Parte 21: ¿ME OISTE LLAMARTE?
Al llegar a casa, a eso de las 7 de la tarde como siempre, sonreí dejando a todos descolocados, sabía que pensaban de mi sonrisa, sabía a la perfección que les daba pena y que pensaban que todo esto acabaría mal para mí.
Poco después de cenar y de darme un baño de los grandes me puse a hacer los deberes de clase y demás menesteres y después a la cama, a media noche como las niñas buenas. Justo cuando mis ojos amenazaban con cerrarse del todo y mi cuerpo caía en brazos de Morfeo, llamaron a mi teléfono, era Summer... lo supe sin mirar el nombre siquiera... solo con el tono de llamada, "Summer Paradise". Supuse que lo que quería era convencerme para arreglar las cosas con Lion, era la segunda pelea en menos de 3 días, no pensaba dejar que me convencieran tan rápidamente, pero descolgué el teléfono enseguida.
- ¿Diga?- solté a modo de saludo.
- GEMA... AYÚDAME, Lion está muy borracho y en mi casa... ha roto el armario de la cocina y no para de llamarte a voz en grito... todo porque me he negado a ayudarle esta vez... tienes que ayudarme... te lo suplico.- dijo mi mejor amiga desesperada por ayuda mientras yo ya no sabía ni lo que hacía.
- Dios mío, mantenlo lo más tranquilo posible, dile... dile que en dos minutos estaré ahí para escuchar todo lo que tenga que decirme... ¿vale?- respondí ya saltando de la cama y poniéndome una chaqueta encima del pijama.
Salgo corriendo como alma que lleva el diablo de casa dejando a mis padres flipando en colorines, creedme, la que más lo está flipando ahora mismo soy yo. Me llega un mensaje con la dirección de Summer, cojo el mapa y voy siguiéndolo hasta llegar a la casa en la que Lion está montando todo el jaleo.
Toqué la puerta nada más llegar, estaba cardiaca, a punto de desmayarme de los nervios y la adrenalina, me encontraba a altas horas de la noche llamando a la puerta de una casa a la que no había entrado nunca, temblando de frío, me fallaban las piernas y me dolían los mucho los pulmones.
Summer abrió la puerta con la misma expresión de quien acaba de pasar por un infierno, se la notaba destrozada y de fondo se podía escuchar a Lion llamándome a pleno pulmón. Acabé entrando, tocando el hombro de mi amiga para que se relajara, quería transmitirle que lo peor ya había pasado, ella me sonrió relajando todo su cuerpo, asintiendo con más confianza en mí de la que tenía yo misma.
Fui hacia donde se encontraba Lion, , en el rincón más oscuro de la casa, con las manos en la cabeza... aún a la distancia a la que me encontraba podía oler el odioso olor del ron a palo seco, ahora mismo se lo veía como un niño aterrado escondiéndose del coco.
- Holi.- le digo sonriendo y agachándome a su lado.
Él me miró, por un momento se le vio perdido, como si ni siquiera fuera consciente de donde estaba o de quién era yo, pero la luz volvió a sus ojos en cuanto se dio cuenta de que la verdadera yo estaba a su lado. Esa imagen de Lion mirándome con esos ojos hizo que mi corazón martilleara mi pecho, dolía y me mataba verlo en ese estado tan lamentable.
- ¿Me oíste llamarte?- preguntó a duras penas, arrastrando las palabras.
- Sí, claro que sí... pero no me diste tiempo a venir antes de enloquecer... mi bobo.- respondí metiéndome en el mismo rincón que él para no obligarlo a salir de ese sitio que le parecía seguro, además, sabía que eso lo calmaría.
Lion me abrazó al instante, el olor a alcohol se intensificó hasta dejarme mareada, a saber cuántas botellas de ron habrá vaciado antes de venir aquí. A pesar de ello lo abracé e hice que apoyara la cabeza en mis piernas, acurrucándolo y acariciando su pelo.
- Gema, mi Gema, no te vayas, lo siento, lo siento muchísimo, no volverá a pasar... lo juro.- dijo destrozando lo poco que quedaba de mi enfado, cada vez me dolía más el pecho a cada segundo que pasaba.
- Tranquilo, estoy aquí... no me iré a ninguna parte, todo estará bien, te lo prometo.
- Bésame, por favor... necesito que... me beses.- suplicó mirándome a los ojos.
Lo besé ignorando el sabor del alcohol que seguramente había digerido... saboreé su boca mientras enredaba mis dedos en su pelo... Lion hizo lo mismo, pero tirando suavemente, haciéndome gemir, lamió mis labios... ahora yo también sabía a ron.
- Vamos al salón... ¿quieres?- le pregunté sonriendo dulcemente.- Summer está preocupada por ti, seguro que quiere saber que estás bien.
- No quiero entrar, quiero quedarme aquí contigo.
- Hace frío... y tienes que descansar mucho... mañana tendrás una buena resaca.
Logré convencerlo a base de besos y mimos, aunque tuve que arrastrarlo al sofá, donde lo acosté con toda la suavidad que me fue posible.
Ayudé a Summer a montar el colchón hinchable y a recoger todo el desastre que había montado mi amoroso y estúpido novio, incluso logramos volver a montar el armario, aunque ya nunca volvería a ser el mismo que estaba antes.
- Gracias, Gema, eres una amiga genial.- dijo Summer abrazándome.
- Tú eres aún mejor, has aguantado carros y carretas por mí sin apenas conocerme.- le dije sonriendo y abrazándola de nuevo con ganas.
- Tú harías lo mismo por mí, estoy totalmente segura.
- Eso ni lo dudes, para cualquier cosa que necesites aquí estaré.
Me dejó quedarme con Lion en el colchón hinchable del salón. Cuando estuve con él de nuevo lo miré a los ojos y me reí por lo bajo para no despertarle, además, al día siguiente podría reírme muchísimo más al verlo con la monumental resaca que lo esperaba. Ahora sabíamos que nuestro límite era el infinito, nos amábamos y necesitábamos el uno al otro.
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