❝Declaración❞

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—Ni lo sueñes. —Dijo Jungkook mirándome.

Nos habíamos encontrado en el lugar acordado y luego nos desplazamos a la casa de Seokjin, en donde podríamos hablar de nuestro plan con más comodidad. Les informé a todos que debían quedarse y que solo Hoseok me acompañaría, sin embargo, dos se negaron rotundamente a quedarse. Estos dos eran Jungkook y Taehyung.

—No puedes pedirnos eso después del viaje que hemos tenido Jimin. —Taehyung tenía sus manos en los bolsillos. —Sencillamente no, no vamos a quedarnos aquí.

—Si nos descubren caeremos juntos. —Jungkook estaba fumando un cigarrillo.

—Bien, no hay problema. Pero no vayamos en grupo porque es un grupo demasiado grande. Cuando viajemos será en distintos vagones de tren y con una distancia notoria para que nadie sospeche. —Fue Seokjin quién habló —Vendrán ustedes dos y el marín, las demás personas se quedan.

—Quiero irme ya. —Dije viendo como Seokjin se iba hacia una habitación y regresaba con varios trajes.

—He estado planeando tu visita desde hace mucho tiempo. Así que hice trajes de varios talles, porque no sabia cual era el tuyo cisne, pero que gusto porque ahora tengo para todos. —Se acercó a Jungkook y midió el traje que tenía en sus manos —Uff, este es perfecto para ti, belleza.

—Yo quiero este, me gusta como me queda el negro. —Hoseok vio el talle y era justo para él.

—Resaltará ese lindo cabello que tienes. —Dijo Seokjin guiñandole el ojo.

—Eres bueno en esto. —Dije mientras tomaba el traje de mi talle. Era color marrón oscuro.

—Soy bueno en muchas cosas cisne, luego te enseño. —Su tono coqueto era así con todas las personas que le dirigían la palabra. Me irritaba ese apodo que me había puesto, sin embargo no iba a gastar mi tiempo en decirle que pare de usarlo porque no me haría caso. —Estas son identificaciones de Merland, si se las piden digan los nombres que están escritos aquí. Preparé dos, pero debido a que dos niños revoltosos también quieren venir, entonces habrá que compartir.

—Toma, úsala tú. —Le di a Taehyung la que era para mi.

—Gracias minnie. —Dijo guardandola en su bolsillo trasero.

Noté que todos se estaban cambiando en el medio de la sala. Jungkook estaba en ropa interior, Taehyung con el abdomen al descubierto y Seokjin que ya estaba vestido, solo se dedicaba a ver como se cambiaban los demás con una sonrisa ladina en sus labios.

No quería cambiarme frente a ellos, pero no me quedó otra opción. Me quité las prendas hasta quedar en ropa interior y pude notar a Taehyung mirando la cicatriz en mi pecho.

—Eso fue en la explosión ¿verdad? —Preguntó y apretó sus labios.

No podía esconder la cicatriz qué atravesaba mi pecho en diagonal. Era grande y demasiado notoria. Cuando la vi por primera vez no podía creer que aun seguía vivo después de recibir tal corte. No estaba seguro de qué me la había provocado, si fue la explosión o si fue algún escombro tras el derrumbe de la mina. Pero a estas alturas ya no importaba, para cuando desperté del coma la cicatriz ya estaba sanada.

—Si. Todos tenemos alguna. —Dije mientras veía la cicatriz en el abdomen bajo de Jungkook y luego la cicatriz en el brazo de Taehyung. —Pero yo les gano.

Taehyung rió y luego se colocó la camisa. Yo por mi parte terminé de vestirme lo más rápido posible, guardé mi pistola y le pedí a los demás que también lo hagan, quería partir ya mismo, no quería descansar ni un segundo más.
Seokjin se encargó de peinarnos y de ajustarnos las corbatas para lucir "presentables" tras estar todos listos, le pedí a nuestros hombres que se queden en el pueblo. Seokjin les dijo que podían quedarse en su casa y que en el pueblo los recibirían bien, en especial las mujeres rescatadas de los prostíbulos que ahora trabajaban en el pueblo y ellas podrían ayudarlos.
Y así partimos hasta la estación de tren Seokjin, Taehyung, Jungkook, Hoseok y yo.

—Entonces ¿a dónde estamos yendo? —Pregunté cuando estuve sentado con Seokjin y Hoseok. Tanto Taehyung como Jungkook se habían sentado en el otro vagón.

—En media hora llegaremos a Reev, ciudad conocida por su alta seguridad. —Seokjin abrió un periódico. —Y también porque es una zona de guerra.

—¿Merland sigue en guerra? —Pregunté mirando por la ventana.

—Si, no con Velance, es una guerra civil. —Pasó una página de su periódico.

—Entonces ¿por qué crees que Yoongi está ahí?

