- Soy Summer Collins, amiga de este tonto empedernido y novia de este otro tonto.- dijo señalando a otro de los chicos que estaban sentados en el corro.

Me reí por su desparpajo y su espontaneidad, son aptitudes que por lo general no suelo expresar y que envidio al ver en los demás.

- Soy Gema Carson, americana de nacimiento y Londinense de corazón, es un placer conocerte.-dije haciendo que ella sonriera.

Acabé sentándome con todos, bromeamos y me comieron a preguntas, eran divertidos y relajados a su manera inusual, las mejores personas que he conocido en mucho tiempo.

A pesar del buen rato que estábamos pasando todos, Lion decidió que era el momento de cambiar de tema y miró a Summer.

- Summer, aquí la americana era amiga de Joana.

Summer puso una cara de desdén absoluto y puro como jamás había visto, era notorio que no se llevaban nada bien y que si se vieran estallaría la tercera guerra mundial.

- ¿Te llevabas bien con esa ramera de barrio? Es más falsa que las flores de plástico.- dijo con toda la rudeza de la que era capaz.

- Bueno, fue la primera persona que conocí cuando llegué a Londres.

- Jo, pues ojalá me hubieras conocido a mí.- dijo Summer meneando su cabello rubio ceniza que me provocaba una envidia horrible, yo también quiero un pelo así de bonito.

- Pues sí, seguro que a estas alturas seriamos inseparables.- dije sonriendo mientras me fijaba por el rabillo del ojo como Lion se levantaba para poner rumbo a la cocina.

- ¿Por qué os peleasteis esa pedazo de zorra y tú?

- Bueno, fue una cuestión de confianza, yo le contaba todas mis penas y secretos y ella no me contó que hace tiempo se enrolló con Lion, chico por el que mantiene una insana obsesión por cierto.

- Ni que lo digas, yo la mandé a paseo porque cuando ella se lió con Lion yo estaba coladita por él y ella lo sabía muy bien, pero con el tiempo se me pasó.- respondió con una feliz y blanca sonrisa.

- Bueno, nena, me conociste a mi.- dijo un chico mientras besaba el cuello de Summer.- soy Christo, encantado.

- Gema, el placer es mío.- respondí saludándolo con la mano.

De repente una mano masculina, o eso supuse por la fuerza y el tamaño de la extremidad, se posó en mi pelo y unos labios rozaron mi cuello provocando que mi cuerpo se encogiera enseguida por la desagradable sensación que me produjo el contacto.

Miré detrás de mí para descubrir a un desconocido con más tatuajes de los que puedo asimilar y más piercings de los que podría contar jamás. Summer comenzó a reírse y Christo negaba con la cabeza como un viejo que desaprueba la conducta de su joven nieto la verdad es que parecía un viejo prematuro con tatuajes y pintas de matón de barrio pero parecía buen chico.

- Lion te va a matar, has tocado a su novia.- dijo el novio de Summer sonriendo como si se lo estuviera imaginando ya y eso le produjera una satisfacción plena.

- ¿Lion tiene novia? Joder, y yo que quería besar a esta linda damita en el cuello toda la noche.

- Pues la próxima vez ahórratelo, no besas tan sensual y mucho menos decentemente, al menos en el cuello, espero no probar más besos tuyos, ha sido muy decepcionante.- respondí limpiándome el cuello como si fuera a contagiarme una enfermedad mortal y horrible.

- TOMA YA, sabía yo que me ibas a caer bien.- dijo Summer riéndose a carcajadas.- esa ha sido genial y muy elegante.

- Deja de joder Ric y siéntate de una puta vez, además si vuelves a tocarla te juro por lo más sagrado que te trituro los cojones en una batidora.- dijo mi novio por un mes mientras me pasaba un vaso con un liquido rojo que olía a cereza, Mmm vodka como la noche en que lo conocí.

Nos reímos todos juntos y bailé con mi recién conocida amiga moviendo el trasero de forma provocadora rozándonos solo entre nosotras, de hecho creo que nos subimos hasta a la mesa del comedor, pasando menos de 5 minutos hasta que tuvimos mucho público mirando nuestros traseros. Summer subió a su novio a la mesa para montar un buen espectáculo bailando muy sensualmente mientras Christo se animaba cada vez más, y no solo de ánimos precisamente. Yo por mi parte solo reía y bailaba en solitario.

No sé cuándo o cómo pero cuando quise fijarme en lo que pasaba a mi alrededor, Lion estaba justo a mis espaldas, encima de la mesa para bailar conmigo, restregando su paquete en mi trasero. Por un momento pensé que me estaba comenzando a parecer a Joana cada vez que la había acompañado a las fiestas que le gustaban, pero yo al menos conocía a mi compañero de baile.

Apoyé la cabeza en el hombro de él y sonreí embriagada y feliz por sentir su cuerpo y el efecto que podía llegar a tener sobre su cuerpo, una vez más estar con él hacía que me sintiera como una diosa. Él me besó mientras hacía que mi cuerpo se pegara más al suyo como si fuéramos a fundirnos y convertirnos en un solo ser capaz de superar cualquier bache que nos pusieran en el camino.