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Parte única

Freddy cayó al suelo después de un duro día de estudios. Estaba demasiado cansado y Fred no dejaba de molestarle, y aunque quisiera replicar, no podía.

Últimamente los días estaban siendo demasiado duros para Freddy, quien no soportaba la presión de todo lo que estaba sucediendo.

Y la pregunta del día es... ¿Qué son las cosas que no soportaba Freddy? Bueno, puedo numerarlas sin problemas, así que allí vamos.

Uno: Freddy había desarrollado sentimientos hacia su otra personalidad, Fred. Sí, esa personalidad que no paraba de hacerle la vida imposible, apoderándose de su cuerpo y ligando con mujeres solo por gusto.

Dos: No entendía la razón por la que él se había enamorado de Fred, pero no podía controlar sus sentimientos.

Tres: Los ensayos para el festival cada vez eran más frecuentes, haciendo de que su tiempo libre era bastante escaso, por lo que no podía disfrutar de las actividades que solía hacer.

Cuarto y último: Había tenido que comenzar a salir con Joy a causa de Fred, quien se había ganado el corazón de la rubia del equipo enemigo.

Esas cosas que le habían sucedido le habían ocupado la mente por completo, así que no podía disfrutar de la vida como antes, y eso no era lo peor. Lo peor era ver desde el espejo como Fred coqueteaba con Joy, ver como besaba a la rubia, ver como eran una linda pareja.

—¿Por qué amar es tan complicado? — murmuró Freddy mientras hundía su cabeza entre sus rodillas, sollozando, sabiendo que Fred podría estar viéndolo desde el espejo—. ¿Y por qué debe ser tan doloroso?

Esas eran las preguntas claves en la mente revuelta de Freddy, preguntas sin respuestas que nunca podría contestar. ¿Por qué? ¿Por qué todo era tan horrible?

Él siempre fue alguien bastante alegre, que siempre quería ayudar a las personas, un chico que nunca tuvo que sufrir nada a parte de estar constantemente escuchando a Fred, sufriendo ese problema mental que tenía. Pero ahora todo había cambiado, y se había enamorado más o menos de sí mismo. Porque así era, Fred era parte de él.

¿Se podía considerar narcisista? No lo sabía, ya que Fred era totalmente opuesto a él, así que tal vez podría no considerarse narcisista.

¿A quién engañaba? Se sentía totalmente mal consigo mismo por enamorarse de Fred, quería pensar que esos sentimientos eran falsos, de que no sentía nada por su otra personalidad, pero siempre que negaba esos sentimientos regresaban en poco tiempo, algo que le hacía la vida imposible.

El problema también es que se había enamorado de un ser imaginario, o que bueno, solo existía en su mente. Si tan solo se hubiera enamorado de alguien corpóreo como Golden... Pero no podía hacer nada para poder cambiar sus sentimientos, no por ahora, todavía sus sentimientos estaban a flor de piel.

Contempló el suelo con tristeza. Dentro de poco tendría que ir al instituto, y eso era lo que más le aterraba, pues aquel día tenía una cita con Joy, y eso de cambiar de cuerpos costaba bastante, así que tendría que fingir. Una vez más...

—¿Por qué debo fingir, Fred? — preguntó a su mente, deseando que éste le respondiera, cosa que hizo casi al instante.

—Vamos Freddy, básicamente también es tu novia. ¿O a caso no te gusta? Porque a mí sí, y mucho— respondió con su típico tono arrogante, haciendo que los ojos de Freddy se cristalizaran por unos segundos para luego pasar a unos ojos vacíos y carentes de expresión.

Freddy se dispuso a preparar su mochila, guardando los libros y los deberes que tenía para aquel día, mientras escuchaba los halagos de Fred hacia Joy, diciendo lo hermosa que era.

—Como me gustaría que Fred se fijara en mí. Pero eso es imposible, no soy una mujer— ese era uno de los típicos pensamientos de Freddy, quien maldecía no ser una mujer. Pero ahora que lo pensaba, si hubiera nacido mujer Fred también lo sería—. Interesante— murmuró mientras cerraba la mochila con cremallera.

Ah cierto, se le olvidaba mencionar de que encima Fred era hombre. ¿Cómo reaccionarían sus amigos si averiguaban ese vergonzoso secreto? No quería ni imaginarlo, por lo que debía guardar su enamoramiento para él mismo, para siempre.

