Amar Al Desconocido
Dedicado a todos los lectores enamorados,
a los lectores amantes del romance
y a los lectores miraculers.
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Amar Al Desconocido
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«Sus ojos color esmeralda, tan resplandecientes y hermosos. Su cabello rubio pintado por los rayos del sol, aparentemente sedoso. Su piel, aquella piel que despierta mi curiosidad por tocar su aspecto terso. Sus labios pálidos pero de aparente suavidad.
Todas sus características las he observado detalladamente pero ¿cuál es su nombre?»
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El metro se detuvo frente a ella, estaba lista para abordarlo. El día era soleado sin ninguna señal de lluvia, la joven cabello azabache debía ir a sus respectivas clases, ese año sería el último de preparatoria. Cada día abordaba ese tren que la llevaría a su destino, siempre que subía se encontraba en un lugar lleno de personas que parecían apresurados, seguramente estaban llegando tarde a sus trabajos, o simplemente tenían que ir a la prepa al igual que ella. Nunca había prestado atención a los detalles en el interior del transporte, después de todo estaba rodeada por desconocidos, pero ese día fue diferente.
El metro no estaba lleno como de costumbre, al contrario, habían asientos vacíos, la joven se acercó a uno de ellos para poder descansar en la trayectoria del tren, por fin no estaría de pie en todo su camino a la preparatoria. Algo llamó su atención, frente a ella estaba sentado un joven, por su apariencia parecía tener la misma edad que ella, no entendía porqué su atención estaba puesta en aquel chico, realmente no tenía idea de quién era.
Sacó su celular para tratar de despejar su mente, pero sentía curiosidad por observar detalladamente a aquél joven frente a ella, no sabía qué hacer, sería muy maleducado de su parte observar mucho tiempo al chico. Marinette suspira cansada, talvez si desviaba su atención a las ventanillas del tren podría olvidarse de ese chico intrigante, aún así, la joven azabache observó de reojo al joven. Era un muchacho de piel clara, su cabello rubio ondeaba suavemente, sus labios se miraban algo resecos y no pudo ver el color de sus ojos, el chico estaba distraído en su celular.
El metro se detuvo, el joven se levantó de su asiento para dirigirse a la salida, había llegado a su destino. La joven Dupain sonríe, quizás lo que sentía sólo era curiosidad, no le importaba el motivo, no volvería a verlo en ese metro. Curiosamente ella también bajaría en esa misma parada, algo desconcertada decidió levantarse rápidamente para abandonar el tren, al salir lo vió, se dirigía en dirección contraria a la suya, todavía perdido en su celular mientras escuchaba alguna música a través de los audífonos conectados a su dispositivo.
Ella negó con su cabeza, cómo lo pensó, no volvería a verlo. La chica giró su cuerpo para encaminarse en dirección a la preparatoria, sería un día largo y aburrido.
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Por fin el día terminó, estaba anocheciendo, su mejor amiga le acompañó hasta la salida de la prepa, explicándole que no podía acompañarla hasta la parada, pues se había comprometido con su novio para salir después de clases. Afortunadamente para ella su "casi algo" se ofreció para acompañarla, un chico amable y fanático de la música, siempre que podía escribía una canción sólo para ella, realmente era muy tierno con la chica cabello azabache.
Luka le propuso ir a comer algo, después de todo quería disfrutar más el poco tiempo con la chica; la joven, algo dudosa, aceptó. La noche llegó, siendo el cielo cubierto por la luz de los astros que iluminaban la ciudad, era un momento maravilloso, la chica había olvidado su estresante día porque, después de todo, estaba con su chico especial.
El ojiazul se giró para empezar a buscar entre sus cosas, esto confundió a la chica, pensó que talvez había olvidado algo y seguramente debían regresar a la preparatoria. Se sorprendió al ver un objeto brillante frente su rostro, era un collar realmente precioso, de un color plateado y adornado por una preciosa piedra color zafiro, el chico confesó sentirse a gusto con ella y le pidió oficializar lo que tenían; sin embargo, esto puso nerviosa a la chica, no sabía si quería iniciar una relación, se sentía tan a gusto con lo que tenían hasta el momento, sin ningún compromiso, tenía en su pensar que tener un novio no era lo que quería. El chico suspiro un poco decepcionado, sentía que ella rechazaría su oferta pero tenía la esperanza de que quizás iniciaran una relación, aún así, respetó la decisión de la chica, ¿Cambiaría todo? Probablemente, pero era lo mejor para ambos.