—Una guerra civil es el lugar perfecto para esconderse, debe estar en un refugio y debemos sacarlo de ahí. —Susurró haciendo que su voz sea casi imperceptible. Pero pude leer sus labios. —Además, recibí una carta de él hace dos meses.

—¿Qué decía?

—Pues, no te va a gustar. —Bajó su periódico y se acercó a mi. —Dijo que perdió las esperanzas de que ustedes vengan aquí, créeme que yo también las había perdido. Se tardaron mucho y él tuvo que hacer explotar la cárcel para escapar.

—Él no quería que lo rescatemos. —Esta vez habló Hoseok. —El plan inicial era para rescatar a los secuestrados, pero nos había pedido que nosotros no lo salvemos a él.

—Sin embargo lo vamos a hacer. No puedo irme de aquí sin él, vivo o muerto lo llevaré conmigo. —Dije apretando con mis puños la tela del pantalón.

—Sólo les dije lo que él me dijo, no importa lo demás. Tengo la corazonada de que está aquí en Reev porque aquí es donde terminan los secuestrados, en los refugios y de seguro él querrá salvarlos. —soltó un suspiro y luego negó, lucía estresado. —En media hora llegaremos a la estación y luego ya podremos encontrarnos con mi informante.

[...]

—Gracias por la ayuda, estás tan bonita, quiero besarte. —Nos mantuvimos algo alejados de la incómoda escena de Seokjin abrazando a una señora de casi noventa años. —Gracias por ayudarme abuela, voy a extrañarte mucho cuando me vaya de aquí.

—¿Es tu abuela? —Preguntó Taehyung.

—No es mi abuela, pero así le decimos a los mayores. —Dijo Seokjin y la señora sonrió mientras nos dejaba entrar a su casa. Ella nos había permitido dormir allí ya que cuando llegamos a Reev la noche había caído, al parecer Seokjin la había ayudado una vez cuando intentaron robarle, así que ella le quería devolver el favor.

En la mañana partiríamos a la zona de guerra en donde estaban los refugios, para eso Seokjin se encargó de traer en su maleta cuatro pares de trajes de soldados Merlines que él mismo había hecho. Nos había comentado que cuando volvamos a Velance le gustaría ser un diseñador de renombre. Lo alentamos entre todos a que era muy bueno en lo que hacía.
La habitación en la que me encontraba "durmiendo" era pequeña y con dos camas, en una estaba yo sólo dándole la espalda a los demás y en la otra se encontraban Taehyung y Jungkook. No me podía dormir, llevaba horas intentándolo pero el insomnio era mucho más grande.

—Sabes, deberías rendirte con él. —Esa era la voz de Jungkook susurrando. De seguro pensaba que me encontraba dormido. —Esta muerto por el comandante, es lo único que le importa.

—Lo sé, pero no puedo alejarme de él. —Ese era Taehyung. —Él es tan importante para mi, lo quiero. Tanto que me conformaría con sólo ser su amigo para verlo feliz.

—Qué desgracia. —Jungkook soltó una risa seca—Ambos estamos locos por dos tipos que se aman entre sí. Qué mala fortuna.

—¿Tú, del comandante?

—No me digas que no lo sabías. —Jungkook chasqueo la lengua —Lo veo y me tiemblan las piernas.

—A veces nos gustan las personas que no están destinadas a nosotros. Sólo tenemos que aprender a dejarlos ir, si realmente los queremos, entonces su felicidad es lo que importa ¿no? —La voz de Taehyung se oía tranquila. El escuchar de su boca que tenía sentimientos por mi no me había sorprendido, supongo que debía ser ciego si no lograba ver todas las señales que él me había dado durante este tiempo. Sin embargo, sus palabras me hicieron sentir cálido, porque él era mi amigo y aún sintiendo algo más por mi, nuestra amistad le importaba mucho más, la ponía como prioridad. —Yo ya estoy decidido a dejarlo ir. Él ama a alguien más y quiero que sea amado de la misma forma, incluso si no soy yo quien le da ese amor.

—Eres un romántico empedernido, quién lo hubiera pensado. —Pude escuchar las mantas removerse. —Ponte a dormir Taehyung o empezaré a pensar que besarte sería una buena forma de escapar de mi corazón roto.

—No serías el único que intenta escapar de un corazón roto entonces.

¿Eso era una declaración? La verdad no sabía como interpretarlo, no podía ver sus caras ni qué estaban haciendo. No podía ver si se estaban tocando, si estaban cerca, si sus respiraciones se mezclaban. No sabía en que contexto de su vida estaban, si eran tan cercanos, si había tensión entre ellos, si habían conversado ya de este tema con anterioridad.
Lo único que pude hacer fue escuchar de sus bocas salir declaraciones y que sin querer eso los había unido, de la forma que sea. Era totalmente inoportuno que yo haya tenido que presenciar eso, pero ellos sabían que yo podía estar escuchando y aun así, el sonido de dos labios besándose bajo el manto oscuro de la noche, resonó en la habitación.