Tres
El invierno está con su frío y su peso de culpa, de miedo y dolor que helaba el alma.
Pero en medio de ese hielo, algo nuevo se siente… cálido, suave, como un primer rayo de sol que, sin saberlo, comienza a derretir el frío...
Franco había estado concentrado en la carrera, enfocado en su desempeño, en la velocidad, en el motor.
Pero todo ese enfoque se disolvió en un instante cuando vio a un joven de cabellos castaños y rizados entre la multitud.
Lo reconoció al instante. ¿Cómo no iba a reconocerlo si su no... Ex-novio hablaba constantemente de él?
—Gavi es una bestia en el campo, Fran, ni te imaginas lo que ese chiquillo puede hacer.
Solía decir Marc, su rostro siempre se iluminaba al hablar de él, con ese brillo en los ojos que Franco había deseado ver más seguido cuando hablaban de ellos dos.
Y ahora, ahí estaba, Gavi, el mismo chiquillo del que tanto le habían hablado, en carne y hueso frente a él.
¿Qué hacía aquí? Esto parecía una pura broma de mal gusto.
Un sabor amargo subió por su garganta mientras lo observaba caminar distraído hacia los baños.
Apretó los puños, tratando de calmarse, pero la furia se desbordaba con cada paso que daba hacia él.
No podía quitarse de la cabeza la idea de que Gavi había venido a burlarse, a recordarle que para Marc no había sido más que un juguete, una rutina sin importancia.
Sin pensarlo más, se dirigió hacia los baños, apretando la mandíbula y respirando hondo para contener su enojo.
Lo interceptó justo antes de que Gavi alcanzara la puerta, y sin darle tiempo para reaccionar, lo sujetó firmemente del brazo.
—¡Hey! —Exclamó Gavi, sorprendido, su rostro reflejando un poco dolor y desconcierto.
Intentó liberar su brazo, pero Franco lo sujetó con más fuerza, ignorando el pequeño quejido que el chico soltó.
—¿Qué mierda haces acá? —Espetó Franco con voz dura, sin siquiera molestarse en suavizar su tono.
Gavi lo miró con los ojos muy abiertos, confundido.
—¿Q-qué…? Yo… yo no entiendo…—Tartamudeó, mirando a Franco con una expresión que rayaba entre el miedo y la sorpresa.
Franco no hizo caso a la expresión en su rostro. Sus palabras fluyeron como si hubiera estado reteniéndolas por demasiado tiempo, y realmente así era, siempre fue así.
—¿Viniste hasta acá para burlarte?—Le soltó, con la voz llena de resentimiento.
—¿Viniste a recordarme que solo fui un reemplazo, un entretenimiento hasta que él decidió que quería algo más?
Gavi parpadeó, claramente desconcertado.
—No… no sé de qué estás hablando.—Murmuró, intentando jalar su brazo para liberarse, pero Franco no lo soltó.
—¿De verdad no sabes?—Rió amargamente, sin soltarlo, aunque comenzaba a notar el temblor en la voz de Gavi y el miedo en sus ojos.
Pero el dolor de sus recuerdos era más fuerte que cualquier cosa en ese momento.
—Claro que sabes de qué hablo, siempre estabas en medio, aunque no te dieras cuenta. Siempre tan… perfecto en sus ojos.—Franco negó con la cabeza.
—Marc hablaba de vos como si fueras el mismo centro de su mundo, ¿Sabes? Dos años de relación y, ¿Sabes qué? Me dejó porque con vos cerca, simplemente ya no me necesitaba.
Gavi comenzó a temblar ligeramente, el color se le iba del rostro, y sus labios temblaban.
Apenas podía procesar las palabras de Franco, pero sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas.
—Yo… yo no… no hice nada… —Tartamudeó Gavi, susurrando, con la voz quebrada. Sus palabras eran casi inaudibles, pero Franco logró escucharlas.
Una chispa de algo que podría haber sido culpa comenzó a formarse en su pecho, pero la empujó rápidamente.
No iba a dejar que esto lo debilitara.
—Oh, claro.—Dijo Franco, soltando una amarga carcajada, aunque el tono no era tan severo ahora.
—No hiciste nada, ¿Verdad? Pero ahí estaba él, hablándome de vos cada vez que tenía la oportunidad, como si… —Franco apretó los dientes y bajó un poco la mirada.
—Como si yo no fuera suficiente.
Gavi parpadeó, y la primera lágrima rodó por su mejilla, aunque rápidamente intentó secarla.
—Lo… lo siento… no sabía… —Su voz era un susurro roto, y Franco notó que su respiración era rápida, como si estuviera al borde de un ataque de pánico.
Fue en ese momento que el enojo comenzó a disiparse, reemplazado por una incomodidad que no esperaba.
Franco lo soltó de inmediato, retrocediendo un paso, sorprendido de sí mismo y sintiendo un leve pinchazo de arrepentimiento al ver el estado en que había dejado al chico.
—Mira… yo… Ahhg no debí... Perdón.—Admitió en voz baja, pasándose una mano por el cabello mientras evitaba su mirada.
Le dolía ver al chico tan vulnerable, casi como si… como si él mismo no entendiera qué estaba pasando.
Gavi apenas logró asentir, limpiándose las lágrimas y mirando hacia abajo, como si temiera que un solo vistazo de Franco lo quebrara aún más.
—¿Tú… tú lo amas? —Preguntó de pronto, en voz baja, terreno peligroso, pero ya estaba allí.
La pregunta tomó a Franco por sorpresa, y por un instante, no supo cómo responder.
Suspiró, mirando al suelo mientras asimilaba la pregunta.
—Lo amé.—Confesó al final, su voz apenas un susurro.
—Dos años… Era difícil no hacerlo. Pero… —suspiró, apretando el puño.
—Un día me dijo que ya no me amaba, que no lo hacía desde hace tiempo, y que sólo… sólo me tenía por costumbre. Dijo que alguien más había empezado a hacerle sentir vivo, ¿Entendes? Alguien que no tenía nada que ver conmigo.
Gavi tragó saliva, las palabras calando profundo en él.
Entendía esa sensación de amar sin ser correspondido, pero no podía evitar sentir un nudo en el estómago al imaginar cómo Marc había jugado con Franco.
—Lo… lo siento.—Dijo Gavi en un susurro.
—Nunca pensé que… que Marc haría algo así.
Franco forzó una sonrisa.
—No tenes que sentir nada, pibe, al final… es algo que ya pasó, ¿Verdad?
Gavi asintió despacio... Un amor que había lastimado a personas... ¿Podía llamarse siquiera amor? El amor no es así, o al menos, eso cree Gavi.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro