonrojara y le diera un codazo juguetón que lo hizo reír sonoramente.
Para mí no sorpresa acabamos en casa de Lion... no en la que viven sus padres, sino en ese apartamento muy estilo guarida de playboy que comparte con Christo. Nos acurrucamos inofensivamente en el sillón de la sala hasta que varios minutos después, él decidió romper el silencio.
- ¿Acabamos lo que habíamos empezado en ese colchón hinchable?- dijo con una sonrisa que no recordaba haber visto aún en su rostro, era una de esas sonrisas seductoras que habrían hecho caer a cualquier mujer sobre la faz de la Tierra.
Una parte de mi quería desnudarse instantáneamente para seguir con ese plan que estaba proponiendo, pero otra parte mucho más sensata de mi cerebro me decía que a lo mejor no era todo lo correcto que parecía ser.
- ¿Así, sin más?
- ¿Más?
- Sí, más, no sé... soy tu novia, virgen... usa tu imaginación.- dije esperando que es imaginara un camino de rosas, una primera vez en la playa o algo así... llamadme anticuada o romanticona, pero... era lo que yo quería, lo que esperaba de él.
Pero el hecho era que Lion se había quedado mirándome como si yo hablara en otro idioma. Sabía que éramos muy diferentes, que habíamos sido criados de formas muy distintas y que los caminos que habíamos recorrido eran de lo más diversos.
Él por una parte estaba acostumbrado a ligar con chicas facilonas que no tenían problemas para dejar de lado su dignidad a cambio de una noche con un chico como él.
Por otro lado, yo, criada en los príncipes de blanco corcel y brillante armadura que colmaba de mimos y flores a su princesa, a la que amaba con locura y a la que protegería con su vida. Y eso que me había pasado toda la vida odiando a los hombres, no era que no me gustaran los cuentos y esas cosas, pero eran solo eso, cuentos... historias no basadas en los hechos reales, falsos, llenos de sexismo.
- Lo que digo, Lion, es que no quiero hacer esto para quedarme colgada como una patética muñeca cuando te canses de mí.- dije poniendo todas mis cartas en la mesa.
- Eso no va a pasar, nena.- dijo cogiéndome y sentándome en su regazo.- no sé qué crees que soy, pero te aseguro que jamás había sentido por nadie lo mismo que siento por ti, me has robado el corazón. Te amo, Gema.
Me quedé helada al oír esas palabras salir de los labios de Lion, me ama de verdad, ahora es oficial... yo también lo amo... mucho.
- Yo... yo también te amo, Lion.- dije sonriendo y sonrojándome muy avergonzada.- jamás pensé que amaría a nadie como lo hago contigo, me alegro tanto de haberte mordido el labio aquella noche.
Lion y yo nos besamos dulcemente mientras nos abrazábamos en el sillón. Yo que ya estaba sentada a horcajadas sobre él rodeé su cuello con mis manos suavemente. Sonreí con la respiración agitada cuando nos separamos.
Nos quedamos así varios minutos, mirándonos y diciéndonos que nos amábamos sin pronunciar palabra, quizás esto no sea para siempre, a lo mejor esto termina mañana o pasado, pero lo que siento ahora es real y no se borrará de la noche a la mañana.
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