Y así, la cuenta atrás para tener que ir hacia el instituto empezaba. Sus ojos se volvieron fríos, y sus ánimos bajaron de nuevo. No quería ir, no quería ir a esa estúpida cita, no quería estar con Joy, pero si eso hacía feliz a Fred debería soportarlo. Sí, solo por Fred, debía aguantar con ese pensamiento.

Colgando su mochila, se movió sin ganas por la habitación, algo raro en él, ya que siempre había sido alguien optimista que amaba ir al instituto para pasar el día con sus amigos, pero todo había cambiado considerablemente.

—Vamos Freddy, llegaremos tarde a mi cita— masculló perdiendo los estribos Fred, haciendo que Freddy se diera prisa, saliendo con saltos de la habitación y dirigiéndose a la entrada, donde su madre le estaba esperando para entregarle unas pastillas, unas pastillas que rechazó, agarrando solo la billetera que después le tendió para poder comprar algo en el instituto.

—Hasta luego, mamá— se despidió saliendo por la puerta como si el mismísimo diablo le estuviera persiguiendo. No quería llegar tarde al instituto, no quería que Fred se enojara con él, eso sería lo que menos quería.

Y allí, en el instituto, vio la típica melena de Joy, quien se giró en su dirección. Debía cambiar ya de cuerpo, no estaba de humor para soportar el coqueteo de Fred con su novia Joy, no hoy ni nunca más. Solo quería desvanecerse en esos momentos para no tener que sentir tanta coquetería en un mismo día.

—¡Hola, Freddy!— saludó la muchacha con su típica alegría, una que Freddy envidiaba, pero no podía hacer nada para conseguirla si es que las cosas continuaban así, aunque a Fred no le importaba, a él solo le importaban las chicas, no su 'estúpida' personalidad original. Cuántas veces se había preguntado Freddy qué se sentiría que fred se preocupara por él...

Y así, Fred y Freddy intercambiaron de cuerpo, comenzando una nueva jornada típica, una jornada en la que Freddy se acurrucaba al lado del espejo, cerrando los ojos y apretándolos, llorando sin cesar haciendo el mínimo sonido para que Fred no sospechara de nada y cuestionándose todo lo que no tenía respuesta.

—¿Por qué amar es tan difícil? — y con esas palabras, Freddy continuó con su monólogo, sintiendo la voz lejana pero a la vez cercana de Fred junto a la de Joy—. Quizás sí que debí haber acabado con todo esto— murmuró recordando las pastillas que su madre le ofreció para así deshacerse de Fred.

Pero no, no podía ni quería librarse de Fred, y no lo haría. Tan solo aguantaría el dolor de amar, solo debía intentar continuar con su actuación, quizás tan solo tenía que acostumbrarse a estar con Joy, aprender a amarla, a aprender a dejar de amar a Fred.

¿Pero por qué no podía? ¿Por qué no comprendía la razón por la que se había enamorado de él? Además, no tenía nada de especial, solo era un chico presumido, orgulloso y arrogante que coqueteaba con toda chica linda que se le acercara. Pero no, él se tuvo que enamorar de Fred, y los resultados de eso eran tener que aguantar vivir siendo la sombra del chico de orbes blancas, siendo su punto de apoyo para poder tener una vida.

La oscuridad no ayudaba en nada al joven que lloraba y sollozaba, sufriendo por ese amor imposible y doloroso, además de complicado.

Muchas veces había deseado tener una vida normal, pero ahora que se había enamorado de Fred había dejado de tomar esas pastillas que le podrían costar la 'vida' a su otra personalidad, pero ahora estaba pensando en tomarlas de nuevo, aunque ese pensamiento era bastante alejado a la realidad, no podría soportar perder a Fred.

Y así pasó el tiempo, mientras Fred controlaba su cuerpo, hablando como quisiera con sus amigos, coqueteando con Joy y haciendo su jornada de instituto, pero Freddy no le reprochaba nada, así que Fred seguía controlando el cuerpo de Freddy sin problemas.

Al fin, la hora de la cita llegó. Freddy miraba de vez en cuando al espejo, hasta que la fin, la hora del beso llegó, sintiendo unos dulces labios sobre su cuerpo aunque no lo estuviera controlando, haciendo que sus ganas de llorar aumentaran.

Amar era tan complicado...

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