ᘡ 05
❝Voy a encontrarte❞
9 MESES ATRÁS , CAMPAMENTO MILITAR.
—Muy bien muchachos, los quiero atentos para mañana. Vayan a dormir, y los que hacen guardia, todos a sus posiciones. —Escuché al comandante dar las órdenes mientras yo me encontraba pelando una mandarina, tomé uno de sus gajos y me lo llevé a la boca para comerlo en lo que veía como todos ya se iban a dormir.
Pude escuchar a mi espalda las hojas secas crujir debido a las pisadas y finalmente sentir su presencia a mi lado, tomó asiento y simplemente me arrebató un gajo de mandarina que estaba en mi mano para llevárselo a la boca.
—¿Tú no vas a dormir? —Pregunté, elevando mi vista a su rostro y admirando su sonrisa ladina.
—Pregunto lo mismo, general. Usted ya debería estar durmiendo. —Sentí que apoyaba su cabeza en mi hombro, intentando ignorar su voz ronca y como carraspeaba.
—Mhm, pero tengo insomnio. —Volví a comer y le dí otro gajo, el cual aceptó claramente.
—¿Y eso? Siempre eres de buen dormir ¿Qué te tiene tan preocupado? —Preguntó y negué algo dubitativo, mirando al horizonte.
—Tonterías realmente, comparado a lo que vivimos aquí... Son tonterías.
—Cuéntame, sabes que siempre te escucho. —Se separó de mi y sentí su mirada, más no voltee a verlo.
—Uhm, pues... No quiero morirme sin haber sido amado. —Elevé mi vista a él, solté una carcajada que a decir verdad se me escapó. —Lo sé, es patético.
—No, no. Por supuesto que no lo es. —Su mano se posó en la mía, solté un suspiro.
—Claro que lo es, la mayoría de nosotros se muere sin ser amado. Y no estoy hablando de amor familiar, sabes a lo que me refiero. —Aparté mi mano de la suya, no quería experimentar esa sensación electrizante una vez más.
—Lo entendí ni bien lo mencionaste, general Park. —Su mano ahora se posó en mi hombro, como le gustaba el contacto físico, pensé. —Ah, yo no soy un experto en el amor, pero si te reconforta... Cuando todo esto acabe, si seguimos con vida...
—Si seguimos con vida, encontraré a alguien ¿verdad? —Le sonreí con sarcasmo, entendía que quería hacerme sentir mejor y que sus palabras de aliento, eran más bien, para que no me rindiera. Pero sus constantes "cuando esto acabe" alimentaban mi ilusión de que todo sería perfecto. Cuando claramente no lo sería, lo que dejó la guerra y lo que nos quitó, quedaría marcado en nuestra memoria y en nuestra piel. Para siempre.
—Si seguimos con vida, busquemos juntos el amor. —apartó su mano y su mirada buscó el horizonte, perdiéndose en la inmensidad del cielo y en el extenso número de estrellas. —No hay nada que no podamos conquistar juntos, general.
—¿A qué te refieres? —sus palabras hacían eco en mi cabeza, miré su perfil y aparté la vista cuando noté que me había tardado demasiado en admirarlo.
—Algún día vas a comprenderlo, cuando encuentres el amor. —Vi como se levantaba y me tendía su mano, la tomé sin importar lo levemente pegajosas que estaban nuestras manos debido a la mandarina y como el perfume de la fruta inundaba el ambiente. —Lo bueno se hace esperar, entiende eso. Cuando lo encuentres ven conmigo y cuéntame todo, quiero ser el primero en saberlo.
ACTUALIDAD, VELANCE.
Había pasado horas pensando y recordando los momentos vividos con el comandante Min, lo extrañaba con todas mis fuerzas. Cada una de sus palabras se habían grabado en mi mente, no podría borrarlas de ahí.
Eran las doce del mediodía y me encontraba en el patio trasero, bebiendo té, admirando el paisaje que tenía. Un enorme campo lleno de flores y árboles, a lo lejos estaba la colina y podía ver a las aves volar libres por el cielo. La tranquilidad de oír a los pájaros cantar y la brisa soplando contra mí rostro, sintiendo como despeinaba mis hebras e importandome muy poco aquello.
Así se sentía la libertad, o una pequeña parte de ella, porque aún sentía mis manos atadas aunque no lo estuvieran. No podía sentirme del todo libre si el comandante no estaba a mi lado. Sus palabras, sus promesas cuando estábamos en el campamento militar quedarían en la nada misma si él no me hacía compañía. No era libre, no lo sería hasta ver las amapolas con él, no lo sería hasta que llegue el día en el que juntos busquemos el amor.
—Entonces... Dormiste por ocho meses. —Hoseok salió al patio trasero para hacerme compañía, había venido de visita con Jungkook mientras que Taehyung seguía escondido en el club al cual habíamos asistido la última vez, cuando nos reencontramos.
—Si, exactamente. —miré al hombre de cabello rojo y luego lo invité a sentarse. Tanto él como Jungkook habían venido para juntar todo tipo de información que tengamos disponible.
—Sabes, Yoongi me habló mucho sobre ti, en nuestras reuniones él no paraba de hablarme de ti. —Levanté mi ceja curioso al oír aquello, Yoongi no era conocido por ser charlatán, así que me sorprendía el oír que me mencionaba en sus conversaciones.
—¿Dónde conociste a Yoongi? No recuerdo haberte visto en nuestra división. —Había alimentado mi curiosidad y ahora necesitaba más.
—Yo era comandante de la segunda división de la marina, conocí a Yoongi un día en una reunión. —Vi como se servía una taza de té—Él fue muy amable, logramos conectar apenas nos vimos. Nos volvimos amigos y luego nuestra amistad se volvió una hermandad.
—Él es un gran hombre. —Bebí un sorbo de mi té y luego dejé la taza sobre la mesa—A diferencia mía, a él nunca le costó hacer amistades en el campamento militar, a pesar de que no es muy charlatán.
—Lo admiras mucho ¿verdad? —Me preguntó y asentí mirándolo.
—No puedo explicar lo que él significa para mí. No podrías llegar a entenderlo. —me crucé de brazos y agaché la mirada hacia el césped. —Es por eso que estoy decidido a encontrarlo. Tenemos muchas cosas pendientes.
—Ojalá alguien pensara en mi con el afecto que tu mirada refleja, Jimin. El comandante es un hombre afortunado. —Pude notar que él lo entendió todo, sin explicarle con palabras que era lo que mi corazón sentía cuando hablaba del comandante.
Me limite a sonreír sin mostrar mis dientes, era una sonrisa acertada y cómplice que borré automáticamente cuando vi a Jungkook salir hacia el patio, caminando hasta donde nos encontrábamos. Cuando este tomó asiento a nuestro lado, comenzó a hablar de los posibles planes que él había preparado para infiltrarnos en Merland.
La charla no se extendió mucho, mi relación con el más joven no era la mejor y tampoco estaba dispuesto a poner de mi parte para que mejore, así que solo nos limitamos a juntar información y a intentar formular un plan o una estrategia.
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