En realidad, era lo mejor para el chico, la joven no se sentía capaz de ser novia de él, ya hacía tiempo que sus sentimientos por Luka iban desvaneciéndose y realmente no sabía porqué. Luego de comer el chico la acompañó hasta la parada, despidiéndose de Marinette y en parte de lo que sentía por ella, no iba a permitir que sus sentimientos siguieran creciendo más y más por la chica, no si sabía que ella no le correspondía, talvez fue un error proponerle eso, talvez en ese momento estarían actuando como novios sin ser unos realmente, pero ya había demostrado lo que quería y ahora se debía apartar de ella, solamente guardando el precioso collar que le había comprado.
La chica suspiró, en cierta forma se arrepentía de haber rechazado al joven, pero no iba a permitir herir más los sentimientos del chico, prefería tener la duda de lo que pudo ser pero que por su rechazo no fue. Sacó su celular para tratar de despejar su mente, no tenía caso seguir pensando en eso, en la vida hay cosas que debes dejar atrás, y eso es lo que haría.
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El clima de esa mañana resultó muy diferente al del día anterior, el frío inundó las calles de la ciudad, la chica tuvo que usar su abrigo para poder salir de su casa, apresuró sus pasos, el tren estaba apunto de pasar, no sabía porqué se había retrasado ese día, quizás porque durmió poco recordando lo que sucedió con su "casi algo". La joven sacudió su cabeza, no debía seguir pensando en el pasado, debía mirar hacia el frent. Notó que ya estaba en la parada del metro, cruzaba sus dedos porque el tren aún no haya pasado, por fortuna el tren estaba recién llegando, un suave suspiro salió de los labios de la chica, había llegado justo a tiempo.
Se adentró en el interior del tren, y se sorprendió al notar que nuevamente se encontraba un poco vacío, alzó sus hombros ignorando el asunto, decidió sentarse en el mismo sitio del día anterior, agradecía internamente que la gente no haya salido ese día, dirigió su mirada hacia el asiento frente a ella, abrió sus ojos sorprendida, el mismo joven se encontraba ahí, estaba distraído en su teléfono e ignoraba el hecho de que estaba siendo observado. El nerviosismo llegó a la chica, no esperaba volver a verlo, y tampoco sabía porqué estaba tan nerviosa.
«Es solo un desconocido más, ¿Porqué me preocupo?»
Quizás no era preocupación lo que sentía en ese instante, no, no estaba asustada, estaba nerviosa por el simple hecho de la coincidencia de encontrarse nuevamente con el chico, le resultaba extraño que de todas las personas del mundo ese chico estuviera ahí frente a ella. La joven desvió su mirada a su celular, intentaría ignorarlo así como el chico la ignoraba a ella.
Era imposible, por más intención que tuviera de ignorarlo más curiosidad sentía por mirarlo, y es que el chico tenía muy buen atractivo, además de que la ropa que en ese instante portaba le favorecía mucho. Al parecer el joven sintió que alguien lo observaba, pues empezó a buscar a alguien con su mirada, hasta que su mirada se conectó con los ojos azules de la joven. Por fin había visto sus ojos, dos hermosas esmeraldas eran lo que el joven poseía. La chica palideció al notar la situación, no quería que pensara mal de ella, no quería parecer una acosadora, pero el chico ignoró la reacción de la joven regresando su atención al celular que se encontraba en su mano. Un pequeño suspiro de alivio fue lo que soltó la chica, parece que no pensó nada. Dirigió su mano hacia su pecho, su corazón se había acelerado, quizás porque se había asustado. Acercó su mano a su mejilla, estaba caliente, ¿Un sonrojo? Se había sonrojado, quizás por lo mismo. Trataba de engañarse a si misma, sabiendo que la verdad era otra.
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Ya no podía seguir engañando a su corazón, se había enamorado de aquel joven desconocido, ya tenía más de dos meses que veía al chico en el mismo tren. Él se robaba toda su atención sin poder evitarlo, mejor dicho, sin querer evitarlo. Observaba a detalle cada una de las facciones que el chico poseía, y cuando el joven la descubría infraganti ella se sonrojaba hasta las orejas. Se había vuelto una rutina para ambos, aquel joven no se extrañaba por las acciones de la chica ojos azules, más bien a veces soltaba unas cuantas risitas por la ternura que le causaba aquella joven cabello azabache. Cuando llegaban a su destino, ambos salían del tren al mismo tiempo, pero sin cruzar palabras o miradas, actuando como lo que eran; dos desconocidos.
