Parte 18: PASANDO DE LA SUEGRA
Lion me arrastró hasta un banco en medio de tan silencioso y hermoso lugar tras tomar asiento me puso sobre su regazo, parecíamos la pareja de enamorados más pastelosos de la ciudad, siempre acaramelados y felices, pero la cuestión es que no éramos novios de verdad, todo era una fea mentira que mantendríamos unas 3 semanas más.
- Toma, esto es para ti.- dijo Lion tendiéndome una cajita, la cual abrí de inmediato como una niña pequeña el día de navidad.- Feliz cumpleaños, Gema.
Dentro de la cajita había una fina y brillante cadena de oro blanco de la que colgaba un lindo colgante en forma de mariposa, cuyas alas eran de un violeta intenso con adornos en blanco lacado, se notaba que el colgante también era de oro blanco. Las antenas de la pequeña mariposita tenían diamantes, y todo el contorno de la misma. Debía de haber sido muy caro.
- No puedo aceptarlo.- dije casi en un susurro.
- Tonterías, lo he comprado para ti y para ti será.- dijo cogiéndolo de la caja y colocándomelo en el cuello con una extrema calma y delicadeza.- te queda perfecto.
- Gracias Lion, es hermoso.- dije antes de besarlo con amor y calma, aunque no tardó en volverse un beso grande, apasionado y húmedo, puesto que él se limitó a recorrer el interior de mi boca con su suave, húmeda y sensual lengua. Era una sensación que aun me parecía rara pero muy sexy y romántico a la vez.
Eso fue la última vez que nos vimos en el fin de semana, pues como ya había anochecido, Lion me llevó a casa y después puso rumbo a la suya, no sin antes despedirse besándome con pasión y ganas, mordiendo dulcemente mi labio, por lo que yo tiré del arito de metal que adornaba su labio.
Estaba que saltaba de alegría y lo hubiera hecho si mi madre no hubiera estado tan rara, el embarazo le sentaba mal y el reposo aún peor, pero en el fondo yo sabía que le hacía muchísima ilusión. Rezaba para que ella supiera que ya no tenía que luchar sola, que ahora yo estaba con ella y que mi padrastro la apoyaba en todo lo que ella necesitara.
Mis hermanos pequeños ya se habían enterado y estaban felices como nunca los había visto, estaban casi más ilusionados que John, y eso era casi imposible.
El lunes y el martes casi no vi a Lion, solo en los recreos y por mensajes furtivos en el móvil. Fue muy extraño estar tanto tiempo sin él después de haber pasado todo el maldito fin de semana a su lado, haciéndonos mimos y yendo a todas partes, era como si nuestra burbuja ya hubiera estallado, ya no éramos una parejita de luna de miel, ¿Tan poco dura el amor y la pasión en las parejas? ¿O es que a caso ya se había cansado de mi? Negué con la cabeza para retirar esos malos pensamientos de mi cabeza, no quería dudar de él y meter la pata de nuevo como había pasado con Nadia, la prima de Lion.
El miércoles por lo menos nos vimos un pequeño rato por la tarde, en el mismo parque cerca de mi barrio en el que habíamos arreglado las cosas. Estábamos acurrucados en la hierba a una hora en la que nadie iba por allí. Lion me tenía casi encima de él abrazada y medio adormilada por las caricias que me hacía en la espalda.
- Hoy si tendrías que venir a cenar conmigo y mis padres, por favor.- dijo suplicante.- mi madre no ha parado de darme la brasa para que vengas, tiene unas ganas locas de conocerte.
Me reí y acepté de buen grado, pude vestirme de forma presentable, con unos pantalones de vestir color negro y una blusa muy bonita que tapé con un suéter con un osito como dibujo. Lion sonrió al verme por la ropa que llevaba, supongo que porque si parecía una niña buena tal y como él había dicho una vez, supongo que por eso me eligió para convencer a sus padres.
- Estás preciosa.- dijo sonriendo aún más.
Estaba más que guapo con la ropa que llevaba, una camiseta simple de manga corta que dejaba sus tatuajes a la vista. Podía ver perfectamente como el tatuaje de una serpiente de cascabel se enroscaba en su brazo derecho. Era muy bonito a la vez de inquietante.
Le cogí de la mano y, por suerte, Lion me llevó caminando hasta la casa de sus padres, que estaba varias calles más abajo, en un barrio vecino, no tenía ni idea de que los padres de él vivieran tan cerca de mi casa. Solo habíamos tardado 20 minutos caminando a ritmo de paseo.
Tocó en la puerta llegado el momento, apenas pasó un minuto antes de que la madre de Lion abriera la puerta, aunque para mí había pasado una eternidad por lo nerviosa que estaba. Iba a conocer a la familia adoptiva de Lion.
- Hola mi pequeño Lionel.- dijo la madre de Lion que iba muchísimo más elegante que yo mientras lo abrazaba.
Intenté con todas mis fuerzas aguantarme las ganas de reír como una maniática ante la pronunciación de su nombre completo y ante las muestras de afecto tan evidentes de su madre. Se notaba que Lion estaba más avergonzado de lo que su ego le dejaría admitir, no estaba acostumbrado a que lo dejaran en ridículo de esa manera y eso era lo que más me divertía.
Ella me miró de forma inquisitiva nada más darse cuenta de mi presencia ya que su hijo estaba al fin prestándome atención, acariciando mi pelo.
- ¿Esta chica es tu novia, Lionel?- dijo la mujer algo seca.
- Si mamá, es mi novia, Gema Carson, nena, esta es mi madre, Mery.
- Es un placer conocerla, he oído hablar mucho y muy bien de usted.- dije tendiéndole la mano.
Ella no me cogió la mano, solo se me quedó mirando de arriba abajo como si se intentara formar una imagen de quién y qué era yo en realidad. Debido a la reticencia de mi provisional suegra decidí llevar a cabo otra estrategia, pasar de la suegra y centrarme en el suegro.
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