Al volver a su casa ella soltaba chillidos de felicidad, notando el avance que surgía, viendo que el chico ya notaba su presencia.
Qué desafortunada era, se enfermó, dejaría de ver al chico por un tiempo, dolía pero estaba segura que al volver nuevamente seguiría la rutina.
No fue como pensó, el chico ya no la miraba, ya no reía por las acciones de la chica, parecía que ella había desaparecido para él. Ese día se había puesto la mejor ropa que tenía, se sentía bonita con ella y quería que él lo notara. Sintió sus ojos humedecer debido a las lágrimas que empezaban a acumularse en sus ojos, que el chico la ignorara le dolía.
Desvió su mirada a las ventanillas del tren, se sentía tonta por haberse enamorado como una colegiala, ni siquiera sabía quién era o qué hacía, mucho menos sabía su nombre, ¿Porqué se interesaba en extraños? Era mejor opción su "casi algo", pero ya no podía regresar el tiempo. Observó de reojo al chico, y notó que él la estaba mirando, pero algo en su mirada parecía diferente, no era la misma mirada amistosa que siempre poseía, su mirada parecía demostrar ¿Amor?
Sorprendida giró su rostro hacia él, quién al ser descubierto desvió su atención a su celular, Marinette suspiró un poco decepcionada, entonces la estaba evitando pero no comprendía porqué. Después de pensarlo unos minutos lo decidió, ella tomaría la iniciativa, ella iría frente a él para preguntar su nombre y quizás conversar. Se levantó de su sitio, debía hacerlo antes de que su valentía se fuera por la borda, emprendió pasos lentos, no iba a negar que estaba nerviosa.
Finalmente llegó frente al chico, este la observó de reojo, el miedo la consumió y lo único que sus labios pronunciaron fue un pequeño tartamudeo inentendible. El color carmín inundó sus mejillas, no era lo que tenía planeado hacer, cerró sus ojos con fuerza, quizás el chico se burlaría por lo patética que estaba siendo. Lentamente abrió sus ojos, el chico cubría su rostro con su mano, y se podía apreciar un intenso sonrojo, no comprendía la reacción del chico.
Y entonces habló, su voz era realmente maravillosa, le pareció la melodía más preciosa que había escuchado, sentía que iba a derretirse en cualquier momento.
—No te conozco, pero no sé porqué estos días que no te he visto me han parecido eternos —expresó él, la joven de cabello azabache lo observó sorprendida, él la extrañó—. Eres la única razón del porqué abordo todos los días este tren.
El color aumentó hasta alcanzar sus orejas, no esperaba que el chico le confesara algo así, pero se sentía feliz al saber que no era la única que tenía esos sentimientos, descubrió que el chico la evitaba porque se sentía nervioso, justo como ella. Pensó que no era bueno dejarlo que solo él hablara, también debía decir algo, aunque sea un susurro.
—También —susurró la ojiazul, el chico la observó atento—... También me interesas, en realidad, lo has hecho desde que te vi.
Una sonrisa inundó el rostro del chico, ambos estaban actuando como adolescentes descubriendo su primer amor, pero no les importaba, el destino los había puesto en ese tren en varias ocasiones y para ellos significaba que debían estar juntos.
La duda surgió en ambos, era lo primordial en ese momento: saber sus nombres.
—¿Cuál es tu nombre? —preguntó en un pequeño susurro el chico.
—Marinette, soy Marinette Dupain Cheng.
—Bueno Mari, soy Adrien Agreste —Se presenta tomando la mano de la chica—, un placer conocer tu nombre.
Sabían que ese era el inicio de algo especial para ambos, coincidieron de una forma extraña y se enamoraron de alguien que no sabían su nombre, después de todo, quizás si fue el destino.
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Amar Al Desconocido
Espero les haya gustado este pequeño One-Shot, cómo habrán notado casi no tiene diálogos, decidí usarlos en la parte final. Agradezco la oportunidad que le dieron y espero que disfruten mis otras historias.
Adrien y Marinette tuvieron Good Ending, no puedo decir lo mismo de Luka, la situación de Luka y Marinette está basado en un chismesito que ví por ahí. Si se pudieron dar cuenta la historia está inspirada en la canción jueves, sé lo que cuenta dicha canción y quise darle un final bonito, me hubiera gustado que los de la canción también lo hubieran tenido, lastimosamente no pudieron...
Ahora sí, muchas gracias y nos vemos.
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